Los recuerdos invaden mi mente, todavía recuerdo el comienzo de lo que sería con el tiempo una terrible pesadilla, una pesadilla que adornaría mi piel de colores oscuros, donde mi libertad no sería una opción. No, no sería una opción.
Recuerdo que apenas termine la secundaria. ¿Cuál fue la razón?
La mayoría del tiempo faltaba a clases por estar con Leo, el supuesto amor de mi vida.
Si tan solo lo hubiera dejado aquella vez...
_______________✒
~Años atrás~
Tenía 17 años, estaba nerviosa, llovía torrencialmente y mi uniforme estaba totalmente mojado, así como lo estaba el de él, nos habíamos escapado de clases y mi casa no era una opción porque mi madre, y mi hermano se encontraba allí al mediodía, por lo que sin dudarlo fuimos a la suya, sus padres a esta hora estaban trabajando, la casa estaría sola.
Una vez llegamos a su casa me guío hasta su habitación, y como mis ganas de hacer pis eran inmensas, me enseño donde se encontraba el baño.
Al terminar lave mis manos y salí un poco temblorosa del baño, eso debido a que mi ropa y pelo estaban completamente mojados, él se metió al baño después que salí, y consigo trajo un par de toallas de algodón grandes, para secarnos un poco.
Y entonces ocurrió, me miro a los ojos y me dijo:
— ¿Cuánto me quieres Dani?
— Tu sabes cuanto te quiero Leo.
— Entonces demuéstramelo, déjame ser el primero y el último hombre de tu vida.
— Leo... yo...yo... tú sabes que... —comencé a tartamudear, por que aquello ya lo habíamos conversado y esperaríamos hasta terminar el instituto, cosa que él había aceptado a regañadientes.
— Como quieras, entonces no me quieres como dices, porque si lo hicieras no dudarías.
— Sabes que te quiero, que te amo Leo.
— Entonces Dani, porqué esperar, si me amas como dices, lo haremos, o si no, lo siento pero hasta acá llegamos. Se termina, ¿entiendes? —mis ojos se llenaron de lágrimas ante su ultimátum. Le quería, y no podía perderlo.
— Leo... no puedes hablar en serio... —me negaba a creer lo que me decía.
— Es la verdad Dani, te he esperado, he tenido paciencia. Pero ya no más, tú no me amas.
— Eso no es cierto Leo, yo si...
— Sécate luego que te voy a dejar a tu casa. Te espero abajo.—dice serio, y cuando va abrir la puerta de su habitación para marcharse, me arroje a sus brazos llorando, no podía creer que por querer esperar lo iba a perder. ¡Yo no lo quería perder!
— Lo haré Leo, yo sí que te quiero...
— ¿De verdad lo harás? —su mirada era de expectación.
— Lo haré... si así me crees...—en ese momento me envolvió en sus brazos, con el pie cerro la puerta, y me llevo a su cama. Me beso con brusquedad, y sus manos comenzaron a tocar mis pechos redondeados, un suspiro salió de mis labios. Lo quería, y se lo demostraría, a pesar de no estar preparada.
— No sabes Dani las ganas que tengo de que seas mía, solo mía. ¡Dime que eres mía Dani!—me sobresalte un poco por la brusquedad de sus palabras pero asentí— ¡dímelo fuerte Dani!
— Soy tuya Leo...—sus manos se mueven más abajo, a donde terminaba el dobladillo de mi falda escolar. La levanta y comienza a toquetear mis muslos y la cara interna de esta, hasta llegar a mi lugar secreto, aquel lugar que no había conocido hombre alguno.
— Estas caliente aquí preciosa. —sus dedos se meten entre mis bragas apartándolas. Y cuando sus dedos hacen contacto con mi zona intíma doy un respingo— Espérame, ya vuelvo...
Se levanta alejándose de mí, lo observó ir al baño y volver con una toalla inmensa color negro.
— Levantate Dani. —me ordena y lo hago, lo veo colocar la toalla sobre el edredón azul de su cama— Ahora, recuéstate encima de la toalla, preciosa. —obedezco nerviosa ante su atenta mirada. Una vez acostada, él se saca su ropa mojada con rapidez quedando solo en bóxer, el cual después de unos segundos se saca también. Estaba erecto, y era la primera vez que veía uno.
Él sin ropa y yo todavía con la mía puesta. Se recuesta sobre mi cuerpo, separa mis piernas y me besa. Un beso rápido y violento. Sus manos tocan con brusquedad mis pechos, para luego bajar a mis muslos, los cuales abre pese a mi resistencia y nerviosismo. Una vez abierta de piernas me toquetea y como mis bragas estorban las saca lanzandolas al suelo, él comienza a hacer fricción con su mi*mbro en mi centro sin pen*trarme todavía.
Por unos breves momentos quiero salir de allí pero no lo consigo. Me besa y yo me dejo llevar confiando en él, olvidando por unos instantes lo que vamos a hacer. Pero ese fue mi error, confiar en él.
Sus manos se hicieron más bruscas en sus caricias, ni siquiera me preparo para lo que se venía, él estaba tan ciego por sus deseos que cuando entro en mí, no fue para nada suave, fue doloroso. Mi grito de dolor no fue escuchado ya que sus labios estan sobre mi boca, y sus ganas pudieron más, pen*tro en mi interior antes virginal una y otra vez con fuerza, una tortura que hizo que derramara algunas lágrimas.
Y cuando por fin se vino en mi interior, fue un alivio, ya que en ningún momento sentí placer. Leo cayó agotado estremeciéndose sobre mi pobre cuerpo, que no había sentido más que dolor, un horrible dolor.
Cerrando los ojos, trato de apartarme de él, cosa que consigo cuando él se gira hacía un lado de la cama saliendo de mi interior, dejándome libre de su peso.
— Estuvo increíble Dani, estabas tan cerrada. Eres preciosa y mía. —lo veo suspirar y me dan ganas de decirle que para mí no fue así. Trato de levantarme de la cama y es cuando siento las secuelas de lo ocurrido, un dolor en mi entrepierna que me hace caer en la cama nuevamente. Es horrible.
Pero no desisto, y después de algunos intentos lo logro, yéndome con pasos temblorosos directo al baño. Miro mi ropa desordenada, ni siquiera me la quite, y aún estaba húmeda. Mi blusa esta desabrochada, mi sujetador por encima de mis ahora adoloridos pechos.
Pongo en orden mi ropa y siento que algo se deslizaba por mis muslos, levanto mi falda y veo algo viscoso con... ¡sangre!
Tomo papel de baño y me limpio como puedo, lo mojo y sigo en mi tarea hasta que logro limpiarme bien.
Una vez lista salgo del baño, y veo a Leo acostado y arropado en su cama.
— Leo... —me acerco a él.
— Mmm ¿qué pasa Dani? —me pregunta medio adormilado.
— Tengo que irme... me vas...
— Bueno, vete, mañana nos vemos en el insti. Ahora dejame dormir, tengo bastante sueño, y no me gusta que me molesten. —sus palabras me dejan confusa y algo en mi interior quiere gritar, llorar, pero no lo hago.
Agarro mis cosas y me voy de su casa en medio de la lluvia que sigue cayendo, al llegar al paradero de autobuses me siento a esperar. El paradero no es mucho lo que me cubre de la lluvia, y el autobús no pasa nunca.
Entonces un auto se detiene, de él baja un chico alto y delgado. Me pongo de pie desconfiada.
— Hola. Te vi desde mi coche, ¿Te encuentras bien? ¿Te han hecho algo? Estás empapada...—lo miro a los ojos y me encuentro con unos ojos grises preocupados.
— ¿Porqué? —le pregunto confusa.
— ¿Porqué, qué?— me contesta con otra pregunta.
— ¿Porqué quieres saber? ¿Porqué si ni siquiera me conoces? No deberías hacerlo.
— Lo siento, tal vez no debí molestarte, pero solo quería ayudarte, toma. —sus manos me entregan un paraguas— te vas a enfermar aún más si no te cubres de la lluvia.
— Gracias... es solo...—poco a poco mis piernas entumecidas por la lluvia pierden las fuerzas, mis ojos comienzan a cerrarse y voy perdiendo el conocimiento. Solo esperaba que el porrazo sobre la acera no doliera tanto.
**Horas después**.
— *Joven, ¿está seguro que fue buena idea traerla? —escucho a una voz masculina preguntar*.
— *Claro Teodore, no la íbamos a dejar en medio de la tormenta y en ese estado. Además la pobre tiene mucha fiebre. —siento una mano cálida posarse en mi frente. Poco a poco abro mis ojos y lo primero que veo son esos ojos grises— creo que esta despertando Teodore, llama a Leyla*.
— *Sí joven*.
— *Veo que por fin despiertas bella durmiente, y antes de que preguntes, nosotros no te sacamos la ropa, fue Leyla, estabas muy mal. Mi primer impulso fue llevarte a una hospital, pero cuando te lo sugerí dijiste que no, parecías aterrorizada, ¿Quién te hizo daño? Tienes que denunciarle*...
— *Gra...gracias...—digo apenas, ni siquiera recordaba no haber querido ir a un hospital.—na...nadie me hizo daño. ¿qué hora es*?
— *Las cuatro de la tarde*.
— *Tengo que irme a casa, ¿dónde estoy*?
— *En mi casa*.
— *Tengo que irme...—intento levantarme pero un dolor punzante en mi entrepierna y un breve mareo hace que vuelva a recostar mi cabeza en esa cálida almohada*.
— ¿*Qué animal te hizo daño, bella durmiente? Dímelo para que yo*...
— *Por favor debo irme a casa.—lo interrumpo*.
*Sus ojos me observan con preocupación, acerca su mano y con delicadeza acaricia mi rostro. No puedo negar que su toque causó una sensación extraña en mí, algo reconfortante y sincero. Una sensación de estar en el lugar correcto*.
*Después de una larga conversación y de convencerlo que no había necesidad de que se preocupara por una desconocida*.
*Que el problema era asunto mío*.
*Él se rindió en su afán de querer saber que me había pasado*.
*Pero también fue gracias a una mujer llamada Leyla, ella le convenció dejarme ir a casa en vez de a la comisaria. ¡Chico Terco! ¿Porqué se preocupa de alguien extraño*?
Al despedirme agradecí su ayuda, e insistencia en que me fuera a dejar.
Aquello, fue como un sueño y nunca más volví a verle de nuevo, ni siquiera recuerdo haberle preguntado su nombre.
Lo que sí fue claro ese día, fue en el mal estado en que quedó mi cuerpo, Leo había dejado muchas marcas en mi piel. Si tan solo después de aquello no hubiera vuelto a salir con él, si tan solo no me hubiera rendido a sus propuestas.
Pero caí, y toda acción conlleva una consecuencia, y la mía fue apenas sobrevivir a su lado.
Leo marco mi cuerpo, corazón y alma. Me alejo de mi familia, amigos, me convirtió en la nada misma, y todo por creer que debía obedecerle y amarle, aunque ahora que lo pienso, fue el miedo.
Leo fue mi infierno, y en su cama apenas fui una chispa a medio prender.
Pero en la actualidad, lejos de Leo, y después de lo que paso en el club... no sé quién soy, desconozco mi cuerpo, no temo más al sexo, al parecer no con él.
Y esta no soy yo.
Ni siquiera sé qué pasaría si aquel hombre me volviera a tocar.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 48 Episodes
Comments
Rous
Típico chantaje y como tonta algunas caen
2024-03-01
1
Paola =PAITO 🇨🇱🇨🇱🇨🇱
estás viva mujer y tienes derecho a amar y ser amada
2023-10-12
1
Marlene Garcia
creo que ya leí esta historia de verdad es muy interesante
2023-10-12
0