ELIZABETH
—Él te salvará...
El hilo de voz de mi madre hizo eco en toda mi cabeza provocando que me despertara sobresaltada nuevamente.
Era otro día nuevo en el que me despertaba transpirando y con el corazón acelerado. Otro día que me sentaba en la cama abrazándome a mi misma para conseguir calmar mi respiración.
Aveces me preguntaba en que momento dejaría de recordar, en que momento dejaría de tener estas pesadillas tormentosas que convierten mis miedos en lo peor.
Suplicaba el poder saber en que momento dejaría de ser un caos...
Necesitaba quitarme esta pesadez que sentía encima, decidí ir a darme una larga y relajante ducha. Sentir las gotas de agua fría cayendo por mi cuerpo que aún estaba caliente, era la sensación más placentera que podía sentir al despertar. Las agitados despertares, provocaba que me tomara mi tiempo en la ducha para relajarme.
Después de ese relajante baño, mi estómago rugía del hambre que empezaba a sentir, debía desayunar pronto.
Salí de mi habitación con rumbo a la cocina, cuando en el pasillo me cruce con Jack.
—Dime el secreto para amanecer tan bonita —dijo en tono coqueto.
—Un mago no revela sus trucos —bromeé golpeando suavemente su hombro a lo que él negó con la cabeza y se río.
Desde que lo conozco siempre fue un chico muy simpático, la verdad me sorprende su sentido del humor debido al ambiente en el que se encuentra. Tenía grandes problemas detrás de esa adorable simpatía. Pero aun así, siempre se mantuvo con la mejor de las sonrisas resplandeciendo y con una cara de angelito de esas que jamás llegas a imaginar la clase de persona que se esconde detrás.
Llegamos a la cocina y el tomo asiento en una de las sillas que rodeaban la gran mesa que se encontraba en el centro de la cocina, prepare un poco de café para luego servirnos a cada uno en una taza, cuando sentí el café entrando en mi sistema logre que dejaran de pesarme los ojos. Esto ayudaría a estar unas horas más lucida sin la necesidad desesperante de una cama.
—Tu padre dijo que preparemos a las nuevas chicas que llegaran hoy —Jack dio un sorbo a su café luego de decir eso.
—Entiendo. —Bebí un poco más de café y quede con la mirada perdida un segundo, pensando en que aun que mi padre tenga una hija, no siente remordimiento en la venta de mujeres. Supongo que así de frío debes ser cuando ganas el dinero suciamente— ¿Estarán en el mismo lugar de siempre?
—Si nena —eso significaba que estaban en el sótano o como solían llamarlo «cuarto especial».
Nos tomamos un tiempo más para poder terminar el desayuno y luego de eso decidimos ir a saludar a mi padre mientras esperábamos que llegaran las chicas. Nos encaminamos a su oficina, golpee la puerta esperando que me dijera «pase».
—Buen día —le dije sentándome en una de las sillas de cuero que tenía frente a su escritorio, él levanto la mirada de sus papeles y sonrió.
—Hermoso día hoy, ¿no? —estaba mucho más optimista de lo normal, no es que fuera un hombre amargado, pero normalmente no tenía un humor muy elevado, solo lo justo—. Hoy llegarán nuevas muchachas... —parecía que no solo eso le estaba provocando alegría—. Y un nuevo integrante a esta gran Familia —Jack y yo nos miramos sorprendidos en cuanto escuchamos eso, él nunca contrataba gente así por que sí.
Se escuchó unos golpes en la puerta a lo que mi padre dijo que pasara, me voltee a mirar curiosa de quien se trataba, pues esto no era común. Mi padre solo tiene gente de su confianza alrededor. Mi sorpresa fue aún más grande cuando vi pasar a un chico alto, de pelo negro como la noche, de cuerpo ancho, su piel era pálida y provocaba un contraste con los tatuajes negros que cubrían su cuerpo. Su mirada se cruzó con la mía dejándome ver que tenía unos profundos ojos celestes.
—¡Eres la persona a la que quería ver! —mi padre y el chico estrecharon sus manos acompañadas de una agradable sonrisa.
—Nuevamente agradezco que me haya aceptado aquí Sr. Martínez —debo admitir que al escuchar su voz, algo en mí se revolvió. Tenía ese tipo de voz grabé que era música para los oídos.
—Déjame presentarte a mi hija, ella es Elizabeth, Elizabeth él es Ethan —caminé hasta él para saludarlo, sintiendo su pesada mirada sobre mí. Cuando estuvimos frente a frente, quise pasarle la mano pero en lugar de eso él decidió acercarse a mí dejándome un suave beso en la mejilla. La fragancia de su perfume pareció adormecer mis sentidos.
—Un placer conocerla —sonrió, correspondí con una involuntaria sonrisa tímida. Me sentía algo tonta, ya que solía ser un poco más borde normalmente.
—Luego tenemos a Jack, él junto con Marck que no se encuentra aquí ahora, son mis fieles ayudantes —Jack se acercó a Ethan y se saludaron amistosamente—. Serán compañeros —Ethan asintió agradeciendo nuevamente la oportunidad que le había dado mi padre.
La puerta se abrió y Marck se asomó un poco para hablar.
—Jefe ya llegaron —mi padre asintió aprovechando que había llegado y los presento.
Era momento de irnos a seguir con él trabajó, caminando hasta el sótano Jack aprovecho para mostrar un poco de la gran casa a Ethan. En un momento sentí una presencia a mi lado, cuando levante la cabeza para ver quien era me encontré con esos ojos claros.
—Sorprende un poco ver a una mujer en esto —comento caminando a mi lado.
—No es como si tuviera opción —si hubiera tenido la oportunidad, jamás hubiera elegido esto.
—Tal vez si la tienes... —dijo en voz baja. Sonreí sarcástica, parecía no saber lo difícil que era librarse de esto.
Entramos al sótano viendo que se encontraban alrededor de diez chicas allí, algunas abrazándose así mismas, otras estaban sollozando, algunas ya parecían rendidas a su destino y tenían la vista totalmente perdida. Me daba un poco de pena siempre esta situación, por que sabía que detrás de cada una había una vida, una familia o alguien quien las extrañaría. Nosotros no les hacíamos daño, pero cuando eran vendidas, quien sabe lo que les sucedía.
—Una de ellas me mordió —Marck se quejó mostrándome su mano que tenía una gran marca de los dientes de alguna chica. En parte entendía esa acción, probablemente si estuviera en peligro también reaccionaria de esa forma.
—Lamento que estén aquí... —suspire mientras dirigía mi mirada a todas—. Pero nuestro trabajo es prepararlas hasta que sean vendidas —era difícil aquello, hace bastante tiempo lo hacía pero aun así cada vez costaba más.
—Tú eres una mujer... —una de las chicas que se encontraba sollozando hablo—. ¿Por qué no nos liberas?
—Yo tampoco tengo elección... —dije dándome la vuelta para tomar la ropa que se encontraba sobre una pequeña mesa en un rincón. Me acerque a cada chica para darles la prenda, debían cambiarse pronto, ya que su ropa debía ser quemada para matar cualquier tipo de pista.
—No nos hagan daño... —la última chica a la que le di su ropa me tomo de la mano mientras me miraba con ojos suplicantes.
—Yo no seré la que les haga daño —con el tiempo aprendí que en este tipo de «trabajo» jamás debes dejarte llevar por las emociones.
Para mi era algo muy difícil, aun que intentaba ser más cerrada, me conocía lo bastante bien como para saber que era una persona con emociones a flor de piel.
—Tendrán que cambiarse de ropa, cuando más rápido cooperen, más rápido terminaremos todo... —escuche a lo lejos la voz de Jack mientras yo salía del sótano para buscar las mantas que usarían esa noche para dormir. Salí hasta el pasillo en donde a solo unos pasos estaba una puerta, era un armario donde se encontraban todas las mantas y toda la ropa preparada para cuando llegaban chicas. Me puse en puntitas para intentar alcanzar la bolsa con mantas que se encontraba en el estante más alto.
—Aparentas ser fuerte —la voz de Ethan se escuchó detrás de mí y vi su brazo pasar por encima de mi cabeza alcanzando con facilidad la bolsa que a mi tanto me estaba costando agarrar.
—Gracias... —me di la vuelta y él me paso la bolsa, en todo momento trataba de apartar la mirada por que cuando sus ojos encontraban los míos me sentía muy nerviosa—. Y no aparento ser fuerte, soy fuerte —afirmé, aun sabiendo que me estaban temblando las piernas por sentirlo cerca.
—Tienes razón, pero por lo poco que te conozco, también sé que eres un libro abierto de sentimientos... —se acercó más a mi rostro y sonrió. En esos momentos estaba apretando con fuerza la bolsa de mantas a mi cuerpo para que no se notara lo nerviosa que me encontraba.
¿Por qué tenía esa seguridad de decir eso de mí?, nos conocíamos hace prácticamente horas y el ya había deducido de mí que era un libro abierto de sentimientos. Cuando yo de él solo sabía que me intimida al estar cerca, y en mi caso, considerando que soy una chica bastante controlada al caos de emociones que soy, no era de mi agrado que alguien totalmente nuevo llegara y me hiciera temblar tan solo con su cercanía. ¿Qué me pasaba? tan solo era un extraño en estos momentos, un extraño bastante guapo. Pero aún sigue siendo un extraño.
—Aún no tienes el derecho de suponer cosas de mí —al terminar de decir eso me moví de ahí caminando lo más rápido que podía hasta llegar al sótano nuevamente. Al entrar vi que las chicas ya estaban listas y habían puesto toda sus ropas en una bolsa negra.
—Aquí tienen mantas para dormir —deje las mantas en el suelo y agarre la bolsa negra para llevármela.
—¿Cómo se supone que durmamos aquí? —una chica que se encontraba sentada en el suelo me miraba con enojo.
—Si no duermes solo te harás mal tu misma.
—Que podría ser peor que esto... —baje la mirada cuando escuche eso, por que después de todo tenía razón. Estar sin dormir era lo menos horrible que les podía pasar.
Terminando con todo tan solo salimos del sótano y cerré con llave la puerta. Cada uno tomo su camino para hacer distintas cosas y yo me dirigí hasta el patio trasero en donde quemaría la bolsa con ropa. Al salir me di cuenta de que ya era de noche, una maravillosa noche totalmente llena de estrellas acompañada de una luna llena brillante. Puse la ropa dentro de un barril que había especialmente para esto, al tirar la ropa dentro también tire un fósforo que rápidamente comenzó arder junto a la ropa, me quede mirando el fuego que consumía todo y por un momento la angustia invadió mi cuerpo.
¿Qué estoy haciendo? ¿Qué diría mi madre si viera en la persona que me convertí?
—Que decepción eres Elizabeth... —me susurré a mi misma.
A veces solo deseaba dejar de ser un caos.
......................
Grácias por el apoyo
Ig: vibesgirlx
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 48 Episodes
Comments
Mafe✨🌟💫🌷🌷
ohhh que vida tan fuerte....
2020-09-19
1