CAPÍTULO 4: SÁLVAME

ELIZABETH

—¿Qué viniste a buscar? —insistí al ver que no contestaba. Tal vez estaba mal que haya escuchado un poco de su conversación pero me daba curiosidad saber por qué dijo aquello.

—Luego hablamos —dijo antes de colgar su llamada y dirigirse a mí—. ¿No te han enseñado a no escuchar conversaciones ajenas? —sonrió.

—Solo me da curiosidad saber el porqué dijiste eso —dije elevando los hombros, el paso a mi lado y se quedó en la puerta.

—¿Cómo esta tu brazo? —sabía evadir los temas con facilidad.

—Creo que un poco mejor, ya no duele tanto... —conteste mirando mi brazo.

—Me alegra saber eso, cuídate —recomendó antes de desaparecer tras la puerta.

Ethan podía sonar muy extraño y misterioso aveces.

Me senté en una de las reposeras que se encontraban ahí y aprecie el amanecer que empezaba hacer presencia. Era muy temprano aun pero yo ya no podía pegar un ojo, todo lo que había pasado en esa noche me había dejado algo inquieta. Sobre todo ese hombre, aún seguía sin encontrar su rostro en mis recuerdos pero su voz si, su voz sonaba como algo que jamás pude sacar de mi memoria. Me pone demasiado tensa el pensar que tal vez tuvo algo que ver con lo de mi madre.

O tal vez fue cómplice de López ...

—¿Se puede? —Marck dio pequeños golpecitos en la puerta abierta. Se notaba que recién había despertado, su cara lo delataba. Su cabello largo y ondulado estaba más despeinado de lo normal, traía su típica ropa para dormir que constaba de una remera blanca con un chándal gris.

—Claro —dije sonriendo, el salió mientras tomaba del vaso de agua que tenía en su mano.

—Bonita mañana... —comento mientras se sentaba en la reposera que estaba a mi lado—. ¿Cómo te encuentras? —señalo la venda que rodeaba mi brazo.

—Mejor, solo duele un poco —me olvidé de agradecer a Ethan por haberme salvado. Después de todo, si no fuera por él. El otro tipo sin duda hubiera acabado conmigo.

—Es bueno oír eso... —me regalo una tierna sonrisa—. Te noto algo pensativa.

—Nad... —sin terminar de decir la frase, Marck me interrumpió.

—Y te conozco lo suficiente como para que ahora digas que no tienes nada —me miro con los ojos entrecerrados. Era verdad, me conocía mucho como para intentar aparentar que nada sucedía en mi cabeza.

—Es que... en la cabaña había un policía que sabía mi nombre... —dije recordando ese momento—. Dijo algo sobre nuestro reencuentro como si ya nos conociéramos —sentía las manos sudorosas al recordar eso.

—Pero que coño... —quedo tan sorprendido como yo—. Tal vez haya sido uno de los policías que estuvieron cuando paso lo de Lili... —trataba de encontrarle una explicación al igual que yo.

—Marck su voz era muy familiar, era casi como si recordara en el momento preciso donde mataron a mi madre... —mi voz se empezó a quebrar y podía sentir los ojos húmedos.

—Elizabeth, ey... —Marck se sentó en mi reposera y me abrazo.

—¿Y si ese tipo tuvo algo que ver en todo eso?... —dije hundiéndome en su pecho dejando caer las lágrimas.

—Tranquilízate nena... en algún momento todas estas dudas tendrán respuesta —acaricio mi cabeza para darme tranquilidad—. López y cualquiera que estuvo en ese momento las pagaran.

—Quiero venganza... —dije con el odio amargo y triste que sentía.

Tantos años escapo de la culpa, aun que sabía que una persona como él era incapaz de sentir culpa. Estuvo tantos años tras las sombras sin que diéramos con nada que nos llevara hacia su ubicación, siento que por años estuve atada de manos... No podía permitir que eso siguiera así, debía tomar la justicia por mis manos, o mejor dicho la venganza.

Juro por mi vida que la próxima sangre que se derrame, será la suya.

ETHAN

—Buen día —dije entrando en la oficina de Henry, nos habían llamado a todos para podría decirse una «reunión». Tome asiento en una silla de cuero que se encontraba alado de Elizabeth. Parecía no haber dormido del todo bien, ya que se veían unas notorias ojeras oscuras debajo de sus ojos.

—Buen día Ethan —contesto Henry mientras dejaba unos papeles de lado y se concentraba en nosotros—. Como ya sabrán con todo lo sucedido perdimos bastante dinero y cargamentos que iban a ser vendidos... —agarro el puente de su nariz con los dedos en señal de frustración—. Eso significa una doble pérdida.

—Discúlpame padre... Fue mi culpa —contesto Elizabeth con culpa.

—No Elizabeth, agradezco no haberte perdido a ti... —sonrió para tranquilizarla, luego de eso dirigió su vista a mí—. Gracias a ti Ethan, ella me contó todo lo sucedido. Sabía que no hacia mal al tenerte entre nosotros —sonrió aún más y yo le agradecí aceptando un estrechamiento de mano.

—Gracias Ethan... —mire a Elizabeth quien me había susurrado eso. Puso su mano sobre la mía que se encontraba sobre mi rodilla. Fue agradable sentir el calor de su mano, provocaba cosquillas en mi cuerpo cuando hacia pequeñas cosas que me dejaba sentirla.

—Lo volvería hacer... —conteste apretando su mano, ella movió rápidamente su rostro cuando se dio cuenta de lo sonrojada que se había puesto. Alejo su mano y por un momento me sentí tonto al notar vació cuando se alejaba de mí.

—Para recuperar lo perdido necesito que preparen a las chicas que habían traído, esta noche vendrá gente importante con mucho dinero que ofrecer. —Muchas veces me provoco sorpresa el saber que el padre de Elizabeth se dedicaba a este tipo de cosas aun teniendo una hija. Supongo que la empatía no era su fuerte— Espero que para las diez más tardar, ya se encuentren todos listos —todos asentimos entiendo su pedido y salimos de su despacho.

—Ethan y yo arreglaremos la sala principal, tú y Marck pueden ir a preparar a las chicas —dijo Jack a Elizabeth, ella solo asintió y se fue hacia el pasillo del sótano. No pude evitar mirarla mientras se alejaba—. Cierra la boca, te pueden entrar moscas —comento divertido, moví rápidamente la mirada quitándole importancia.

Mientras arreglábamos la sala y poníamos los preparativos, decidí conocer un poco más a Jack. Desde que vine aquí él fue con el que mejor conecte, con Marck también tenía una buena relación. Pero con Jack la amistad fue inmediata.

—Jack —dije para llamar su atención, él me hizo un gesto con la cabeza para que hablara—. ¿Cómo es que llegaste aquí? —el no parecía ese tipo de chico que se mete en problemas.

—Martínez me encontró en la calle cuando solo era un niño... —comenzó a relatar y me di vuelta a mirarlo para ponerle más atención—. Cuido de mí como si fuera su hijo, entre todos en esta casa somos como hermanos. Nos criamos juntos, no de la mejor manera claramente... —dijo sonriendo—. Pero nos criamos, este no es el mejor ambiente para un niño. Pero agradezco que cuidara de mí, aún en el dolor de perder a su esposa... —Martínez era alguien que no estaba para nada limpio, en todo tenía algo sucio que esconder. Pero en el tiempo que llevo aquí me di cuenta de que no era un mal tipo, cuando se trata de su familia o personas de su confianza, es tan leal como ninguno.

Empezaba a comprender que aquí no había buenos ni malos, tan solo personas con pasados oscuros que llevaban a él presente que tenían. Eran personas como cualquiera, con sus problemas, con sus alegrías, pero claramente alguien de afuera no lo vería de esta forma. Había que vivirla en carne propia para entender.

—¿Jamás supiste de tus padres? —él negó con la cabeza.

—Nunca me intereso conocer mi pasado, siempre me centré en el presente y en tener un buen futuro —dejo de limpiar las copas y me miro a mí sonriendo—. Tal vez algún día deje todo esto para que forme parte de mi pasado, y yo pueda tener un buen futuro con una bonita familia —sus ojos se llenaban de brillo al contar su sueño.

—Desde que te conozco siempre tuviste una alegría contagiosa que nunca supe de donde la sacaste —dije riendo.

—Creo que soy más fuerte de lo que parezco por fuera, pase muchas cosas que si no tuviera la cabeza fuerte, pues supongo que me harían mierda.

—Eres una gran persona Jack... —exprese sincero apoyando la mano en su hombro.

—Aveces la vida da muchas vueltas y te lleva a cosas jamás esperadas. Yo solo intento ser mi mejor versión, por mí, por mi novia y algún día mis hijos... —sus ojos se iban humedeciendo y su sonrisa era más sincera—. Algún día saldré de esto.

—Las oportunidades llegan tarde o temprano amigo, solo no la dejes pasar —golpeé su hombro dándole ánimos. Él solo asintió sin dejar de sonreír. Jamás olvidaré a este tío, el chico que jamás dejo de sonreír—. Así que novia eh... —dije pícaro cambiando de tema—. Jamás hablaste de ella.

—Me gusta guardarme algunas cosas para mí —dijo riendo mientras movía las cejas de forma pícara—. Pero esa chica será mi esposa, eso no lo dudes —su entusiasmo y seguridad era contagioso. Y por alguna razón, en ese momento pensé en Elizabeth...

Luego de una larga tarde de trabajo para que todo luciera impecable, era hora de ponernos impecables a nosotros. Cada uno fue a su habitación para empezar a vestirse acorde a la noche que nos esperaba. Por mi parte primero necesitaba una relajante ducha, este era como mi ritual antes de hacer alguna cosa que considerara importante.

Abrí el grifo de la ducha dejando que cayera el agua tibia que empezaba a provocar vapor, me metí inmediatamente dejando que así mis músculos se relajaran. Moje mi cabello y lo masajee con mis dedos, de un momento a otro recordé la mano de Elizabeth sobre la mía, su cálido tacto con la suavidad de su mano me erizaban la piel.

Me volvía débil estando con ella, me sentía vacío cuando se alejaba de mí. Parecía un imbécil comportándome como un adolescente enamorado, tenía reacciones que ni yo mismo conocía. Ella con acciones tan simples provocaba tanto caos en mi cuerpo, en mis sentimientos y pensamientos, si no me concentraba perdería la cabeza.

Me preocupaba el hecho de que César la tuviera en la mira, sé que si tiene la oportunidad no dudaría en hacerle daño o peor... Matarla. Aun que eso rompiese nuestro trato, me metí en algo que ahora me está costando mantener en mis manos, planeaba que esto fuera rápido y sencillo, pero jamás imaginé que esos ojos me harían fallar la misión.

Sabía de esta chica hace mucho, pero tenía entendido que era la maldad en persona, o eso decía César. Falto poco más que conocerla un poco para darme cuenta de que era distinta, nunca estuvo en sus planes participar de esto. Solo lo hace para seguir la monótona vida que lleva, sin quitarle importancia al hecho de que se veía tan perturbada por la muerte de su madre, como yo por la de mi padre.

A menudo olvido lo que quiero recordar y recuerdo lo que quiero olvidar.

Al terminar la ducha, salí con una toalla amarrada a mi cintura. Entre a la habitación y fui directo a abrir el armario intentando ver que podía usar. Necesitaba algo formal, pero yo no era un tipo de traje así que decidí serle fiel a mi estilo combinando algo que me hiciera ver formal pero sin dejar de ser yo. Use un pantalón de vestir negro con un cinto a juego, una camisa negra con estampado de flores rojas era lo que daba el toque distinto y llamativo, por último una chaqueta negra que daba ese toque formal. Mire mi reflejo y sonreí satisfecho ante mi apariencia, despeine un poco mi cabello, aplique perfume y ya me encontraba listo para bajar.

Al bajar las escaleras parecía que nadie se encontraba en la sala, siendo así me senté en el sofá esperando a que los demás bajarán, poco después de que lo hiciera un aroma a vainilla inundo el ambiente. Era como si esto acariciara mi nariz, me di vuelta para ver de donde provenía ese olor y esta vez la apariencia de Elizabeth fue la que le dio una caricia a mi cuerpo.

—Joder... —fue lo único que pudo salir de mi boca cuando su mirada brillosa se cruzó con la mía, expectante a ver mi reacción.

El pequeño cuerpo de Elizabeth estaba en un sexy pero formal vestido negro de tiras, esto hacia que resaltara cada curva de su cuerpo haciendo que fuese imposible no mirarla. Su piel blanca era el contraste necesario para ese vestido, le quedaba como anillo al dedo, su cabello rojizo que caía sobre sus hombros provocaba que fuera aun más llamativa. Su maquillaje natural con el color rojo mate de sus labios, provocaba que mi cuerpo quisiese actuar por si solo corriendo por completo su labial.

Aun que no solo mi corazón se estaba volviendo loco al verla tan espléndida en su belleza. Mis hormonas estaban por explotar al querer comprobar que tan fácil de sacar sería ese vestido, quería pegarme a mi mismo por volver a sentirme el puberto que no podía hablar con las chicas.

¿Ves lo que provocas Elizabeth?

—Estás preciosa... —alague en voz baja.

—Tú tampoco estás nada mal... —respondió acercándose al sofá, admito que eso alimento mi ego—. Veo que los chicos tardan más que nosotros —se rio mientras se sentaba junto a mí.

—Espero que su maquillaje esté quedando perfecto —bromee riendo con ella.

—¿Estás nervioso por esta noche? —pregunto mientras jugaba con sus dedos.

Más nervioso me pones tu Elizabeth...

—No tanto —ella si parecía muy nerviosa—. Al parecer tú sí.

—Si, me pone nerviosa hacer o mejor dicho participar de estas cosas... —admitió con culpa.

—Ey... No te pongas así, no toda la vida será así —dije con la esperanza en mi cabeza de que algún día la sacaría de todo esto.

—Es mi culpa también, ¿no?.

—¿Por qué tendrías la culpa de hacer algo que no te gusta? —quedo un tanto pensativa.

—Si interrumpimos algo podemos irnos —se escuchó detrás de nosotros la voz divertida de Jack acompañado de Marck.

—¿¡Que dices!? —dijo Elizabeth levantándose rápidamente.

—Que guapa estas —Marck la miraba de arriba abajo sin disimular.

¿Por qué siento este sabor amargo?

—Marck... —Elizabeth se acercó a él con una pequeña risa y despeino su cabello.

¿Por qué coño no despeinaba mi cabello así?

Algo dentro de mí me grito «perdedor».

—Bueno... —me levanté un poco incómodo por la situación y fui interrumpido por la puerta del salón que se abría dando paso a Martínez junto a varios hombres que sobrepasaban los cuarenta años.

—Siempre es un placer venir a tu preciosa casa —comentaba uno de ellos mientras venían sonriendo hasta la sala.

—Pueden traerlas —ordeno Henry.

Los chicos fueron por las chicas mientras nosotros nos encargábamos de servir el vino y ofrecerles algo de comer. No pude evitar notar como en cada segundo que podían, algunos de los hombres allí presentes miraba con lujuria a Elizabeth. Eran detestables, los típicos hombres que se criaron creyendo que la mujer era un simple objeto de satisfacción.

Los chicos llegaron y acomodaron a las chicas enfrente de ellos como si esto fuera una subasta. En las miradas de las chicas se podía ver la desesperación por que les tragase la tierra, era impotente ver aquello y no poder hacer nada, ver hombres con mucho dinero que lo desperdiciaban en la satisfacción del dolor ajeno.

Martínez solo nos hizo una seña para que nos alejáramos dejándolos a ellos debatiendo cuanto costaría cada chica y cuál se llevaría cada uno. Nos alejamos un poco recostándonos en la pared, me acomodé alado de Elizabeth quien miraba con disgusto la situación.

—Y comenzó la apuesta... —comente viendo como empezaban a debatir el dinero.

Todos decían sus dineros y a quien elegían, contemplando la circunstancia caí en la cuenta de lo muy bajo como personas que llegan a ser algunos. Teniendo la oportunidad de ayudar con ese dinero, prefieren hacer esto, por un momento me puse en el lugar de ellas y un remordimiento me removió el estómago, las mujeres son una parte importante en nuestra vida, se podría decir que sin ellas estaríamos perdidos. Pero la mayoría de las personas solo las quieren tener de esta forma como si solo fueran esclavas de sus deseos o sus reglas, es triste pensar como aveces por sentirnos inferior a alguien, tan solo encontramos la solución en oprimirlas.

Vi que Elizabeth salió de la sala hacia la cocina, decidí seguirla para ver que le sucedía. Aun que creo tener la respuesta de por que se encuentra así. Al entrar en la cocina la vi apoyada a la mesa.

—¿Estás bien? —ella se dio la vuelta y pude ver que sus ojos estaban mojados de lágrimas.

—Claro que no... —se puso de espaldas a la mesa apoyándose en esta con los brazos cruzados—. Me come la culpa de que las chicas sufran, sin que yo haga algo.

—Elizabeth, ¿qué pretendes hacer? ¿Liberar ya mismo a todas y tener un castigo de quien sabe que de tu padre?

—Pues eso no importaría, sería menos dolorosa que la culpa.

—Tú no tienes la culpa Elizabeth, eres una víctima más de todo esto —me acerque a ella quedando frente a frente.

—Una víctima no sentiría el dolor que siento yo ahora... —dijo bajando la mirada.

—Una víctima siempre tiene la esperanza de que algo o alguien la salvara... —tome su barbilla con los dedos obligándola a mirarme—. Y yo te salvaré a ti Elizabeth.

Ella no tenía la culpa de todo aquello, vivía con el rendimiento de hacer todo mal, solo por que no tuvo tanta suerte al nacer en el foco de la tormenta. No podía tan solo escapar y pretender que todo vaya bien, tenía que sobrevivir bajo la culpa y el dolor de no poder ser libre de la oscuridad que la consumía cada día más. Mi objetivo ahora tomo otro rumbo aparte de la venganza, mi objetivo estaba empezando a guiarse no más por el odio que sentía hace años, parecía empezar a sentirme bien a su lado.

Vio un gran vacío en mi alma, así como yo lo vi en la suya.

No sabía como, pero arriesgaría lo que fuera por ver que ella se salvase de todo esto.

......................

Grácias por el apoyo

Ig: vibesgirlx

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Comments

Yannet Díaz

Yannet Díaz

muy buena la narración...estoy sumergida en la impotencia que consume a Elizabeth

2022-11-20

0

valen

valen

muy buena autora te felicito

2021-12-27

1

Total
Capítulos
1 PRÓLOGO
2 CAPITULO 1: ETHAN
3 CAPÍTULO 2: LA CABAÑA
4 CAPÍTULO 3: ¿QUIÉN ERES TÚ?
5 CAPÍTULO 4: SÁLVAME
6 CAPÍTULO 5: MÍ LUGAR SECRETO
7 CAPÍTULO 6: LA VERDAD
8 CAPÍTULO 7: ¿ASI SE SIENTE?
9 CAPÍTULO 8: MAL TERCIO
10 CAPÍTULO 9: OTRA VEZ TÚ
11 CAPÍTULO 10: LA INVITACIÓN
12 CAPÍTULO 11: LA CANCIÓN
13 CAPÍTULO 12: EGOÍSTA
14 CAPÍTULO 13: MI VIDA ANTES QUE LA TUYA
15 CAPÍTULO 14: MENTIRAS
16 CAPÍTULO 15: DROGADO DE AMOR
17 CAPÍTULO 16: AMORES DE INFANCIA
18 CAPÍTULO 17: SENTIMIENTOS
19 CAPÍTULO 18: NADA ES LO QUE PARECE
20 CAPÍTULO 19: MENTIROSO
21 CAPÍTULO 20: ¿PREPARADOS?
22 CAPÍTULO 21: SENTÍ
23 CAPÍTULO 22: CUERPO DE CULPA
24 CAPÍTULO 23: MIL PEDAZOS
25 CAPÍTULO 24: NO ME OLVIDES
26 CAPÍTULO 25: AMNESIA
27 CAPÍTULO 26: VOLVER A ENAMORARTE
28 CAPÍTULO 27: RECUÉRDAME
29 CAPÍTULO 28: CAOS INTERIOR
30 CAPÍTULO 29: MARIPOSA
31 CAPÍTULO 30: MANIPULADORA
32 CAPÍTULO 31: TE RECUERDO
33 CAPÍTULO 32: ¿VIVIR FELICES?
34 CAPÍTULO 33: TE ODIÓ
35 CAPÍTULO 34: VOY POR TI
36 CAPÍTULO 35: LA VÍCTIMA Y EL SALVADOR
37 CAPÍTULO 36: ¿ESTO ES REAL?
38 CAPÍTULO 37: EL CÓMPLICE
39 NOTA DE AUTORA
40 EXTRA 1: LOS PROBLEMAS
41 EXTRA 2: LA NOCHE MELANCÓLICA
42 EXTRA 3: ACEPTA MI AYUDA
43 EXTRA 4: UN HOMBRO DONDE LLORAR
44 NOTA
45 EXTRA 5: MI PRIMER AMOR
46 EXTRA 6: DESEÓ MATERNAL
47 EXTRA 7: LOCURA EN LA PLAYA
48 EXTRA 8: LA ULTIMA VICTORIA
Capítulos

Updated 48 Episodes

1
PRÓLOGO
2
CAPITULO 1: ETHAN
3
CAPÍTULO 2: LA CABAÑA
4
CAPÍTULO 3: ¿QUIÉN ERES TÚ?
5
CAPÍTULO 4: SÁLVAME
6
CAPÍTULO 5: MÍ LUGAR SECRETO
7
CAPÍTULO 6: LA VERDAD
8
CAPÍTULO 7: ¿ASI SE SIENTE?
9
CAPÍTULO 8: MAL TERCIO
10
CAPÍTULO 9: OTRA VEZ TÚ
11
CAPÍTULO 10: LA INVITACIÓN
12
CAPÍTULO 11: LA CANCIÓN
13
CAPÍTULO 12: EGOÍSTA
14
CAPÍTULO 13: MI VIDA ANTES QUE LA TUYA
15
CAPÍTULO 14: MENTIRAS
16
CAPÍTULO 15: DROGADO DE AMOR
17
CAPÍTULO 16: AMORES DE INFANCIA
18
CAPÍTULO 17: SENTIMIENTOS
19
CAPÍTULO 18: NADA ES LO QUE PARECE
20
CAPÍTULO 19: MENTIROSO
21
CAPÍTULO 20: ¿PREPARADOS?
22
CAPÍTULO 21: SENTÍ
23
CAPÍTULO 22: CUERPO DE CULPA
24
CAPÍTULO 23: MIL PEDAZOS
25
CAPÍTULO 24: NO ME OLVIDES
26
CAPÍTULO 25: AMNESIA
27
CAPÍTULO 26: VOLVER A ENAMORARTE
28
CAPÍTULO 27: RECUÉRDAME
29
CAPÍTULO 28: CAOS INTERIOR
30
CAPÍTULO 29: MARIPOSA
31
CAPÍTULO 30: MANIPULADORA
32
CAPÍTULO 31: TE RECUERDO
33
CAPÍTULO 32: ¿VIVIR FELICES?
34
CAPÍTULO 33: TE ODIÓ
35
CAPÍTULO 34: VOY POR TI
36
CAPÍTULO 35: LA VÍCTIMA Y EL SALVADOR
37
CAPÍTULO 36: ¿ESTO ES REAL?
38
CAPÍTULO 37: EL CÓMPLICE
39
NOTA DE AUTORA
40
EXTRA 1: LOS PROBLEMAS
41
EXTRA 2: LA NOCHE MELANCÓLICA
42
EXTRA 3: ACEPTA MI AYUDA
43
EXTRA 4: UN HOMBRO DONDE LLORAR
44
NOTA
45
EXTRA 5: MI PRIMER AMOR
46
EXTRA 6: DESEÓ MATERNAL
47
EXTRA 7: LOCURA EN LA PLAYA
48
EXTRA 8: LA ULTIMA VICTORIA

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