Enfrentando El Pasado

Enfrentando El Pasado

Prologo

Cinco años después

Narra Christian

Hace siete años la conocí, y mi vida dio un giro inesperado. Su sonrisa, su forma de comportarse, la manera en que enfrentaba los problemas... me dejaron cautivado. Esos ojos grises me hechizaron. Sin duda, fue la única mujer de la que pude haberme enamorado.

Pero, como siempre, el destino da muchos giros y vueltas inesperadas, y tiene una forma muy extraña de jugar con nosotros.

Desde hace cinco años, ella ha estado en coma. Cada día trato de darme fuerzas; es por ella que sigo en pie. Ese día se suponía que sería el más feliz de nuestras vidas: el día en que le propuse matrimonio.

Ella tan bonita y elegante... recordar ese día, y saber que no pude protegerla, me frustra. Recordarla herida, con sangre, me destroza el corazón.

Ahora veo a mi mujer postrada en una cama, conectada a cables que le permiten seguir viviendo. Los doctores dicen que ya no hay esperanza de que despierte. Muchos me han dicho que la desconecte, que acabe con el sufrimiento, que ella nunca va a despertar. Todas esas palabras duelen, son puñales que se clavan en mi corazón y me matan poco a poco.

Su padre y su hermano me han ayudado de muchas maneras. Ellos la cuidan durante el día, y yo lo hago por la noche. A los siete meses de haber quedado en coma, la noticia se esparció por todos los medios. Del tío de Abigail no hemos sabido nada desde hace cuatro meses. Él había intentado matarla mientras estaba en coma; ha hecho innumerables atentados en su contra. Perdí la cuenta.

Gracias a eso, me di cuenta de que la única manera de protegerla era teniéndola a mi lado, por lo que tuve que trasladarla a mi mansión. De esta manera estaría protegida directamente por mí. Compré todo lo necesario para poder atenderla: contraté enfermeras, doctores especializados, en busca de la respuesta de por qué no despierta.

Todas las noches me acuesto a su lado. Aún no pierdo la esperanza de que ella sienta mi amor y decida luchar para despertar. A veces es mejor usar la imaginación que ver lo triste que es nuestra realidad.

Actualmente

Sentado a un costado de la cama donde se encuentra la mujer que amo, la miro como tantas noches lo he hecho. Tan frágil e indefensa...

Ahora lo único que tengo de ella son recuerdos: los momentos que compartimos, cada noche que pasé a su lado, cada caricia, cada beso, y los "te amo" que nos dábamos. Todo quedó grabado en mi mente.

—Mi amor, ¿cuándo despertarás? Yo te necesito. Sabes, en todos estos años no he podido dejar de pensar en esa noche. Yo te amo, mi corazón te pertenece, todo mi ser... Mi mente cada día piensa en ti. Eres la dueña de mis sueños. Espero que algún día podamos volver a estar juntos.

En ese momento, veo cómo ella comienza a moverse. Por unos segundos pienso que estoy alucinando, pero me doy cuenta de que no es así. Corro por el doctor, que se encuentra en la planta baja de la mansión.

A los pocos minutos, el doctor llegó junto a su padre, y se llevaron la sorpresa de ver a Abigail despierta, mirándonos.

—¿Dónde estoy...? —Ella habla despacio, casi como un murmullo, mientras mira a su alrededor. Me acerco con cuidado, tratando de no alterarla.

—Abi, mi amor... acuéstate, no te muevas. Él es el doctor que te ha estado tratando.

—¿Quién es usted...? Por favor, aléjese de mí.

La miro extrañado. No puede ser que no me recuerde. Me alejo para no alterarla, aunque deseo estar cerca. Está asustada, y lo veo en sus ojos. Veo terror, miedo... y eso no me gusta.

Se me parte el corazón. Por segunda vez en mi vida lloro... Lloro como un niño al que le quitaron su paleta.

En esos ojos ya no hay amor, solo miedo y desconfianza.

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