...No puedes volver atrás y cambiar el pasado, pero puedes iniciar hoy un nuevo comienzo; porque en la vida siempre van a existir muchos inicios y un solo final, la muerte....
Julia es una persona que no llama nada la atención, una presencia invisible sobre un fondo ignorado, un ser que no despierta el impulso de invertir tiempo en conocerla. Un fantasma femenino que no toma forma alguna ante los ojos del resto.
Camina con la mirada fija en el suelo y los hombros encogidos; sus ojos no parecen detenerse en nadie, pero con seguridad registró cada cosa o persona a su alrededor.
Avanzó hasta el fondo de la calle, dando la espalda a una luna llena impresionante; metió las manos en sus bolsillos y una media sonrisa se evidenció en su rostro, tuvo la satisfacción de haber pasado inadvertida durante todo el recorrido, como siempre.
Lástima, el resto del mundo no puede conjeturar lo mismo, todo aquel que se topó con ella fue escrutado y fotografiado por esos ojos verdes que transmiten la información a una memoria superdotada. Para quedarse allí, hasta el fin de sus días.
Mientras iba a su casa, pensó en sus tramas...
Un momento, se frenó en seco.
¡Maldita sea!
¡Aceptar el trabajo significaba dejar de ser invisible!
Lo que conceptuó dinero fácil no era más que un desliz de su parte: aprobó que indagarán en su existencia y vida privada. Una llena de secretos escalofriantes.
Caminó despacio, calificando el contexto... Mantuvo una marcha estable pero templada. A simple vista, es una persona normal, pero psiquiátricamente hablando, ella no está bien.
Dio vuelta en la esquina, posteriormente, faltaban pocas casas para llegar a la suya cuando percibió un sonido, una lata que rodó por el piso con ímpetu. Se volteó, buscando al ser que le dio impulso al objeto.
No vio nada.
Estaba promoviendo la paranoia. Residía completamente sola en la vía, apresuró el movimiento. Subió la escalera de la casa, se mantuvo frente a la puerta, miró a los lados antes de girar la llave. Al otro lado de la calle, en línea vertical con su posición, había una ventana abierta, con una cortina que flameaba espasmódicamente, y un marco que se azotaba por el viento.
Calle abajo, se escuchaba las cornetas de carros. En esa soledad ella sintió que alguien la merodeaba, incluso a través de las diversas nieblas de la locura y de los fármacos, estaba segura de que alguien la observaba.
Para cualquier oriundo de Los Apamates, aquello, sonó descabellado.
¡Un disparate!
Se volvió de pronto. Había adquirido su rostro instantáneamente la expresión de tranquilo optimismo, no tenía miedo. Le daba igual quién la estuviera vigilando. Porque era una narcisista de primera, su egocentrismo no le permitió si quiera considerar la posibilidad de que alguien le ganara en ese juego, ella era la mejor descubriendo y escondiendo secretos. La mejor asechando la vida de los otros.
Antes de entrar sacó el teléfono y llamó.
—Gary, necesito que levantes tu culo de la cama y te pongas a trabajar, ahora —ordenó con voz firme a su fiel compañero, mientras continuó diciendo otro par de cosas—. Te enviaré un mensaje, ¿vale? —finalizó la llamada. Sin cortesía alguna.
Finalmente, entró a la casa y la halló algo incómoda.
Deseaba acostarse en su gran cama, cubrirse con sábanas y colchas durante semanas pero al contrario de eso solo se quedó en el sofá de la sala, la mesa del centro estaba llena de sus libros de investigación.
Ya los había leído todos, era justo deshacerse de ellos pues ya no eran útiles. Todo lo contrario.
—Annette, que bueno verte —dijo una voz suave. Un pequeño olor a whiskey se hizo presente en el ambiente en compañía del sonido.
—Hola —contestó con escasa emoción.
—Estaba preocupada —la voz era de una mujer delgada, blanca, descuidada y demacrada.
—No tienes ninguna razón —replicó.
—Ha venido el señor Harry —dijo la señora sentándose en el sofá—. Insiste en que solo quedan quince días.
—Me han ofrecido un buen empleo, si todo sale bien tendré el dinero —expresó sin levantar la mirada de la lectura.
—¿Y si no sale bien? —cuestionó. Con voz irritante y meneando los hielos en su vaso con alcohol.
—No te apresures —sugirió y apretó la mandíbula, estaba perdiendo la paciencia.
—Podríamos vender la casa, sería lo mejor —sugirió insensatamente.
—¡NO! —dijo Julia levantándose del sofá—. Yo conseguiré el dinero, como siempre —espetó, con tono brusco.
—Venderla sería lo mejor para todos —exhortó, con arrebato de borracha.
—Lo mejor para ti, querrás decir —contestó sin más mientras se interrogaba: «¿Cómo puede querer dejar lo único que nos queda?».
—Salgamos de esto —suplicó. Con los ojos llorosos y tambaleándose.
—Ya es tarde, ve a dormir —dijo amenazante, dando por finalizada la conversación.
La señora Filipa tragó grueso, incluso en estado de ebriedad entendió el mensaje de su hija. La joven estaba pasmada con la sugerencia majadera de su madre.
Pero, no permitiría una palabra más. Al fin de cuentas, era Julia la máxima autoridad de esa casa, si eso fuese un reino; Julia sería la puta reina de los Lambert.
No era para menos, ella costeaba todos los gastos: el mercado, los servicios, impuestos, el colegio del niño, el whiskey que tomaba la señora Filipa, todo...
Les propició estabilidad económica y un nivel acomodado de clase media alta por años. Cosa difícil, porque la casa era una propiedad valiosa, grande, con cuatro habitaciones, cinco baños, dos salas, un comedor, cocina, jardín y garaje. En una urbanización segura y distinguida. Dónde el mayor escándalo era el hecho de que la señora Eliot envenenó a su gato sin querer, además de la tragedia de los Lambert años atrás (pero de esto nadie hablaba públicamente)
También, estaba en la palestra del chisme que el señor Luis pintó el frente de su casa de color manzana.
¡¿Una casa verde en Los Apamates?!
Mayor desbarajuste. Todo el resto era de colores pastel. Sutiles que reflejaban un auténtico paraíso armónico y, vino este hombre a alterar el orden; de inmediato la junta tomó acciones, y el Luis tuvo que salir a la tienda por pintura nueva ante la mirada de algunas señoras desocupadas.
Doña Filipa ansiaba salir de esa urbanización, el aire que respiraba le parecía asfixiante, el silencio de las calles le aturdía, la simpatía de la gente la irritaba, el sonar de las campanas de la iglesia la estremecían y su casa, era lo peor, su casa era la morada del mismísimo demonio.
A diferencia de Filipa, Julia veía la casa como un templo. Y se negaba a abandonarlo... Por estar ahí era capaz de todo. Se atrevería a vender su alma al diablo si él existiera, con tal de conservarla. O de fornicar con él hasta concebir a una bestia si con eso obtenía el placer de torturar a su madre obligándola a vivir eternamente en esa casa.
Su madre por el contrario, incluso siendo una mujer patética y estúpida, jugaba bien sus cartas... Por eso, hipotecó la casa, con ánimos de perderla y obligar a Julia a marcharse a otro lugar.
Era un duelo a muerte, aquello. Dónde la ojos verdes de ninguna manera iba a perder.
Ella se quedó en el sofá inmóvil, mientras la señora caminó a la cocina respirando profundo para ahogar el chillido que sintió que se escaparía de su garganta en cualquier momento. En el camino derramó un poco del trago y se acomodó la bata de dormir.
A su hija los ojos le chispearon de ideas, a veces imaginaba cosas, aberrantes, como el placer que sentiría ahorcando a su propia madre. Pero luego, se castigan a sí misma. No se podía permitir esa clase de atrocidades.
Tomó su teléfono celular y envió un mensaje en una aplicación desconocida.
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081322041920080600—00—100008—0304— 060013030019.
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^^^Dalo por hecho.^^^
Julia veneraba la criptografía, y se acostumbró a escribir usándola, su favorita era la de cambiar letras por números, como usar 00 en lugar de escribir la A, el 01 por la B, 02 por C, 03 por D, 04 por E y así sucesivamente. También separaba cada palabra con (—).
Esa noche Julia no fue la única persona en enviar y recibir correos extraños, pues Kai (el hombre que conoció en el centro comercial) por primera vez también recibió uno del Anónimo (el escalofriante acosador), y no era un simple correo; era uno que lo dejó con los pelos de puntas:
..."Hola, Su Alteza. Creo que ha llegado la hora de comenzar el segundo nivel del juego. Para hablar con honestidad, al principio de todo esto pensé que debía matarlo para terminar de una forma sencilla con mi plan. Pero, me di cuenta que eso no me satisface, al contrario, me fastidia. Es usted un objetivo patéticamente fácil. ¿Lo duda? Le cuento un par de cosas para que entienda de lo que le hablo Alteza: Todo los días sale a tomar el desayuno en el jardín con sus lentes de sol y el periódico, usualmente toma jugo de naranja y pan tostado con huevos revueltos o frutas, es vanidoso. Transita la misma ruta de lunes a viernes y lleva dos semanas almorzando en ese restaurante de carnes del centro de la ciudad....
...Los fines de semana siguen siendo predecibles, los sábados en la noche, después de salir del bar de la avenida 20 va a ese hotel de la calle 40 y se hospeda allí con la puta de turno. Vaya que se la ha pasado bien con la mujer del alcalde en las últimas semanas. Lleva Su Alteza tres sábados consecutivos fornicando con esa ramera mientras su esposo realiza su campaña para la reelección, por cierto usted está patrocinándole... Cobra un bajo precio por los favores que hace señor Gandas....
...Para continuar, le menciono su salida del domingo por la mañana a jugar tenis y tomar un té sin azúcar en el club, es cotidiano. Demasiado fácil como podrá deducir. Acecharle y matarle no habría supuesto ningún desafío para mí. Y, dada la facilidad, he decidido que juguemos más. Eso me llena de satisfacción porque estoy apenas comenzando la diversión, Su Alteza Real. Cuando lleguemos al último nivel del juego, será usted quien suplique la muerte. Porque en resumen, puede constatar que es una presa fácil, pero si aún queda alguna duda dejo aquí unas imágenes que le convencerán de lo que digo. Porque quiero que sepa que para mí ser su verdugo es mejor que ser el rey de Lisdan"....
Como era de esperarse, el equipo de seguridad del hombre pasó la noche tratando de rastrear a la persona que enviaba los correos pero les fue imposible, la persona tenía conocimientos de informática, su ip era dinámica y cambiaba constantemente, sin duda alguna utilizaba un servidor proxy y quién sabe cuántas cosas más. Era una persona experimentada, que sabía que no sería fácil ubicarlo por ese medio. Por el momento, no se podía hacer nada. Solo quedaba tomar las medidas que George Fischer Weber había planteado:
Aumentar la seguridad y colocar escoltas que lo acompañaran a todos lados.
...* * *...
^^^Martes 21 de julio del 2020.^^^
Julia llegó puntual a su cita con Kai, como siempre. Ese día firmarían el contrato de los términos laborales bajo los que trabajaría ambos. El día anterior, ella repasó y modificó con ayuda de su única amiga (abogada) cláusula por cláusula.
Sarah (la abogada) a diferencia de su amiga, siempre era impuntual y de espíritu libre.
A Julia le hirvió la sangre de fastidio, odiaba esperar.
«Maldición, Sarah no llega». Se repetía mentalmente mientras miraba a Kai inexpresiva.
—Disculpen, pero en cuanto caen unas gotas de agua en esta ciudad la gente olvida cómo conducir —dijo cuando por fin llegó, Kai de inmediato se sintió atraído por ella, era normal, era una mujer hermosa: Alta, de buena figura, rubia de ojos color miel, de buen vestir y sensual...
Después de un tiempo de diálogo, y aunque les costó, lograron llegar a un acuerdo en ese momento, incluso las dos mujeres lograron sacarle mil dólares por adelantado a su alteza Kai Felipe príncipe de Lisdan quien dejó claro que un par de piernas lo hacían perder la cabeza.
Una vez alcanzado el objetivo, la rubia se marchó. Dejando a Kai fascinado. Aunque él continuó efusivo en su conversación con su nueva empleada. Hasta que cayó la tarde y no había más nada que dialogar por el momento, así que Julia se levantó de su asiento y emprendió su camino.
El príncipe tuvo la brillante idea de seguirla: le pidió a los escoltas que se marcharan, y consultó con George, el jefe de seguridad y su mano derecha. El hombre asintió, pero le aseveró al Príncipe que ellos estarían desde la distancia atentos a todo; inmediatamente comenzaron su camino.
Los minutos pasaban y Kai comenzaba a impacientarse porque ella parecía caminar sin sentido. Las tiendas habían quedado en el pasado y ahora estaban rumbo a calles solas y con algunas casas. Solo había oscuridad en aquel camino en el que se habían adentrado aquellos dos seres, una que otra luz tenue de los postes.
Aunque la oscuridad que los arropaba era abrumadora, nuestro amigo aún logró ver la silueta de la joven. Después de haber caminado por más de treinta minutos, Kai sintió miedo de continuar, pero existió un deseo irresistible que lo incitó a continuar detrás de ella. Su deseo por la joven se incrementó a la medida que ella apresuró el paso y lo dejaba atrás. Sentía una exaltación que no logró comprender, vio su cuerpo que parecía estar flotando, su cuerpo delgado como el de un ángel.
Julia desapareció entre la oscuridad mientras el Príncipe se detuvo a atar las trenzas de sus zapatos.
Escuchó un ruido, un sonido extraño y lanzó varias zancadas. Llegó a un callejón que parecía vacío, no vio nada, absolutamente nada. No vio si George y los escoltas aún lo acompañaban. Sintió terror, sus piernas temblaban un poco, la noche era helada.
—¿Dónde estás?—gritó.
Ella apareció de pronto en la lejanía, brilló en la oscuridad pero, él no sintió temor y corrió detrás de ella. Cuando intentó alcanzarla se percató de que ella de nuevo desapareció ante sus ojos. Entonces, cuando el miedo lo invadió, el terror recorrió cada poro de su cuerpo dejándolo paralizado. Escuchó pisadas, murmullos y sintió como alguien se acercó por detrás. Pudo ver su sombra, era una enorme. Era el Anónimo, se había arrepentido y venía a matarlo, pensó.
En ese momento deseó no estar allí, deseó no haber seguido a una extraña. Alguien lo tomó de los brazos y lo agitó. Él comenzó a forcejear para intentar soltarse, quería gritar pero la voz no le salió. Kai era muy fuerte y atlético pero aquel sujeto parecía ser de otro mundo, era enorme y musculoso; robusto como un motor Diésel.
Una luz brillante se apreció frente a él, detrás de la luz estaba ella. Con una media sonrisa macabra, como la de alguien que goza con el mal ajeno.
No pudo verla a los ojos por la luz enceguecedora pero escuchó su voz con claridad.
—Suéltalo Zack, él viene conmigo —dijo, y su voz retumbó por el lugar.
—Creí que te seguía —respondió riendo el monstruo enorme detrás del Príncipe, Kai temblaba un poco de miedo.
—Es un amigo, me ha acompañado desde el Centro Comercial —explicó sonriendo—. Vamos Kai, falta poco para llegar a casa, continuemos —dijo. Él con temor asintió y se echó a andar detrás de ella dejando en la oscuridad al sujeto gigante que lo había atacado hace un instante.
—¿Qué carajos fue eso? —murmuró, cuando estaban lo suficientemente alejados del tipo.
—"Eso" es la máquina de músculos de más de dos metros que te habría partido el cráneo si no le hubiera dicho que te conozco.
—¿Por qué me atacó?
—¿Por qué me estás siguiendo? —replicó ella caminando con rapidez. Aún con la sonrisita torcida en la cara.
—Necesito ver dónde vives. Sabes algo importante de mi vida. Necesito saber ahora de la tuya —expresó sin obtener ninguna respuesta de Julia.
«Cómo si no pudiera pagar a alguien para que investigue mi vida». Pensó.
Ella se paralizó al salir del callejón, allí comenzaba la avenida principal.
«¿Algo importante de su vida?». Se preguntó.
No realmente, para ese momento Julia no sabía mayor cosa de Kai, solo que él tenía muchos problemas familiares y políticos pero jamás económicos. Eso a ella le interesó, él era un costal de billetes y lo iba a exprimir como a una naranja.
Kai era el príncipe de un país europeo llamado Lisdan. Tenía 25 años, recién cumplidos, su madre la reina Marcela tomó la decisión de enviarlo a América a estudiar lenguas extranjeras después de que el príncipe se graduó a los 21 años de economista y terminó su servicio militar. De esta forma, Kai llevada 3 años fuera de su nación, el Reino de Lisdan.
Julia continuó caminando de forma apresurada y Kai intentó llevarle el paso. Él estaba sudado y todavía el corazón le latía fuerte, ella a diferencia... Tranquila y serena. Siempre supo que él la seguía, lo supo en la primera esquina que cruzó pero, fingió no verlo y decidió no ir a la estación del metro sino irse caminando.
Del mismo modo, sabía que Zack estaría en el callejón, esperando algún cliente para vender su mercancía.
De cierta forma, Julia siempre sabía todo.
—¿Ves esa calle?, en ella vivo —dijo, señalando. El lugar tenía muy buena pinta, aunque estuviese cerca de ese barrio oscuro por el que habían pasado antes.
Ella miró hacia el final de la avenida, una brisa molesta acompañaba la noche. A unos metros de ellos se formaban pequeños torbellinos de viento y polvo; los papeles rotos subían en espirales y la tierra salpicaba por todos lados. Frunció el ceño y enfocó la mirada en un hombre alto y con traje que salió de un lujoso auto.
—Deseo confiar en ti, Julia —agregó Kai.
Su teléfono celular vibró en su bolsillo y ella no dudo en revisarlo.
RAT_19:20
Necesitaré unos días, hay mucho material...
^^^Chipmunk_ 19:20^^^
^^^Vale, te doy la semana.^^^
Julia dio clic al botón de ENVIAR, miró a Kai y respondió:
—Es mejor que no lo hagas —advirtió.
...* * *...
Anónimo es un hombre que se divierte infligiendo dolor a los demás y a él mismo con lindeza, en su juventud frecuentaba prostíbulos en busca de víctimas. Secuestraba mujeres de centros nocturnos y las azotaba hasta quedar exhausto. Muchas veces, las jóvenes no resistían y morían.
Con una mano sostenía la biblia y recitaba sus versículos mientras con la otra empuñaba el látigo de purificación, como le llamó él.
Él era muy creyente en Dios, pero en un Dios extraño y perverso el cual le permitía codearse con personas nefastas. Como esa mujer que tomó a un niño de tan solo 4 años y le flageló hasta que su sangre corrió por sus piernas, le cortó las orejas, nariz y ojos, le destripó y cogió su sangre para bebérsela, lo desmembró y se preparó un estofado con la parte más tierna del menor.
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...A nivel mundial, alrededor del 81% de las víctimas de homicidio registradas en 2017 eran hombres y niños, y más del 90% de los sospechosos de homicidio eran hombres....
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