Visita a la villa

^^^Miércoles 22 de julio del año 2020.^^^

Era un día extraño, el sol brillaba con intensidad y el cielo estaba azul profundo aún así nada parecía tener color; a no ser por las mejillas de Kai que parecían manzanas.

El calor sofocante le taladraba la cabeza, le bajaba la presión y lo hacía convertirse en un hombre hostil. Él que era encantador por naturaleza, simpático y chispeante quedaba sumido ante la brisa caliente, que era como un vapor tóxico que por alguna extraña razón le dejaba un sabor a metal en la boca.

Se dirigió al centro de la ciudad en la búsqueda de su nueva empleada, por el camino iba redactando un correo electrónico para su madre. El tiempo parecía no transcurrir, tanto, que él no notó que habían llegado hasta que el auto disminuyó la velocidad, posicionándose cercano a la joven.

Kai se quedó pasmado en el asiento, por unos minutos solo la observó... La miró de arriba a bajo, detallando cada elemento de su vestimenta, mientras, ella permanecía de pie a unos pocos metros del carro, arrecostada a la pared de una esquina, escuchando música. Llevaba una camisa azul con pequeños corazones blancos, un pantalón jean color negro combinado con unos zapatos Vans negros también. Él se carcajeo mientras don George negó con la cabeza, una señal obvia de angustia se reflejó en sus ojos y un suspiro profundo se le escapo.

—Mi madre deseara sacarse los ojos cuando la vea —dijo el príncipe. Y mantuvo una amplía sonrisa dibujada en su rostro. George apretó los labios enseguida.

—¡Hey! —dijo Kai por la ventana del vehículo, para hacerla venir hacia ellos.

Ella lo hizo al instante, subió al auto y emprendieron el viaje a la Villa Gandas, el lugar donde el príncipe vivía desde que llegó al país.

Durante parte del recorrido permanecieron contemplando estúpidamente el paisaje. En silencio, cada uno pensó en sus asuntos. Kai imaginaba que castigo implementaría con el Anónimo cuando descubrieran su identidad. Debía ser algo ejemplar, y para eso; él era un experto.

Por otro lado, la muchacha hacía cuentas mentales de las ganancias que percibiría ese mes de: "La mano". A su vez, ella leía un libro dorado que Kai le obsequió, era uno con lo básico del protocolo Real y su dinastía.

A esas alturas algunos podrán creer, unos pocos claro está; que esto se trata de una historia de amor, de cómo el bien vence al mal y chalala, pero no es así.

Muy alejado de la realidad.

Aunque volviendo al punto, ella leía como si la impulsara el pánico, dándose apenas cuenta de lo que ocurría a su alrededor, leyó a una velocidad asombrosa y entendió todo aquello. Pero lo curioso era que mientras lo hacía, don George, que iba a un lado de Julia, y Kai que iba del otro, la observaban anonadados. Miraban como sus ojos se paseaban por cada línea de la hoja con rapidez.

Pero eso no era nada, la boca se les quedaría abierta al descubrir que después de leer el libro lo aprendido por completo, sin que se le escapara un detalle.

A Su Alteza, esa inteligencia de Julia le parecía fascinante (y eso que no había visto nada) de igual forma sintió una intranquilidad particular cada vez que la joven lo miraba a los ojos. Cómo un mal presagio.

No era para menos, estaba frente a un ser impresionante y majestuoso que a pensar de tomar ansiolíticos, era una eminencia.

El vello de la nuca se le erizó cuando ella apartó la vista de las hojas, sus ojos se clavaron en él como puñales filosos que desgarran la carne, y un baño de realidad llegó a su mente.

Por primera vez, Kai comprendió la magnitud de lo que se proponía hacer:

Presentarle a sus padres a una desconocida solo para mantener una mentira tonta que dijo meses atrás, mientras estaba ebrio.

¿Se había vuelto loco, acaso?

No, actuaba por orgullo; necesitaba callarle la boca a su madre. Presentarle una mujer, no cualquiera. Una que era odiosa, con estudios impresionantes, rara y con cero sentido del humor.

A él le chispearon los ojos de excitación al imaginar la cara que pondría su madre cuando conociera a Julia. Viera a esa joven delgada, blanca, de zapatos deportivos y franelas de The Ramones, cuando supiera que Julia era arquitecto, graduada con honores y chef profesional.

Una exaltación le recorría la sangre.

Le excitaba fantasear con su madre hecha un lío cuando estuviera frente a esa nerd antipática y distante.

Análogamente, una sonrisa macabra se estampó en su cara. El señor George le vio con disimulo, no estaba de acuerdo con lo que Su Alteza hacía, pero no lo iba a hacer desistir del asunto del noviazgo, porque era contrariarlo. Y tampoco lo delataría, porque era traición. Así que guardaría silencio.

En resumidas cuentas, el paseo terminó. Kai llegó al lugar feliz, repasando la mentira que diría a los empleados:

"Que se habían conocido haces meses atrás, y que él, recién le había contado que era heredero al trono de Listan".

Siguiendo el contexto, Julia comenzó a sentir que el mundo iba más lento, que las personas caminaban más despacio; cosa que era casi imposible.

Se sumergió en su mundo, perdiendo el sentido del aquí y el ahora.

Como era común en ella.

—¡Hey! —dijo Kai para que Julia bajara del auto cuando llegaron.

Ella lo hizo lentamente, sorprendida del sublime paisaje y de la casa, no parecía un palacio; pero era una enorme mansión estilo neoclásico con un jardín trazado con diseño moderno.

—Esta mansión no debe pasar de los 30 años —expuso la joven—. Qué digo 30, ni de los 25 años —se respondió a sí misma.

—No sé exactamente cuando fue construida, George dijo que aproximadamente hace unos 15 o 20 años. Pero, pasa y dime que tal esta por dentro.

—La buena arquitectura no excluye a la naturaleza, lo contrario, la complementa —dijo Julia en voz alta mientras se dirigió al interior de la casa.

Estaba fascinada, no era para menos.

Ella era arquitecto.

A veces parecía una loca, como esas señoras que hablan con los gatos, solo que Julia odiaba a los gatos y a casi todos los animales en general. Así que prefería hablar con ella misma.

Al entrar quedó aún más impresionada, era una obra de arte que utiliza los materiales existentes en una forma más humana e incluso poética; cosa rara, porque ella no parecía congeniar con los humanos.

Para ella, la casa era arte y poesía pura, su estructura era solo un reflejo del estado espiritual del hombre que la había diseñado.

Otra cosa rara, acaso... ¿A Julia le interesaba el espíritu de los demás?

—¿Qué te parece? —preguntó Kai.

—¡Silencio!, así podrás escuchar lo que yo vivo.

—Solo oigo el sonido del motor del carro —soltó él azotando la puerta.

—Ven aquí y cierra tus ojos —ordenó ella colocándose de frente a Kai y cubriendo los ojos con ambas manos_. Intenta decirme como es la escalera.

—No lo sé —respondió bruscamente él.

—Inténtalo —repitió de forma cálida.

—Déjame recordar... —agregó respirando profundo, sintiendo el perfume de Julia. No era Chanel ni ningún otro perfume reconocido que él recordara, pero era un olor agradable, dulce y suave—. ¡Una enredadera! —respondió en voz baja—. El balaustre de metal de la escalera tiene una enredadera y los escalones son blancos.

—Perfecto príncipe Felipe —dijo apartando sus manos de él.

Observó el piso de cerámica símil madera brillante. Al entrar a la cocina notó que era bastante grande.

—Parece que aquí todo es impresionante, menos el dueño —agregó Julia en un tono de burla.

—Acá todo es moderno y hermoso, excepto la invitada —replicó mecánicamente.

—Comienzas a mejorar tus chistes —aceptó, dándole una palmada en el hombro. Anteriormente, Kai había intentado hacerla reír, pero no lo había logrado.

—Te gusta jugar rudo, ¿no? —preguntó.

—Mi humor es negro —respondió inexpresiva.

Kai le acercó una toalla para que secara sus manos recién lavadas y de nuevo sintió esa loción que lo envolvía. Era un olor cautivador, para el Príncipe los perfumes eran la forma de expresar quienes somos, y el de Julia describió a una persona:

Práctica y directa pero también misteriosa y sutil. Su olor era muy grato, fresco como las flores en primavera.

—Puedes comenzar a cocinar, yo estaré acá trabajando en la laptop —informó mientras se puso cómodo y colocó la portátil sobre la mesa de la cocina. Para eso la invitó, para que ella le cocinara. Debía asegurarse que realmente ella era chef.

La joven comenzó sus actividades mientras él se mantenía concentrado en la laptop, redactando algunos documentos que enviaría a Lisdan, su país de natal.

La noche anterior le había escrito un correo a la persona de los anónimos, preguntándole el porqué de todo. La persona no había respondido sino hasta la mañana, no había dicho nada concreto, solo:

"Vengo a castigar con furia a todos los que pudren y envenenan a mi nación". Dijo textualmente. Kai se encontró ansioso de saber si la persona respondería a otras preguntas. Así que respiró profundo y escribió en un correo:

"¿Quién eres?", curioseó.

El Anónimo tardó en responder, tal vez unos veinte minutos pues Kai ya había olvidado el asunto, estaba de regreso sumergido en sus documentos cuando su bandeja de correo mostró la llegada de uno nuevo:

»—Soy cualquier persona Su Alteza... Me gusta ser llamado Seven, aunque si desea llamarme de alguna otra forma lo puede hacer, le doy ese privilegio. Tome en cuenta usted que soy como el que mató a ciento ochenta y cinco mil en una noche.

—¿Qué? —vaciló Kai—. ¿El que mató a ciento ochenta y cinco mil en una noche? —dijo en voz alta—. ¿Hitler? —preguntó aún en voz alta ignorando que Julia estaba presente, aunque no la pudo ignorar por más tiempo porque ella interrumpió sus pensamientos.

—¿Qué? —pronunció en tono burlón—. El ángel de Jehová, Kai, es él quien según, mató a todos esos en una noche —corrigió con gracia, él abrió los ojos como platos.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó incierto.

—Está en la biblia —aclaró con fastidio.

Kai se quedó mirando la computadora pensando que teclear pero, Julia se acercó a él y dijo:

—Hay quienes le llaman el Ángel de la muerte. Muchos le conocen de esa forma.

Él escribió rápidamente:

—¿Eres cómo el ángel de Jehová?, ¿cómo el ángel de la muerte?

Pasado los tres minutos recibió una respuesta:

»—¡Vaya! Me parece grato que lo dedujera tan rápido, pensé que tardaría más. Pero, ahora lo invito a ser más creativo y colocarme un nombre que se relacione. ¡Vamos Su Alteza! Demuestre que es más capaz e inteligente de lo que parece.

Kai sintió que la sangre le hervía, no era la primera vez que la persona de los anónimos insinuaba que él era un tonto, pero por alguna extraña razón pensó que si hacía lo que le ordenaba quizás podía hablar más con él y sacarle un poco de información, era eso lo que le había recomendado George.

—Julia —dijo con una voz conciliadora. Ella lo miró, no pronunció palabra alguna—. Si te pidiera asociar un nombre al del ángel de la muerte, ¿cuál sería?

—No lo sé... Existen muchos nombres, es algo polémico, ¿por qué la pregunta?

—No hagas preguntas, está dentro de tus obligaciones responder mis dudas —dijo con autoridad, como todo un príncipe—. No seas tonta, responde —ordenó.

—A veces creo que tienes un libreto, nadie puede decir tantas estupideces de forma normal —confesó.

—Vamos, no seas tan sentimental. Solo responde.

Ella, ¿sentimental?

—No estoy obligada a ser tu buscador, para eso está Google —soltó con frivolidad, ocultando que la situación la divertía enormemente—. Pero, escojo Josef Mengele, investiga —finalizó con burla. Kai buscó el nombre en internet y leyó la historia, quedó fascinado con el nombre así que decidió llamar a su acosador de esa forma.

Kai escribió:

»—Te llamaré SEVEN MENGELE, como Josef Mengele. Él fue comúnmente apodado "El ángel de la muerte", porque seleccionaba a las víctimas que iban a ser ejecutadas en las cámaras de gas y realizó experimentos mortales con prisioneros, todo un hijo de puta, como tú, Seven Mengele.

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...Los hombres de entre 15 y 29 años corren el mayor riesgo de ser víctimas de homicidio en todo el mundo....

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