Para no dejar la costumbre, fue la primera en despertar en Berk, siempre amé las mañanas por su serenidad y calma, pero esta precisamente es todo menos sereno y el jefe definitivamente no tiene nada de calma.
Me levante de la cama, tomé un baño rápido, me vestí con la armadura designada para "La guardia de Berk", trencé mi cabello, coloque mi Kransen y suspiró una vez más al verme en el espejo, todo en su lugar, hombreras pulidas, pechera y guantes bien colocados, guardé un par de cabellos que se me escapaban tras de mi oreja y me preparé mentalmente para el día tan importante que nos esperaba hoy en Berk.
Tomé mi hacha que fiel me esperaba en la entrada y salí de la casa de mis difuntos padres, desde su muerte cuando tenía 15 años me las he arreglado para sobrevivir sola, como me hubiera gustado darles un entierro digno de lo que fueron ellos para Berk, pero nuestro líder tuvo otros planes.
Justo al salir, levante mi vista, ahí estaba Estoico mirando al horizonte, lo hace todos los días, desde hace 10 años, parece que aún guarda la esperanza de que su hijo aparezca. Tengo tan pocos recuerdos de ese día, pero tantos de lo que pasó después, recuerdo la voz del gran jefe interrogándome por la partida de su hijo, recuerdo hablarle de un dragón y lo recuerdo también condenándome en silencio por su muerte, desde ese día su actitud cambió tanto, dejó de ser el jefe protector y orgulloso de mí, pero aun así, vivo feliz a sus intereses, porque son los intereses del pueblo al que juré proteger cuando me enliste en la "Guardia de Berk" y eso no es algo que pueda cambiar.
Levanté mi vista un poco más justo cuando sonó el cuerno de alarma, llegó la hora, una flota de barcos apareció en el horizonte, barcos de todos los tamaños, formas y colores que distinguían en cada uno de sus estándares los clanes que nos acompañarían este amanecer, sus jefes, herederos, cercanos a ellos y sus propios guerreros desembarcarán en poco, mi trabajo es simple, revisar que todo esté en orden, aunque los vikingos, no se distinguen por su diplomacia y autocontrol.
Minutos después, con el pie en el muelle del primer Gran Jefe, comenzó oficialmente la Reunión de los 10 clanes.
ESTOICO:
Pocas veces se había visto una reunión de tal magnitud en Berk, ni siquiera mi padre en sus mejores tiempos habría esperado en albergar a todos los jefes aquí, pero es la isla central y por motivos de urgencia, mientras menos puedan navegar nuestros navíos, mejor para todos.
Aunque, no sé que tanto me complace tener a un grupo de idiotas malhumorados en mi isla, además de los que ya viven aquí, pero es lo que debe hacerse.
Bocón.
Jefe.
Escuché a Bocón hablar a mi lado, mi mano derecha, mi confidente y la única familia que me queda, voltee a verlo tragando un suspiro para mí.
Bocón.
El Gran Salón está listo.
Estoico.
La verdadera pregunta es si, ¿nosotros estamos listos para esto?
Bocón.
Nada más perturbador que la refinada conducta de un vikingo al borde de la excisión y el alcohol.
Me dijo burlón, me limité a sonreír de lado hasta que escuchamos la tabla de desembarco del primer navío.
Un hombre no muy alto, regordete y pelirrojo bajó con su desquicie regular, Dagur "El desquiciado" se ha ganado su título a cuesta, junto al resto de Berserkers poco o menos recuerdos que él. Detrás del líder bajó Heather, aquella peli negra de ojos verdes que es tan amiga de algunos chicos de aquí, al menos Oswald "el agradable" hizo algo bien con uno de sus hijos.
Poco me daría el resto en desempacar, pie tras pie, en cuestión de minutos estábamos listos, la reunión estaba por empezar.
NARRADOR:
El Gran Salón estaba completamente cerrado, como pocas veces se había visto, resguardando de la cotidiana niebla matutina, albergaba a los jefes de las tribus y su gente de confianza. El bullicio, las risas, la comida y los rostros de preocupación no cesaban entre aquellos que rodeaban a los jefes, quienes por primera vez en mucho tiempo, estaban juntos por un problema de vida o muerte... para todos.
X: El asunto de los dragones es inmanejable ya.
Dagur.
¿En serio? Yo lo encuentro bastante divertido.
X: ¿Quién es este idiota?
Estoico puso los ojos en blanco mientras sostenía sus brazos cruzados.
Estoico.
El hijo de Oswald "el agradable" un líder de los Berserkers.
Dagur.
Si bueno, mi padre se ha... retirado.
Dijo Dagur con un tono despreocupado y rascándose una oreja, miró un poco de cerilla en su oído y la limpió en la hombrera del que tenía al lado.
Estoico.
¿Podemos volver a lo que nos interesa?
Egil: Bien. El asunto es que mientras no encontramos ese nido maldito de los dioses, seguiremos luchando una guerra destinada a perder y no sé cuánto podremos seguir perdiendo.
X: Llevamos más de 300 años buscándolo. ¿Que te hace pensar que lo encontraremos ahora?
Una risa burlona se escuchó de entre el público dejando en completo silencio a los presentes, quienes instintivamente dirigieron su mirada hacia aquel que permanecía sentado y atento.
X: ¿Y si lo hemos buscado de la manera incorrecta? El asunto es, ¿qué pasa si un humano simplemente no puede encontrar un lugar de dragones?... entonces, se necesitaría un dragón para encontrarlo.
Un momento de silencio sepulcral apropió del lugar previo a que el salón se llene de voces con comentarios al respecto, a favor, en contra, pero sobre todo dudas y temor.
El sonido fue tanto que solo se cayó de golpe con el grito de Estoico el Vasto.
Estoico.
¡SUFICIENTE!
Ordenó dirigiendo su mirada al pelinegro.
Estoico.
Sigamos con tu premisa absurda, ¿que planeas?, ¿que le pida amablemente a una de esas bestias que me lleve al nido, entonces me suba en su espalda y lo monte al atardecer hasta ahí?
Ossur: ¿Tu?.... no, dudo que algunos soporte ese.peso.
Bocón.
Te dije que te estabas poniendo más basto de lo normal.
Ossur: Jah, el soquete de manos intercambiabl es tiene razón, pero me refería a alguien más.
Moggadon: Oh no... ¿No te estás refiriendo a...
Ossur: Así es.
Dagur.
Por Thor, ¿de qué demonios están hablando?
Ossur: En las aldeas del Norte se habla de un Maestro Dragón, un hombre capaz de domar cualquier bestia alada... y que monta un Furia Nocturna.
Estoico.
¿Entonces ahora vamos a poner el futuro de todo el archipiélago en manos de un tipo relativamente inexistente?
Moggadon: Solo porque tú no lo has visto, no lo hacen inexistente ni querido Estoico, el Norte lo conoce bien y si son capaces de pensar un poco, se darán cuenta que estamos destinados al exterminio si no hacemos algo y pronto y si eso implica una alianza con él Maestro Dragón, estaré contento de aceptarlo.
Harerk: No es que tengamos muchas más opciones.
Dagur.
¿Y a qué dirección mandaríamos la solicitud, mi sabio señor?
Ossur: En realidad, ese no es un asunto difícil. Como sabes las tribus del norte los componemos principalmente de comerciantes, varios de ellos, aseguran hacer tratos con él, encontrará a alguien dispuesto a anunciarle a nuestro interés en reunirnos, no debe ser difícil.
Estoico.
Debo preguntar, ¿porque en nombre de Thor hacen negocios con un traidor?
Moggadon: Sus tratos son bastante justos, además, no es sencillo decir que no, si la cría maldita del rayo y la misma muerte te está viendo a los ojos.
Egil: Bien... digamos que así se hace, ¿que te hace pensar que este tipo aceptará aliarse con nosotros?
Dagur.
Simple.
Dijo Dagur, haciendo que todos lo miraran a él.
Dagur.
Le daremos algo a lo que ningún hombre se puede resistir.
Algunos lo miraron confuso, él solo miró a Estoico mientras caminaba hacia él.
Dagur.
Y tú y yo sabemos de quién hablo.
Los ojos de Estoico se abrieron cuando comprendió el mensaje, una parte de él se rehusaba a aceptar la idea de entregar a la mejor guerrera del archipiélago, a la valkiria de Berk, pero la idea de deshacerse de aquella que le recordaba a su propio hijo y que había fallado en protegerlo era demasiado tentadora.
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