Capítulo 8: Me alejé de ella, pero no de él

Los días después del desfile fueron un eco constante del dolor. No podía dejar de recordar la imagen de Fernanda tomada del brazo de Joel, riendo, desfilando como si fuera algo divertido, como si no supiera todo lo que eso significaba para mí. Como si no le importara. Como si nunca me hubiera importado yo.

Lo más irónico de todo era que ella solo decidió hacerlo porque yo no quise participar. No me sentía cómodo con los disfraces, no era lo mío. Pero eso no quitaba lo que dolía verla ahí, tomándole el brazo como si fuera suyo. Y no solo eso… Joel desfiló con varias chicas, como si todo se tratara de un juego en el que él era el premio. Pero verla a ella —mi ex mejor amiga, la que conocía mis heridas— haciendo fila para ser parte de ese espectáculo, fue demasiado.

A Fernanda simplemente la dejé de hablar. Ni un mensaje, ni una mirada. Me alejé sin explicaciones, porque no las merecía. Me decepcionó de una manera que nunca pensé posible. Y lo peor es que no pareció importarle. Siguió con su vida como si nada, como si yo no fuera más que una anécdota que ya no le servía. No intentó buscarme, no preguntó cómo me sentía. Tal vez porque ya lo sabía, y simplemente le dio igual.

Con Joel fue distinto. Más complejo. No es que habláramos mucho antes, pero después de eso… el silencio se volvió más denso. Yo no tenía el valor para decirle nada. No sabía si estaba enojado, herido o simplemente cansado. Pero tampoco él parecía preocupado por saber cómo me sentía yo.

Y aún así… no podía alejarme del todo.

Con Fernanda fue más fácil cortar el lazo. Me dolió, sí. Pero era un dolor que se sentía definitivo, como cuando algo se rompe y sabes que no tiene arreglo. Con Joel, en cambio, era un tira y afloja constante. Pensaba que por fin iba a soltarlo… y bastaba un gesto suyo, una palabra, para volver a caer.

A veces, en clase, me sonreía de forma inesperada. O se sentaba cerca y me hablaba bajito, como si guardara ese tono suave solo para mí. Cuando nos tocaba hacer trabajos juntos, cambiaba todo. El ambiente se volvía más liviano, más íntimo. Me hablaba diferente, se reía con más ganas, me miraba más. Y yo, por más que intentaba resistirme, volvía a sentir ese cosquilleo en el pecho. Como si por un instante, todo lo demás desapareciera.

Pero ese instante nunca duraba.

Porque al salir de clase, él volvía a ser el de siempre. El que caminaba con los demás, el que le sonreía a todo el mundo menos a mí, el que ignoraba mi existencia como si solo fuéramos conocidos por obligación. Y ahí volvía yo, de golpe, al mismo punto. Dudando. Pensando si lo que vi, lo que sentí, fue real… o solo una ilusión que yo mismo quise creer.

Era agotador.

Me preguntaba muchas veces si él sabía el poder que tenía sobre mí. Si entendía cómo un simple "hola" suyo podía iluminarme el día, o cómo su indiferencia podía hundirme por completo. Quería pensar que no lo sabía. Porque si lo sabía, y aún así actuaba así, entonces todo era peor.

Pero por más que me cuestionaba, no lograba soltarlo. Tenía momentos donde sentía que ya, que era suficiente. Que me merecía algo más, alguien más. Y justo en esos momentos, aparecía él con un gesto amable, un comentario, una sonrisa… y yo volvía.

Nunca fue directo. Nunca me dijo lo que sentía, si es que sentía algo. Pero tampoco se alejaba del todo. Me dejaba en esa zona gris, donde no éramos nada, pero tampoco éramos indiferentes. Y yo, en el fondo, me aferraba a la idea de que si no se iba, tal vez era porque algo había. Porque aunque fuera mínimo, le importaba. O quería que le importara.

El dolor era constante. Pero lo era aún más el autoengaño. Esa esperanza absurda de que, tal vez, un día, él también me elegiría. No por lástima, no por costumbre, sino porque le nacía. Porque me veía como yo lo veía a él.

Y aún así, mientras lidiaba con todo eso, debía seguir viendo a Fernanda actuar como si nada. Reír con las mismas personas, caminar por los mismos pasillos, existir como si yo no hubiera sido parte de su historia. Me dolía, pero no tanto como antes. Porque entendí que hay traiciones que no necesitan explicaciones realmente . Que a veces, las personas que más decían quererte… son las primeras en soltarte cuando les conviene.

Lo único que me mantenía de pie era mi silencio. Esa decisión interna de no volver a rogar cariño, de no volver a ponerme en lugares donde no soy prioridad. A veces me salía bien. Otras, fallaba. Especialmente con él.

Pero estaba aprendiendo. A la fuerza, pero aprendiendo. A ver las señales, a respetar lo que siento, a no normalizar que alguien me duela más de lo que me haga bien.

Y si bien no podía borrarlo de mi corazón de un día para otro, comencé a preguntarme si merecía seguir ocupando tanto espacio en él.

Más populares

Comments

Maru19 Sevilla

Maru19 Sevilla

Claro Chiquis, es muy importante trabajar en ti

2025-04-05

0

Total
Capítulos

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play