La Esposa Del Diablo Celos y veneno

POR LA NOCHE

El conjunto negro caía como una amenaza sobre su cuerpo. Espalda descubierta y labios rojos como afrenta. Dafne bajó las escaleras sin mirar atrás.

Al llegar al vestíbulo, un hombre alto y silencioso la esperaba junto a la puerta.

Dafne Dickson

Y tú quién eres? — con el ceño fruncido.—

Guardaespaldas

seguridad asignada

Dafne Dickson

Asignada por quién? —entrecerró los ojos—. ¿Mi padre… o Alexander?

El silencio fue su respuesta. Y el pequeño tic en la mandíbula del guardaespaldas confirmó su sospecha. Dafne dejó escapar una sonrisa fría.

Dafne Dickson

Perfecto. Entonces dile a tu jefe que esto no es un paseo de colegio. Y si intenta controlarme, se va a arrepentir.

El hombre abrió la puerta del auto sin decir palabra. Dafne subió y se dirigieron al lugar

En otro lugar del club, el aire era más denso. Whisky caro, luces bajas, y el perfume embriagante de Lucía.

lucia

‐Me acercó a Alexander, sentándose sobre su regazo sin pedir permiso-

lucia

¿Aún piensas en tu princesa?

Alexander no respondió

lucia

Qué tiene ella que no tenga yo?

Alexander Park

-Giró lentamente la cabeza hacia Lucía- No tienes ni que preguntarlo.

lucia

Eso crees? —murmuró, deslizándole una mano al cuello—. Yo sé lo que te gusta…

Alexander Park

—Me inclinó hacia ella, voz baja, mirada fría. —Escúchame bien, Lucía.

Alexander Park

Tú solo sirves para apagar fuegos. Dafne es fuego.

lucia

— entrecierró los ojos —¿Crees que ella te va a querer? Te detesta. Te desafía. Se ríe de ti.

Alexander Park

—Me inclinó hacia ella,con voz baja y mirada fría.—Y aún así no dejo de pensar en ella. Tú, en cambio, no eres más que un mal hábito que estoy por dejar.

Lucía se quedó helada mientras él se levantaba, sin mirarla una vez más. Y entonces lo vio. Desde lo alto.

Dafne danzaba como si el suelo fuera suyo. A pesar del guardaespaldas que mantenía a raya a cualquier hombre que intentaba acercarse —con solo una mirada o un leve movimiento de cabeza—, ella bailaba con rabia. Con deseo de venganza. Con hambre de libertad. Cada vez que un chico la invitaba, el guardaespaldas intervenía. Dafne giraba los ojos, frustrada.

Dafne tragó aire y siguió bailando sola. Hasta que uno se atrevió.

Thomas

Hola linda , quieres una copa - con una sonrisa-

Dafne Dickson

Hola , me encantaría- sonríe-

Thomas

perfecto vamos -intenta agarrarla de la cintura-

El guardaespaldas se acercó de inmediato. Pero no fue el único. Alexander apareció. Como si lo hubieran convocado sus celos. Como si la tierra no pudiera retenerlo más. Empujó al hombre sin pedir permiso.

Alexander Park

No la toques - enojado y serio-

Thomas

perdón? - serio -

Alexander lo encaró con los ojos encendidos.

El tipo retrocedió. Dafne intervino.

Dafne Dickson

¡¿Qué demonios haces, Alexander?!

Alexander Park

Evitar que te traten como una más.

Dafne Dickson

No eres nadie para decirme con quién puedo estar!

Alexander Park

¿Así te diviertes? ¿Bailando para todos?

Dafne Dickson

Y tú? ¿Te diviertes con Lucía?

Alexander la miró. Frío. Silencioso. Dafne no se detuvo.

Dafne Dickson

No vengas a marcar territorio cuando hace solo minutos estabas con ella. Con tu puta.

La palabra cayó como veneno entre ellos.

Alexander Park

Dafne...

Alexander Park

Tú no eres tormenta. Tú eres veneno y tentación .Como una reina que me hace arrodillarme mientras me arranca la piel.

Dafne Dickson

¡No me hables con esa voz como si no te hubieras revolcado con ella! —¿Y sabes qué es lo peor? —continuó— Que vienes aquí, a hacer un escándalo por celos, cuando tú la tenías entre tus piernas hace un rato.

Alexander no lo negó. Pero tampoco se defendió. Solo dio un paso más.

Alexander Park

Ella no significa nada

Dafne Dickson

No importa lo que signifique. La tocaste.

Él alzó una mano como si fuera a tomarla del rostro, pero Dafne se apartó bruscamente.

Dafne Dickson

No me toques. Menos después de tocarla a ella.

Alexander apretó la mandíbula. El control empezaba a desmoronarse.

Alexander Park

Tú me vuelves loco —gruñó , con los ojos clavados en los suyos.

Dafne Dickson