Capítulo 2: NO LO DEJES ENTRAR.

— No me jodas — sonríe Henry cuando termino de contarle la historia con el Mattaro.

Ruedo los ojos y escondo una sonrisa.

Mi mejor amigo tiende a emocionarse por cualquier hombre que me hable o se atreva a coquetearme, y es que, digamos que... no soy realmente lo que se dice un "terrón de azúcar" cuando se trata de hombres... Digo, quizás si te propasas con las chicas, gritarán.

Yo, en cambio... romperé tu nariz, y quizás más partes de tu cuerpo. Y no es por nada personal, me gustan los hombres, y suelo salir con uno que otro cada fin de semana... pero a mi solo se me acerca quien yo deseo que se acerque.

Y, además de alejar a los chicos yo misma por mi cuenta, mi ex novio y jefe de Los Diablos, Harrison, brinda una pequeña (gran) ayuda espantándolos. Todos saben que yo fui su chica, todos le temen... pierdo muchas conquistas si conocen a Harrison.

— ¿Y qué harías si lo vieras pronto? — pregunta coqueto, mordiendo su labio y ruedo los ojos con una sonrisa en mi cara.

— Es un Mattaro, lo ignoraré hasta que se vaya de la ciudad — suspiré — Como hago con todos los Mattaro.

Muerdo mi labio cuando noto que entraron dos o tres chicos Mattaro al bar. Solo soporto a quienes trabajan para los Mattaro; y casi no lo hago, por muchos años quisimos matarnos entre nosotros.

Los Mattaro contra Los Diablos; un clásico de la ciudad.

Suspiro y contengo el cosquilleo en mi estómago cuando Paul hace su aparición en mi mente otra vez. Mi promesa aparece junto con su cara. Morirá en mis manos... algún día... de alguna manera. Morirá en mis manos.

Mi mejor amigo me abraza inmediatamente cuando oye el suspiro, sin hacer gestos ni decir nada. Justo como sabe que me gusta ser acompañada. Henry es más que mi hermano, podría decirse que es mi alma gemela.

Solo él sabe cuánta tristeza me brinda recordar cuando estaba en los Diablos, y cuan arrepentida estoy de todo lo que hice. Solo él sabe cuánto me duelen todas las veces que manché mis manos con sangre. Y solo él sabe cuanto me rompió Paul Mattaro; y cuánto tardé en armarme de nuevo.

— ¡Mel, tres whiskys a la mesa seis! —asiento cuando oigo a el chico de la barra.

Lleno mis pulmones con el olor a perfume que tiene mi mejor amigo en su ropa y lo suelto finalmente; sirvo dos vasos con whiskys dando un suspiro y salgo hacia la mesa seis con una estúpida sonrisa en mi cara.

Borro todos mis pensamientos, basta de Mattaros y basta de Diablos, Melissa. Vuelvo a mi recurrente pensamiento de cómo conseguir dinero rápido mientras camino.

La cuenta médica de mi madre no se pagará sola.

Dejo los vasos frente a los dos hombres que están en la mesa seis y pongo un mechón de cabello detrás de mi oreja. Una sonrisa inconsciente y pequeña sale de mi boca al recordar el torneo de boxeo de mañana, creo que puedo ganarlo... no es mucho dinero, pero ayudará bastante.

— ¿Necesitan algo más? — pregunto sacando mi libreta y anotando la hora del torneo...

Y obviamente, la palabra "boda", para no olvidar nada de lo que debo hacer mañana temprano con Henry. Se casa su hermana y no solo debo llevarlo, sino que también debo fingir ser su cita.

— Unos maníes — responde una voz algo familiar y profunda, respiro tratando de controlar el maldito cosquilleo de mi estómago antes de levantar la vista y mirar unos segundos sus ojos verdes paisaje otra vez.

Me mira y cuando muerdo mi labio inferior, él relame el suyo. Levanta una ceja y vuelvo a la realidad.

Es un Mattaro.

Voy rápido a la barra y al dejar los maníes en su mesa, solo me alejo sin más. Respiro profundo cuando llego a mi mejor amigo y puedo jurar que siento la mirada del Mattaro en mi cara...

Y espero que no vuelva, ni que venga ningún otro Mattaro a la ciudad otra vez. Lo miro unos segundos cuando se distrae hablando con los otros dos hombres sentados con él. Sí, quizás fue amable una vez, ¿Y qué? Es un Mattaro.

Comienzo a limpiar la barra cuando fugazmente una cara cara familiar viene a mi mente y... al mirar la puerta lo veo entrar.

— Oh, mierda — suelto lo suficientemente fuerte como para que Alessandro Mattaro escuche y mire hacia donde yo miro.

Más mierda.

Si no se matan aquí, será un milagro. 

— Linda, no sabía que me extrañabas tanto.

Hago un gesto y me paro derecha ante mi ex, Harrison, jefe de los Diablos, que confiadamente apoya sus brazos en la barra.

— ¿No vas a atenderme? — pone su cara frente a mi y sin más remedio vuelvo a mirar sus ojos marrones que tanto amaba.

Me mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa amigable. Seguramente no está drogado.

— ¿Qué quieres? — pregunto de mala gana y escondiendo mi nerviosismo.

Si no está drogado no me hará nada. Es Harrison. Y porque es Harrison, sé que es capaz de matar a cualquiera que me mire.

Y el señor Mattaro lo ha estado haciendo demasiado, Harrison es capaz de matarlo solo por esa simple acción.. Bueno, por eso y porque los Diablos y los Mattaro se han odiado desde los abuelos de Harrison. Y tienen una pelea mortal cada que se cruzan.

— Solo un café. Para llevar — sonríe — A menos que... quieras tomarlo conmigo.

— Estoy trabajando — me excuso.

— Oh vamos...

Acaricia mi mano por encima de la barra. Contengo una respiración profunda, cuando Harrison me toca, nunca sale bien... siento que los tres Mattaros de la mesa nos miran; pero más siento su mirada. La mirada de Alessandro Mattaro.

— No. Harrison.

Salgo hacia la cocina a preparar el maldito café, así se larga de una vez por todas.

— ¡Volverás a ser mía, cielo!

Muriendo de vergüenza y queriendo que la tierra me trague en ese mismo momento, oigo un estúpido silbido al darme vuelta y decido ignorarlo.

Es un idiota.

Digo, antes de que sea mi novio fuimos amigos y un par de veces tuve que golpearlo para ponerlo en su lugar. Luego, fui su novia... completamente "de su propiedad" solía decir él; y más tarde fui su ex... aún de su propiedad.

Mientras preparo el estúpido café oigo disturbio en el bar. Un par de vasos rotos y al correr hacia la barra veo a Alessandro Mattaro encima de mi ex novio, repartiendo puñetazos en su cara.

Joder.

La manera en que se levantaba sobre Harrison y sus fuertes brazos con sus enormes manos golpeaban la cara de Harrison, hizo que mi piel se ponga de gallina. Era una bestia. Un mounstruo. Era capaz de matarlo aquí y ahora.

— ¡Oye! — grito y me ignora. 

Supongo que es momento de dejar salir mi ira. 

Salgo de la barra, respiro profundo y junto fuerzas. Salgo corriendo con mi vista fija en él y en cuanto deja un puñetazo derecho en la cara de Harrison, lo empujo con todo mi peso, con mis manos sobre sus hombros y cae al piso.. llevándome con él.

No sé cómo, pero de la nada estoy en el piso, sobre el mismísimo Alessandro Mattaro. Nuestras caras quedan a centímetros de distancia y sus ojos me miran impresionados. Me pierdo unos segundos.. hasta que noto las gotas de sangre en su cara, es sangre de la cara de Harrison.

La sangre de mi ex en su cara. 

Tiemblo al recordar que es un Mattaro y rápidamente me levanto, susurro "lo siento", porque aún es un cliente y volteo hacia Harrison.

— Mierda — murmura aún en el piso. 

Lo ayudo a levantarse con dificultad y cuando miro a mi lado, Alessandro Mattaro se encuentra ya parado, limpiando la sangre de su labio con una gran sonrisa victoriosa en su cara.

— Así aprenderás como tratar a una dama — sonreía mientras uno de los chicos le extendía un pañuelo.

Espera, ¿Qué?

— Te mataré — murmura Harrison mientras se aproxima a la puerta lentamente — Oh joder, como disfrutaré cuando una bala impacte en tu cráneo, maldito Mattaro.

— Morirás alguna de estas noches, Diablo di merda — pronuncia con la misma sonrisa maliciosa en su cara.

Los tres Mattaros salen triunfantes por la puerta principal. Y siento mi cara volverse roja de la furia.

— Oye, ¿Qué pasa contigo?

Alessandro Mattaro voltea, me mira de arriba a abajo y pone un cigarro entre sus labios. Sus primos tiran sonrisas cómplices y suben a un auto.

— Hola otra vez, señorita — suelta mientrasprende su cigarro — Comienzo a pensar que deberíamos dejar de cruzarnos en situaciones donde casi matamos personas.

— ¿Qué fue todo eso? — pregunto amenazante.

— No tengo por qué darle explicaciones — guarda su encendedor y acomoda el cuello de su camisa — Pero era la única manera en la que ese imbécil aprenda como se trata a una mujer.

Lo miro fijamente y trago fuerte. ¿Acaso Alessandro Mattaro me defendió de mi ex?

— Nos vemos pronto, señorita — hizo un asentimiento de cabeza. Y otra vez me deja atontada, y sola.

Entro al bar y evitando charlar con Henry sobre lo que me dijo el Mattaro, sirvo tragos y cafés. Las horas pasan increíblemente rápido... las 00, la 1, las 2... Se hacen las seis y toda la gente se va y el peor momento del día llega.

La limpieza.

Una y otra pienso en el torneo, junto con la operación de mi madre y también con la posibilidad de que su enfermedad haya sido detectada tarde...

Frunzo mi ceño cuando recuerdo las palabras del doctor "Las manchas no son claras, por eso debemos hacerle una laparotomía para investigar si entre algunos intestinos, hay algo extraño que no capte el tomógrafo". Respiro profundo y hago cuentas mentales por sexta vez en el día: la primera operación, la segunda y ahora la laparotomía; es mucho más dinero del que puedo conseguir en unos meses.

Pero cada que pienso en eso, solo miro a mi mejor amigo. Mi tristeza se va un poco de mi cuerpo cuando pone música fuerte y sonrío al ver sus movimientos idiotas, la sonrisa en su cara y cuán feliz es a pesar de todo lo que pasa en su vida.

Casi dos horas después, aún estamos limpiando el jodido bar. Pero Henry quiere lavar las copas, lo cual podemos hacer tranquilos el lunes.

— Mierda, ¿Podemos solo irnos y ya?

Mi mejor amigo me mira con cara de "¿En serio tengo que repetirlo otra vez?" y yo me siento en la barra, rendida.

Noto sombras en las puertas de vidrio del bar. Sombras negras enormes... y son bastantes. Henry lo nota y me mira. Asiento un poco y me paro de la barra, preparándome para lo que sea. Mi mejor amigo toma el bate y se aproxima a abrir la puerta.

Me escondo detrás de la puerta lista para atacar, no quiero reírme de él, pero mi amigo no sabe pelear de la misma manera en la que yo sé. Tiro mi cabello detrás de mis hombros y cierro mis puños fuertemente. Maldiciendo el haber venido a trabajar con un top corto y una falda aún más corta.

— Oh, señor Mattaro — oigo a Henry cuando abre la puerta.

Abro mis ojos enorme y niego cuando él me mira con sus ojos enormes, seguramente recordando lo que le conté esta mañana.

NO

LO

DEJES

ENTRAR.

— Sí, claro, adelante.

Ruedo los ojos y relajo mis hombros.

— Hola, otra vez — saluda Alessandro Mattaro con un gesto de cabeza cuando entra al bar y me ve detrás de la puerta.

Ni siquiera veo ganas de soltar una mínima sonrisa en su rostro, y lo odio por el hecho de que me ponga tan nerviosa... me niego a creer que este hombre es tan amable como demuestra.

No logro que el "Hola" que tengo en la punta de la lengua, salga de mi boca e inmediatamente salgo hacia la barra, sin siquiera mirar a los Mattaro que están con él.

No necesito que ninguno recuerde mi rostro de cuando estaba en los Diablos. Apoyo mis codos en la barra, a metros de ellos, y los miro, analizando a cada uno de los que noto como "Señores". Son tres.

Uno es el más bajo de los tres, tiene una sonrisa carismática y caliente debo admitir, y la manera en que mira a Henry me hace pensar que quizás le agrada demasiado; sería cool si no fuese un jodido Mattaro.

Luego está el otro, tiene un gesto de pocos amigos y un ceño fruncido que fácilmente podría asustar a cualquiera. No parece agradable a primera vista.

Y después está Alessandro. Lleno de tatuajes en su piel blanca, con sus ojos algo grises... ¿No eran verdes?

Concéntrate.

Con una camisa negra y un pantalón de vestir; no podía aportar nada sobre él, su cara no hacía ningún gesto, era imposible de leer.

Me gustaría mirarlo más, pero su mirada se cruza con la mía y cuando baja su mirada, me siento desnuda. Deseando un tapado enorme para cubrir las partes de mi cuerpo que no estoy cubriendo.

Comienza a hablar con Henry y deja realmente mucho dinero en sus manos. Henry asiente y señala algunas mesas que los muchachos que entran luego de los Mattaro acomodan. Frunzo mi ceño.

Mi mejor amigo se acerca rápido a mí, toma mi antebrazo y me lleva a la cocina. Maldigo que vine en zapatos y no puedo caminar del todo normal.

— Nos pagó por llevar whiskys y abrir unas cuantas horas más.

— ¿Cuánto?

— Diez mil por cada maldita hora.

— Mierda.

Comienzo a sacar vasos y a servir whisky, sé que esto es por los Mattaro, y no lo haría de no necesitarlo... pero en serio lo necesito. Y si es por mi madre no pensaría ni dos veces en hacer lo que sea necesario.

Noto a alguien en la puerta de la cocina y volteo. Alessandro Mattaro se encuentra parado, con un cigarrillo en la boca y mucha cara de sueño. Como si estuviese amanecido como yo, y no hubiese dormido en toda la noche.

Me mira de arriba a abajo cuando tomo la bandeja y pongo vasos con Whisky para comenzar a llevarlos.

— Usted no — niega.

— ¿Qué?

— No se acercará a la mesa — suelta tan firme que me hace poner los ojos en blanco.

— ¿Y por qué? — pongo mis manos en mi cintura y sonrío cínica.

— Porque... — mira mi falda y niega — No. En serio, no. Usted no.

Mira a Henry.

— Ella no debe acercarse a la mesa ni ser vista — mi mejor amigo asiente y yo los miro a los dos confundida, ¿Desde cuándo siquiera se llevan bien? — Es por su seguridad — me mira a los ojos y asiente.

Como si fuese un maldito perro.

— ¿Por qué te lo dice a ti? — pregunto a Henry.

— La vi solo dos veces, pero estoy muy seguro de que no me obedecerá, señorita — responde simple mirando su celular y soltando el humo de su cigarro.

— Claro que no lo haré, ¿Quién piensa que soy?¿Una jodida... — mi mejor amigo tapa mi boca y toma mi brazo cuando estoy por decir algo idiota.

— No será vista, señor Mattaro — sonríe Henry y lo miro con una ceja levantada — Gracias.

Nos mira, asiente a Henry y se va otra vez, a setarse.

— Joder, yo haré lo que quiera.

— Elena Melissa Edén...

Miro a Henry sonriendo cínica y él levanta una ceja.

***

20 minutos después, me encuentro encerrada en la oficina de mi jefe. Acostada en sofá que trajimos con Henry para descansar entre turnos una vez.

Lo único bueno de esto es que podré dormir un rato antes de la boda de la hermana de Henry y del torneo.

— Maldito Henry.

Me acuesto con ira, pero sabiendo que de no ser lo mejor para mí, Henry no me hubiese encerrado. Decido llamar a mi madre, porque hace doce horas no la veo y cuando paso tanto tiempo sin estar a su lado, siento que me falta el aire.

— ¿Mamá?

— Pichonsito, ¿Por qué no viniste a casa?

No puedo evitar sonreír al oír su "pichonsito".

— Unos clientes especiales... ¿Por qué?¿Pasó algo?¿Estás bien? Puedo llamar a la tía May si es necesario.

— Juro que si sigues hablando, cortaré e iré a tomar una siesta — amenaza y reímos.

Hablar con mi madre, siempre me sana. Me llena de vida. Hablar con ella y oír su serena voz, me hace volver a tiempos donde nada era como es hoy, donde todo era calmo y no conocía el odio...

— ¿Señorita Edén?

Miro mi cuerpo preguntándome en qué momento me acosté y me dormí. Con un saco de Henry sobre mi.

Abro bien los ojos y miro hacia adelante, y casi angelicalmente, veo a un Alessandro Mattaro sentado junto al sofá. En la silla del escritorio, fumando. Con pequeños rayos de un sol mañanero alumbrando su cara y su cabello bien peinado. ¿Cómo sabe mi apellido?

— ¿Estoy soñando? — relamo mis labios secos y me estiro un poco, lo que me da satisfacción y sonrío.

Alessandro Mattaro, por primera vez, gesticula frente a mi. Levanta mínimamente sus cejas y pasa una mirada por todo mi cuerpo, con una pequeña sonrisa. Lo veo respirar profundo.

— Henry tuvo una urgencia, temo que debí despertarla, porque debo irme.

— ¿Qué pasó con Henry?

Me siento rápido, provocando un mareo intenso. Acaricio mi cabeza con una mano y limpio restos de baba de mi mejilla mientras el Mattaro me mira.

Genial.

— Dijo algo de la boda de su hermana.

— Oh, mierda — miro hacia todos lados tratando de despertarme del todo. Se supone que yo sería su cita en esa boda, no puedo dejarlo así.

Mi auto. Las llaves de mi auto. Debo recoger el vestido, bañarme, arreglarme.

Miro mi reloj y son las...

— ¡Maldición! — falta solo una hora para que comience.

— ¿Está todo bien?

Lo miro realmente alarmada, buscando las llaves de mi auto, que no están por ningún lado.

— Si está buscando las llaves de su auto, creo que se las llevó consigo Henry.

— Joder — susurro y me siento otra vez.

Repaso una lista de personas a las cuales puedo llamar y pedir un aventón, ninguna disponible un domingo a las tres de la tarde.

— Puedo llevarla hasta su casa, si desea.

Lo miro de arriba a abajo, sigue con la ropa que vi hace rato. Su cara de sueño aún permanece y su peinado... joder, ¿Acaso lo retoca cada cinco minutos?

Sé que es un maldito Mattaro. Pero... digo, es un conocido ¿Verdad?

Qué más da, yo sé cómo defenderme. Si las cosas se ponen feas sé bien qué hacer... y claramente no dudaría ni dos segundos si de noquear a un Mattaro se trata.

— ¿Está seguro? — asintió — Eh... Sería de gran ayuda.

Minutos después, estoy en el asiento copiloto del lujoso auto del maldito Mattaro. Respirando profundo y tragando fuerte. Con mis manos casi temblando y mi mochila en mi regazo, por si necesitara sacar la navaja rápidamente... el solo recordar que mi casa está a cuarenta minutos del bar, hace que quiera golpear algo... será un largo viaje.

Más populares

Comments

Valeria

Valeria

que le hicieron los Mantaro

2020-11-26

3

Mafe✨🌟💫🌷🌷

Mafe✨🌟💫🌷🌷

jajaja 🤣 se siente intimidada por Alessandro..🤭🦋💫🍃

2020-10-12

3

Total
Capítulos
1 Cuatro años antes.
2 Capítulo 1: Un pequeño pueblo en Francia.
3 Capítulo 2: NO LO DEJES ENTRAR.
4 Capítulo 3: ¿Mi falsa prometida?
5 Capítulo 4: Los Mattaro vs. Los Diablos
6 Capítulo 5: El torneo.
7 Capítulo 6: ¡¿Su estúpida prometida?!
8 Capítulo 7: Arreglando todo.
9 Capítulo 8: Jodidamente loco.
10 Capítulo 9: Su estúpida prometida.
11 Capítulo 10: El beso.
12 Capítulo 11: No valdría la pena.
13 Capítulo 12: Día -1 I
14 Capítulo 13: Día -1 II
15 Capítulo 14: Día -1 III
16 Capítulo 15: Día -1 IV
17 Capítulo 16: Mi madre está enamorada de un mafioso.
18 Capítulo 17: No es un adiós.
19 Capítulo 18: Jodidamente loco II
20 Capítulo 19: Jodidamente loco III
21 Capítulo 20: Dejando todo atrás.
22 Capítulo 21: Que empiece el show, Meli.
23 Capítulo 22: The MT.
24 Capítulo 23: Jodido Mattaro.
25 Capítulo 24: Alessandro, ¿Confías en mí?
26 Capítulo 25: El hospital.
27 Capítulo 26: Adiós, futuro esposo.
28 Capítulo 27: El amable Alessandro Mattaro.
29 Capítulo 28: El día que Henry rezó.
30 Capítulo 29: El beso.
31 Capítulo 30: Estás en la mierda.
32 Capítulo 31: Me lo compensarás, Mattaro.
33 Capítulo 32: Siempre.
34 Capítulo 33: Confusiones.
35 Capítulo 34: El vestido negro.
36 Capítulo 35: El beso II
37 Capítulo 36: Si nosotros estamos bien, todo estará bien.
38 Capítulo 37: Trevor y Amanda.
39 Capítulo 38: Acetti di amarmi?
40 Capítulo 39: Bienvenida a la familia, Meli.
41 Capítulo 40: Confianza.
42 Capítulo 41: Sin él.
43 Capítulo 42: Todo por ella.
44 Capítulo 43: Reencuentro.
45 44: ¿Debo enamorarme de mi futura esposa?
46 Capítulo 45: Pete
47 Capítulo 46: La charla.
48 Capítulo 47: Tenemos un problema.
49 Capitúlo 48: Felicidad.
50 Capítulo 49: Entrevista y apertura.
51 Capítulo 50: Los baños.
52 Capítulo 51: Bebé Félix.
53 Capítulo 52: Nada puede ser perfecto.
54 Capítulo 53: Una vida entera juntos I.
55 Hola!
56 Navidad.
Capítulos

Updated 56 Episodes

1
Cuatro años antes.
2
Capítulo 1: Un pequeño pueblo en Francia.
3
Capítulo 2: NO LO DEJES ENTRAR.
4
Capítulo 3: ¿Mi falsa prometida?
5
Capítulo 4: Los Mattaro vs. Los Diablos
6
Capítulo 5: El torneo.
7
Capítulo 6: ¡¿Su estúpida prometida?!
8
Capítulo 7: Arreglando todo.
9
Capítulo 8: Jodidamente loco.
10
Capítulo 9: Su estúpida prometida.
11
Capítulo 10: El beso.
12
Capítulo 11: No valdría la pena.
13
Capítulo 12: Día -1 I
14
Capítulo 13: Día -1 II
15
Capítulo 14: Día -1 III
16
Capítulo 15: Día -1 IV
17
Capítulo 16: Mi madre está enamorada de un mafioso.
18
Capítulo 17: No es un adiós.
19
Capítulo 18: Jodidamente loco II
20
Capítulo 19: Jodidamente loco III
21
Capítulo 20: Dejando todo atrás.
22
Capítulo 21: Que empiece el show, Meli.
23
Capítulo 22: The MT.
24
Capítulo 23: Jodido Mattaro.
25
Capítulo 24: Alessandro, ¿Confías en mí?
26
Capítulo 25: El hospital.
27
Capítulo 26: Adiós, futuro esposo.
28
Capítulo 27: El amable Alessandro Mattaro.
29
Capítulo 28: El día que Henry rezó.
30
Capítulo 29: El beso.
31
Capítulo 30: Estás en la mierda.
32
Capítulo 31: Me lo compensarás, Mattaro.
33
Capítulo 32: Siempre.
34
Capítulo 33: Confusiones.
35
Capítulo 34: El vestido negro.
36
Capítulo 35: El beso II
37
Capítulo 36: Si nosotros estamos bien, todo estará bien.
38
Capítulo 37: Trevor y Amanda.
39
Capítulo 38: Acetti di amarmi?
40
Capítulo 39: Bienvenida a la familia, Meli.
41
Capítulo 40: Confianza.
42
Capítulo 41: Sin él.
43
Capítulo 42: Todo por ella.
44
Capítulo 43: Reencuentro.
45
44: ¿Debo enamorarme de mi futura esposa?
46
Capítulo 45: Pete
47
Capítulo 46: La charla.
48
Capítulo 47: Tenemos un problema.
49
Capitúlo 48: Felicidad.
50
Capítulo 49: Entrevista y apertura.
51
Capítulo 50: Los baños.
52
Capítulo 51: Bebé Félix.
53
Capítulo 52: Nada puede ser perfecto.
54
Capítulo 53: Una vida entera juntos I.
55
Hola!
56
Navidad.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play