Solo corre… No puedes mirar atrás ni mucho menos susurrar. Ellos están ahí para comerte, devorarte y arrastrarte. Escóndete, huye o enfréntate; solamente son tres opciones.
Y no, no es ser cobarde, aprendí que hay que ser valiente para enfrentarlos. Ser cobarde es matar a un humano.
Regla número 1: No hagas ruido.
...***...
Estoy pensando en rendirme, en dejar todo atrás, pero, eso no es lo que verdaderamente anhelo.
Ya lo sé, Sakura. Solamente aguanta un poco más y asegúrate de que todo fue un completo error.
—¡Mamá! Ya me iré —dije mientras me apresuraba a su cuarto.
Soy una chica de 17 años, una estudiante de preparatoria quien cursa tercer grado y último de este año.
—Ash, veo que sigue dormida… — suspiré. —¿Qué tal? Hasta dejó el televisor prendido.
—Señor Cooper, últimamente se han
estado filtrando por redes sociales sobre un posible caso del virus DAE. Según el doctor Henry Wright, expresó que sería mejor quedar en cuarentena, ya que este contagio es sumamente… —me quedé mirando al televisor mientras sostenía del control para apagarlo.
—Y aquí vamos de nuevo— murmuré. —“Sumamente extraño”— expresé mientras mostraba indiferencia y rodaba mis ojos hacia los lados.
Apagué el televisor. Eran las mismas noticias de toda esta semana.
—No creo que llegue al país. Estados Unidos está muy lejos de aquí. En fin, ¡cuídate, mamá! Asegúrate de tomar tu medicamento— sugerí y salí directamente de mi casa.
—¿Kaori cuidará bien de Yamato? ¡Qué va! Espero y esos dos me preparen algo como el año pasado.
Y este es otro día más en el que deseo estar en mi cuarto y hacerme bolita; dormir y desaparecer de la humanidad.
No sé… nunca espero mucho de mí. Siempre llego arruinando todo; no me siento lo suficientemente fuerte como otras personas de mi salón: aquellas chicas bonitas, las inteligentes, las que tienen todo; una vida feliz y de envidiar. Y las que especialmente tienen muchos amigos.
Uno aprende a ser la pelusa de la esquina. Aquel que no es el protagonista.
Fue la primera vez que deseaba seguir caminando para no llegar aquí; mi terror: mi preparatoria.
—¡Hola! Solo vengo a darte las felicitaciones. ¡Estoy muy feliz por ti! —escuché una voz que se dirigía frente a mí.
—¡Hola! —¡Guau! Estaba muy contenta porque una compañera recordó mi cumpleaños. —¡Muchas gracias! La verdad es que… — pero aquella chica pasó a un costado mío, mientras abrazaba a una amiga. ¿No era para mí?
—¡Ay, gracias! Es la primera vez que participo en un concurso así y pues…
¿Habré sido tonta? ¿Por qué me ilusioné? Supongo que esas pequeñas esperanzas no existen.
Solo seguí con mi curso de mi camino, me senté en mi pupitre y esperé a que pasaran las horas.
El cumpleaños es la fecha más importante para una persona. Es el recuerdo del nacimiento, de que aquella persona vivió y estuvo presente en este mundo. Aunque, no todas las personas les parece relevante el de la otra.
Esperé, esperé y esperé, para tal vez un ¿hola? De todas formas no sucedió.
Era un día soleado por la mañana, un lunes 18 de noviembre del 2019, entre las 8:30 de la mañana. Exacto, hasta el día parecía decirme que era un día tan bonito como para repetirme, que mi cumpleaños, es un día sin importancia.
Cerca de esa hora salimos para la clase de Educación Física. A todos parece divertirles, pero, es una de las clases que más odio; correr es lo último que quiero hacer en la vida.
Me senté en las gradas de la escuela para ver a los demás. Mi maestro nos dejó solo un balón para jugar con él, mientras que él salió para atender a un alumno.
—Hola, Sakura —saludó una amiga riendo alegremente. Su sonrisa es tan pura que la convierte en alguien muy bonita.
—Hola, Kasumi — contesté mientras miraba a los alrededores. Sentí como una pequeña gota de lluvia rozaba sobre mi brazo. ¿Lloverá?
—¿Sabes qué día es hoy? —decía ella mientras reía amablemente.
—¿El inicio del festival Ebisu Taisai? —contesté, ya que era lo único que tenía de fecha importante que recorría por mi mente.
—No tontita; bueno, sí, pero, hay algo más que es importante: ¡Tu cumpleaños!—contestó ella; rio felizmente mientras me abrazaba y felicitaba por mi día especial. Llegaron tres compañeras más, y juntas me abrazaron.
Ese momento se sintió como único; supongo que a veces somos muy caprichosos en pensar rápidamente escenas que no tienen nada que ver con la vida real. Nuestra mente es nuestro verdadero rival.
—Owww, gracias; la verdad es que no me lo esperé.
—Todo cumpleaños tiene su propio pastel y por ende decidimos regalarte este —de su mochila, saca una cajita con un pastel. Era de chocolate. —Sé perfectamente que es tu favorito, ¿te gusta?
Mi sonrisa se extendió; sentía mucha felicidad. Al final y, después de todo, imaginé todo completamente mal; tengo buenos amigos a los que debo de agradecer. Creo que fui una tonta en sentir tristeza toda la mañana.
—Chicas, considero que será mejor entrar al salón —expresó la voz de un chico; era Takeru, el chico popular del salón. Estaba algo intranquilo.
—¿Qué sucede? Arruinas la fiesta de Sakura, tonto — contestó Kasumi.
—No sé, en la mañana cuando entré al baño, una chica entró corriendo al baño de chicos; estaba desesperada y comenzó a beber agua del grifo.
—Probablemente solo tenía sed.
—Pero no cuadra, se supone que hay bebederos en la escuela. Además, se encerró en un baño y le escurría sangre por la nariz. Le expliqué eso al profesor para que la revisara porque no me hacía caso la chica, pero ya tardó un buen el maestro en regresar. Me dijo que si tardaba entráramos al salón de clases.
—Ridículo, es educación física —expresó Kasumi.
—Pero amor… —exactamente, Takeru es novio de Kasumi.
—Está bien, pero solo cuando terminemos la fiesta de Sakura, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. Aunque sigo pensándolo, ¿y si se infectó por el virus que ha estado circulando mucho?
—No lo creo, probablemente sea una nueva variante del COVID. Ya existen vacunas para eso, no te desesperes y prosigamos con lo planeado—. Se le acercó al oído —Recuérdalo, solo terminemos de una vez todo esto y nos escapamos como siempre lo hacíamos.
Un grande silencio emanaba sobre nosotros, «¿por qué será?» preguntaba mi pequeña cabecilla en busca de la respuesta.
Si bien, no era grande problema como para quedarme reflexionando sobre todo ello. Era tanta felicidad que no era tan creíble para mí.
—¿Proseguimos? —preguntó ella. Se le tornó una pequeña risa juguetona en su rostro. Asentí, era todo lo que podía hacer. Estaba feliz.
Tomé del pastel con mis dos manos, y me le quedé viendo fijamente. El olor a chocolate sobresalía del pastel; olía tan dulce que al mismo tiempo se me hacía poco de desperdicio morderlo, pero accedí a una pequeña mordida solamente.
—1… —dijo Kasumi.
—2… —contaban todos al mismo tiempo.
—¡3! —con un pequeño grito dijo Takeru. Sentí las manos de todos sobre mi nuca.
Y lo mordí…
El tiempo parecía que transcurría lentamente. Podía ver las sonrisas y miradas que me dedicaban, pero esta vez había algo diferente. Ya no eran simples sonrisas; me parecían aterradoras…
Sentí un pequeño escalofrío que recorría toda mi piel; se erizó en esos momentos.
No era por no confiar, más bien, había algo que no cuadraba.
Moví un poco mi cabeza hacia un costado del pastel y coloqué mi mano derecha en el centro de él mismo; fue por impulso el movimiento.
Y efectivamente: había algo. Y no era bonito que digamos.
Había cuatro palillos en el centro. Estaban algo gruesos, grandes y filosos.
Para mi suerte solo me arranqué algo de pellejo, pero en mis dedos como el pulgar y central me escurría algo de sangre. Tuve suerte que no me encajé ninguno en la palma de mi mano por el suave movimiento que hice.
¿Por qué? ¿Por qué lo iban a hacer? Estaba aterrada por todo esto que habían planeado. Solo podía observar esas miradas de odio hacia mí.
—¡¿Por qué simplemente no pudiste morder bien el pastel?! —gritaba ella con mucha repudría.
Vi como sacaron de una bolsa algunos huevos, los tomaron fuertemente y me los aventaron. Algunos eran huevo puro, pero otros tenían harina. Quedé empapada.
—¿Por qué? — ¡¿Por qué me hacen esto?!
—¿Te atreves a preguntar y desechar el pastel que tanto nos costó? —volvieron a tomar el pastel, y con mucha fuerza me tomó de las manos Takeru. ¡¿Él también?!
—Perdón… solo será un momento —contestó él.
—¡Por favor, suéltenme! —se me salieron las lágrimas. Tenía mucho miedo.
—¿Cómo crees que te vamos a soltar? Tu cara bonita no debería de existir —explicaba Kasumi mientras me acercaba el pastel a mi rostro con los palillos ensangrentados.
—¡Por favor! —me seguía escurriendo sangre de mi mano. Y no me di cuenta, me hice un pequeño orificio sobre el costado de mi dedo índice; ardía mucho.
—Te ves patética empapada de harina —reía ella.
—Eh, Kasumi, pienso que deberíamos parar —dijo una de las tres invitadas.
—¡Cállate! —la tomó del rostro y la empujó hacia el suelo, cayendo totalmente de espaldas. Al parecer, le tenían miedo. No era la misma Kasumi de siempre.
Me sentía agitada y no podía respirar. Me comenzó a dar mucho miedo.
—¡Por favor, ayúdenme! —gritaba. Era todo lo que podía hacer, pero la gente estaba muy alejada de nosotros.
No entiendo por qué llegaron a esto, me sentía decepcionada. Yo solo deseaba esta mañana un feliz cumpleaños. ¿Es mucho pedir ser feliz?
Takeru era fuerte, por lo que no podía soltarme. Lo único que pude hacer era darle un codazo sobre su estómago. Me soltó.
Estiré mis manos hacia ella y tiré el pastel al suelo. Vieron que derramaba sangre. No les interesó en lo más mínimo, supongo que si me deseaba muerta, ella misma lo haría.
—Hoy, me siento feliz porque te ves sufriendo.
—Pensé que éramos amigas, Kasumi —le contesté mientras le tomaba de sus manos. —Te doy una oportunidad para aclarar cualquier cosa —dije mientras mi respiración cada vez más se aceleraba.
—¡Suéltame! No me toques con tus manos cochinas.
—Kasumi… Dime, ¿por qué lo haces? —la miraba con angustia.
—Me caes mal; eres un bicho raro que no debería de existir.
—¿Solo por eso?
—Sí, ¿qué más quieres que te conteste?, ¿porque eres pobre? Todo el mundo lo sabe, no entiendo cómo es que pudiste entrar a esta preparatoria si se supone que es para gente que tiene gran poder como yo, y no como tú que creciste con unos padres mediocres.
—Yo solo…
—¡Cállate!
No comprendía lo que estaba sucediendo, solo sentía mi cara empapada de harina y el cómo cada vez más mi mano escurría de sangre. Ardía demasiado.
Traté de bajarme de las gradas; no quería volver a mirarla a la cara. Solo estaba decepcionada; decepcionada de todo el salón. Todos reían y miraban desde lejos estas burlas que estaba sufriendo.
Ya no deseo ningún feliz cumpleaños. Que se pudran todos.
—¿Y a dónde vas? —me dijo ella tratando de detenerme.
—Nada que te interese.
—¿Es por esa pequeña herida? —preguntó ella con una risa burlona.
Un sonido en el cielo apareció, era el sonido de las trompetas para el rocío de las cosechas. Un relámpago muy profundo era.
—Tienes suerte; pronto lloverá para que puedas limpiarte.
No le respondí. Me sentía lo totalmente humillada como para poder creer todo esto. Solo deseo poder limpiarme la cara y curar de mis heridas.
—¡Mírame! —me tomó de mi mano para verla.
—¡Suéltame! ¿No me dijiste que te daba asco tocarme?
No me soltó, solo se le quedó viendo a la herida fijamente, mientras cada vez más me escurría aquel color rojizo carmesí.
No se movía, su rostro reflejaba oscuridad, pero una inmensa que estaba a punto de soltar.
Sus pupilas se dilataron; eran grandes y negras.
Su boca derramaba saliva; era algo espesa.
Sus venas cada vez eran más notorias, lo que reflejaba ausencia.
Y su piel se tiñó oscura, en busca de una gran hambruna.
Me miró, parecía tener algún deseo recién descubierto.
«Lo que vi era inhumano» Ya no sentía aquella alma, solo esta vez una gran sombra.
Retiré mi mano lentamente. Lo que a continuación iba a suceder era algo que estaba por descubrir.
Y antes de que sucediera la gran tragedia, Takeru se acercó.
—Amor, ya vámonos de aquí. No sucedió tu plan con Sakura, pero admite que ya no podemos seguir con esto. Mejor vamos detrás de un salón y…
¿Y?
Ya no existía palabras para él. Solo fueron las últimas en las que Kasumi era ella misma. Ella ya no lo es… Ahora era un ser diferente.
Empecé a sudar del nerviosismo, pero, todo transcurrió en cámara lenta, mientras los hechos sucedían en un abrir y cerrar de ojos.
Había sangre por todas partes, el cuello de Takeru estaba abierto; la sangre, sus venas e inclusive hasta sus huesos estaban salidos, y eran muy notorios.
La sangre de él quedó salpicada sobre mi cuerpo, sobre el engrudo del que estaba envuelta.
Fui testigo de su angustia, de su dolor, de su último aliento y sus últimas palabras en tono ligero:
—Huye…
Fue lo último que pude escuchar.
Estaba impactada por lo que estaba viendo, ocurriendo delante de mis ojos.
Aunque sus palabras me hacían estremecer y huir lo más rápido posible, era imposible. No sé qué era lo que había en esa atmósfera que me atormentó; no sentía mis pies, los sentía lo suficientemente pesados como para moverme, parecido a esos sueños en los que no puedes correr.
Inhalaba y exhalaba cada vez más rápido, con la sensación en que mi corazón iba a detenerse, pero no fue así. Solo miraba un acto: una persona comiendo a otra persona.
Ya para cuando la víctima había sido devorada recobró vida; Y no era santa, era inhumana.
Se levantó y atacó a una persona de a lado, y fue una cadena sin fin.
La alarma de la escuela comenzó a sonar, para realizar una ruta de evacuación. La preparatoria había sido infectada.
Pero fue un caso perdido, las personas eran atacadas rápidamente. Había algunas brincando de la cerca de la escuela, y mordían rápidamente a otras.
La ciudad fue muriendo lentamente.
Esto es la vida y muerte en juego.
“Kasumi” se acercó a mí, en pasos lentos, pero precisos. Ahí fue cuando el miedo me consumió. Traté de calmarme y no hacer ruido, pero mi respiración me falló.
—¡Detente! —fue lo único que podía salir de mi boca.
Era imposible, ella no tenía la capacidad para entender.
Saltó sobre mí, mientras me rugía en la cara. Tiraba mucha sangre de su boca, aquella devorada de Takeru.
Fue simple, el miedo me ganó pensando en que iba a ser mi momento para morir. Es patético, ¿no? Morir precisamente en mi cumpleaños.
Pero un impulso en mí salió; no era momento para morir, debía de salvar a mi familia.
Miré hacia mis costados, mientras con mis manos sostenía del pecho a Kasumi para que no me mordiera en alguna zona; estaba algo pesada, por el cual no podía quitármela de encima.
Ahí fue cuando encontré mi esperanza, la esperanza que me iba a arruinar la vida hace unos momentos: el pastel.
Tomé uno de los cuatro palos y con mucha fuerza se lo encajé en la sien.
Dejó de moverse, y me aterré porque había matado a una “persona”, pero ella ya no lo era…
Me levanté, sí, como una cobarde en busca de esconder un caso de homicidio. Lloraba y no entendía nada.
La lluvia fue muy repentina; me iba limpiando del engrudo encima.
Solo quería llegar a casa y pensar que todo esto había sido un sueño.
Sin embargo, me di cuenta de que en este mundo ya no existía las esperanzas, ni la confianza, ni mucho menos las personas, solo seres a los que les llamo “zombis”.
Y este es un nuevo mundo dentro de un apocalipsis zombi.
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...☆ ¡¡¡ GRACIAS POR HABER LEÍDO !!! ☆...
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• Fecha de creación: 31/12/2019
• Actualización: 06/01/2023
Anteriormente en el Capítulo 1 (Primer día: El inicio de un apocalipsis zombi):
No pasó mucho hoy, mentira, de hecho fue bastante terrible. No sabía lo que estaba pasando, pero ahora estoy en un “apocalipsis zombi”, ni me la creo yo misma.
Mi mejor amiga me engañó y se hizo pasar por mi “amistad verdadera”; lo más terrible fue que sin darme cuenta este mundo se volvió demasiado catastrófico, pero la pregunta es: ¿podré sobrevivir?
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...✿ ¡¡¡ DIVIÉRTETE !!! ✿...
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CONTINUACIÓN:
Después de lo sucedido, corrí rápidamente hacia mi salón como si nunca jamás había corrido con tanta fuerza.
Como una cobarde, sí, lo escuchas correctamente. Como una cobarde hui entre toda la multitud de estudiantes y maestros, evitando esa ruta de evacuación.
Me tropecé contra un cuerpo, uno ya muerto. Estaba aterrada, pero, sabía muy bien que debía de dar ese paso extra para sobrevivir. Me levanté con calma y entré a mi salón de clases. Se ubicaba muy lejos de la cancha así que, eso era ventaja para mí.
Tanto miedo era el que tenía acumulado que cerré mi salón con candado y pronto después cerré las cortinas de las ventanas; en seguida tomé mi mochila y me escondí debajo del escritorio.
Las horas pasaron rápidamente…
Seguía debajo escondida llorando porque no entendía nada. Tenía sufrimiento y culpa por haber matado a una persona, a Kasumi. Bueno en ese instante era un zombi aunque, no cabe duda de que ella era una persona normal como yo. Una persona que tiene vida, respira y puede pensar.
En el estado que yo la vi convertida totalmente en un zombi, fue algo totalmente perturbador. Ver como desprendía sangre de su rostro. Ver como se comía mordisco tras mordisco a una sola persona y, peor, seguir teniendo de esa chispa aun encendida de vida para ser su segundo bocado.
Los gritos fuera de control soltando a gritos entre los estudiantes. Chirridos de las puertas retumbar y escuchar ese grito extra mientras un zombi daba otro mordisco al cuerpo de un humano. Quien sabe, tal vez fueron amigos hace unos segundos, sin saber que terminarían en el estómago de su mejor amigo…
—¡Agh!, ¡no sé qué más hacer!
¡¿Por qué le hiciste eso Sakura?!, aunque Kasumi se reveló al final, ella fue la única persona que estuvo siempre contigo, y ahora tú la mataste. ¡Soy de lo peor!— decía yo mientras seguía llorando metida entre mis sentimientos de culpa.
Realmente aunque no me creas se siente una gran carga de culpa por haber hecho esto, si estuvieras tú en mi lugar ¿qué hubieras hecho? No tenía elección, pero igual, pude haber escapado mejor, o tal vez haber ayudado a los dos.
—¡Ayúdenme!, ¡déjenme entrar!— gritaba una persona detrás de la puerta.
Se sentía como si casi estuviese llorando hasta que llegó el punto en el que golpeaba la puerta de una manera muy brusca, con demasiada desesperación y terror.
En ese instante me levanté para tratar de ayudar a cierta persona, porque piénsalo, si estuvieras en su lugar también desearías que alguien te ayudara, ¿no?
Así que me acerqué de poco en poco a la entrada, —¡ho- hola! ¡Espérame un momento para abrir la puerta!— dije con algo de prisa; cierta persona no me respondió, eso hizo que me confundiera un poco.
Acerqué mi oído a la puerta. —Disculpa, ¿aún sigues ahí? — dije algo inquieta; había demasiado silencio en ese instante que no percibí ningún movimiento extraño.
Era algo raro lo que pasó, ¿será una ilusión lo que escuché?
Sin embargo, para averiguar lo que había pasado, abrí un poco las cortinas, hasta que logré hacer una pequeña rejilla. Fue un grave error, ¡un ojo de esas cosas estaba mirándome! ¿Por qué me estás mirando?, me espanté demasiado que volví a cerrar las ventanas. Caí al suelo asustada, me paralicé y seguía el silencio nuevamente.
Estaba muy aterrorizada y mi cuerpo no respondía en moverse; cubrí mi boca con mis manos para no hacer nada de ruido y traté de desplazarme nuevamente debajo del escritorio.
No tenía la victoria asegurada aún, solamente tenía una pequeña esperanza de que todo estuviese bien.
De poco en poco en el que me acercaba al escritorio… ¡Bum!, un zombi saltó con demasiada fuerza hacia la ventana hasta llegar al punto de que la destruyera, un zombi, ¡un zombi fue el que saltó! Casi me da un infarto del miedo.
¿Cómo habrá saltado esa cosa y destruyó la ventana?, eso es algo que no quiero averiguar, pero como dicen, en algún momento llegarás a la verdad, y sí, esto aplica para mí.
En esa parte de la ventana había como unos dos zombis más quienes hicieron que este zombi cayera aquí conmigo. ¿Habrán escalado o algo así?, esa es la única conclusión que puedo sacar por ahora.
Nada mal para un zombi, aunque Sakura, ¡muévete de una vez que recuerda que aún sigues tirada en el suelo!
Traté de moverme, me quería levantar, pero sentía mis pies pesados; no me podía levantar. En ese instante fue cuando el zombi tropezó con una silla del salón. Él tenía sostenido de mi pie y lo único que podía hacer era darle patadas en el rostro hasta que me dejara de seguir tocando.
Me mordió la parte de mi tenis y sentí que eso pudiese ser peligroso; puede ser que me pase infección o no lo sé, aún no sé qué son exactamente esas cosas pero lo que sí, es que no debo de dejar que me toquen.
Entre más y más miraba al zombi recordé a mi maestra de matemáticas y presiento que ella era la persona quien pedía ayuda hace unos minutos, y sí, en segundos mueren las personas en este apocalipsis.
Puede ser que tal vez fue una trampa o simplemente una coincidencia, pero lo que sí sé es que debo de huir lo más pronto posible antes de que el zombi me atrape, y por consiguiente me vuelva uno de ellos.
Traté de tomar fuerzas y me levanté. Pensé que tal vez ese zombi se quedaría así en el suelo, pero no, se levantó también.
Inesperadamente el zombi empezó a acercarse a mí, tenía el miedo de golpearla o en hacerle daño por mis calificaciones, o igual, que ella me hiciera daño también porque no está consiente en lo que hace.
—Nada de eso importa Sakura, las calificaciones son de menos en este momento, la maestra ya no tiene vida propia y pues ¿a ella le hubiera gustado ser un zombi?, no, claro que no.
El mundo está hecho un caos, y lo que debo de hacer por ahora es sobrevivir y seguir con mi vida— pensé.
En ese momento, no tuve miedo ni tampoco me aterré. Tomé rápidamente de mi mochila una regla metálica y de la nada se la había clavado en el estómago al zombi, y no, mi maestra no era ella, era un zombi o algo que se apoderó de su cuerpo. Después creí que había ganado, pero no, lo que realmente pasó es que seguía moviéndose.
No le había hecho ningún daño, el zombi seguía rugiendo con mucha desesperación demasiado fuerte. Traté de alejarme porque estaba totalmente bloqueada, ya que por la puerta estaban los dos zombis que mencioné y además, pueden ser capaces de entrar aquí también.
En total, no tenía escapatoria, pero lo que sí, es que tenía demasiado temor.
Cada vez más y más el zombi se me acercaba, pero, si le quitaba la regla me podría comer, o más bien, ser la cena de él. Imagínense, haber muerto por ser la comida de un zombi, o mejor dicho, ser la comida de una persona a la cual no tiene ya vida propia, pero lo que sí, es que tiene la suficientemente capacidad para poder comerte. Pues claro, no tienen vida, pero si la tuvieron anteriormente; además, ninguna persona merece morir de esa forma.
Ahí fue cuando entré en razón. Debía de matar a ese monstruo come personas lo más rápido posible, ya que mi maestra merece morir en paz, o más bien, su cuerpo no debería de ser triturado de esa forma.
Actúe rápido e hice lo siguiente:
—¡Ven zombi!, ¡ven aquí!, ¡no te tengo miedo!— grité.
Corrí rápidamente hacia él soltando algunas lágrimas y de pronto, ya le había quitado la regla.
—¡Muy bien, ahora la segunda fase!— pensé.
Sin dudarlo, con mi regla, la cual era mi única arma por el momento, traté de clavarle en todas las partes del cuerpo, y ¿saben?, me di cuenta de que su punto débil es su cabeza. Los zombis no tienen corazón, bueno si tienen pero no a ese punto me refiero. Si no que no pueden sentir, pero lo que sí, es que tienen una parte de su cerebro que los hacen razonar; ahí fue cuando me di cuenta de que ahora podía destrozarlos.
Cuando el zombi cayó (mi maestra), me tiré al suelo y empecé a llorar.
Este mundo, ya no volverá a ser como antes.
—Recuerdo cuando me sentaba en este lugar— señalé.
Mi maestra siempre nos dictaba acerca de la clase, aunque a veces era algo aburrida, siempre le tuvimos mucho afecto.
Debí al menos agradecerle a la maestra por todo lo que nos enseñó, pero hoy, hice totalmente lo contrario. La maté de una manera horrible, esto es un gran trauma total que sin duda se guardará siempre en mi vida.
Es asombroso lo que hace un ser humano, solo destruimos todo lo que se nos interpone en nuestro camino, pensamos solamente en nuestra vida, y con razón el mundo se convirtió en esta forma; muchos humanos (no digo todos) hacen eso, solamente piensan que es más importante sus vidas que los demás y hoy, he aprendido una lección.
Y no, no digo que es malo preocuparse por uno mismo, sino que es bueno también porque es una muestra de quererse a sí mismo. Pero a lo que me refiero es que, simplemente muchas personas hacemos daño a los demás y eso que somos testigos de ello. Y pregúntate ¿qué pasaría si intercambiamos papeles? Ahí te das cuenta de que haces daño.
Un ejemplo de todo ello fue Kasumi, y ahora tengo miedo de ser una persona totalmente distinta en el que solo destruya la vida de los demás, y claro que no, no quiero ser ese tipo de persona.
Pero en fin, adiós, maestra. Que descanse en paz, le deseo lo mejor y gracias, en serio, muchas gracias por todo, y perdóneme por lo que sucedió hoy…
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...✿ ¡¡¡ GRACIAS POR LEER !!! ✿...
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Anteriormente en el capítulo 2 (Recuerdo):
Estaba demasiado confundida entre todo lo que estaba pasando, y lo único que hice fue llorar entre todo el momento dentro de mi salón, debajo de un escritorio.
Mientras yo me encontraba de esa forma, escuché inesperadamente algunos ruidos provenientes de afuera, pensé que era una persona quien necesitaba de mi ayuda, y al parecer sí, solamente que hubo un silencio profundo y... ¡pum!, saltó desde la ventana destruyéndola totalmente, aquella persona pero convertida en un zombi.
Lo peor de todo esto es que ella era mi profesora de matemáticas y no tuve otra opción que lamentablemente tuve que acabar con ella.
Al final descubrí que la causa del por qué saltó, fue de que habían dos zombis más, y lo probable era de que la ayudaron a escalar.
Bueno, son conclusiones muy rápidas pero es lo que se me viene a la mente por ahora.
Ahora, ¿cómo huiré de este infierno?
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...▽ ¡¡¡DISFRUTA DEL CAPÍTULO !!! ▽...
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CONTINUACIÓN:
Después de lo ocurrido, salí por las ventanas de atrás de mi salón, eso para que no sea un obstáculo los dos zombis de al frente; traté de no tener miedo alguno porque sino, ese miedo terminaría conmigo.
—Lucharé por mi vida, por mi familia y trataré en hacer un bien de ahora en adelante— pensé; sabía yo muy bien que en este momento no debía de rendirme, necesitaba buscar a mis hermanos, a mis padres e igual forma tenía que salir de esta escuela.
Sin embargo, para poder salir de aquí necesitaba de un arma para defenderme, lo sé ¿quién se encontraría un arma en esta escuela?, y no creo que me encuentre alguna en este preciso momento alguna.
—Pff, ridículo— empecé a reírme; seguí caminando y en un instante pensé que vi un arma, y claro, no era, era un zapato negro de no sé quién persona, pero en fin, no tenía muchas esperanzas en encontrar eso. Ahora en serio me estoy riendo porque ya no sé ni lo que veo.
Poco después busqué por el patio trasero de la escuela. La única arma que tenía era mi regla metálica; eso no será lo suficiente para defenderme, estaba ya algo doblada y en cualquier momento se me iba a romper, así que si no había un arma tenía que hacerla yo misma.
En el camino miraba a muchas personas sufriendo, y sólo miraba a tres tipos de personas:
1- Los zombis.
2- Personas huyendo.
3- Personas apenas convirtiéndose y tratando de vivir.
Era algo horrible lo que miraba, de todas formas tenía que seguir con vida, aparte no quería arriesgarme ya que no tenía nada de nada para defenderme entre una multitud.
Habían muchos zombis quienes iban detrás de mí, y no, no eran ni uno ni dos, eran como unos veinte o más, algo espeluznante de hecho.
Al final de todo, llegué a un salón deportivo de mi escuela, cabe resaltar que mi escuela era algo grande, por esa razón no he podido salir rápido de aquí; en fin, seguiré contando.
Lo primero que se me ocurrió cuando llegué fue en buscar un bate de béisbol; hace rato cuando estábamos en la clase de educación física el maestro tenía balones de fútbol, lo cual hace referencia de que aquí pudiese haber algún bate, ya que eso fue lo único que no sacó de aquí.
Empecé a buscar en todas partes y al inicio pensé que mis expectativas estaban mal, pero no, milagrosamente lo encontré; busqué entre los casilleros algunas pinzas para cortar alambre (por si no saben, aquí también era una bodega, habían cosas para la reparación de la escuela) y... ¡bingo!, encontré lo que más quería, dentro de mí sentía una chispita que me encendía como si tuviera esperanza en sobrevivir.
Con eso que tenía, empecé a cortar pequeños alambres para poder enrrollárselos al bate, le empecé a dar forma hasta que al final terminé mi primer arma.
Terminando, salí por la puerta, y rápidamente me fui hacia la entrada de la escuela; en el camino aquel zombi que me encontraba acababa con él, y claramente ayudaba a las personas quienes me topaba, sólo con el simple hecho de irme ya de aquí y salvarlos de los zombis.
Me sentía como una chica que tiene doble rostro, el primero que tenía se destruyó totalmente, quedando por si sola mi segundo rostro, como la de una chica sin miedos y siendo indestructible.
Mientras corría hacia la entrada de la escuela, escuchaba demasiado ruido, habían muchas personas heridas, choques e incluso todo afuera estaba demasiado destruido, aunque ahora mismo lo único que debo de hacer es en concentrarme e ir primero a la escuela de mis hermanos menores.
—Espero y estén bien, trataré de hacer lo posible para encontralos, e igual, debo de unir a mi familia nuevamente. Espero ir antes de que sea demasiado tarde...— suspiraba muy preocupada.
Sólo me faltaban unos tres metros para salir de mi preparatoria, estaba en la entrada pero de la nada, un chico tomó de mi mano, no podía ver tan siquiera un poco de su rostro, tenía un suéter negro, y con la capucha del suéter se cubría su rostro.
—¡No me sueltes! ¡estás en peligro si sales!— exclamó el chico.
Me asusté un poco, y de la nada me llegaron los nervios. Pensé en seguirle la corriente un rato, era alumno de mi preparatoria ya que tenía el uniforme de esta institución, así que, ¿qué tan malo podría ser?
Me llevó hacia un salón de clases, y por un momento pensé en no confiar en este chico, era demasiado misterioso, además no reconocía su voz.
Sakura: (Toma su bate apretándolo fuertemente y con voz fría) ¿quién eres tú?
Chico: ...
Sakura: Aún no me has contestado, ¿quién eres tú?
Chico: Perdón, estaba mirando a los alrededores por si no hay peligro aquí, así que me presento, mi nombre es Kasuto (se quita el suéter) y, ¿cuál es tu nombre? (pone su mano para saludar) (sonríe)
Sakura: (Cruza los brazos)...
Kasuto: Está bien si no me quieres decir tu nombre, Sakura. Pero sería mucho mejor que me lo dijeras, ya que sino, no sabré como decirte, Sakura. Más aparte cuando vayamos a combatir no sabré como nombrarte, Sakura.
Sakura: ¿Por qué estás haciendo eso a propósito?, ¿cómo sabes mi nombre? y... ¿quién dijo que íbamos a estar juntos combatiendo?
Kasuto: Creí que me ibas a agradecer porque te salvé de ese bicho que iba detrás de ti, y entre esas tres preguntas:
1-Porque sí.
2-Te conozco.
3- Y porque no tienes a nadie más.
Sakura: Primero que nada se dice zombi no bicho.
Kasuto: Bueno zombi como tú quieras decirlo, pero el punto es que pienso que deberías agradecerme, además necesitas ayuda para que alguien te proteja, por esa razón llegué yo para cuidarte de esos zombis como dices.
Sakura: ... Me voy.
Kasuto: (Toma la mano de Sakura) espera...
Sakura: ¿Qué?, no tengo tiempo para esto.
Kasuto: Puedo ayudarte para lo que necesites.
Sakura: No gracias, debo de irme ya.
Kasuto: Bueno ¿puedo hacerte compañía?
Sakura: No.
Kasuto: Entonces... ¿Cómo hago para unirme contigo?
Sakura: Nada.
Kasuto: Bueno, debo de hacer algo para estar contigo, pero recuerda, dos personas hacen más que una.
Sakura: No es tu asunto y punto.
...PREGUNTA:...
°¿Crees que Sakura fue muy mala al no estar con Kasuto, o ... está bien que lo haga para un lado y que ella siga con sus asuntos?
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...▽ ¡¡¡ GRACIAS POR LEER !!!▽...
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