Mi Estrella Fugaz
En mi vida había amado a alguien como la amaba a ella, la forma en la que caminaba y se deslizaba por el mundo me había cautivado por completo. Sus ojos y esos hoyuelos que se formaban en sus mejillas eran mi razón de despertar cada mañana.
Pero nadie sabía mi realidad, ni siquiera ella. Si, me preguntarán quien es la persona que más amo en el mundo. Diría su nombre, diría su nombre sin dudarlo, sin embargo, vivir para mí ya no era una opción, estaba perdido y nadie podría reparar el desastre de vida que era.
...Enero - 2021...
Tessa Abades:
Las historias suelen empezar con el sonido del despertador, pero ese no es mi caso. Mi historia empieza de una forma distinta, ambientada en un parque, donde hay juegos para niños, árboles grandes, y bancos para las personas que desean sentarse. En ese lugar fue el primer momento en el que le vi, donde conocí a el chico que revolucionaría mi vida. Fue donde apareció el.
Estaba sentada como de costumbre leyendo "Damián" y un extraño apareció frente a mi, portaba un cigarrillo entre los dedos y parecía sumamente de mal humor.
El lugar estaba lleno de gente, la mayoría de las personas estaban alejados de mí, solía sentarme lejos de las personas para poder concentrarme en lo que hacía.
Siempre me había gustado la tranquilidad del lugar, me hacía sentir en paz. Y podía leer tranquilamente. El chico parado frente a mí, no decía nada, solo tenía los ojos incrustados en mí, hasta que bufó y abrió su estúpida boca.
— Márchate —Dijo el con su mirada fría. Era un chico bastante guapo, tenía el cabello largo rubio y unos hermosos ojos verdes.
— ¿Quien te crees que eres? —le oigo gruñir, y solo sonrió para satisfacer mi necesidad de estar bien conmigo misma.
— Mira, niñata no estoy de humor como para soportarte. Así que agarra tus cosas y largate — Enfadada tome cada una de mis cosas y me fui. A ciencia cierta dudaba que seguir discutiendo con aquel desconocido de hermosos ojos verdes me sirviera de algo.
Camine por un rato hasta llegar a mi casa. Mamá estaba sentada llorando mientras agarraba fuertemente su cabello. Inmediatamente me alarme, empecé a acercame a ella, sentándome así a un lado.
— ¿Mamá que sucede? —La miraba con dolor, odiaba cuando ella lloraba, sin embargo, sabía que no podía hacer nada para evitarlo.
— No sucede nada. No te preocupes. Ya estoy mejor —sus manos acariciaban mi cabello mientras me daba una sonrisa maternal y fue ahí cuando mis ojos se tranquilizaron un poco —En un rato, vendrá uno de mis pacientes. Me harías el favor de decirle que pase a la biblioteca.
Asentí y la vi marcharse , ella solía trabajar bastante duro para darme la vida que merecía, aún recuerdo aquel momento en el que mi padre se marchó.
Era tan pequeña y lo necesitaba tanto que su partida derrumbó mi mundo. Y no solo el mío, también el de mi madre. No obstante, ambas supimos como salir adelante. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del timbre.
Cole Newman:
La misma chica de antes se encontraba frente a mí, su mirada parecía confusa y a la vez un poco furiosa. Aunque para ser sincero, no lo iba a negar. Era una chica bastante linda, sus ojos eran iguales a los míos, su tez blanca y esos gestos que hacía cuando estaba furiosa le dejaban ver de los más adorable.
Pero eso es algo que jamás diría en voz alta, jamás me había enamorado. Y a ciencia cierta lo mío es más los rollos de una noche. Sin compromiso, todo es mejor.
— ¿Vas a pasar o te vas a quedar ahí viéndome? Se que soy muy bella, hermosa e increíble Pero ¡Hey! me estás Incómodando, así que muévete. —Su comentario me hizo un poco de gracia, tenía que admitir que la chica tenía los cojones bien puestos.
— Niñata. Jamás te tocaría, me das asco — Su cara se desencajo por completó, sus ojos me miraban con furia. Era tan infantil, que cansado de lidiar con una niñata de quinta. Le guiñe el ojo y la dejé ahí, con su mirada enojada y su cabello hecho una maraña.
La verdad era que poco me importaban las personas, hoy en día la sociedad era una mierda y nada podía cambiar eso, el simple hecho de ver cómo la sociedad suele imponerte cosas demuestra que no vale la pena.
Los monstruos solían aparecer pasada las doce. Cómo hacen todos los monstruos.
Yo siempre estaba despierto cuando el monstruo llegaba.
Siempre tenía pesadillas, empecé a tenerlas desde pequeño, pero con el tiempo habían dejado de aparecer, a veces aparecían, y cuando lo hacían despertaba sudando, con lágrimas en los ojos, las sábanas siempre estaban húmedas cuando sucedía, y mis ojos rojos de ardor.
Siempre gritaba, siempre era la misma pesadilla, siempre estaba el.
El nunca podía faltar en mis pesadillas.
Cómo sus manos sostenían su rostro era algo que nunca podré olvidar.
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Updated 40 Episodes
Comments
Ibet M Munoz C
bueno a hasta los momentos va bien la historia,esperemos que siga así de interesante
2021-11-10
0
Rosi Martinez
Está interesante, es pronto para decir algo más, pero me gusta
2021-08-16
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Vaya tienes mucho talento, sigue así, nueva obsesión:3
2021-03-25
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