Capítulo 3

Valentina Simons

Ese hombre por Dios, afectaba mi sistema nervioso central,  solo con escuchar su voz, mis piernas se me volvían gelatina,  Cuando pregunto por mi hija, creí que se molestaría, no esperaba que solo me sonriera, eso hizo que casi me de un infarto por lo hermoso que era ese hombre,  el tiempo parecía detenerse cuando sus ojos posaban en los míos. Nunca me había sentido así. Y era bastante desconcertante. Cuando la señora Milena, fue a buscarme no me había percatado de la hora.  Y gracias a Dios me ayudó a salir del hechizo de ese hombre, que me ponía como una estúpida. 

Me despedí lo más formalmente que pude y salí. A toda prisa. Ya en el elevador de servicio, La señora Milena me bombardeó a preguntas. 

- Dios niña,  ese es el hijo de la señora Margo? - yo solo asentí con la cabeza- está buenísimo…- solté una pequeña carcajada. 

- Y la voz hace que se te bajen las bragas solas- dije y ambas soltaron una carcajada bastante fuerte. Y salimos del elevador para. Cambiarnos y salir de la empresa. 

recien en la parada del autobús,  mi hija dijo algo.  

- Mami, ese señor es un gigante?- me miró con sus ojos llenos de curiosidad.

- No cariño,  él solo es muy alto, es mi jefe. 

- Tiene dientes muy bonitos-dijo mi pequeña,  con toda su inocencia.

- La verdad que si,  una sonrisa muy bonita,  pero mami no puede volver a traerte de acuerdo. Solo fue por esta oportunidad, pero luego tendrás que quedarte con Amalia,- ella solo asintió subimos al autobús. 

Han pasado varias semanas desde la vez que conocí al Señor McClare, cada día esperaba poder verlo, pero no era así.  Obviamente se que él es imposible, pero eso no quiere decir que pueda privarme de la vista. Ya toda la empresa suspiraba por él, Sara me comentó que todas las empleadas querían llamar su atención pero él solo las ignoraba, llegaba y se encerraba en su oficina. Y solo salía a las juntas y a comer de vez en cuando.

Hoy cuando termine de limpiar la oficina de vicepresidencia, me acerqué a presidencia y escuche una pequeña discusión entre la señora Lucrecia y el señor McClare, 

- Te dije que hay algo raro en esto, -decía el señor McClare.

- Iván cariño no tienes idea de lo que dices,  toda la vida hemos comprado los mismos materiales,  esto solo se trata de una campaña de la competencia para desprestigiarnos, ya hemos lidiado con eso en la antigüedad.- decía la señora Lucrecia 

- No Lucrecia los números no mienten debemos investigar más a fondo

- Iván, no podemos darnos el lujo de perder a tan buenos proveedores solo por rumores sin sentido-dijo ella restándole importancia.

Sin entender de qué iba todo eso,  llame a la puerta. Espere unos segundos  y escuche la hermosa voz.  

- Adelante- dijo,  ingrese algo nerviosa,  la señora Lucrecia me miró con desprecio y salió de la oficina.

- Perdón señor,  solo quería saber si puedo hacer la limpieza, o puedo volver en otro momento si le molesta.- agache la cabeza, ese hombre con su mirada color whisky me ponía nerviosa. 

- Adelante yo debo revisar algunos documentos más y me retiraré.

Entre con mis utensilios de limpieza y comencé a limpiar, el baño,  la sala de descanso, y cuando comencé con la oficina, sentía su mirada en mi todo el tiempo,  me ponía nerviosa, y me hacía sentir algo torpe estar bajo su escrutinio constante. De repente siento que se aclara la garganta. 

- Cuántos años tiene usted señorita Valentina- preguntó de repente. Me tensé no esperaba que me dirigiera la palabra. Me aclaré la garganta, intente encontrar mi voz y respondí 

- Emm…  tengo 20 señor. - respondí

- Y… ¿está casada? - me sorprendió bastante esta pregunta,  tarde un momento de contestar. 

- No señor, no estoy casada ni tengo novio - respondí de una sola vez.  Al mirarlo había un brillo en sus ojos, aunque no sabía bien a qué se debía. 

- Y una pregunta mas y espero que no le moleste…- me miró y yo solo asentí con la cabeza- y el padre de su hija,  usted fue madre bastante joven- me miró no juzgandome como el resto de las personas, sino con un verdadero interés. Me removí algo inquieta,  no quería hablar sobre eso, era muy doloroso. Pero aun así creía que sería muy descortés no responder.

- El no sabe que ella existe, y si,  fui madre a los 16. Yo espero que él jamás  me encuentre- dije esto último en un susurro,  pero estoy segura que él escuchó, por que su postura cambió,  se lo veía más tenso. Sin querer que el señor McClare me pregunte más,  reuní mis cosas y me despedí rápidamente algo avergonzada por haber hablado más de la cuenta. 

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Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que bueno que le cuente todo es lo mejor

2022-06-27

0

Ely Moreno

Ely Moreno

me gusta, que esten las cartas y caras bien puestas en la mesa

2022-06-04

0

Lesly Argumedo

Lesly Argumedo

buena historia

2022-05-21

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