Capítulo 3

—Despierta— Susurran en mi oído.

Yo tenía mucho sueño, pues no había dormido nada con esos susurros, gritos y voces, vi a la enfermera frente a mí con los medicamentos, la mire y tome mi cobija de abejas y me arrope por completo.

La enfermera no me dejó dormir hasta que tomara los medicamentos, al hacerlo vi que la llamaban del otro piso, no me importó y solo me volví a dormir.

[Momentos después]

Se escuchaban ruidos de una enfermera llorando y los doctores también lo estaban, no quería ir a ver lo que había pasado, porque sabía que alguien había muerto, así que decidí levantarme de la habitación y vi como mis padres abrieron esa puerta.

Habían pensado que la muerta era yo, así que ellos solo me abrazaron. No me sorprendió que lo pensaran porque desde hace mucho habían tocado el tema de mi muerte.

—Pensábamos que habías sido tú— dicen con sus caras de preocupación y con sus ojos llenos de lágrimas.

Por lo general era muy sentimental, así que empecé a sentir como mi rostro se llenaba de lágrimas y solo abracé a mis padres, mi madre me llevó al baño, cubría mis ojos con sus delicadas manos con la intención de que no viera a el muerto. Fui a bañarme y al poco rato salí.

Mi cabello era lacio y fácil de manejar, así que mi madre siempre lo peinaba y lo olía como tratando de que yo tuviese otro aroma, y no uno a medicamento.

—¡Quedaste preciosa! —dice mi madre sorprendida.

Yo solo sonreía y me veía a el espejo, pero aun así veía como mis ojos pasaban de tener ese brillo a no tenerlo, y eso me hacía pensar y decirme a mí misma que yo tenía poco tiempo en este universo.

Mis padres duraron poco tiempo conmigo pues el doctor los había llamado, así que al final ellos volvieron y se despidieron de mí dejándome un beso en mi frente y subiéndose a su auto. Yo podía ver sus ojos tan apagados habían perdido ese brillo hace mucho, tal vez lo habían perdido cuando se enteraron de lo que necesitaba, cuando ninguno de nosotros sabríamos si podría conseguirse lo que yo necesitaba.

—Volveremos mañana— dice la mujer.

[Momentos después]

Había quedado sola en la habitación, este hospital tenía internet así que me puse a ver videos graciosos y hablar con mis amigos y profesores. Muchos se expresaban de una excelente manera, mientras que otros no lo hacían, los que más me apoyaban eran mis padres y eso valía mucho para mí; ya que finalmente el único apoyo que recibirás en los malos momentos, será el de tus padres, porque a veces ni ellos están en tus peores fracasos.

[Narrador Omnisciente]

—¿Te tomaste los medicamentos?

Entra la enfermera y mira a la chica que no escuchaba por el video y porque sus audífonos estaban en sus oídos.

[Samanta]

—¿Qué miras? — dice la enfermera quitándome el audífono de mi oreja derecha.

—Estos videos—respondo.

Ella miraba por encima los videos y justo cuando no quería que me interrumpiera ella lo hizo como siempre lo hacía.

—¡Deberías ser Youtuber! — dice la rubia.

Yo me quede escuchando y, cada palabra que salía de su boca me pareció perfecta, no solo porque yo estaba enferma sino a la vez a muchos de ellos les gustaría que una persona como yo diera mi punto de vista de lo que se sentía estar enfermo y estar en un hospital en donde lo único que tienes es a ti mismo, y eso fue lo que me cautivó ese día.

A los pocos minutos de haber leído consejos para ser un buen youtuber, me puse a la tarea de grabar videos, pero ninguno me quedo, así que tuve que pedirles a mis padres una cámara y como yo era la consentida, ellos me la dieron así que empecé con cada video.

Como siempre al principio me iba muy mal pero luego de la ayuda de mis amigos, enfermeros, doctores y padres empecé a recibir apoyo, muchos me criticaban porque según ellos yo quería ganar fama, al contrario, les daba recomendaciones y consejos, pero muchos me mal entendían, queriendo llamarme la súper enferma.

—¿Hoy no grabaras un video? —me pregunta la doctora terminando de examinarme.

—Deje de hacerlo hace unos días, a nadie le interesa lo que digo— respondí con mi mejor cara para que no vieran que realmente me afectaba los malos comentarios.

—Tu puedes llegar a salvar a muchas personas que están sintiendo que deben de parar de vivir, puedes dirigirlos a la verdad, tus palabras sanan, tus consejos alivian el alma; tu corazón es belleza, porque no cualquier persona intenta de hacer sentir mejor a todos y no toda persona piensa como tú.

La doctora salió y yo me quedé mirando mi computadora y cámara, así que empecé a tener ideas de mi próximo video, solo me faltaba que alguien participara en la entrevista y en ese momento se me ocurrió con la persona que haría el video, solo me faltaba que él aceptara.

Baje hasta la habitación y de nuevo me encontré con esos ojos negros y brillantes, me sentía nerviosa para verle a los ojos así que mire su mentón y empecé hablarle de mis planes, él solo se sorprendía hasta que le pedí que él participara de la entrevista antes de que yo volviera a mi casa.

Y por buenas razones él se unió a el video, juntos lo grabamos y el video llegó a muchas visitas y comentarios, me sentí tan orgullosa de mi y de todo lo que yo había logrado en ese momento y aún más que mi amigo estaba allí conmigo.

—Debe de estar aquí una semana y la otra en casa—dice la enfermera .

Todos habíamos entendido, en especial mis padres que, aun así; no me querían en casa sino en el hospital.

Continuará...

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