CAPÍTULO 5

Me había pasado toda la mañana con ansiedad, tenía ganas de fumar y no había podido.

Estar rodeado de gente era una mierda. 

Cuando los profesores se descuidaron un poco, decidí irme a la azotea. El alumnado se encontraba en la entrada del instituto, era un lugar grisáceo y muy iluminado.

Me puse a fumar en la azotea, cuando la niñata apareció frente a mí

—¿No deberías estar en clase? —Le pregunté acercándome hacia la esquina del lugar, Sus ojos se agrandaron y bajo la mirada un poco avergonzada.

—No tenía ganas de entrar, supongo —Mis ojos miraron a la niñata de una manera extraña, era bastante curioso que ella no quisiera entrar a clase. Mi mente empezó a maquinar a mil horas por segundo, pensando si le habría ocurrido algo malo

Ella se paró junto a mi y tomo un lapicero para empezar a escribir. Por otro lado, yo saqué un cigarro más y le di una calada larga y profunda.

—Y dime Cole. ¿Por qué fumas tanto? —Su pregunta me descolocó por completo, y a ciencia cierta, la respuesta era que esperaba que eso me matará con el tiempo

¿Estaba bien querer morir? Era joven, probablemente muchos dirían que tenía un futuro por delante, muchos dirían que si dejará la droga sería excepcionalmente fabuloso.

Mentiras.

Nadie podía pensar eso de mí.

Nadie creí en mí.

Solo el.

Solo Neragan.

—Que pesada que sos — murmuré —No pienso responder todas tus preguntas —Sus ojos me miraron con diversión y sonrió abiertamente.

Se encogió de hombros, y empezó a tararear mientras dibujaba, y cuando yo pensaba que iba a escribir, me di cuenta que verdaderamente me estaba dibujando a mí. Me sentía en paz con ella, el silencio que reinaba entre nosotros era pacífico y placentero.

Por el rabillo del ojo, observaba como dibujaba, trazaba las líneas con delicadeza, y a pesar de estar parada, no parecía incomodarle en absoluto.

Su precencia había dejado de ser desagradable, ahora era cómodo, pacífico y placentero.

— ¿Por qué fuiste tan amable conmigo ayer? —La mire, le sonreí.  Y le dije con toda la sinceridad del mundo

— Ya no eres tan desagradable como antes. Eres única  Abades —Estaba feliz, lo noté, sus ojos mostraron un brillo inigualable, eso me hizo sentir bastante bien. Sin embargo, de un momento a otro ella empezó a reír, con ganas, y juro por Dios que era la risa más hermosa que había escuchado jamas.

— ¿Como sabes mi apellido Señor Acosador? —Me respondió un poco más calmada, pero aún con esa sonrisa en el rostro.

— Los magos nunca revelan sus secretos. Y dime ¿Tienes algún cantante favorito? —Quería sacarle conversación, quería hacer que se sintiera cómoda conmigo y no pensara que solo era un adicto. 

De cierta manera, todas las veces que nos habíamos cruzado había sido un capullo, siempre solía ser así, pero a veces me pasaba factura y me hacía sentir mal en ocasiones. 

Ella era bastante alegre, en ocasiones obstinada y solía vestirse bastante bien, su ropa siempre se ajustaba a su cuerpo, tenía la cintura pequeña, unos pechos medianos y un culo envidiable.

Era simplemente guapa.

Tessa Abades:

Su pregunta me sorprendió, a medida que pasaba el tiempo iba conociendo más a Cole, cada día derrumbaba esa apariencia fría y esas barreras que solía construir

— Me gustan mucho las canciones de Ariana Grande, y también me gusta bastante James Arthur —El empezó a reír, yo lo fulmine con la mirada mientras me encogía de hombros.

— No me gustan la mayoría de las canciones de ellos, o al menos jamás las he escuchado con detenimiento pero lo mio es más Ed Sheeran —Sus ojos parecían perdidos al horizonte hasta que de pronto sonó el timbre de salida y me di cuenta que había faltado a todas las clases del día.

Era curioso, jamás había faltado a clase y estaba segura que llamarían a mi mamá por lo sucedido. Con solo pensarlo, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

No quería darle problemas a mamá, y de hecho pocas veces lo hacía, he de admitir que en esta situación fue divertido desobedecer las órdenes por un momento. Me gustaría vivir más, conocer países, faltar más seguido a clase y cuando esté en mis años de vejez poder decir que hice todo lo que siempre quise, que no me frene, que cumplí mis sueños y fui feliz a mi manera. Por qué creo que eso es lo que todos quieren. Ser felices

Cole tiro el cigarrillo y se marchó, volteé a mirarlo por una última vez, sus manos estaban introducidas en la chaqueta de cuero que tenía, sus ojos cerrados y esa postura enigmática que emanaba.

El me agradaba, después de todo su actitud no era tan mala, y a medida que lo conozco me doy cuenta que tiene mucho para dar, que no es sólo una persona vacía, y que por consecuencia no es sólo un adicto.

Por los pasillos murmuraban mucho sobre eso, objetaban que sus vestimentas "eran de delincuente", lo insultaban, se reían de el por no tener amigos y últimamente solo escuchaba como se burlaban por qué era una adicto.

Porque para la sociedad

El era solo eso.

Un adicto.

Mis ojos recorrieron el lugar, el edificio del instituto era grande, tenía ventanas de vidrio por la parte superior e inferior, era hermoso, a mamá siempre le había gustado este lugar, siempre le pareció bastante elegante para mí.

Me sentía un poco avergonzada por haber dormido en la misma habitación que Cole, a penas lo conocía, y de solo pensarlo me ruborizaba.

Pero ese día estaba mal.

Ese día estaba más rota que otras veces.

Negué con la cabeza borrando todo rastro de mis pensamientos, debía superarlo, lo hecho, hecho esta.

Avance por el campus para irme a casa, quería descansar y estudiar un poco para los exámenes que se aproximaban. Pronto entraría a la universidad, quería que fuera una experiencia única, aún no sabía muy bien que debía estudiar, pero estaba segura que me decidiría antes de la fecha.

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