III

Al día siguiente como tenían planeado empezarían muy temprano en la mañana, pero por fortuna a ella le asignaron un lugar muy cerca del palacio, y también del campo de entrenamiento así que estaba feliz de ver otro tipos de técnicas mientras trabajaba, pasaron los días y entonces se cumplió un mes desde su llegada, cada día haciendo diversos trabajos algunos que no estaban en la lista como la jardinería y alimentar a los animales pero nada extraordinario pasaba en el día hasta que como si fuese muy común un día por la tarde todo cambió.

Ella caminaba tranquilamente pues iba a cambiarme para ir a cenar cuando vio a unos chicos molestando a una joven, no le iba a dar importancia pues desde que había llegado solo una persona le hablaba, pero estos pensamientos se esfumaron al ver claramente quien era… no era ni más ni menos que la pequeña de Emi, no podía dejarla así y mucho menos porque la estaban acorralando entre cinco, sin pensarlo dos veces se dirigió a donde ellos estaban para defenderla, tenia la confianza más que suficiente en su fuerza y habilidades aunque nunca las allá comparado con otra persona, pero ¿qué no si tienes fe vencerás?, al llegar a donde estaban reunidos hablo…

—Les pido amablemente caballeros que dejen ir a mi compañera… -con voz calmada los observo sin miedo.

—No la dejaremos, tú no nos puedes obligar no eres mas que una sirvienta… -hizo una pausa para luego agregar- pero pensándolo bien tu también puedes unirte a la fiesta.

—En tus sueños mocoso -soltó enfadada, no era como que tuviera mucha paciencia en este tipo de cosas, los observo con un aura amenazante y luego agrego- les diré por última vvez tomen mi petición amablemente o sufran las consecuencias, déjenla en paz no quiero problemas pero no dudaré causar algunos.

—¿O si no que nos aras?- contesto un chico fornido- ¿nos arañaras? No son más que unas simples sirvientas ¡no son nada! ¡¡Ustedes solo saben servir!! ¡¡Atrápenla!!

—No me pongan un solo dedo encima o verán de que es capas una sirvienta - dijo con vos amenazante- pero pensándolo mejor no he tenido tiempo de practicar así que adelante.

—¡No pienses que saldrás tan fácil de esta, gata! -dijo uno y corrió a atraparla.

Entonces Mei hizo un par de movimientos imposibles de ver para el ojo humano, haciendo que el brazo del joven quedara roto, al ver esto los demás fueron a ayudar intentando golpearla pero ninguno tuvo suerte solo se llevaron heridas y fracturas, una ves que término se dirigió hacia Emi.

—¿Te encuentras bien?-le preguntó- ¿te hicieron algo?

—No… no me hicieron nada -contesto sorprendida- llegaste a tiempo, gracias, pero ¿cómo hiciste eso? .

—No tienes que agradecer para eso son las amigas -dijo mostrando una sonrisa y después la cambio por otra expresión- esto… pues no se como explicártelo, solo lo hice porque te quería proteger, no le digas a nadie ¿vale?

—Pero como… como lo hiciste -con voz cortada, estaba sorprendida y no era por menos, cinco practicantes habían sido derrotados por una frágil chica- ellos eran unos de los practicantes más fuertes, ¿cómo los vencisteis tan fácil?.

—Oh ¿esos son los mas fuertes? -dijo desilusionada, había pensado que serían mejores pero valla sorpresa- no lo parece, bueno aún así será mejor irnos antes de que nos vea alguien y nos metamos en problemas.

—Esta bien vamos y no le diré a nadie lo prometo.

Entonces se fueron de ese lugar y siguió la tarde su curso asta la hora de dormir, mientras los otros estaban aturdidos y no sabía lo que pasaba a su alrededor, al final fuera como fuese lograron regresar a sus dormitorios. Pero no todo será bueno, y mucho menos para ella pues al día siguiente Mei fue llamada por el rey pidiendo una asamblea al parecer era algo urgente, ella se dirigió de inmediato y por el camino escucho muchos rumores entre ellos que había cometido un delito y seria ejecutada, ella sin tomar importancia siguió su camino y al llegar la llevaron a donde estaba el rey, una ves frente a el hizo una reverencia y él hablo.

—Me informaron que ayer golpeasteis a un grupo de mis alumnos ¿es verdad?- dijo sin expresión alguna

—Si, es verdad su majestad -contesto con voz firme sin una pisca de duda o miedo.

—¿No tienes miedo de ser castigada por hacerlo?

—No mi señor -contesto sin expresión y continuó hablando- el día de ayer un grupo de practicantes estaba acosando a una chica yo solo quería ayudarla entonces ellos intentaron atacarme y yo solo me defendí, pero aun así si he cometido un error al ayudar a una compañera, aceptare mi castigo majestad.

—Es imposible que tu fueras capas de derrotar un grupo de mis alumnos sola siendo una sirvienta -soltó un suspiro y continuó- ya deja de encubrir a la persona culpable no podrá hacerte daño y si me lo dices no serás castigada.

—Su majestad, disculpe mi impertinencia pero si me cree o no es su decisión, en cambio yo solo estoy diciendo la verdad usted puede comprobarlo como quiera… que ¿acaso no esta siendo atendidos ahora unos de sus mejores estudiantes? – agrego con agrego con una amplia sonrisa- yo nunca encubriría a una persona eso seria traición y no podría soportarlo.

—Bien si dices que tu fuiste quien lo hizo no te molestara hacer una demostración de tus habilidades ¿verdad?

—Será un placer su majestad, are todo lo posible para cumplir lo que me ordene su majestad.

—En el atardecer tendrás un combate con mi estudiante número uno, si pierdes serás ejecutada -dijo mostrando una leve sonrisa- serás ejecutada en ese mismo instante.

—¿Y si gano? -dijo la joven manteniendo la mirada fija en su majestad- tendré una recompensa ¿no?

—Por supuesto -dijo sin vacilar- si es que ganas serás recompensada y demostraras que lo que dices es verdad, entonces puedes retirarte te removeré tus tareas hoy ve para alistarte también podrás usar el campo de entrenamiento, al haber dicho esto ahora pueden retirarse.

—Muy bien asta esta tarde mi señor -dijo con una sonrisa burlona- estaré esperando con ansias este gran honor.

Al decir esto se retiró a su habitación para vestirse, una ves que se vistió fue a ver a Emi, esta le dio una cálida bienvenida, esta chica le pregunto que si seria capas de ganar y Mei le contestó con mucha confianza que lo aria estuvieron hablaron un rato mientras Emi trabajaba Mei le ayudaba, después de un rato esta le dijo a la joven:

—Bueno Emi, me voy quiero aprovechar que tengo permitido practicar para hacerlo

—¿Puedo acompañarte? -dijo emocionada- gracias a ti tengo un rato libre ¿puedo ir contigo?

—Esta bien, vamos

Al pronunciar la última palabra ambas chicas fueron hacia el campo de entrenamiento pero un hombre las detuvo en la puerta, diciendo que ellas no podían entrar en ese terreno, a lo que Mei contesto con lo que había dicho el rey, y que tenia permitido el practicar ahí, al escuchar esto de la chica y también al recordar los rumores le permitió pasar, una ves dentro esta deambulo observando y pensando con que empanzar pero sus pensamientos fueron interrumpidos.

—¿Mei?, -dijo Emi- ¿con que vas a empezar?

—Mmmm, no se nunca antes había podido practicar en un lugar como este -la miro algo emocionada- creo que empezare por aquí haciendo un poco de todo.

Emi no dijo nada mas y en una grada a unos pocos metros de Mei tomo asiento y comenzó a observarla mientras ella practicaba, parecía como que era una experta, aunque al parecer hacia solo los ejercicios más simples, mientras la joven doncella la admiraba en silencio la otra practicaba sin poner mucha atención a esto, pues estaba perdida en sus pensamientos mientras practicaba, ella pensaba que no tenia que demostrar toda su fuerza ya que seria problemático así que daría solo lo necesario. Pasaron las horas y ya era hora de que se fueran al comedor, una vez que llegaron Mei le ayudo a la chica con sus tareas, siguieron pasando las horas y ya se allegaba el atardecer, la noticia de la competencia se había expandido por todo el lugar y todos irían a verla, la mayoría decían que la joven seria asesinada fuera en la competencia o después de esta.

Llego la hora y Mei junto con Emi se dirigían al lugar donde se llevaría a cabo la competencia, a su alrededor ya habían muchas personas reuniéndose, cando llego aun no llegaba el rey ni la persona a la que retaría, pasaron unos minutos y llegaron a los que esperaron y este dijo:

—Muy bien no te escapaste, espero un gran espectáculo

Claro que lo tendrá mi señor, en cambio yo solo espero que su mejor alumno sea tan bueno como dijo.

—Claro que lo es, yo solo soy maestro de los mejores -le dijo sonriente y llamo al chico- este es uno de mis mejores alumnos, el es Tadashi

—Es un gusto señorita, -le presento una reverencia- no se preocupe no le are daño.

—Bueno parece que esta bien, yo soy Mei, y no se preocupe por mi espero que me demuestre toda su fuerza.

—Pareces muy confiada -el joven observo a su alrededor y principalmente a su oponente así como también el rey observaba sus movimientos y así juzgar lo que hacía la joven.

—Espero que valga la pena -hablo el rey- la competencia será simple el primero en darle un golpe a su oponente gana.

—Valdrá la pena mi señor -dijo ella con confianza y se dirigió al chico- empecemos, puedes dar el primer golpe… claro que si puedes.

Este asintió y comenzó la pelea, ninguno de los dos era capas de tocar al otro, y al ver esto los demás empezaron a murmurar, al parecer ambos tenían la misma fuerza, Mei se empezaba a aburrir pero aun no quería terminar la batalla pues disfrutaba ver los rostros que ponían los espectadores.

Paso un largo rato y ninguno fue tocado por el otro, pero la chica no se daría por vencida así que se dirigió hacía el joven con seguridad y este intento atacarla pero ella lo esquivo y le dijo al oído un “me aburrí” antes de alejarse del joven que estaba quieto, con un gran grito se auto proclamo la ganadora, todos se quedaron sorprendidos, pues no entendían ya que no se veía ninguna marca que fuera de un golpe. Entonces ella dijo volvió a hablar

—Observen bien su cuello -fue acercándose a el- aquí vean, quizás no lo mate pero le puse un poco de tinta para demostrar mi triunfo.

Entonces uno de los subordinados se acerco a ver, y en efecto había una línea de tinta en su cuello, pero también agrego la chica al notar como la rabia comenzaba a dominar el cuerpo del que fue su oponente.

—No te preocupes, eres muy bueno, no es tu culpa ser inferior a mi… -se acerco y le susurro- yo tengo más práctica que tú, así que animo.

—¿Pero cómo paso? – dijo sorprendido- no sentí tu golpe y yo nunca pude tocarte…

—Ese es un secreto pero me debes una -le dijo casi en un susurro- ahora si, ya que fue un golpe con prueba demuestro que he dicho la verdad, y he ganado, la recompensa se la pueden dar a el yo no la necesito ya demostré lo que necesitaba y pude entrenar por un día.

—¿Cómo es posible? -pregunto el rey- al parecer no eres lo que aparentas, a pesar de que has hecho lo que ninguna se había atrevido a hacer antes, demostraste que puedes ser mejor que mis guerreros, así que ya que estas a la misma altura que él tendrás una recompensa, de partir de hoy serás una de mis alumnas.

—Es un gran honor su majestad pero -lo miro sin interés- ¿eso tiene acaso algo de beneficio para mi?

—Que niña tan… interesante, pero ya que eres buena lo pasare y claro que lo tiene, si eres una de mis alumnos tendrás trato especial uno mayor que los practicantes.

—¿Si acepto podre salir? -pregunto sin expresión alguna, eso era lo único que le interesaba realmente pero nunca lo admitiría- aceptare solo si puedo salir a donde yo desee si no es así puede hacerlo que quiera conmigo dado a que no lo aceptare.

—No entiendo el porque quieres salir pero no puedo perder esta oportunidad así que esta bien, tendrás permitido salir pero si llegar a traicionarme o te escapas, será tú fin.

—Excelente, muchas gracias su majestad y no se preocupe no me acapare, si quisiera ya lo hubiera hecho desde hace algún tiempo. -se dirigió al chico- buen combate, bueno me iré a mi habitación ya es tarde.

—Tienes razón ya es tarde -dijo el rey con una amplia sonrisa de satisfacción- esta noche empaca tus cosas serás trasferida a otra habitación.

—No es necesario estoy bien en la que tengo ahora, no quiero causar problemas -hizo una reverencia y la mantuvo hasta que el volvió a hablar.

—Levanta la cabeza, si eso es lo que quieres esta bien pero dejarás de hacer tus tareas y en la semana que entra empezaras a entrenar, así que tendrás el resto de la semana libre podrás pensar en eso

—Siendo así quisiera ir al pueblo del sur, se lo pido maestro concédame ese deseo de salir a explorar.

—Bien pero no te acerques a la provincia del norte, ¿entendido?

—¡Entendido su majestad!

—Pueden retirarse…

Después de despedirse todos se fueron a sus habitaciones, pero Mei fue a donde Emi para darle una propuesta, una vez que llego a la habitación la chica abrió y Mei le propuso hacer una carta para su familia que ye ella había mencionado el que quería comunicarlos y no podía, Mei podría entregarla por ella ya que no podría llevarla consigo, ella contenta aceptó de inmediato, decidieron que en la mañana vendría por ella, en esto fue en lo que quedaron y después de una corta charla se fueron a descansar.

Al día siguiente después de hacer una mochila con lo mas necesario fue a donde Emi por la carta y después a donde el jefe a informarle sobre su partida, este viaje seria solo de tres días así que nada más daría un paseo por los pueblos del este y del sur. Aun que ella viviera en el pueblo del este nunca pudo dar un paseo completo al igual que no podía salir de este. Toda su vida estuvo encerrada en el orfanato, es verdad que aunque en ocasiones se escapaba nunca pudo ir muy lejos o a donde habían personas así que deseaba poder explorar lo más que pudiera en esos tres días.

Ella planeaba que una vez que aprendiera más sobre las artes marciales en otra oportunidad iría a visitar a su madre ya que deseaba volverla a ver y saber si la a extrañado. Cuando llego con el rey este le recordó sobre lo que el día anterior le había dicho y le ofreció a un acompañante pero ella lo rechazo, entonces el le dio algo de dinero y le prohibió rechazarlo por lo que lo cogió refunfuñando y se marcho. El rey mostraba para sorpresa de todos una gran cantidad de paciencia y generosidad hacia la chica, aunque ella había hablado descortés a su alteza, había golpeado a sus guerreros y había una alta posibilidad de que fuera una espía o asesina, aún así le cumplía sus caprichos y la protegía, pues ya todos tenían prohibido dañarla.

En fin, le prestaron un caballo para su viaje, el camino que recorrió fue tranquilo y en unas cuantas horas llego a la provincia del sur siguiendo el mapa, dio un lento paseo por los alrededores en el caballo buscando un lugar para que descansara el animal y también la dirección de la familia de Emi. No tardo mucho pues en unos minutos encontró un grupo de mujeres lavando ropa y Mei se bajo del caballo para pedirles agua para su animal e indicaciones de la casa que buscaba. Ellas la saludaron y le dieron de beber al animar después de eso el caballo comió de la maleza que podía, mientras tanto Mei les pidió las indicaciones a las mujeres y ellas se las dieron también le dijeron que uno de los hermanos de Emi estaba muy enfermo, al saber eso ella les agradeció y se fue a donde le dijeron que quedaba la casa al llegar amarro al animal en un porte y toco a la puerta.

—Buen día señorita ¿le puedo ayudar en algo? -dijo una señora al verla en la puerta.

—Buenas, y si, quisiera saber si esta es la dirección de ¿Song Emi?

—¿Quién es usted? -pregunto la mujer preocupada- ¿cómo conoce a mi hija y cómo fue que encontró mi dirección?

—Mi nombre es Mei soy amiga y compañera de Emi-Chan -dijo con una sonrisa intentando calmarla – y sobre su dirección ella me la dio, pero al perecer me perdí así que pedí indicaciones.

—¿Usted es amiga de mi hija? ¿Cómo esta ella?-pregunto con ansias- cuéntemelo por favor.

—Se encuentra… ¿bien? -la verdad no sabia que decirle, ¿quién podría estar bien siendo una sirvienta del castillo? Aún pensando siguió- bueno no se como se sienta ella pero se ve bien, y le ha mandado una carta, ¿me permite pasar?

—Oh, claro, disculpe por no haberla dejado pasar me emocione, pero pase -se hizo a un lado, cuando Mei pasó ella cerró la puerta.

—Gracias -le agradeció cuando le pidió tomar asiento- dígame por favor, me enteré de camino aquí que uno de sus hijos esta enfermo ¿es verdad?

—Si ¿cómo lo sabe?

—Una de las mujeres que me dio las indicaciones me lo contó al perecer es famosa por aquí pero - mientras lo decía observaba a su alrededor – ¿me podría decir la enfermedad? ¿Y que edad tiene? Se algo de medicina así que posiblemente pueda ayudar.

—Siendo así… el niño tiene depresión, el tiene 10 años y no sabemos cual su enfermedad, pero esta siendo atendido aun así.

—Depresión… -soltó un suspiro y tomo su mano- espero que se mejore, bueno aquí esta su carta.

Le entrego la carta y siguieron hablando, un rato después llego un chico el cual era el hermano mayor de Emi-San al parecer se llevaban un año. Antes le había dicho Mei que si alguien le preguntaba por ella solo les dijera alguna mentira que no les dijera que eran compañeras, la señora no entendía el porqué le pidió eso pero aún así aceptó, después de todo habla ayudado a su hija a enviar una carta, no debía ser una mala persona.

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Comments

Liliana Barros

Liliana Barros

Era inevitable que Mei no destacara. Tarde o temprano alguien la notaría.

2024-10-25

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