Tus Caricias
...Sinopsis...
...Ella en los brazos de su ex siempre fue un chispa de fuego a medio prender, y después de su por fin ansiada separación, solo anhelaba trabajar y dedicarse a su hijo, su tesoro más preciado....
...No quería volver a escuchar en los labios de otro hombre "eres mía" no, no quería si para eso tenía que volver a vivir lo mismo que en su relación con el padre de su hijo....
...Él no esperaba lo que el destino le tenía preparado. No esperaba que su corazón herido y de hielo volviera a latir así. No después de lo que pasó con su ex novia. Y definitivamente no esperaba pertenecer a una mujer....
...Y si ninguno de los dos esperaba la llegada del otro a sus vidas, ¿qué sucederá cuando se conozcan?...
...¿Podrá el fuego a medio prender transformarse en una ardiente hoguera?...
...¿Podrá un corazón herido y de hielo volver a amar, y ser derretido hasta el punto de ebullición, y tal vez generar un sobrecalentamiento más allá de los límites permitidos?...
...Acaso, un par de copas, conocer el cielo y sus caricias, ¿cambiará sus vidas?...
...****************...
...Capitulo 1...
— Noo... porfavor, te lo imploro...—le susurro con voz temblorosa al hombre que supuestamente me debía amar y anteponer mis deseos a los de él, un hombre al cual amé con locura y por el cual estuve ciega por varios años— no me hagas esto otra vez...
— ¡Cállate perra! Aunque debo admitir que tus súplicas me calientan aún más... —me responde con voz ronca después de desgarrar mi ropa y dejarme totalmente desnuda ante él. Su mirada depredadora, lujuriosa no es una cosa bonita de ver, ya no, antes lo que eran mariposas de enamoramiento, ahora son nauséas, y asco en mi interior.
Mientras besa mis labios con brusquedad, una de sus manos toman las mías más pequeñas, poniéndolas sobre mi cabeza en la cama, y con la otra separa mis piernas que tiritan de miedo.
《Ya no quiero más esto, no quiero más sexo vacío y con sabor a nada más que miedo》
El olor de su cuerpo sudoroso, su respiración es una combinación de drogas y alcohol, e innevitablemente inunda mis fosas nasales. 《¿cómo pudo haber cambiado tanto, dónde quedó aquel hombre del cual me enamoré? 》
Siento su miembro apretarse contra mi zona íntima, su cuerpo más grande y desnudo sobre el mío, más menudo y cansado.
《¿Porqué tengo que ser tan débil?》
Entonces su miembro entra en mí en un empuje brutal y sin importarle en lo más mínimo si me lástima, o si estoy preparada. Así excitado y solo importándole sus necesidades, su miembro sigue empujando, penetrándome una y otra vez con estocadas brutales, buscando su placer. Su risa y sus palabras repugnantes del acto que llevaba a cabo me revuelven aún más el estómago. Lo escucho jadear, insultarme y acelerar sus embestidas aún más.
Yo muerdo mis labios ahogando mis gritos de dolor, ya que si no lo hago mi hijo que duerme en el cuarto de al lado nos escuchara, y no quiero despertarlo.
— Ya basta... —le suplico en susurros una última vez. Él dirige su puño contra mi mejilla y me callo al instante.
— ¡No vuelvas a hablar perra! No te veo como la mujer que merezco, pero me diste un hijo y vives en mi casa y eso te hace mía... y soportarás todo lo que yo quiera.... no te atrevas a engañarme maldita, porque te irá peor. Oh, maldiciiiiión...esto es tan bueno... —esto último lo dice apenas ya que esta entrando en una nube de poder y lujuria, lo que lo hace creerse mi dueño y señor.
《¡Es un maldito hijo de puta!
¡Lo Odio!》Pero no soy capaz de decírselo en voz alta.
《¿Cómo puede sentir placer con mi sufrimiento?》
《Yo le amaba, pero eso es tiempo pasado, esta relación ya no da para más. Después de este día lo dejaré, sí, sé que es algo que me he dicho muchas veces pero esta vez lo haré》.
Mis lágrimas caen sin cesar por mis mejillas con moratones que marcan mi piel, moratones hechos por sus puños, su pies, ni siquiera por su mano. Mi labio inferior partido tiembla, y después de algunos minutos que parecieron una eternidad, él derrama su semilla en mi interior para caer profundamente dormido. Con un suspiro de alivio lo separo de mí cuerpo como puedo y me voy al baño, allí me meto bajo el chorro de agua fría de la ducha, me restriego con una esponja el cuerpo a ver si así logro quitar su olor de mí.
Agacho la cabeza, mi cuerpo tiembla mientras más lágrimas bajan por mis mejillas confundiéndose con el agua de la ducha. Aprieto mis puños tan fuerte que siento mis uñas clavarse en las palmas de mis manos.
Ya no doy más con esta vida que llevo, cuando ni siquiera es vida lo que vivo a su lado. Cada día es peor que el anterior, tengo miedo, estoy aterrorizada, y si no hago algo pronto, esto tal vez termine en uno de tantos casos de femicidio o al revés.
_______________
Después de la ducha me cambio de ropa, sé que no se despertará hasta el día siguiente, ya que es del sueño pesado, y sus ronquidos me lo confirman.
Con cuidado de no hacer ruido me termino de vestir y abrigarme, tomo algunas cosas importantes como mis documentos y los de mi hijo que guardo en el velador, y salgo de la habitación, cerrando tras de mí con sumo cuidado. Recuesto mi cuerpo cansado y golpeado en la puerta de la habitación, mis piernas tiemblan por el esfuerzo, estoy cansada, pero solo unos segundos de descanso bastan, y a paso firme me dirijo a la habitación de mi bebé.
Después de alistar a mi bebé que esta aún dormido. Lo envuelvo en una mantita grande y abrigadora, tomo su bolsito con sus cosas, las más necesarias y bajo las escaleras, dirigiéndome a la salida, de allí tomo un cochesito que guardo dentro de un closet que hay al lado de la puerta de salida donde se guardan los abrigos. Saco el cochecito y como puedo lo abro, y coloco a mi pequeño en él, quién hace un sonidito con su boca mientras lo recuesto frunce su ceño y arruga su pequeña nariz《todo sea por ti mi pequeño, no quiero que crezcas y seas una imagen de tu padre, no, no quiero》
Beso su frente mientras lo arropo, y él como un pequeño inocente dormido, sin enterarse de lo que sucede a su alrededor. Y es mejor así.
Echo un último vistazo a esta enorme casa, es muy espaciosa y tiene todas las comodidades, pero quien dijo que las cosas materiales dan la felicidad, no sabía realmente de lo que hablaba. Por que si bien es cierto que lo material y el dinero da comodidad para vivir bien, y sin preocupación ecónomicas, no hay que hacerlo a espensas de nuestra felicidad, o bien de nuestra vida.
Salgo de la casa sin siquiera cerrar a mis espaldas, camino empujando el cochecito, y respiro un poco más relajada al darme cuenta que mi bebé se encuentra dormidito aún.
Camino por las calles hasta altas horas de la madrugada, mis pasos son rápidos y no miro hacia atrás, tengo que llegar a la parada de radiotaxis diurnos, con suerte podré encontrar alguno disponible. Ya que desde casa no pude llamarles, no tenía celular, nunca desde que me fui a vivir con él lo tuve, porque era demasiado celoso y veía fantasma donde no los había. Y el teléfono de casa estaba bajo llave.
El automóvil solo lo conducía él.
Antes de llegar a la estación de radiotaxis paso por enfrente de un callejón, y de su interior se escuchaban risas de hombres, se nota que estan drogados. Lo noto por las cosas sin sentido que hablan, cosas que es imposible no escuchar por el volumen de sus voces.
Apresuro mis pasos mientras un escalofrío recorre mi espina dorsal.
— ¡Hey muñeca! ¿Para dónde vas a estás horas y tan solita? —me pregunta un tipo que se situa de pronto frente a mí y mi hijo, mientras que por el rabillo del ojo izquierdo puedo ver a otros tres más acercándose a mí por detrás. El miedo me invade como el maldito egoísta que siempre a sido conmigo.
《Yo no importo pero, ¿y mi hijo? Y si estos malnacidos le hacían algo, o peor, ¿si eran violadores o pedrastas? ¡Dios ayúdame!》
Ruego en silencio, desesperada, y por primera vez mis ruegos casi fueron escuchados.
— ¡¿Qué mierda hacen ustedes par de pelotudos aquí en vez de estar vendiendo la mercancía?! —era un voz de mujer, y se notaba cabreada.
— Nena no interrumpas, ya vamos, no ves que los muchachos han encontrado carne fresca para divertirse.
— ¡Que carne fresca ni que mierdas! ¡Los quiero de vuelta en sus puestos, y para ahora es tarde! Y no me digas nena. —esa era una advertencia, para quién sea que le haya dicho "nena"—porque sabes muy bien que no somos nada, ¡Esa dichosa palabra me emputese aún más!
— Ya vamos jefa. —le responde otra voz masculina, y ella se para frente a mí, con su mirada posada en los hombres. Su mirada es gelida y un poco escalofriante. La miro anonadada por como los hombres le han obedecido, incluso diría yo que le temen. La miro con admiración 《Ya quisiera yo tener un par de ovarios como los de ella para enfrentarme al padre de mi hijo》Es una mujer alta, con curvas capaz de enloquecer a un hombre, es hermosa a su manera, esta vestida con pantalones de cuero negro que se pegan a su cuerpo como una segunda piel, una polera con logotipos de algún grupo de rock, y una chaqueta negra también de cuero, su pelo rubio esta suelto salvajemente. Sus ojos no sé de que color seran, pero su mirada irradia confianza y poder.
— ¡Muevan sus culos ya! Y tú muñeca,—nuestras miradas chocan—muestrame que llevas en ese cochecito. Si es en verdad un bebé es tu día de suerte y te has salvado, y creéme cuando te digo que será suerte, porque esos que van ahí son unos animales, y estas en nuestro territorio. —apunta al grupito mirándome fijamente, se acerca y levanta la sombrilla del cochecito, levanta la manta y sonríe al ver a mi bebé, se acerca a mí y levanta mi mentón, observa mi labio hinchado y los moratones en mi mejilla derecha, y eso no es nada, si solo viera mi cuerpo— veo que ya te has tropezado con otro animal, —me mira con pena— vete antes de que me arrepienta. Y te doy mi palabra que nadie de los de mi zona te tocará un pelo, de eso me encargo ahora mismo.
Me alejo sin esperar una nueva advertencia, porque sea lo que sea que vio en mí, le ablando de algún modo, o tal vez fue mi bebé.
Después de diez minutos de nervios y miedo, al sentirme observada en cada esquina llego a la estación de radiotaxis, cuando me ve uno de ellos, corre hacia mí a ayudarme, seguro fue por lo que vio en mi rostro. Me subo al taxi, y él me lleva pese a mi negativa a la estación de policía.
No podía creer que alguien que ni siquiera conociera me ayudara y se involucrara así, en un problema que ni remotamente era asunto suyo.
All llegar a la estación de policía, no quise decir nada, pero después y por mi hijo finalmente cedí.
Tomaron mi declaración, una patrulla me llevo a mí y a mi hijo a casa de mi madre. Quién al verme corrió ha abrazarme, sollozando.
Había tenido una relación en la que di todo y él nada, nunca nos habíamos casado, porque a él no le importaba, decía que no era necesario porque yo era suya igual, y solo habíamos convivido porque había quedado embarazada.
Ahora esto había acabado, fui cobarde durante mucho tiempo, sin pedir ayuda, sin contar lo que vivía y soportaba a su lado, comenzando por sus engaños, luego sus borracheras, y al final ya todo era un caos cuando comenzó a drogarse, si hubiera seguido a su lado nada hubiera cambiado, todo habría sido peor, mucho peor, tal vez en sus manos hubiera encontrado incluso la muerte.
Y al reaccionar pese a sus amenazas, me di cuenta que era un hijo de puta cobarde, que se desquitaba con una mujer, porque después de mi denuncia no pudo acercarse más a mí, y yo comencé a ver a una psicóloga y a ir a un curso de defensa personal.
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Comments
Diana Quintero
tantos casos de mujeres maltratadas es el pan de cada día en nuestro país y feminicidio, eso sí es demasiado doloroso 😣😥
2023-04-04
2
Domenica Di Benedetto
Ay autora, gracias por enfocar el
tema de la violencia de género.
Me atrapó
2023-01-26
1
Janeth Vazquez juarez
muchas felicidades autora muy buena las mujeres de hoyven dia deben abrir los ojoas
2023-01-25
1