Capítulo 4

Aidan

Levanté la mirada al escucharlo entrar a mi consultorio. Ilan no se veía bien hoy, entró con la mirada baja y prácticamente arrastrando los pies. Ciertamente, algo lo aquejaba tanto como para ponerlo en ese estado. Me levanté rápidamente y me aparté de mi escritorio, él se acercó a mi para saludarme, le extendí la mano con una sonrisa, él simplemente forzó una, estrechó mi mano y se sentó. Como la última vez, tomé mi silla de detrás de mi escritorio y me senté junto a él, tomé mi libreta y garabateé algo rápido: "Cuadro de depresión a simple vista".

—¿Cómo estás? —pregunté por cortesía, porque se notaba mucho que se encontraba mal. Se limitó a encogerse de hombros—. Antes de hablar de tus padres, háblame de cómo te encuentras hoy, o qué te ha pasado.

—En realidad, no me ha sucedido nada —bajó la mirada—. Ésta mañana me desperté bastante animado. Me levanté temprano y fui con mi amigo Aksel, pasamos un tiempo juntos. Luego fui a almorzar con Ivana en un lugar de comida rápida, ya que mi padre le había encargado que fuera a buscar un par de cosas. Aún me quedaban unas cuantas horas para venir, así que pasé por el parque —se detuvo unos instantes, parecía que se estaba conteniendo las lágrimas o algo así—. En el parque... vi a niños jugando con sus padres, a otros los llevaban a la escuela, otros simplemente pasaban el rato con ellos... siempre he querido algo así con mi padre, pero a él nunca le gustó estar conmigo —noté como resbalaban lágrimas por sus mejillas—. É-él siempre quiso tener una niña que se pareciera a mi madre, que fuera tan bonita como ella, pero en cambio me tuvo a mí.

—¿Y tu madre? —pregunté extendiéndole un pañuelo descartable.

—B-brilla por su ausencia. Es modelo, su trabajo se centra en Gales, por lo que muy rara vez está conmigo, si tengo la suerte de que ella esté en la ciudad no me presta atención. Solo le presta atención a su celular y a todas sus redes sociales, o a mi padre que le hace sesiones de fotografías que duran prácticamente todo el día —secó su cara con el pañuelo, pero no sirvió de mucho ya que a los pocos segundos su cara se encontraba empapada en lágrimas nuevamente—. Me siento solo y desplazado... —dijo entre hipidos.

—Pero tienes a tu empleada. Tú mismo dijiste que era como tu madre y que siempre estuvo a tu lado. Además, tienes un amigo. ¿Por qué te sientes solo y desplazado?

—P-porque tengo un hueco que es difícil de llenar. Por muchos amigos que pueda tener, no tengo un padre cómplice conmigo como los demás, ni una madre cariñosa y protectora. Por más de que tenga a Ivana, ella no es mi madre aunque haya hecho ese rol por años. Estoy solo en este mundo, Aidan, solo. A nadie le va a preocupar si desapareciera mañana, pensarían que me perdí como idiota, porque así me llama mi padre, me dice que soy un idiota, un inútil bueno para nada, que podría haber nacido tan perfecto como mi madre, pero no lo soy.

Su voz delataba a un nuevo llanto que estaba por comenzar, rápidamente volví a salirme de mi papel de psicólogo y lo abracé de manera cariñosa.

—S-soy un inútil... —sollozó—. N-no puedo hacer nada que agrade a mis padres nunca. S-soy basura desde el momento en el que nací...

Le acaricié el cabello lentamente intentando calmar su llanto. Nos quedamos en silencio un largo rato, aún estábamos abrazados, él se aferraba a mí y mantenía su cabeza en mi hombro, mientras yo seguía acariciando su cabello, pero, pronto, unos toques rompieron nuestro silencio. Me aparté de Ilan, me levanté y me acerqué a la puerta. Del otro lado se encontraba mi secretaria avisándome que el otro paciente ya se encontraba allí. No me había dado cuenta de cuan rápido había pasado el tiempo. Le pedí que me diera unos minutos más y cerré la puerta. Volví con Ilan, que seguía con lágrimas en los ojos.

—Tu turno ha terminado —asintió levantándose—. No olvides la sesión del miércoles, quiero que vengas y retomaremos desde el mismo punto. Si te sientes peor, no dudes en hablarme.

Asintió nuevamente levantando la mirada hacia mí. De repente, mi cabeza estaba nublada solo con ver sus ojos verdes. Ciertamente eran muy bonitos, pero no era como que no los hubiera visto ya, ¿por qué me detenía a apreciarlos ahora?

—Ya me voy, doctor —dijo haciéndome volver a la Tierra—. Gracias —me dio un abrazo que no duró más que unos pocos segundos y luego se alejó en dirección a la puerta—. Nos vemos el miércoles —me mostró una pequeña sonrisa, para luego irse.

Luego de ver al último paciente que tenía el día de hoy, decidí ir a la sala de descanso. Allí se encontraban las enfermeras hablando de cosas que nunca sabré, porque justo en el momento en el que entré todas guardaron silencio.

—Hola doctor Zhang, no ha venido en unos días por aquí. ¿Qué lo estuvo entreteniendo tanto? —dijo Lyubina acercándose a mí, las demás enfermeras nos miraron atentamente—. Lo hemos extrañado, sobre todo yo.

Esto último lo dijo en un susurro que pretendía ser seductor, pero solo me provocó escalofríos.

—Solo vine por algo de café, Lyubina. Me he quedado sin una gota en mi consultorio.

Dicho esto, me senté en la mesa junto a las otras enfermeras, sentí las cuchilladas que me estaría dando Lyubina con la mirada, pero decidí ignorarla. Antes venía muy a menudo a la sala de descanso, así fue como la conocí a ella. Estábamos en dos partes de la clínica distintas, así que era el único lugar donde me podía cruzar con ella. Hace un año comenzamos a hablar, parecía que nos entendíamos así que intentamos por un breve tiempo un romance, pero no resultó bien, ciertamente ella no era el tipo de persona que me gustara tener a mi lado, así que nuestro romance solo duró dos meses. Cuando ya no quise saber de ella enloqueció un poco, aún estaba obsesionada conmigo y cada tanto me seguía hasta mi consultorio para obligarme a que me acostara con ella como antes. Cuando terminé mi café, me levanté del lugar y, junto con mi taza, volví al consultorio.

—Aidan. ¿Podemos hablar?

Sabía que no me iba a dejar solo ahora que me había visto de nuevo. No contesté a la pregunta, simplemente entré e intenté cerrar la puerta, pero ella me lo impidió. Se metió a la fuerza a la habitación y cerró.

—Aidan, creo que podríamos arreglar esto... de verdad te extraño —de repente comenzó a sonar mi celular, rápidamente lo saqué y miré la pantalla, era un mensaje de Ilan. Lyubina no perdió oportunidad para asomarse a ver quién me hablaba—. ¿Un paciente nuevo?

Estaba a punto de asentir, pero pensé unos segundos, estaba seguro que si le decía que no era nada más que un paciente no me dejará en paz, pero si le digo que era mi pareja si lo hará. Aunque extienda el rumor por toda la clínica, al menos estaré más tranquilo.

—No, es mi pareja.

Ella me miró y volvió a asomarse para ver mi celular.

—Se llama Ilan, Aidan, es nombre de varón —asentí notando como poco a poco su rostro se iba deformando en una mueca de asco—. ¿Ahora eres gay?

—Eso no te importa, Lyubina. —solté un suspiro—. Lo siento, pero tengo que atender a mi novio, así que vete.

Frunció el ceño como si fuera una niña pequeña y luego salió del consultorio. Lo siento Ilan, tuve que meterte en mis problemas para salir de ellos, esperaba que no hubiera consecuencias de esto. Me senté en el escritorio y abrí el mensaje de Ilan.

—"Gracias por el abrazo de hoy, me hizo sentir menos solo. Tus abrazos son muy cálidos" —sonreí al instante.

—"No tienes que agradecer. ¿Cómo te encuentras?" —pregunté reclinándome en el asiento.

—"Un poco mejor, gracias por preocuparte" —seguido me llegó otro mensaje—."Quería preguntarle algo".

Estaba por contestar, pero, al ver que estaba escribiendo, decidí esperar a saber qué era.

—"Me gustaría saber... ¿eres gay?".

No esperaba ese tipo de pregunta. Tal vez se sentía inseguro ante sus padres y buscaba a alguien que se haya encontrado con una situación similar.

—"Nunca me ha interesado un hombre realmente, así que... no creo serlo, pero no me cerraría a la posibilidad, no soy del tipo que se espanta al saber que la persona con la que trato es gay. Tal vez esa persona me termine gustando y todo si tiene una personalidad atractiva".

Una vez que envié el mensaje, lo releí un par de veces no muy convencido de mi respuesta.

—"Ya veo. Entonces sí hay una posibilidad de que otro hombre te interese".

—"¿Por qué lo preguntas?".

Comenzó a escribir. Se detuvo. Volvió a escribir. Se detuvo. Volvió a escribir y se detuvo nuevamente. Me pregunté por qué no enviaba una respuesta. Salí de WhatsApp y bloqueé mi celular, solté un suspiro y comencé a juntar mis cosas, esperando a que Ilan en algún momento me contestase. Una vez listo, salí de la clínica, me dirigí al estacionamiento, me subí a mi auto y esperé unos minutos para arrancar. Revisé mi celular nuevamente, Ilan estaba en línea, pero había dejado de escribir; no sabía qué querría este niño, tendré que esperar hasta la sesión del miércoles para preguntarle una vez que terminemos.

-----------------------------------------------------------------------------

Miré mi reloj impaciente, pronto llegaría Ilan, era el único paciente que tenía el día de hoy, dado que normalmente no atendía los miércoles. Me recliné en la silla soltando un suspiro; quería saber que fue la conversación del lunes, aún no me había contestado desde ese día, solo me había dejado en "visto". Pronto, unos toques hicieron que me sobresaltara, levanté la mirada hacia la puerta, ésta se abrió mostrándome el rostro de Ilan, quien entró cerrando tras su espalda, me levanté rápidamente mostrándole una sonrisa.

—¿Cómo te encuentras? —pregunté mientras se acercaba a mí, él se encogió de hombros. Le extendí la mano, la cual estrechó para luego sentarse, me senté a su lado y tomé mi cuaderno—. Bien, el lunes nos quedamos en que te sientes desplazado y solo —lo miré, él exhaló con algo de fuerza.

—Mi padre se ha ido ayer a Bakar, regresará en un mes prácticamente. Llamé a mi madre porque no quería quedarme solo y molestar constantemente a Ivana, pero me ha dicho que tiene un trabajo muy importante, que no puede estar conmigo como si fuera un niño pequeño —soltó un suspiro pesado—. Me siento tan solo en el mundo. A mis padres no les importo. Mi padre ni siquiera tuvo la decencia de despedirse de mi antes de irse, simplemente volví ayer y él ya no estaba. Le envié un par de mensajes a los que solo contestó con un "no me molestes", que había salido por trabajo —me miró con los ojos llenos de lágrimas—. S-solo los molesto... s-soy una molestia para todos.

Coloqué mi mano en su cabeza comenzando a acariciar su cabello con suavidad. Cuando las lágrimas comenzaron a empapar sus mejillas, bajó la mirada.

—S-siempre creí que todo estaría mejor si yo no hubiera nacido. P-por eso intenté suicidarme... l-lastimarme lo más que podía.

Dejé mi libreta y el bolígrafo que tenía en la mano, tomé una de sus manos y la apreté un poco; estaba pensando nuevamente en cosas que no debería, me estaba saliendo de mi profesionalismo, pero, por alguna razón, sentía una conexión con él sumamente especial.

—Ilan... —comencé a hablar inseguro de lo que estaba por decir—. Si... si te sientes solo puedes venir a mi casa cuando gustes —levantó la mirada hacia mí.

—N-no quiero causarte problemas. Sé que no puedes hacer eso.

Apreté un poco más su mano.

—Es verdad, no puedo, pero haré una excepción. Acéptalo, ¿sí? —titubeó unos segundos para luego asentir con la cabeza—. Solo no se lo comentes a tus padres, o a tu empleada —anoté rápidamente mi dirección en mi cuaderno, arranqué la hoja y se la di—. Si en algún momento te sientes solo, puedes ir a mi casa. Generalmente llego eso de las seis, puedes mandarme un mensaje antes —miró él papel unos instantes en silencio.

—G-gracias —levantó la mirada nuevamente—. ¿P-puedo ir ahora? S-si no tienes nada que hacer, claro —asentí ni bien terminó de decir aquello.

—Sí, está bien —le sonreí—. Pasaremos por tu casa antes para que tomes lo que necesites —me sonrió, para luego abrazarme.

—G-gracias.

Se separó de mí, me levanté, guardé rápidamente mis cosas y lo miré.

—Vamos —él sacó rápidamente su celular y lo miró unos segundos—. ¿Qué sucede?

—E-es temprano aún, queda media hora de sesión. ¿No tendrá problemas si salimos ahora?

No me había parado a pensar en eso. Solté un pequeño suspiro y me senté junto a Ilan nuevamente. Esperamos el tiempo que restaba de la consulta. Cuando el tiempo se cumplió, Ilan y yo salimos rápidamente del consultorio y nos dirigimos al estacionamiento. Lo llevé hasta mi auto, ambos nos subimos para emprender camino hacia la casa de Ilan. Una vez allí, él se bajó y fue directamente a buscar sus cosas. En cuanto a mí, yo solo me quedé en el auto esperándolo; aún no estaba muy seguro de estar llevando a Ilan a mi casa, no era ético ni profesional en lo absoluto, pero no lo podía dejar solo como lo hacían sus padres. No quería que se volviera a sentir así de solo de nuevo. 

Más populares

Comments

Sol

Sol

que le pasó???... si avía estado tan sonriente porque lo vería...

2023-05-17

4

Franny Chirino

Franny Chirino

Si es por esa persona no hay errores que valgan

2023-05-17

1

Franny Chirino

Franny Chirino

yo viendo la indirecta más directa de toda mi vida

2023-05-13

4

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play