DENTRO DE UN APOCALIPSIS ZOMBI
Solo corre… No puedes mirar atrás ni mucho menos susurrar. Ellos están ahí para comerte, devorarte y arrastrarte. Escóndete, huye o enfréntate; solamente son tres opciones.
Y no, no es ser cobarde, aprendí que hay que ser valiente para enfrentarlos. Ser cobarde es matar a un humano.
Regla número 1: No hagas ruido.
...***...
Estoy pensando en rendirme, en dejar todo atrás, pero, eso no es lo que verdaderamente anhelo.
Ya lo sé, Sakura. Solamente aguanta un poco más y asegúrate de que todo fue un completo error.
—¡Mamá! Ya me iré —dije mientras me apresuraba a su cuarto.
Soy una chica de 17 años, una estudiante de preparatoria quien cursa tercer grado y último de este año.
—Ash, veo que sigue dormida… — suspiré. —¿Qué tal? Hasta dejó el televisor prendido.
—Señor Cooper, últimamente se han
estado filtrando por redes sociales sobre un posible caso del virus DAE. Según el doctor Henry Wright, expresó que sería mejor quedar en cuarentena, ya que este contagio es sumamente… —me quedé mirando al televisor mientras sostenía del control para apagarlo.
—Y aquí vamos de nuevo— murmuré. —“Sumamente extraño”— expresé mientras mostraba indiferencia y rodaba mis ojos hacia los lados.
Apagué el televisor. Eran las mismas noticias de toda esta semana.
—No creo que llegue al país. Estados Unidos está muy lejos de aquí. En fin, ¡cuídate, mamá! Asegúrate de tomar tu medicamento— sugerí y salí directamente de mi casa.
—¿Kaori cuidará bien de Yamato? ¡Qué va! Espero y esos dos me preparen algo como el año pasado.
Y este es otro día más en el que deseo estar en mi cuarto y hacerme bolita; dormir y desaparecer de la humanidad.
No sé… nunca espero mucho de mí. Siempre llego arruinando todo; no me siento lo suficientemente fuerte como otras personas de mi salón: aquellas chicas bonitas, las inteligentes, las que tienen todo; una vida feliz y de envidiar. Y las que especialmente tienen muchos amigos.
Uno aprende a ser la pelusa de la esquina. Aquel que no es el protagonista.
Fue la primera vez que deseaba seguir caminando para no llegar aquí; mi terror: mi preparatoria.
—¡Hola! Solo vengo a darte las felicitaciones. ¡Estoy muy feliz por ti! —escuché una voz que se dirigía frente a mí.
—¡Hola! —¡Guau! Estaba muy contenta porque una compañera recordó mi cumpleaños. —¡Muchas gracias! La verdad es que… — pero aquella chica pasó a un costado mío, mientras abrazaba a una amiga. ¿No era para mí?
—¡Ay, gracias! Es la primera vez que participo en un concurso así y pues…
¿Habré sido tonta? ¿Por qué me ilusioné? Supongo que esas pequeñas esperanzas no existen.
Solo seguí con mi curso de mi camino, me senté en mi pupitre y esperé a que pasaran las horas.
El cumpleaños es la fecha más importante para una persona. Es el recuerdo del nacimiento, de que aquella persona vivió y estuvo presente en este mundo. Aunque, no todas las personas les parece relevante el de la otra.
Esperé, esperé y esperé, para tal vez un ¿hola? De todas formas no sucedió.
Era un día soleado por la mañana, un lunes 18 de noviembre del 2019, entre las 8:30 de la mañana. Exacto, hasta el día parecía decirme que era un día tan bonito como para repetirme, que mi cumpleaños, es un día sin importancia.
Cerca de esa hora salimos para la clase de Educación Física. A todos parece divertirles, pero, es una de las clases que más odio; correr es lo último que quiero hacer en la vida.
Me senté en las gradas de la escuela para ver a los demás. Mi maestro nos dejó solo un balón para jugar con él, mientras que él salió para atender a un alumno.
—Hola, Sakura —saludó una amiga riendo alegremente. Su sonrisa es tan pura que la convierte en alguien muy bonita.
—Hola, Kasumi — contesté mientras miraba a los alrededores. Sentí como una pequeña gota de lluvia rozaba sobre mi brazo. ¿Lloverá?
—¿Sabes qué día es hoy? —decía ella mientras reía amablemente.
—¿El inicio del festival Ebisu Taisai? —contesté, ya que era lo único que tenía de fecha importante que recorría por mi mente.
—No tontita; bueno, sí, pero, hay algo más que es importante: ¡Tu cumpleaños!—contestó ella; rio felizmente mientras me abrazaba y felicitaba por mi día especial. Llegaron tres compañeras más, y juntas me abrazaron.
Ese momento se sintió como único; supongo que a veces somos muy caprichosos en pensar rápidamente escenas que no tienen nada que ver con la vida real. Nuestra mente es nuestro verdadero rival.
—Owww, gracias; la verdad es que no me lo esperé.
—Todo cumpleaños tiene su propio pastel y por ende decidimos regalarte este —de su mochila, saca una cajita con un pastel. Era de chocolate. —Sé perfectamente que es tu favorito, ¿te gusta?
Mi sonrisa se extendió; sentía mucha felicidad. Al final y, después de todo, imaginé todo completamente mal; tengo buenos amigos a los que debo de agradecer. Creo que fui una tonta en sentir tristeza toda la mañana.
—Chicas, considero que será mejor entrar al salón —expresó la voz de un chico; era Takeru, el chico popular del salón. Estaba algo intranquilo.
—¿Qué sucede? Arruinas la fiesta de Sakura, tonto — contestó Kasumi.
—No sé, en la mañana cuando entré al baño, una chica entró corriendo al baño de chicos; estaba desesperada y comenzó a beber agua del grifo.
—Probablemente solo tenía sed.
—Pero no cuadra, se supone que hay bebederos en la escuela. Además, se encerró en un baño y le escurría sangre por la nariz. Le expliqué eso al profesor para que la revisara porque no me hacía caso la chica, pero ya tardó un buen el maestro en regresar. Me dijo que si tardaba entráramos al salón de clases.
—Ridículo, es educación física —expresó Kasumi.
—Pero amor… —exactamente, Takeru es novio de Kasumi.
—Está bien, pero solo cuando terminemos la fiesta de Sakura, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. Aunque sigo pensándolo, ¿y si se infectó por el virus que ha estado circulando mucho?
—No lo creo, probablemente sea una nueva variante del COVID. Ya existen vacunas para eso, no te desesperes y prosigamos con lo planeado—. Se le acercó al oído —Recuérdalo, solo terminemos de una vez todo esto y nos escapamos como siempre lo hacíamos.
Un grande silencio emanaba sobre nosotros, «¿por qué será?» preguntaba mi pequeña cabecilla en busca de la respuesta.
Si bien, no era grande problema como para quedarme reflexionando sobre todo ello. Era tanta felicidad que no era tan creíble para mí.
—¿Proseguimos? —preguntó ella. Se le tornó una pequeña risa juguetona en su rostro. Asentí, era todo lo que podía hacer. Estaba feliz.
Tomé del pastel con mis dos manos, y me le quedé viendo fijamente. El olor a chocolate sobresalía del pastel; olía tan dulce que al mismo tiempo se me hacía poco de desperdicio morderlo, pero accedí a una pequeña mordida solamente.
—1… —dijo Kasumi.
—2… —contaban todos al mismo tiempo.
—¡3! —con un pequeño grito dijo Takeru. Sentí las manos de todos sobre mi nuca.
Y lo mordí…
El tiempo parecía que transcurría lentamente. Podía ver las sonrisas y miradas que me dedicaban, pero esta vez había algo diferente. Ya no eran simples sonrisas; me parecían aterradoras…
Sentí un pequeño escalofrío que recorría toda mi piel; se erizó en esos momentos.
No era por no confiar, más bien, había algo que no cuadraba.
Moví un poco mi cabeza hacia un costado del pastel y coloqué mi mano derecha en el centro de él mismo; fue por impulso el movimiento.
Y efectivamente: había algo. Y no era bonito que digamos.
Había cuatro palillos en el centro. Estaban algo gruesos, grandes y filosos.
Para mi suerte solo me arranqué algo de pellejo, pero en mis dedos como el pulgar y central me escurría algo de sangre. Tuve suerte que no me encajé ninguno en la palma de mi mano por el suave movimiento que hice.
¿Por qué? ¿Por qué lo iban a hacer? Estaba aterrada por todo esto que habían planeado. Solo podía observar esas miradas de odio hacia mí.
—¡¿Por qué simplemente no pudiste morder bien el pastel?! —gritaba ella con mucha repudría.
Vi como sacaron de una bolsa algunos huevos, los tomaron fuertemente y me los aventaron. Algunos eran huevo puro, pero otros tenían harina. Quedé empapada.
—¿Por qué? — ¡¿Por qué me hacen esto?!
—¿Te atreves a preguntar y desechar el pastel que tanto nos costó? —volvieron a tomar el pastel, y con mucha fuerza me tomó de las manos Takeru. ¡¿Él también?!
—Perdón… solo será un momento —contestó él.
—¡Por favor, suéltenme! —se me salieron las lágrimas. Tenía mucho miedo.
—¿Cómo crees que te vamos a soltar? Tu cara bonita no debería de existir —explicaba Kasumi mientras me acercaba el pastel a mi rostro con los palillos ensangrentados.
—¡Por favor! —me seguía escurriendo sangre de mi mano. Y no me di cuenta, me hice un pequeño orificio sobre el costado de mi dedo índice; ardía mucho.
—Te ves patética empapada de harina —reía ella.
—Eh, Kasumi, pienso que deberíamos parar —dijo una de las tres invitadas.
—¡Cállate! —la tomó del rostro y la empujó hacia el suelo, cayendo totalmente de espaldas. Al parecer, le tenían miedo. No era la misma Kasumi de siempre.
Me sentía agitada y no podía respirar. Me comenzó a dar mucho miedo.
—¡Por favor, ayúdenme! —gritaba. Era todo lo que podía hacer, pero la gente estaba muy alejada de nosotros.
No entiendo por qué llegaron a esto, me sentía decepcionada. Yo solo deseaba esta mañana un feliz cumpleaños. ¿Es mucho pedir ser feliz?
Takeru era fuerte, por lo que no podía soltarme. Lo único que pude hacer era darle un codazo sobre su estómago. Me soltó.
Estiré mis manos hacia ella y tiré el pastel al suelo. Vieron que derramaba sangre. No les interesó en lo más mínimo, supongo que si me deseaba muerta, ella misma lo haría.
—Hoy, me siento feliz porque te ves sufriendo.
—Pensé que éramos amigas, Kasumi —le contesté mientras le tomaba de sus manos. —Te doy una oportunidad para aclarar cualquier cosa —dije mientras mi respiración cada vez más se aceleraba.
—¡Suéltame! No me toques con tus manos cochinas.
—Kasumi… Dime, ¿por qué lo haces? —la miraba con angustia.
—Me caes mal; eres un bicho raro que no debería de existir.
—¿Solo por eso?
—Sí, ¿qué más quieres que te conteste?, ¿porque eres pobre? Todo el mundo lo sabe, no entiendo cómo es que pudiste entrar a esta preparatoria si se supone que es para gente que tiene gran poder como yo, y no como tú que creciste con unos padres mediocres.
—Yo solo…
—¡Cállate!
No comprendía lo que estaba sucediendo, solo sentía mi cara empapada de harina y el cómo cada vez más mi mano escurría de sangre. Ardía demasiado.
Traté de bajarme de las gradas; no quería volver a mirarla a la cara. Solo estaba decepcionada; decepcionada de todo el salón. Todos reían y miraban desde lejos estas burlas que estaba sufriendo.
Ya no deseo ningún feliz cumpleaños. Que se pudran todos.
—¿Y a dónde vas? —me dijo ella tratando de detenerme.
—Nada que te interese.
—¿Es por esa pequeña herida? —preguntó ella con una risa burlona.
Un sonido en el cielo apareció, era el sonido de las trompetas para el rocío de las cosechas. Un relámpago muy profundo era.
—Tienes suerte; pronto lloverá para que puedas limpiarte.
No le respondí. Me sentía lo totalmente humillada como para poder creer todo esto. Solo deseo poder limpiarme la cara y curar de mis heridas.
—¡Mírame! —me tomó de mi mano para verla.
—¡Suéltame! ¿No me dijiste que te daba asco tocarme?
No me soltó, solo se le quedó viendo a la herida fijamente, mientras cada vez más me escurría aquel color rojizo carmesí.
No se movía, su rostro reflejaba oscuridad, pero una inmensa que estaba a punto de soltar.
Sus pupilas se dilataron; eran grandes y negras.
Su boca derramaba saliva; era algo espesa.
Sus venas cada vez eran más notorias, lo que reflejaba ausencia.
Y su piel se tiñó oscura, en busca de una gran hambruna.
Me miró, parecía tener algún deseo recién descubierto.
«Lo que vi era inhumano» Ya no sentía aquella alma, solo esta vez una gran sombra.
Retiré mi mano lentamente. Lo que a continuación iba a suceder era algo que estaba por descubrir.
Y antes de que sucediera la gran tragedia, Takeru se acercó.
—Amor, ya vámonos de aquí. No sucedió tu plan con Sakura, pero admite que ya no podemos seguir con esto. Mejor vamos detrás de un salón y…
¿Y?
Ya no existía palabras para él. Solo fueron las últimas en las que Kasumi era ella misma. Ella ya no lo es… Ahora era un ser diferente.
Empecé a sudar del nerviosismo, pero, todo transcurrió en cámara lenta, mientras los hechos sucedían en un abrir y cerrar de ojos.
Había sangre por todas partes, el cuello de Takeru estaba abierto; la sangre, sus venas e inclusive hasta sus huesos estaban salidos, y eran muy notorios.
La sangre de él quedó salpicada sobre mi cuerpo, sobre el engrudo del que estaba envuelta.
Fui testigo de su angustia, de su dolor, de su último aliento y sus últimas palabras en tono ligero:
—Huye…
Fue lo último que pude escuchar.
Estaba impactada por lo que estaba viendo, ocurriendo delante de mis ojos.
Aunque sus palabras me hacían estremecer y huir lo más rápido posible, era imposible. No sé qué era lo que había en esa atmósfera que me atormentó; no sentía mis pies, los sentía lo suficientemente pesados como para moverme, parecido a esos sueños en los que no puedes correr.
Inhalaba y exhalaba cada vez más rápido, con la sensación en que mi corazón iba a detenerse, pero no fue así. Solo miraba un acto: una persona comiendo a otra persona.
Ya para cuando la víctima había sido devorada recobró vida; Y no era santa, era inhumana.
Se levantó y atacó a una persona de a lado, y fue una cadena sin fin.
La alarma de la escuela comenzó a sonar, para realizar una ruta de evacuación. La preparatoria había sido infectada.
Pero fue un caso perdido, las personas eran atacadas rápidamente. Había algunas brincando de la cerca de la escuela, y mordían rápidamente a otras.
La ciudad fue muriendo lentamente.
Esto es la vida y muerte en juego.
“Kasumi” se acercó a mí, en pasos lentos, pero precisos. Ahí fue cuando el miedo me consumió. Traté de calmarme y no hacer ruido, pero mi respiración me falló.
—¡Detente! —fue lo único que podía salir de mi boca.
Era imposible, ella no tenía la capacidad para entender.
Saltó sobre mí, mientras me rugía en la cara. Tiraba mucha sangre de su boca, aquella devorada de Takeru.
Fue simple, el miedo me ganó pensando en que iba a ser mi momento para morir. Es patético, ¿no? Morir precisamente en mi cumpleaños.
Pero un impulso en mí salió; no era momento para morir, debía de salvar a mi familia.
Miré hacia mis costados, mientras con mis manos sostenía del pecho a Kasumi para que no me mordiera en alguna zona; estaba algo pesada, por el cual no podía quitármela de encima.
Ahí fue cuando encontré mi esperanza, la esperanza que me iba a arruinar la vida hace unos momentos: el pastel.
Tomé uno de los cuatro palos y con mucha fuerza se lo encajé en la sien.
Dejó de moverse, y me aterré porque había matado a una “persona”, pero ella ya no lo era…
Me levanté, sí, como una cobarde en busca de esconder un caso de homicidio. Lloraba y no entendía nada.
La lluvia fue muy repentina; me iba limpiando del engrudo encima.
Solo quería llegar a casa y pensar que todo esto había sido un sueño.
Sin embargo, me di cuenta de que en este mundo ya no existía las esperanzas, ni la confianza, ni mucho menos las personas, solo seres a los que les llamo “zombis”.
Y este es un nuevo mundo dentro de un apocalipsis zombi.
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...☆ ¡¡¡ GRACIAS POR HABER LEÍDO !!! ☆...
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• Fecha de creación: 31/12/2019
• Actualización: 06/01/2023
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Updated 123 Episodes
Comments
Ivon Caraballo
quede en shock con este capítulo...no tanto por los zombies pues es algo que se espera de su comportamiento sin humanidad pero de la maldad del ser humano es sorprendente lo más triste es que casos como esos se leen en las noticias... excelente primer capítulo felicitaciones
2024-02-11
1
Musai02
Realmente me encanto 🤭👍 y solo es el primer capítulo.
2023-10-16
2
Franderly Delgado
Dios mío🤦🏻♀️ yo no le pido explicaciones... yo la parto de una 🤦🏻♀️😠
2023-08-22
1