Capitulo 5

Jenny me trae el desayuno por la mañana, decido pasear por el castillo y leer un poco. Disfruto de la tranquilidad que hay aquí, aunque extraño las mañanas en la cafetería, el olor a café, las galletas y pasteles horneándose; el ruido de la gente entrando y saliendo; la risa de Agnes hablando con los clientes. No veo la hora de volver al trabajo el lunes.

Vuelvo a mi habitación para prepararme para la cena de esta noche con la reina. Me demoro más de lo que debía en el baño, pero necesitaba desesperadamente sacarme el cansancio de la noche anterior. Me dispongo a peinarme y maquillarme. Suelo ser muy sencilla con respecto a esto en mis horas de trabajo, pero hoy le dedico un poco más de tiempo.

Crucé el salón hacia el comedor principal donde se realizará la velada. La reina está en la puerta dando la bienvenida a todas las damas que llegan; hago una reverencia cuando estuve frente a ella y me da la bienvenida.

Me acerco a la mesa y no me extraña que Charlotte ya se encuentre aquí, debe querer adular lo más posible a la reina. Lleva un vestido rojo, largo también, pero si pensaba que mi vestido era algo exagerado, al lado del que lleva ella, el mío parece de lo más sencillo. Se dirige hacia mí y después del intercambio de palabras que tuvimos anoche me pone nerviosa que monte una escena aquí.

―Tienes el lugar al lado mío, según las tarjetas ―me dice amablemente. Los de la realeza sí que saben fingir al extremo. Le sonrió en agradecimiento.

En cuanto llega la última dama al comedor se hace un silencio y la reina toma lugar en la cabeza de la mesa.

―Buenas noches damas.

―Buenas noches, Su Majestad ―respondemos todas; suelto un suspiro aliviado.

―Es agradable compartir esta cena con damas tan educadas. Pueden proceder a sus asientos.

La cena transcurre normalmente hasta que la reina se dirige hacia mí.

―Elizabeth, por que no nos cuentas algo sobre ti ―miles de cosas se me pasan por la cabeza, pero ninguna es apropiada por supuesto.

―No hay mucho que saber sobre mi -solté sin rodeos. Lo primero que se me vino a la cabeza, no podía dejar a la reina sin contestar mucho tiempo. Debería haber pensado sobre lo que decir si me preguntaban algo, pero bueno, esto es lo que se me ocurrió.

 Charlotte suelta una risa a mi lado y la reina parece no importarle las malas formas que no se deben tener en una cena real. La reina sigue la conversación con Charlotte y no vuelve a dirigir su mirada hacia mi, los mozos comienzan a servir los platos y se hace un momento de silencio.

Por la mañana desayuno con Nate y Jenny que ambos pasan por mi habitación. No sabía que eran tan unidos, pero se nota que Nate la quiere mucho y el estar cerca del el por muy extraño que parezca me da la sensación de hogar. Jenny lo mira con algo mas que cariño pero Nate parece no darse cuenta de los sentimientos de ella.

El príncipe y Charlotte habían salido temprano a cabalgar según nos informó Nate descuidadamente, explicándonos porque se encontraba sumamente aburrido hoy. Mientras hablan de cosas del castillo, comienzo a preparar mi maleta y cuando ellos se retiran de mi habitación, me preparo un baño. Hoy es el último día que tiene el príncipe para pasar tiempo con las damas antes de decidir cuál será su esposa antes de la coronación el próximo viernes. Después del baño relajante, me cambio tranquilamente con el pijama con intenciones de no moverme de la habitación hasta que llaman a mi puerta. Pensando que era Jenny abro la puerta contestando un mensaje de Agnes que la vería un ratito antes de volver para Arid mañana temprano. Escucho una voz más grave que la de Jenny carraspear, levantó la vista y se me corta la respiración al ver al príncipe.

―Buenas tardes.

―Uhmm... hola ―mierda estaba demasiado nerviosa.

―Espero no molestarte.

―No, en absoluto.

―He venido a invitarte a tomar el té ―me mira tan fijo que quiero salir corriendo.

―Suena bien, necesito un momento para arreglarme ―comienzo a cerrar la puerta.

―Aquí estaré.

Me cambio lo más rápido que puedo y decido ser más yo misma hoy, me pongo una falda blanca con una remera rosa claro. Me pregunto si seremos nosotros dos solamente. Salgo y Max me está mirando fijo. Tiemblo cuando empieza a repasar de arriba abajo. Siento mis mejillas sonrojarse.

―Estas muy linda ―me dice besando suavemente mi mano. ―Vamos, deben estar esperándonos.

―¿Esperándonos? ―pregunto confundida.

―Sí, mi madre me dijo que elija dos invitadas. Ella es la anfitriona ―no hace falta que me diga que asistirá Charlotte, ya lo doy por sentado.

―Entonces ¿Nate y yo? ―le digo en broma. Se ríe. Me encanta su risa.

―La próxima vez quizás.

Nos dirigimos hacia la sala de té sin intercambiar más palabras; algo en él no me hace sentir que nuestros silencios sean incómodos; me siento más segura al lado de él, aunque siga poniéndome nerviosa.

Charlotte y la reina ya se encontraban en la sala de té cuando ingresamos. Ambas se sorprenden mucho de vernos llegar juntos, Charlotte me fulmina con la mirada y la reina le lanza una mirada de advertencia al príncipe.

La reina nos da la bienvenida y Max me ofrece la silla junto a Charlotte. El clima se vuelve tenso, hasta que la reina comienza a hablar de la coronación y de la boda. Nerviosa, juego con mis manos por debajo de la mesa, comienzo a notar la incomodidad del príncipe por el tema de conversación y no me quita la mirada más que para contestarle algo a su madre o Charlotte que se encuentra haciéndole muchas preguntas.

La reina nos hace leves preguntas y trato de contestar lo más sincera posible. Ahora puedo conocer un poco mejor a Charlotte y veo un poco de compasión hacia los demás muy en el fondo y me pregunto cuál será el motivo de que a veces se comporte tan despiadada y frívola. Nos despedimos de la reina y se retira de la sala. Charlotte sigue con algunas preguntas hacia el príncipe y decido despedirme de ambos.

Max me intercepta en la puerta.

―Gracias por asistir, me gusta pasar tiempo contigo.

― ¿Y conmigo? ―interviene Charlotte. Ruedo los ojos mentalmente.

―Si, por supuesto, me gusto que asistieras -le dice educadamente―. ¿Nos dejarías un momento a solas?

―Bien, búscame cuando te aburras -le dice dándose media vuelta y retirándose al exterior del castillo.

―Llevo toda la tarde queriendo estar a solas contigo. Me gustaría quedarme, pero no puedo montar más escándalos ―me dice en tono decepcionado―. Espero poder verte pronto. Haremos una feria benéfica en el pueblo de Arid, tal vez tenga suerte y pueda encontrarte allí ―me sostiene la mano acariciándome suavemente ante los ojos curiosos que nos rodean―. Fue un placer conocerte ―besa suavemente mi mano y se retira antes de que pueda decir algo.

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