Té, drama y un príncipe en escena
Acompañar al visconde y sus perfectos hijos a la corte imperial no estaba en mis planes para este lunes. Pero, ¿quién soy yo para quejarme cuando el universo me lanza directo al corazón de una novela de fantasía aristocrática?
Subí al carruaje conteniendo las ganas de gritar, y ahora camino por los jardines más impresionantes que vi en mi vida. A un costado, una empleada se me acerca con delicadeza.
—Señorita Dahiana, por aquí, por favor. La emperatriz dispuso que las jóvenes nobles se reúnan en el jardín del té hasta que los asuntos de estado concluyan.
¿La emperatriz?
¿QUÉ?
Estoy que me muero otra vez, literal. ¡Conocer a una emperatriz real! Esto es otro nivel. Respira, Dahiana. Te preparaste para esto. Estudiaste teatro. Podés fingir etiqueta… al menos por una hora.
Sigo a la empleada con el corazón latiendo en el cuello. Al doblar un seto perfectamente podado, el jardín aparece ante mí como una pintura viviente: rosales formando laberintos, fuentes talladas, mesas de porcelana con pasteles y teteras delicadas… y al fondo, un grupo de chicas jóvenes sentadas bajo una glorieta.
Esto es mágico.
Pero apenas me acerco, el sonido de gritos interrumpe la calma.
—¡¿Qué haces, loca?! —chilla una voz.
Me acerco, obvio. ¿Quién soy yo para perderme el drama en vivo?
Y ahí están: una pelirroja elegantísima, subida encima de una pelinegra a la que le está dando golpes torpes. Las demás chicas miran en estado de pánico, como si estuvieran viendo una tragedia en cámara lenta.
Yo, sinceramente… decepcionada.
¿Esto es una pelea? En mi mundo ya estarían arrancándose el pelo, gritando insultos de alto calibre y dando puñetazos con fuerza de telenovela. Esto parece más una coreografía de ballet.
Estoy disfrutando la escena, hasta que siento que alguien me empuja con fuerza. Cuatro jóvenes pasan apresurados, y uno de ellos —un rubio con cara de apuro— me avienta sin querer.
—¡Aaaaj! ¡Estúpido! —gruño, cayendo al suelo.
Me levanto enseguida, limpiando mi vestido con dignidad. Perfecto, Dahiana. Primer día y ya besando el césped de la corte imperial.
Miro hacia el alboroto justo cuando uno de los chicos se lanza entre las dos chicas y las separa con autoridad.
—¡Basta, Sabrina! —le dice con firmeza.
La pelirroja, que ahora sé que se llama Sabrina, se revuelve entre sus brazos.
—¡Suéltame! ¡Déjame ponerla en su lugar, a esa zorra!
—Tú eres la zorra —responde la pelinegra con voz helada—. Yo solo dije la verdad… aunque eso te duela.
Esto se puso interesante. Me acerco un poco más, fingiendo interés en una planta, mientras aguzo el oído.
—¡Basta las dos! —interviene otra voz, masculina, seria, autoritaria. Todos los presentes se callan. El nuevo chico tiene el semblante tranquilo, pero su presencia impone como si llevara una corona invisible.
Las chicas se inclinan de inmediato. Sabrina, la pelinegra, las demás. Y yo… bueno, me sorprendo y hago lo mismo. Más vale imitar que desentonar.
—Llegaste en mal momento, Príncipe Adrian —dice una mujer de porte majestuoso, vestida con tonos lavanda y perlas—. Estaba entretenida la fiesta de té…
¿PRÍNCIPE? ¿Ese es el príncipe?
—Esto no es comportamiento digno. Dan vergüenza al Reino de Orión —responde él.
Esperá… ¿Qué dijo? ¿Reino de qué?
Siento un escalofrío recorrerme la espalda.
No puede ser… El Reino de Orión…
Yo conozco ese nombre. Lo leí. Es el mundo de “Coronas y Sombras”, uno de mis libros favoritos.
Esto ya no es solo una reencarnación.
Estoy dentro de una novela.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 35 Episodes
Comments