Los últimos cinco días los había pasado encerrado dentro de una asquerosa celda de la comisaría local debido a un altercado que tuve con un imbécil que me debía dinero y como se rehusó a pagarme, tuve que darle una golpiza para que aprenda que conmigo no se juega.
Ese día cuando la policía llegó al lugar, aquél bastardo les dijo a los oficiales que yo había intentado robarle y como no pude probar mi inocencia, terminé encerrado aquí hasta que la justicia decida que hacer conmigo. Sumado a eso, mi historial delictivo no ayudó mucho debido a que tengo varias causas por agresión y disturbios en la vía pública. Aún así, lo que pueda llegar a pasar conmigo no me preocupa demasiado porque al ser menor de edad, no pueden enviarme a la cárcel. Además, tengo una buena abogada estatal, la cuál me prometió que haría un trato con el juez para que me dejen salir de aquí con una condena mínima y justamente por eso, ahora mismo voy camino al tribunal para recibir el veredicto de la corte.
Cuando ingresé a la sala donde se llevan a cabo los juicios y dictámenes, lo hice esposado y escoltado por dos oficiales de policía, lo que me causó bastante gracia porque me hacían ver cómo si yo fuera un verdadero gánster.
Por último, me llevaron delante del gran estrado desde donde el juez me miraba con el ceño fruncido.
Aquél era un anciano con el cabello blanco al cuál le temblaban las manos cuando tomó el veredicto que le entregó el secretario del juzgado.
—En vista de los cargos que recaen sobre el ciudadano Jaden Tucker de 17 años, los cuáles se enumeran como, intento de robo seguido de agresión y resistencia a la autoridad policial, este tribunal resuelve: Sentenciar a Jaden Tucker a cumplir servicio comunitario por el lapso de 6 meses desde el día de la fecha en adelante. Así mismo tendrá que asistir al programa de reinserción estudiantil dictaminado por esta corte hasta finalizar sus estudios de enseñanza media. En caso de incumplimiento a esta sentencia, el acusado será puesto a disposición de la justicia y derivado a un centro de reclusión destinado a menores hasta cumplir su mayoría de edad, donde será traslado a un penal de máxima seguridad —el martillo del juez hizo un estrépito sonido al impactar contra el escritorio de madera dejando mis oídos aturdidos —. Eso es todo, ya pueden llevárselo.
Luego de que el juez les hiciera un gesto con la cabeza, los dos oficiales que estaban a mis espaldas me arrastraron hasta afuera de la corte y me llevaron a una pequeña habitación en donde me quitaron las esposas.
La piel de mis muñecas estaba bastante irritada y adolorida debido al roce que el metal de los grilletes habían efectuado sobre esa zona de mi cuerpo.
Mientras esperaba sentado en una silla dentro de aquella pequeña sala, me froté la zona dañada para aliviar el dolor que sentía mientras maldecía por lo bajo a los oficiales que me habían esposado anteriormente.
De pronto la puerta se abrió dejándome ver la voluptuosa figura de mi abogada estatal frente a mí.
—Grace, me puedes decir, ¿qué carajo fue esa mierda de sentencia? Yo no le robé a ese hijo de puta, él me debía dinero y cuando fui a cobrarle se negó a pagarme, por eso tuve que golpearlo. Además, ni loco voy a ir a una puta escuela. ¿Quienes son todos estos bastardos para decirme que hacer? —golpeé el escritorio con mi puño.
—Cierra la maldita boca y escucha bien lo que te voy a decir. Era eso o pasar 6 meses en una correccional para menores y no creo que quieras ir a un lugar como ese con tu extenso prontuario. Además, no olvides que estás a 3 meses de cumplir la mayoría de edad y conseguir este acuerdo fue lo mejor que te pudo haber pasado —ella estaba gritándome mientras me apuntaba con el dedo.
—Cualquier lugar es mejor que un colegio. Allí solo te enseñan a ser obedientes y a seguir las reglas del sistema —Grace dió dos fuertes aplausos como si se estuviera burlando de mí.
—¡Muy bien, Che Guevara! Ahora ve y comienza una revolución.
—Esa es una buena idea, pero es demasiado esfuerzo y yo prefiero las cosas fáciles —subí mis pies sobre la silla de enfrente mientras cruzaba los brazos por detrás de la cabeza.
Mi abogada extrajo una carpeta de su maletín y luego sacó mis pies de un golpe haciéndome perder la estabilidad, por último se sentó frente a mí mientras me miraba fijo.
—Este es el acuerdo que conseguí para ti. Léelo y luego firma debajo —me extendió el documento y una pluma.
En aquella hoja básicamente decía que yo debía demostrarle al tribunal que podía reinsertarme nuevamente a la sociedad y aprender a ser un ciudadano de bien, respetando las leyes y buenas costumbres de la ciudad. Así mismo; también era mi obligación terminar la escuela media para luego obtener un trabajo que me aseguré una vida digna y si lograba demostrar que podía cambiar el rumbo de mi vida, la justicia iba a limpiar mi prontuario delictivo por completo.
—¿Cuál es el motivo detrás de todo esto? ¿Quieren hacer un prueba conmigo para saber si sujetos como yo, se pueden recuperar? —sonreí irónicamente ante tal absurdo.
—Algo así. Este proyecto básicamente busca recuperar a los jóvenes que por distintas razones han caído en las drogas y en la delincuencia.
—¡Que gracioso! Ahora les preocupa el futuro de los jóvenes. Como no, ¿y a que preparatoria voy a tener que ir? ¿Al menos puedo elegir? —ella negó.
—La preparatoria Wellington se ofreció para desarrollar el proyecto de reinserción.
—Estás bromeando conmigo, ¿verdad? —solté un carcajada pero al mismo tiempo noté que Grace continuaba seria —. ¿Es en serio? ¿Por qué esos malditos estirados me aceptarían en su escuela?
—¿Por qué crees? —me encogí de hombros al no saber la razón —. Resulta que el actual director de la preparatoria Wellington está a punto de lanzar su candidatura para alcalde en las próximas elecciones y si antes de eso consigue convertir a un delincuente juvenil como tú, en un estudiante ejemplar, ¿No crees que sería una excelente propaganda para su campaña? —me recliné hacia atrás en la silla sin dejar de mirar el acuerdo.
—¿Sabes que pienso? —tomé el bolígrafo que estaba sobre el escritorio.
—¿Qué?
—Que se equivocaron de sujeto —sonreí de lado mientras estampaba mi firma en aquel documento.
—Más te vale que te comportes y sigas el programa como es debido porque si vuelves a cometer otra estupidez, ya no voy a seguir siendo tu abogada, ¿entendiste? —ella me arrebató el acuerdo de mis manos y luego lo guardó en su maletín —. Olvidé decirte algo más, el servicio comunitario lo cumplirás dentro del mismo colegio y de esa manera vas a colaborar con los gastos de tu matriculación.
—¿Qué mierda es esa? ¿Por qué no lo dijiste antes? Tú, me engañaste para que firme el documento —apreté mis dientes de la rabia que tenía.
—El lunes a primera hora debes reportarte en la rectoría del colegio y por la tarde cumplirás tu servicio como ayudante de jardinero en la misma institución —tomó sus cosas y se dirigió hacía la puerta mientras yo seguía con la boca abierta —. Nos vemos luego, Jaden.
—¡Maldita bruja! ¡Vete al diablo! —pateé con furia la silla que estaba frente a mí haciendo un gran estruendo, por lo cuál los oficiales entraron de inmediato y me apuntaron con sus armas —.Tranquilos muchachos, solo se me resbaló la silla —levanté mis manos en son de paz.
Después de ese día, los que siguieron se me pasaron volando hasta que finalmente el tan esperado lunes había llegado, obviamente estoy siendo sarcástico, porque lo último que quería era ir a ese maldito colegio para niños ricos.
Grace se aseguró de enviarme un vehículo bien temprano para que no llegara tarde en mi primer día de clases; pero como a mí no me gusta seguir las reglas de nadie, ni siquiera las de ella, me senté afuera del edificio a fumar un cigarrillo mientras veía el gran desfile de autos lujosos que iban llegando y de los cuáles se bajaban los niñitos adinerados que asisten a este colegio.
Todos se veían iguales, tan fríos y superficiales sin la más mínima preocupación en la vida más que vestir a la moda o conducir un automóvil lujoso, aunque es bastante lógico que sean así, ya que ellos nacieron con el futuro asegurado. No saben lo que es preocuparse por cosas esenciales como saber si hoy vas a comer o no...
—Idiotas arrogantes... —murmuré mientras exhalaba el humo del cigarrillo..
Mientras miraba a todos esos estúpidos estirados hubo algo que llamó poderosamente mi atención y fue que, entre el tumulto de estudiantes que iban y venían, había una muchacha que estaba parada a un costado del corredor principal abrazada a su mochila como si no quisiera entrar a clases al igual que yo. Además, había algo en ella que la hacia ver distinta a los demás y eso era, su sencilla apariencia...
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Comments
Betty Saavedra Alvarado
Jaden eres un rebelde sin causa vienes de un hogar disfuncional un adolescente con problemas de identidad eres violento como un fosforito Grace hizo que tú condena la cumplas en un colegio de ricos que te mirarán como un bicho raro como Amelia
2023-08-21
2
Lorena Larios
se ve guapo Jaden
2022-11-19
1
Maria Fernanda Fernanda
hay corazoncito ❤️ te flecharon 😌
2022-09-28
1