El silencio en la biblioteca era más ensordecedor que cualquier grito. El segundo beso había sido una confesión, un punto de no retorno. Ethan no me miró, aún apoyado contra el estante como si necesitara el soporte físico de los libros para no caerse. Su respiración seguía agitada, pero su rostro ya estaba recuperando la máscara de piedra.
—Vamos a manejarlo no repitiéndolo —dijo finalmente, con una voz baja y controlada que me heló la sangre—. Ahora, vete a tu habitación.
—No. No después de lo que acabas de decir. Acabas de confesar que lo haces por desesperación, por asfixia... y que yo soy un 'fallo'. No me trates como una aventura de medianoche, Ethan. Clara es mi mejor amiga, y no soy tan cínica como tú.
Di un paso hacia él, sintiendo que mi propia valentía era una locura. Estaba desafiando al hombre más frío y poderoso que conocía, todo por una verdad que ninguno de los dos quería admitir.
—¿Crees que yo soy yo el cinico? —Me miró con desprecio, pero sus ojos ardían—. Eres tú la que vino a la biblioteca después de mi advertencia. Eres tú la que está jugando con la lealtad de Clara y con la estabilidad de mi familia. ¿O es que tu 'amistad' no es tan fuerte como dices?
La acusación me dolió profundamente porque era cierta. Me había puesto en peligro a mí misma y, lo que era peor, a Clara.
—Estoy aquí porque tu advertencia es una trampa. Me has puesto entre la espada y la pared. O te traiciono a ti, o traiciono a Clara. Pero no voy a permitir que me manipules.
—No te estoy manipulando, Liv —Ethan enderezó su postura, la distancia emocional entre nosotros se amplió—. Te estoy dando una realidad. Y la realidad es que tú eres la única que no tiene nada que perder si esto sale mal. Yo pierdo el control de esta empresa. Clara pierde la única estabilidad que conoce. Tú solo pierdes... ¿un romance prohibido?
Su lógica era impecable y cruel. Él había calculado las consecuencias; yo solo sentía el arrebato.
—Entonces dime qué pasó anoche con Alexander —exigí, cambiando abruptamente el tema—. ¿Qué sabes de él? Si eres tan protector con Clara, ¿por qué no le dices la verdad sobre su prometido?
Ethan dudó. Era una fisura, una brecha en su armadura que yo no podía ignorar. Se acercó a su escritorio, recogió un archivo delgado y lo lanzó sobre la superficie de madera.
—El tema con Alexander es más complejo que un simple error de gestión. Hay cuentas offshore que no cuadran y una posible evasión fiscal masiva. Si mi padre firma esa fusión, toda la familia Hawthorne podría caer con Alexander. Es por eso que estoy luchando por el control interno.
Me quedé en shock. Esto no era solo una boda infeliz; era un escándalo financiero con implicaciones legales serias.
—Y Clara no sabe nada de esto —dije, más como una declaración que como una pregunta.
—Si lo supiera, se iría. Pero eso no detendría a mi padre. Mi padre la ve como una pieza del rompecabezas. Y Alexander... él tiene un poder de persuasión que asusta. Sabe jugar el juego de los Hawthorne a la perfección.
—¿Y tú crees que besándome a mí, vas a proteger a Clara? —Mi voz se alzó con la incredulidad—. ¿Esa es tu estrategia? Distracción emocional?
Ethan se llevó las manos a la cabeza, frustrado. —¡No! El beso... fue un accidente. Una liberación estúpida en un momento en que no pude respirar. Pero ahora... eres un riesgo. Eres la única persona en esta casa que no tiene precio, Liv. Y eso me asusta más que Alexander.
—¿Qué quieres decir con que no tengo precio?
—Los Hawthorne compran lealtad. Compran silencio. Tu amistad con Clara es real. Tu repulsión hacia este lugar es real. Si te involucras, no tendré control sobre ti.
La honestidad de su miedo me desarmó. No temía que yo lo expusiera; temía que lo que sentíamos fuera más fuerte que su necesidad de control.
—¿Qué pasa si me voy ahora mismo? —pregunté, sintiendo un escalofrío. La idea era tentadora, una vía de escape.
—Si te vas, Clara se hundirá en la tristeza y buscará consuelo en Alexander o en los cócteles. Y yo... yo perderé la única persona que me recuerda que todavía puedo sentir algo que no sea la rabia y el cálculo frío.
Era la admisión más vulnerable que le había oído. El Hermano de mi amiga me necesitaba como recordatorio de su humanidad.
—Bien. No me iré —dije, tomando una decisión que cambiaría mi vida. Si mi presencia era un ancla para Clara y, sorprendentemente, una chispa para Ethan, entonces me quedaría. Pero con mis propias reglas. —Pero vamos a establecer algunas reglas. Estás de acuerdo en que no va a haber ninguna repetición a menos que sea necesario. Nos trataremos con frialdad en público. Y si descubro que estás manipulando a Clara o a Alexander solo para conseguir lo que quieres, me iré, y me aseguraré de que tu padre se entere de lo que sabes.
Ethan me miró fijamente. Era la primera vez que alguien en su mundo le ponía condiciones. Asintió lentamente.
—Trato. Y no te preocupes, no soy un monstruo. Me aseguraré de que Alexander no toque a Clara hasta que resuelva esto.
—Y yo te ayudaré. No con tus estrategias, sino con Clara. Ella me necesita para tener un poco de "normalidad" —expliqué.
—Normalidad... —repitió Ethan, con un tinte de ironía. Me extendió la mano por encima del escritorio. No era un gesto romántico, sino un apretón de manos entre dos aliados incómodos.
Tomé su mano. Su piel era cálida y áspera. La electricidad prohibida, el fallo, volvió a encenderse, pero esta vez, estaba cargada de un propósito.
—No me llames 'fallo', Ethan —dije, retirando mi mano—. Llámame Liv. O tu cómplice.
Ethan sonrió, un gesto genuino que iluminó su rostro cansado. —Cómplice. Bien. Ahora, ve a dormir. Necesitas energía. Vamos a tener que fingir que esta noche nunca sucedió.
Salí de la biblioteca con el corazón latiéndome en el pecho. Ya no era solo una amiga leal. Era la cómplice del heredero silencioso, y mi misión era salvar a Clara de un matrimonio desastroso, mientras luchaba por no caer rendida ante el peligro que se había convertido en mi aliado.
Al volver a mi habitación, la caja de recuerdos de Clara me pareció menos importante. La verdadera historia no estaba en el pasado. Estaba sucediendo ahora mismo, en el pasillo, entre el silencio y la verdad de un hombre que había jurado destrozarme si me quedaba. Y yo, por primera vez en seis años, me sentía completamente viva. El juego había comenzado.
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Comments
Elilu 🇲🇽
a ver Liv si tú eres una genio en finanzas ponte a trabajar y deja de sacar a colación el bendito beso, te graduaste con honores anda libera a Clara de este nefasto negocio ayudando a Ethan a sacar todo a la luz.
2025-10-17
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