señorita señorita levántese - abriendo las cortinas de la habitación-
Dafne Dickson
mm- se da la vuelta para que no le de el sol -
empleada
señorita apurese el señor Alexander esta abajo- arreglada la ropa de Dafne -
Dafne Dickson
Que - se levante de golpe-
Dafne Dickson
Que hace ese idiota aquí- enojada -
empleada
Señorita vistase sus padres y el señor Alexander la esperan
Dafne agarra la ropa de dejo lista su empleada y entro al baño
unos 15 minutos después
Dafne bajó las escaleras con la elegancia de quien no tiene prisa por enfrentarse al mundo.
Sentado cómodamente en uno de los sillones del salón, como si fuera parte del mobiliario.
Alexander Park.
Sus padres estaban también. Beatrice se giró de inmediato al verla.
Beatrice Dickson
Hija, justo hablábamos de ti.
Dafne no respondió. Su mirada fue directo a él, como una flecha.
Alexander no se levantó. Solo la miró.
Tan tranquilo.
Tan seguro.
Tan malditamente cómodo en su poder.
Roberto Dickson
— se puso de pie y le hizo un gesto a Beatrice —Vamos, cariño. Dejemos que hablen un momento. Será bueno que se conozcan.
Dafne abrió la boca, pero sus padres ya salían del salón, cerrando la puerta detrás.
Ella avanzó un paso. La distancia entre ellos era mínima. El aire, denso.
Dafne Dickson
¿Quién te dio permiso para entrar a mi casa?
Alexander Park
Tus padres. Y pronto, no necesitaré permiso para entrar en ningún lugar donde estés tú.
Dafne Dickson
—rio sin humor —¿Tan inseguro estás, Park? ¿Necesitas una mujer marcada para sentirte dueño del mundo?
Él se levantó. Alto. Imponente. Pero no logró intimidarla.
Alexander Park
Tú no sabes nada del mundo, Dafne.
Dafne Dickson
Sé lo suficiente para reconocer a un hombre que confunde poder con respeto.
Alexander Park
— Da un paso hacia ella —¿Y tú? ¿Eres otra princesa caprichosa con sed de rebelarse? ¿Vas a jugar a odiarme hasta que te haga temblar?
Dafne Dickson
No soy una más de tu colección. No vine a temblar, ni a rendirme.
Él sonrió. Pero sus ojos… no.
Alexander Park
Eso es lo que me gusta de ti.
Dafne Dickson
—lo miró, firme —Yo no estoy aquí para gustarte. Ni para complacerte. No soy una de tus putas, Alexander. No me vendas tu juego. No me interesa.
Hubo un silencio. Lento. Intenso. Peligroso.
Alexander se acercó, tan cerca que podía sentir su respiración.
Alexander Park
Veremos cuánto te dura el fuego, princesa.
Sin decir más, se giró y salió del salón.
Como si nada.
Como si ya la hubiera ganado.
Dafne se quedó sola.
Las manos le temblaban de rabia. No miedo.
Rabia.
Pero bajo esa furia había otra cosa.
Una chispa. Una tensión tan eléctrica como peligrosa.
Lo odiaba.
Y por eso… sabía que él sería su guerra más difícil.
Comments
Kevin Movilla
/CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//Facepalm/
2025-05-19
0