Bajo el Velo del Tiempo

El aroma a café recién hecho llenaba el departamento. Alex se desperezó lentamente, el cansancio de la noche anterior todavía pesando en sus músculos. Se levantó, aún somnoliento, y caminó hacia la cocina, donde encontró a Marcos sirviendo dos tazas de café. El tostador emitía un leve clic, indicando que el pan estaba listo.

—Hola, dormilón —saludó Marcos con una sonrisa despreocupada, vestido aún con ropa deportiva después de su rutina matutina—. Te preparé la tostada en el punto que te gusta y el café bien negro y caliente.

Alex, con los ojos apenas abiertos, se dejó caer en la silla frente a la mesa.

—Gracias, Marcos. No sé por qué haces tanto por mí —dijo con voz ronca, mientras tomaba la taza que le ofrecía.

Marcos se apoyó contra el fregadero, cruzando los brazos y mirándolo con una expresión casi divertida.

—Es que te veo estudiar tanto, mereces un cuidado de vez en cuando. Además —agregó con un guiño—, disfruto desayunar contigo.

Alex soltó una risa suave, aunque evitó sostenerle la mirada. Había algo en el tono de Marcos que lo hacía sentirse expuesto, como si el hombre pudiera ver más allá de su fachada.

Marcos se sentó frente a él, colocando su propia taza sobre la mesa. Mientras comían, el ambiente se llenó de una conversación ligera y despreocupada.

—Che, al final, la vieja temporal en Dark es la única que pudo resolver todo, ¿no? —dijo Marcos, rompiendo el silencio con una sonrisa ladeada.

Alex asintió, animándose.

—¡Sí! Ella jugaba en otra línea. Es la única que vio el panorama completo, como si estuviera un paso por delante de todos.

Marcos rió, llevándose una tostada a la boca.

—Sabes, me alegra poder compartir mis gustos raros en series contigo. No muchos tienen la paciencia de seguir algo tan complicado.

Alex levantó la vista, su expresión suavizándose.

—No es raro. Me gusta que sean complejas. Además, contigo es más divertido comentarlas.

Marcos lo miró fijamente por un momento, dejando la tostada a un lado. Su mirada tenía un destello de algo más profundo, como si estuviera evaluando a Alex de una manera nueva.

—Espera, ven acá —dijo de repente, levantándose de la silla.

Alex lo miró, confundido, mientras Marcos rodeaba la mesa y se inclinaba hacia él.

—Tu camisa… está torcida. Déjame arreglarla.

Alex se tensó ligeramente al sentir las manos de Marcos sobre los botones de su camisa. Marcos trabajó con calma, sus dedos arreglando los pliegues y alisando el cuello.

—Es raro que alguien tan joven como tú le guste vestir así —comentó Marcos, con una sonrisa irónica.

Alex rió suavemente, intentando calmar el leve calor que subía a su rostro.

—No todos tenemos grandes músculos para exhibir como tú, Marcos— Cada día, le parecía más atractivo, pero el hecho de que fuera amable con él, lo asustaba un poco, trató de recordar que su compañero de piso era heterosexual y eso podría terminar mal.

Marcos soltó una carcajada, pero no se apartó de inmediato. Su mirada se mantuvo en Alex un par de segundos más de lo necesario, sus ojos explorando los detalles de su rostro: la curva suave de su mandíbula, el brillo cálido en sus ojos color miel, la forma en que su cabello caía desordenadamente. Un pensamiento intrusivo pasó por su cabeza, esa piel tan blanca del cuello necesitaba un ligero mordisco, se sentiría agradable.

—Te queda bien, de todos modos —dijo finalmente, con una voz más baja. Luego retrocedió y volvió a su silla.

Alex, aún ligeramente inquieto por la cercanía, intentó desviar el tema.

—Gracias… por el desayuno. Y por, bueno, todo.

Marcos lo miró de nuevo, con una mezcla de ternura y curiosidad.

—¿Sabes? Es fácil cuidar de alguien como tú. Aunque eres algo reservado, se nota que tienes un buen corazón.

Alex se sonrojó, bajando la mirada hacia su café.

—Eso suena muy… profundo para un desayuno —bromeó, intentando romper la tensión.

Marcos rió y levantó su taza.

—Es que me inspiras, Alex. ¡Por ti, dormilón! —dijo en tono burlón, chocando suavemente su taza contra la de Alex.

Alex no pudo evitar sonreír mientras tomaba un sorbo. Había algo en esos pequeños momentos con Marcos, en la forma en que lo miraba, en cómo se preocupaba por él, que lo estaba comenzando a afectar.

Mientras el sol iluminaba la cocina, ambos continuaron desayunando, compartiendo pequeñas risas y comentarios.

Era una tarde tranquila en el departamento. Alex estaba en su habitación, concentrado en sus estudios, mientras Marcos, sentado en el sofá de la sala, revisaba su teléfono. Decidió aprovechar el momento para enviarle un mensaje a su hermana, Esther, alguien con quien siempre había compartido sus pensamientos más personales.

Marcos

"Hey, ¿cómo estás? ¿Recuerdas que te conté del chico con el que comparto el departamento, Alex?"

No pasó mucho tiempo antes de que Esther respondiera.

E:

"¡Claro que sí! ¿Qué pasa con él? ¿Te dejó tirados los platos otra vez? 😂"

M:

"Jaja, no, nada de eso. Es que… no sé, últimamente siento que estamos conectando de una manera diferente. Es raro. Nunca había sentido esto por nadie."

Hubo una pausa más larga antes de que llegara la siguiente respuesta.

E:

"¿Conectando? Marcos, eso suena más que raro para ti. Siempre has sido el tipo que mantiene distancia. ¿Qué tiene Alex que te hace sentir así?"

Marcos pensó por un momento antes de responder.

M:

"No sé, Esther. Es diferente. Es tranquilo, pero hay algo en él… algo que no puedo descifrar. A veces parece llevar el peso del mundo en los hombros, y otras, está tan enfocado que me hace querer ayudarlo. No lo entiendo del todo, pero siento que está empezando a importarme más de lo que debería."

E:

"¿Te importa porque sientes algo por él, o porque simplemente no puedes resistirte a ayudar a quien parece necesitarlo?"

M:

"Tal vez ambas cosas. ¿Es raro que sienta ganas de cuidarlo? Como si quisiera asegurarme de que esté bien todo el tiempo."

Esther no tardó en responder, pero su tono cambió, haciéndose más serio.

E:

"Marcos, recuerda lo que pasó con papá después del divorcio. Él también decía que se arrepentía, pero al final no era porque realmente hubiera cambiado, sino porque no sabía cómo hacer las cosas por sí mismo sin mamá. Algunos confundimos la necesidad de ayudar con algo más. ¿Estás seguro de lo que sientes?"

Marcos frunció el ceño, pensando en las palabras de Esther. Sabía que su padre siempre había dependido emocional y prácticamente de su madre, y aunque su arrepentimiento parecía genuino, era más por miedo a estar solo que por amor verdadero. Pero Alex… Alex no parecía ser así.

M:

"No creo que sea lo mismo. Alex es independiente. No me necesita para sobrevivir, pero aún así, hay algo en él que me hace querer estar cerca. No sé si esto tiene sentido."

E:

"Claro que tiene sentido, pero ten cuidado, Marcos. Por lo que me cuentas, esto va avanzando hacia algo más. Si sientes que estás cruzando esa línea, asegúrate de que sea lo que realmente quieres podrían lastimarse."

M:

"Lo sé, lo sé. Solo que… nunca pensé que estaría en esta situación. Ni siquiera sé si él siente lo mismo."

Esther envió un último mensaje antes de dejar el tema.

E:

"Bueno, hermano, si algo he aprendido, es que las cosas importantes no pueden forzarse. Déjate llevar, pero no pierdas de vista lo que realmente sientes. Si esto es algo, lo sabrás con el tiempo."

Marcos dejó el teléfono a un lado, quedándose en silencio por un momento. Miró hacia la puerta cerrada de la habitación de Alex y suspiró. Tal vez Esther tenía razón. Tal vez esto estaba avanzando hacia algo más, pero no estaba seguro de si estaba listo para lo que eso significaría.

Al otro día, Alex se encontraba sentado en la mesa del comedor, revisando un libro mientras escribía algunas notas. Intentaba concentrarse, pero sentía una mirada fija en él. No tuvo que levantar mucho la vista para confirmarlo: Marcos lo estaba observando desde el sofá. No de una forma casual, sino directa, recorriendo su cuerpo.

"¿Por qué me mira así?" pensó, desviando rápidamente la vista hacia su cuaderno para disimular. Sentía cómo su corazón comenzaba a latir más rápido. Había algo en la forma en que Marcos lo miraba que lo hacía sentir incómodo, pero no en un mal sentido, sino en una manera que lo descolocaba por completo.

Intentó ignorarlo, enfocándose de nuevo en sus notas, pero las palabras se desdibujaban en la página. "¿No decía él que no le caían bien los gays? ¿Que su familia se rompió por eso?", recordó con claridad una de las primeras conversaciones que habían tenido cuando comenzaron a convivir. Marcos había hablado de su hermano con un tono que no era exactamente de odio, pero sí de resentimiento. Aquello había hecho que Alex mantuviera su distancia emocional desde el principio, evitando cualquier tipo de malentendido.

"Entonces, ¿por qué ahora me trata así?" pensó Alex. "¿Por qué se preocupa por mí? ¿Por qué me observa como si intentara algo conmigo?"

Alex soltó un leve suspiro, cerrando su cuaderno y fingiendo que no había notado nada. "Tal vez solo estoy imaginando cosas," se dijo a sí mismo. "Marcos siempre ha sido amable. Quizás solo quiere asegurarse de que estoy bien… o tal vez me ve como un amigo. Eso debe ser todo."

Pero no podía ignorar los pequeños momentos: la manera en que Marcos le arreglaba la camisa sin que se lo pidiera, los desayunos preparados con tanto detalle, las bromas compartidas sobre Dark, y ahora, esas miradas que parecían buscar algo más en él. Especialmente lo del arreglo de la camisa, pasó mucho tiempo, más de lo que necesitaba en su espacio personal, como si quisiera algo más cercano, más intimo con él.

Alex apretó el bolígrafo en su mano, sintiendo una mezcla de emociones que no lograba identificar. "¿Por qué me afecta tanto esto?

Miró hacia el sofá de reojo, pero esta vez Marcos había vuelto la mirada hacia su teléfono, como si nada hubiera pasado. Alex dejó escapar un suspiro silencioso, intentando calmar la confusión que se arremolinaba en su mente.

"Tal vez solo sea amabilidad," pensó finalmente, tratando de convencerse. "Tal vez estoy leyendo demasiado en algo que no tiene sentido. Sí, eso debe ser. Es amable porque es su forma de ser, y yo estoy haciendo un drama donde no lo hay."

Sin embargo, en el fondo, una pequeña duda seguía rondándolo: ¿y si no era solo amabilidad? ¿Y si había algo más en esas miradas y gestos? Alex intentó desterrar esos pensamientos de su mente, pero sabía que no sería tan fácil. Había algo en Marcos que hacía imposible no pensar en él, incluso cuando trataba de convencerse de lo contrario.

Capítulos
1 Encuentro entre dos mundos
2 Descubriendo conexiones
3 El Destello en los Ojos
4 El precio de los sueños
5 Bajo el Velo del Tiempo
6 Reflejos Ocultos
7 Puentes invisibles
8 La Noche de los Secretos
9 El peso de la verdad
10 Alex revela su secreto
11 El vínculo oculto
12 El sueño de Alex
13 El miedo y la confrontación
14 La incertidumbre del corazón
15 ¿Qué somos?
16 La advertencia de Alex
17 Decisiones y contradicciones
18 La cita y la revelación
19 Sueño desconcertante
20 Un muro entre ellos
21 La realidad golpea
22 La confesión y el momento inevitable
23 Revelaciones
24 Conexiones
25 Un nuevo comienzo
26 El Encuentro con la Súcubo
27 Dulces y Demonios
28 No hay vuelta atrás
29 Solo Era Cuestión de Tiempo
30 Pactos y equilibrio perdido
31 El nombre
32 El Descubrimiento de Gabriela
33 Una Presencia en las Sombras
34 La Calma Antes de la Tormenta
35 Un comentario desafortunado
36 El enfrentamiento inevitable
37 Magia negra
38 La Grieta
39 El amuleto
40 Ecos de la oscuridad
41 La dimensión de los sueños
42 El Cambio de Alex: Poder y Peligro
43 El peso del cambio
44 El libro de Salomón
45 El ritual en el mundo de los sueños
46 El ente vigila
47 El misterio del manuscrito
48 La transformación de Alex
49 Arkhan
50 ¡Cuidado con el libro!
51 El misterio de los símbolos
52 La advertencia
53 El cumpleaños de Naara
54 El plan del ente
55 Naara y la grieta
56 Aceite caliente
57 El tiempo se acaba
58 La búsqueda del Sello de Salomón
59 La última traición
60 El Canto de la Luz
61 FIN: Un nuevo comienzo
62 Epílogo
Capítulos

Updated 62 Episodes

1
Encuentro entre dos mundos
2
Descubriendo conexiones
3
El Destello en los Ojos
4
El precio de los sueños
5
Bajo el Velo del Tiempo
6
Reflejos Ocultos
7
Puentes invisibles
8
La Noche de los Secretos
9
El peso de la verdad
10
Alex revela su secreto
11
El vínculo oculto
12
El sueño de Alex
13
El miedo y la confrontación
14
La incertidumbre del corazón
15
¿Qué somos?
16
La advertencia de Alex
17
Decisiones y contradicciones
18
La cita y la revelación
19
Sueño desconcertante
20
Un muro entre ellos
21
La realidad golpea
22
La confesión y el momento inevitable
23
Revelaciones
24
Conexiones
25
Un nuevo comienzo
26
El Encuentro con la Súcubo
27
Dulces y Demonios
28
No hay vuelta atrás
29
Solo Era Cuestión de Tiempo
30
Pactos y equilibrio perdido
31
El nombre
32
El Descubrimiento de Gabriela
33
Una Presencia en las Sombras
34
La Calma Antes de la Tormenta
35
Un comentario desafortunado
36
El enfrentamiento inevitable
37
Magia negra
38
La Grieta
39
El amuleto
40
Ecos de la oscuridad
41
La dimensión de los sueños
42
El Cambio de Alex: Poder y Peligro
43
El peso del cambio
44
El libro de Salomón
45
El ritual en el mundo de los sueños
46
El ente vigila
47
El misterio del manuscrito
48
La transformación de Alex
49
Arkhan
50
¡Cuidado con el libro!
51
El misterio de los símbolos
52
La advertencia
53
El cumpleaños de Naara
54
El plan del ente
55
Naara y la grieta
56
Aceite caliente
57
El tiempo se acaba
58
La búsqueda del Sello de Salomón
59
La última traición
60
El Canto de la Luz
61
FIN: Un nuevo comienzo
62
Epílogo

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