JADEN
Me hicieron salir unos minutos antes de clases para ir a reportarme con el jardinero del colegio ya que tengo que cumplir mi servicio comunitario ayudando al mantenimiento de los extensos espacios verdes que tiene este lugar.
Tuve que reemplazar el sofisticado uniforme escolar por un horrible overol azul que me hacía ver como un payaso; y como si fuera poco, el viejo cascarrabias del conserje me mandaba de un lado para otro como si yo fuera su esclavo.
—Lleva una bolsa de fertilizante y esparcelo sobre los rosales que están detrás del edificio —me señaló una pila de bultos que estaban a un costado del depósito.
No sé que diablos contenían esas bolsas pero estaban apestando.
—¡Que asco! Esto huele a mierda —me cubrí la nariz.
—Es estiércol, genio. ¿A qué crees que huele?. Se nota que no estás en este colegio por tu inteligencia —ese anciano estaba tratándome como si yo fuera un idiota y eso me estaba molestando demasiado.
—Maldito viejo... —murmuré entre dientes.
—¿Que dijiste? —puso las manos sobre su cintura mientras me miraba con una ceja levantada.
—Dije, ¿dónde lo dejo?.
—Ya te dije lo que tenías que hacer. No volveré a repetirlo —se fue rabiando por lo bajo mientras yo me reía de él.
Puse una de esas bolsas sobre mi hombro y me dirigí hacía el jardín trasero donde el viejo me había indicado.
Estaba desparramando el estiércol apestoso sobre los rosales cuando de pronto oí gritos que provenían del corredor que va directo a la salida de emergencia. Me acerqué a ver que ocurría; pero en cuanto ví que se trataba de una discusión de chicas, me devolví por dónde venía ya que no es mi problema lo que ellas hagan.
—Mis anteojos.. No puedo ver sin ellos —gritó esa chica que había visto horas antes en el salón.
Estaba dispuesto a no intervenir para no meterme en problemas; pero tampoco podía dejar que abusaran de una persona como ella de esa manera, entonces dejé lo que estaba haciendo y me dirigí hacía esas muchachas.
—¿Qué están haciendo? —tenía los puños apretados de la indignación que me había generado el presenciar esa situación.
Ellas abrieron sus ojos asustadas en cuanto me vieron acercarme, pero de inmediato la líder cambio de expresión sonriéndome coquetamente.
—Tú eres el chico nuevo, ¿no es así? No tuve oportunidad de presentarme antes —corrió su cabello hacia atrás haciendo una pose ridícula —. Soy Leslie Adams.
—Ok, Leslie. Te pregunté, ¿qué están haciendo? —miré a la otra chica que estaba de rodillas en el piso.
—Lo que pasa es que Amelia es tan torpe que dejó caer sus anteojos y sin querer los pisó. Nosotras solo la estábamos ayudando —ella era la persona más cínica que había visto desde que llegué aquí.
—¿Y por qué tiene todo el rostro manchado con labial? —ellas soltaron una risita estúpida mientras la miraban.
—Porque ella quería maquillarse sola, y ya viste lo que hizo —las tres soltaron una carcajada, viéndose al igual que tres hienas.
Lo que más me extrañaba es que esa chica no decía nada ante las burlas de las otras tres; ni siquiera intentaba refutar sus dichos, solo se quedó allí en silencio mientras las demás se reían de ella; pero como yo no soy una persona dócil, decidí darles una lección para que aprendan a no meterse con los más débiles.
—Veo que les gusta usar productos de belleza porque se les ve la piel muy bien cuidada —las tres asintieron a mis palabras.
—Solo usamos productos exclusivos, traídos especialmente de Europa —me respondió la tal Leslie haciendo alarde de su riqueza.
—¿Sabían que esos productos contienen sustancias químicas que con el tiempo les llenarán el rostro de manchas y arrugas? —ellas abrieron sus ojos asustadas mientras se miraban entre si —. ¿Quieren saber que es lo mejor para lucir una piel fresca y reluciente todos los días sin gastar una fortuna en cremas?
Si algo había aprendido en la calle, era como saber engatusar a los idiotas como ellas.
—¡Dinos que es! —dijo la más alta.
—De acuerdo. Espérenme un momento aquí.
Regresé a dónde estaba trabajando y tomé un poco de fertilizante para después ir hacia donde me esperaban esas chicas, no sin antes esconder mi mano detrás de mí cuerpo para que no vieran lo que traía.
Al llegar junto a ellas, sujeté a la tal Leslie del brazo para que no escapara.
—Esto hará resaltar tu belleza —ella me miró asustada y acto seguido le unté todo el estiércol sobre su bonito rostro.
—¡Ah! ¿Que es esto? ¿Y porque huele tan mal —comenzó a hacer arcadas debido al apestoso olor que despedía.
—Básicamente es mierda de vaca. Un producto 100% natural —me encogí de hombros.
—Ah... Ayúdenme a quitarlo rápido —les gritó a las otras mientras agitaba sus manos.
—Vamos al baño, Leslie —las tres se fueron corriendo en dirección a los sanitarios.
—Dense prisa antes de que alguien me vea así —ella escondió su rostro bajo la camisa de su amiga mientras yo me reía a carcajadas
Estaba tan distraído riéndome de lo que esas idiotas hacían que no me había dado cuenta que la otra muchacha estaba tratando de levantarse del piso, por eso en cuanto la ví me quité los guantes sucios y la ayudé a pararse tomándola del brazo.
—¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?
—¡Déjame! —quitó mi mano de un golpe.
—Como quieras... —su actitud me hizo enojar tanto que la dejé sola en medio del corredor.
Caminé hacia donde había dejado mis herramientas de trabajo y cuando volví a mirar en dirección a donde ella se encontraba, la ví girando su cabeza de un lado a otro sin saber a dónde ir y fue entonces que me dí cuenta que su visión estaba realmente muy mal.
—Ja.. Jaden... Jaden, ¿aún estás aquí? —solo estaba a un par de metros de ella y aún así no podía verme.
Amelia extendía sus manos intentando buscar algo de que sujetarse, por eso tiré las herramientas al piso y corrí hacia ella para sostener su mano.
—Aquí estoy —su rostro mostró alivio en cuanto supo que yo estaba allí.
—Lamento mucho lo que pasó hace un momento. Fui muy grosera contigo, yo no suelo ser así. De verdad, lo siento —bajó su cabeza como si estuviera realmente apenada.
—No te preocupes.
—¿Podrías ayudarme? —me pidió con un leve susurró.
—Por supuesto —alcancé su mano y la coloqué alrededor de mi brazo para guiarla hasta una banca que hay en el jardín trasero.
Apenas se sentó, yo me agaché frente a ella mientras la observaba detenidamente.
—No sé cómo haré para regresar a casa. Tenía que caminar hasta la estación de buses, pero sin mis gafas no puedo ver bien porque los rayos ultravioleta afectan mi visión —ella entecerraba los ojos mientras me hablaba.
—¿Hay alguien que pueda venir a recogerte? —negó con su cabeza ante mí pregunta.
—Mi papá trabaja hasta tarde dando clases de piano y además, no quiero preocuparlo.
—Bueno, si tú quieres puedo acompañarte hasta tu casa —levantó su mirada hacia mí.
—No quiero molestarte.
—No me molesta. Solo espérame unos minutos hasta que termine mi trabajo y luego te acompaño —ella asintió levemente —, pero antes limpiaremos esto —me quité el pañuelo que llevo alrededor de mi cuello, el cuál uso para cubrir mi tatuaje y comencé a limpiarle suavemente el labial rojo que tenía sobre su rostro.
Al principio estaba un poco tensa e incómoda por mi cercanía pero luego de unos segundos cerró sus ojos y dejó que yo siguiera quitando las marcas que esas estúpidas le habían hecho.
Removí todo el maquillaje a excepción de sus labios, ya que no me atrevía a tocarlos por miedo a que ella se sintiera incómoda.
Al tenerla tan cerca, pude apreciar cada detalle de su rostro y sinceramente debo reconocer que es bastante bonita. Por un momento me quedé embobado observándola sin darme cuenta de lo que estaba haciendo.
—¿Ya está? —me preguntó aún con sus ojos cerrados, sacándome de mis pensamientos.
—Solo falta que limpies tu boca —le entregué el pañuelo para que ella siguiera haciéndolo —. Iré a terminar las tareas que el viejo me encargó. Espérame aquí, no tardo.
—Está bien.
Después de dejarla allí, traté de terminar mi trabajo lo más rápido que pude, luego me cambié de ropa; y por último, fui a buscarla así la acompañaba a su casa.
Al regresar al jardín la ví sentada en la banca de madera mientras los tonos naranjas del atardecer iluminaban parcialmente su rostro.
—¿Nos vamos? —le dije mientras le daba un toquecito sobre su hombro.
—Sí —me sonrió.
Ella rodeó mi brazo con ambas manos y luego emprendimos el camino hacia su casa en aquella tarde de primavera mientras el sol se perdía en el horizonte...
Continuará..
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Updated 45 Episodes
Comments
anilasor_agev@hotmail.com
me gustó la crema que le puso a la víbora
2024-05-30
0
Betty Saavedra Alvarado
Jaden la violencia genera violencia Leslie más estiércol te hubieras echado en la cara por malvada Jaden te comportas como un caballero rescata a su dama y la lleva a su casa sana y salva
2023-08-21
2
Andry Barros
jajaja 😂 el me cae muy bien
2023-07-10
1