Capítulo 4: Los Mattaro vs. Los Diablos

Luego de casi dos horas y de muchos tragos más, los chicos se fueron a la casa Mattaro a dormir un poco junto con los demás muchachos. Fue una noche difícil, los jodidos Diablos destrozaron una casa Mattaro cerca de la frontera italiana y tuvimos que encargarnos de ellos. Muchas bajas, por suerte ninguna nuestra.

Trato de quitarme la mirada del muchacho al que me vi obligado torturar y asesinar por dar la orden de atacar a mi gente, y prendo un cigarro.

Fumándolo rápidamente, tratando de que mi ansiedad baje un poco. Aaricio un poco mi hombro, porque la humedad hace que el dolor de la cicatriz resuene, y lleno un vaso con whisky.

Pienso en ella unos minutos más, en cómo haré todo. Quizás sí aceptará si la conquisto, quizás disfraza su atracción hacia mi con mala cara y una actitud molesta.

Chisto y voy hacia lo que parece una oficina y Melissa está dormida en un sillón.

Me siento en una silla frente a ella y suspiro mientras la observo dormir. Tenía sus manos en un costado de su cara, su boca y ojos cerrados y su cuerpo en posición fetal. Le tiré una colcha encima cuando vi que tuvo un escalofrío mientras dormía.

¿Qué tiene que se me hace tan curioso?

Es algo que no vi en realmente ninguna chica, no sé si serán sus ojos, o quizás su boca, sus finos labios resaltan de una forma en la que solo resaltarían si estuvieran retocados... pero es bastante hermosa al natural.

Quizás es que no le interesa que sea un Mattaro. O quizás el como me habló, nadie me había hablado así nunca... y había salido vivo de esa...

Termino mi trago, luego de que la miro unos segundos más; decido llamarla luego de no notar señal alguna de que despertará.

Antes de hacerlo, recibo una llamada de Amanda y suspiro.

— Hola, Amanda. No. No hablé con Paul hoy — comienzo a murmurar.

Trato de que no despierte, y alejo un poco mi silla de ella. Aún observándola dormir y aún fumando de mi cigarrillo. Cruzo las piernas y me acomodo en la silla.

— No iba a preguntarte eso, idiota.

Sonrío un poco y me distraigo de la chica, Melissa, aunque me resulta imposible dejar de mirarla. Mi prima es la única persona en casi todo el mundo que sabe que puede insultarme y no reaccionaré jamás. Es como mi hermana pequeña, aunque actúa como si yo fuera su hermano pequeño.

— Me dijeron los chicos que pasó con Carnovale. ¿Qué harás?

Miro a Melissa cuando se acomoda en el sofá como si fuese una niña pequeña y el sol ilumina un poco su cara.

— Necesito un favor, pequeña.

— Antes de que me cuentes tu plan maestro, ¿Qué pasa con Paul y por qué no habla contigo?

— Quizás porque la última vez que lo vi rompí su nariz y dos de sus dedos, ¿No crees?

— Agh, cazzo, ustedes malditos mafiosos van a volverme loca.

Sonrío ante el comentario idiota de mi prima, ella es una Mattaro. Es tan mafiosa como todos nosotros.

Luego de contarle un poco mi plan y cortar la llamada, me tiro en el asiento, sintiendo mucho sueño. Prendo otro cigarro cuando mi hermano viene a mi mente, ese maldito desgraciado... hizo muchas estupideces, y decir que merece la muerte, es ser piadoso con él. Merece la muerte, e ir directo al infierno; y eso que solo sé la mitad de las cosas que hizo.

Y aunque cada vez que lo recuerdo, las ganas de asesinarlo vienen a mi mente; trato de reprimirlas, no porque sea mi hermano.

Digo, eso importa... pero no tanto.

Trato de reprimirlas, porque aún hay mucho en juego si el muere. Además de que yo tendría todo el jodido poder de todo sobre los Mattaro, y no creo que me agrade. Me ocupo de la mayoría, y aunque soy menor que él, sé mucho más que él sobre nuestro negocio. Pero debo estudiar todos los papeles antes de volar su cerebro con una bala.

Suspiro y trato de quitar ese asunto de mi mente, el imperio Carnovale es una millonada de veces más importantes que el bastardo de mi hermano.

— ¿Señorita Edén?

***

Noto que toma su mochila con fuerza, casi nerviosa. Descarto la posibilidad de poder conquistarla y decido hablarle.

No le diré lo del empleo ahora, quizás se lo mencionaré unos días luego de comprar el bar... O puedo decirle a Amanda que se ocupe.

Oh joder, que buena idea.

Tomo el volante un poco más fuerte buscando palabras para charlar con ella un poco... pero no encuentro ninguna. Joder, no puedo creer cuanto me cuesta hablarle ¿Por qué?

Soy el jodido Alessandro Mattaro, ¿Qué pasa conmigo?

— Así que... ¿Su amigo es gay?

Genial.

Soy un completo idiota.

— ¿Por qué?

— Bueno, eh... —desabrocho el primer botón de mi camisa — A mi primo... le gusta un poco.

Asiente y vuelve a mirar hacia adelante. Suspiro. ¿Estoy nervioso?

— ¿Qué debe hacer antes de la boda?

— Oh debo recoger mi vestido de la tintorería, ir a mi casa, ver a... —me mira un poco — A mi madre —suelta rápido — Y prepararme.

— Puedo llevarla a recoger el vestido.

— Oh, no... Está solo a una calle de mi casa, puedo ir caminando —asiento cuando dice que no y decido no insistir — Pero, eh... gracias.

Pasamos todo el camino en silencio, puse música. No pude evitar oírla cantar por unos momentos...

Una pequeña sonrisa sale de mi cara, cuando noto que canta una canción de los años 50 mientras mira por la ventana y se relaja un poco. Quizás teniendo el mismo gusto musical... pueda llegar a agradarle.

— A sí que... ¿Le gusta este tipo de música?

— Oh... eh, si. Me gusta la música de esa época —sonríe un poco y podría decir que es imposible si no lo viera, pero su labio inferior brilla un poco.

— A mi también —asiento y miro hacia adelante otra vez.

Quedamos en silencio un largo rato, pero noto que ya no toma su mochila con nerviosismo. Oímos música en silencio y no fue incómodo. Creo que este tiempo fue el mayor tiempo que estuve con una chica desconocida en mi auto, en silencio, sin follar..

Y en cierto modo, se siente bien.

— Aquí es... — señala Melissa una pequeña casa blanca y amarilla, con un jardín lleno de flores. Lindo y simple. La veo bajarse — Gracias, eh, señor Mattaro. Fue de mucha ayuda.

— Por nada... — hago un gesto con la cabeza y espero hasta que entre a su casa.

Me quedo unos minutos, pensando en todo. Si Amanda falla y Melissa no acepta el trabajo, será desastroso, documentación falsa, actrices, testigos... que insoportable, ¿Cómo pude decir un nombre? Que idiota soy.

Antes de abrir su puerta, cruza a una señora, una vecina supongo. Empiezan a hablar y no puedo evitar notar lo amable que es con la señora, imposible ignorar su enorme sonrisa y la manera en la que quita el cabello que accidentalmente se posa sobre su cara es..

Wow.

Realmente debe ser ella. Amable, simpática, sonriente y con una cara de niña buena que realmente da ganas de lastimar.

Es ella. Ella debe ser mi prometid... mi falsa prometida.

***

Llegamos al asqueroso gimnasio a buscar a mi prima junto con Dante, Vincenzo y un par de muchachos Mattaro. Diviso a Amanda detrás de una columna, hablando con un Diablo. Oh, prima, voy a asesinarte. Mirando mal a cuanto Diablo cruce, voy por ella.

Llegamos a su lado y antes de que ella lo note, mis chicos discretamente toman al Diablo por sus brazos y lo llevan a la parte trasera del gimnasio. Jamás se atreverá a volver a mirar a mi prima a los ojos.

Nada de escándalos aquí, un movimiento en falso y esto será un baño de sangre.

— Alessandro, ¡¿Qué mierda?! — pregunta mi prima en voz baja enojada y yo, tranquilo, hago una señal de que permanezca en silencio.

— Te dije que no deberías pelear Amanda — relamo mis labios cuando noto lo realmente lindas que son las chicas Diablo... y lo mucho que me miran.

Aunque creo que más que nada es porque quieren asesinarme, pero da igual.

La cara de mi prima se torna roja y sus ojos oscuros, sé bien que está pensando en golpearme, pero no va a hacerlo. No ahora, al menos.

— ¿Qué pasa con tus huesos, prima? —pregunta Dante junto a mí y yo asiento.

— Amanda, sabes bien lo que puede pasar —finaliza Vin y me da ganas de sonreír por la hermandad que hay entre nosotros cuatro.

No puedo evitar pensar en Paul, pero él siempre fue un idiota.

— Les dije que no deberían venir — comienza a ponerse sus guantes — Genial. Esta idiota está atrasada.

— No necesitas el dinero, ¿Por qué hacer esto?

— Porque tengo ganas de hacerlo, cazzo — se acerca un poco hacia mí y puedo darme cuenta de que va a insultarme.

Sonrío porque recuerda las reglas de nuestros padres. Nunca faltarle el respeto a otro Mattaro en público. Los problemas siempre se arreglan en casa.

— Alessandro Mattaro — me señala con su dedo luego de verificar que nadie nos mira directamente, aunque realmente todos lo hacen — Si arruinas esto, no volveré a hablarte en toda mi jodida vida. Stronzo.

Relamo mi labio y actúo enojado. Frunzo mis cejas y miro a mis primos. Ambos confundidos porque realmente los tres queremos quedarnos aquí y verla pelear.

— Bien, niña — me mira a los ojos — ¿Dónde nos sentamos? — mi prima sonríe grande y señala unos asientos.

— Alessandro — suelta con voz mandona mientras nos estamos yendo — Ya sabes que tienes que hacer primero.

Ruedo los ojos y le ordeno a Vin que le diga a los chicos que dejen de golpear al Diablo que hablaba con Amanda, pero que no lo suelten. No queremos que le cuente a sus amigos. Al menos no ahora, Amanda me pidió apoyo y eso tendrá.

Me siento junto a mis primos, con los muchachos atrás y por algunas bromas internas reímos un poco. Mi cara cambia completamente cuando veo a Harrison.

El jodido jefe de los Diablos, frente a mí, pero del otro lado del ring. No me iré de aquí hasta acabar con su vida. Es una promesa.

Me pongo completamente serio. Aunque sonrío muy poco, solo para que vea como lo desafío. Estoy rodeado de Diablos y tengo una sonrisa en mi cara. No estoy ni cerca de tenerte miedo, Harrison. Lo miro de arriba abajo con mi sonrisa pequeña y hago un gesto de saludo con la cabeza. Él no lo responde, y en Italia, eso habla mucho de una persona. No es tan bueno bajo presión... al menos, no como yo.

Un solo movimiento en falso, Diablo di merda, y acabaré con tu vida.

Veo a Henry entrar y codeo a Dante sonriendo.

— No puede evitarlo, pobre — sonríe grande cuando lo ve y ruedo los ojos.

— ¿Acaso le dijiste que venga? — pregunta Vin confundido.

— Aún no tengo su número, primo.

— Oh, pensé que eras un gran galán — bromeo mientras prendo un cigarro.

— Entonces, ¿Qué hace aquí?... No parece Diablo.

— No lo es — interrumpo — Si fuese un asqueroso Diablo, tendría un tatuaje a la vista.

Mis primos asienten y seguimos mirando, algo confundidos. Pero supongo que Dante no tardará en decirle que venga a sentarse aquí con nosotros... y está bien, es un buen chico. Vale la pena meterse con él.

Detrás de Henry veo entrar a una chica delgada, con un abrigo que parece de Henry y que tapa aproximadamente toda su cara. Sus manos vendadas. Supongo que será ella quien peleará con Amanda.

Chequeo mi celular un poco. Debo admitir que las cosas con la chica Sloan eran divertidas, pero ahora quiere algo más, y además de que ella no me interesa para una relación... supongo que estoy comprometido... ¿O cerca de estarlo? Digo, si no acepta el trabajo quizás...

— No me jodas — alarmado y agradecido, miro a Vin, que irrumpió mis pensamientos. Realmente no tengo ganas de ponerme a pensar en la señorita Edén ahora.

No me digas que los Diablos quieren empezar ahora.

Miro hacia donde mira él mientras me agacho a buscar la navaja en mi media derecha y... no me jodas.

La señorita Edén le da el abrigo a Henry y comienza a saltar en el lugar. Quedo casi boquiabierto.

¿Esa chica va a luchar hoy?

Debe ser una broma.

La señorita Edén puede que se comporte ruda, pero, ¿Pelear en un ring?, ¿En serio puede llegar a ser tan dura?

Veo que todos los Diablos la miran sonriendo, supongo que es porque es del pueblo. Diviso a Harrison y hasta le aplaude. Cuando ella lo mira, él la saluda con la mano... y ella lo mira raro.

Vuelvo mis ojos a ella. Casi siento que me gusta mirarla.

Posa sus ojos accidentalmente sobre mí, la noto sobresaltarse y decirle algo a Henry sin quitarme los ojos de encima. Hago un gesto con la cabeza en forma de saludo y ella lanza una sonrisa incómoda.

— ¿Melissa peleará contra Amy? —pregunta Vin, realmente emocionado.

Sé que le atrae, y no me molesta en absoluto, digo... no es mi prometida ¿Aún?

— No tengo idea cual de las dos podría ganar.

— La señorita Edén simpatiza con los diablos — cuento a mis primos mientras suelto el aire de mi cigarro.

Nos quedamos mirándola unos segundos que parecieron fácilmente media hora. Ella salta con una sonrisa en la boca y su mejor amigo le habla. Supongo que palabras de apoyo.

Cuando levanta los brazos. La veo. Y comienzo a dudar instantáneamente sobre si debo ofrecerle el trabajo o no.

Joder...

— Es una Diablo — pronuncio sin quitar mis ojos de la enorme "D" de Diablo en su costilla derecha.

— 500 por Melissa — suelta Dante y hubiese reído mucho, si no pasara por mi cabeza la idea de los Mattaro vs. Los Diablos.

Capítulos
1 Cuatro años antes.
2 Capítulo 1: Un pequeño pueblo en Francia.
3 Capítulo 2: NO LO DEJES ENTRAR.
4 Capítulo 3: ¿Mi falsa prometida?
5 Capítulo 4: Los Mattaro vs. Los Diablos
6 Capítulo 5: El torneo.
7 Capítulo 6: ¡¿Su estúpida prometida?!
8 Capítulo 7: Arreglando todo.
9 Capítulo 8: Jodidamente loco.
10 Capítulo 9: Su estúpida prometida.
11 Capítulo 10: El beso.
12 Capítulo 11: No valdría la pena.
13 Capítulo 12: Día -1 I
14 Capítulo 13: Día -1 II
15 Capítulo 14: Día -1 III
16 Capítulo 15: Día -1 IV
17 Capítulo 16: Mi madre está enamorada de un mafioso.
18 Capítulo 17: No es un adiós.
19 Capítulo 18: Jodidamente loco II
20 Capítulo 19: Jodidamente loco III
21 Capítulo 20: Dejando todo atrás.
22 Capítulo 21: Que empiece el show, Meli.
23 Capítulo 22: The MT.
24 Capítulo 23: Jodido Mattaro.
25 Capítulo 24: Alessandro, ¿Confías en mí?
26 Capítulo 25: El hospital.
27 Capítulo 26: Adiós, futuro esposo.
28 Capítulo 27: El amable Alessandro Mattaro.
29 Capítulo 28: El día que Henry rezó.
30 Capítulo 29: El beso.
31 Capítulo 30: Estás en la mierda.
32 Capítulo 31: Me lo compensarás, Mattaro.
33 Capítulo 32: Siempre.
34 Capítulo 33: Confusiones.
35 Capítulo 34: El vestido negro.
36 Capítulo 35: El beso II
37 Capítulo 36: Si nosotros estamos bien, todo estará bien.
38 Capítulo 37: Trevor y Amanda.
39 Capítulo 38: Acetti di amarmi?
40 Capítulo 39: Bienvenida a la familia, Meli.
41 Capítulo 40: Confianza.
42 Capítulo 41: Sin él.
43 Capítulo 42: Todo por ella.
44 Capítulo 43: Reencuentro.
45 44: ¿Debo enamorarme de mi futura esposa?
46 Capítulo 45: Pete
47 Capítulo 46: La charla.
48 Capítulo 47: Tenemos un problema.
49 Capitúlo 48: Felicidad.
50 Capítulo 49: Entrevista y apertura.
51 Capítulo 50: Los baños.
52 Capítulo 51: Bebé Félix.
53 Capítulo 52: Nada puede ser perfecto.
54 Capítulo 53: Una vida entera juntos I.
55 Hola!
56 Navidad.
Capítulos

Updated 56 Episodes

1
Cuatro años antes.
2
Capítulo 1: Un pequeño pueblo en Francia.
3
Capítulo 2: NO LO DEJES ENTRAR.
4
Capítulo 3: ¿Mi falsa prometida?
5
Capítulo 4: Los Mattaro vs. Los Diablos
6
Capítulo 5: El torneo.
7
Capítulo 6: ¡¿Su estúpida prometida?!
8
Capítulo 7: Arreglando todo.
9
Capítulo 8: Jodidamente loco.
10
Capítulo 9: Su estúpida prometida.
11
Capítulo 10: El beso.
12
Capítulo 11: No valdría la pena.
13
Capítulo 12: Día -1 I
14
Capítulo 13: Día -1 II
15
Capítulo 14: Día -1 III
16
Capítulo 15: Día -1 IV
17
Capítulo 16: Mi madre está enamorada de un mafioso.
18
Capítulo 17: No es un adiós.
19
Capítulo 18: Jodidamente loco II
20
Capítulo 19: Jodidamente loco III
21
Capítulo 20: Dejando todo atrás.
22
Capítulo 21: Que empiece el show, Meli.
23
Capítulo 22: The MT.
24
Capítulo 23: Jodido Mattaro.
25
Capítulo 24: Alessandro, ¿Confías en mí?
26
Capítulo 25: El hospital.
27
Capítulo 26: Adiós, futuro esposo.
28
Capítulo 27: El amable Alessandro Mattaro.
29
Capítulo 28: El día que Henry rezó.
30
Capítulo 29: El beso.
31
Capítulo 30: Estás en la mierda.
32
Capítulo 31: Me lo compensarás, Mattaro.
33
Capítulo 32: Siempre.
34
Capítulo 33: Confusiones.
35
Capítulo 34: El vestido negro.
36
Capítulo 35: El beso II
37
Capítulo 36: Si nosotros estamos bien, todo estará bien.
38
Capítulo 37: Trevor y Amanda.
39
Capítulo 38: Acetti di amarmi?
40
Capítulo 39: Bienvenida a la familia, Meli.
41
Capítulo 40: Confianza.
42
Capítulo 41: Sin él.
43
Capítulo 42: Todo por ella.
44
Capítulo 43: Reencuentro.
45
44: ¿Debo enamorarme de mi futura esposa?
46
Capítulo 45: Pete
47
Capítulo 46: La charla.
48
Capítulo 47: Tenemos un problema.
49
Capitúlo 48: Felicidad.
50
Capítulo 49: Entrevista y apertura.
51
Capítulo 50: Los baños.
52
Capítulo 51: Bebé Félix.
53
Capítulo 52: Nada puede ser perfecto.
54
Capítulo 53: Una vida entera juntos I.
55
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56
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