Descubriendo conexiones

El café burbujeaba y el pan estaba en el punto exacto para ser consumido. Marcos le echó una mirada a Alex, lo vio concentrarse profundamente en la lectura de un libro de Serway para entender Física.

—Toma —le dijo, pasándole el café y el pan tostado—, si no te alimentas no podrás rendir adecuadamente.

Alex cerró el libro con suavidad y lo dejó sobre la mesa de la cocina. Luego frunció el ceño, visiblemente confundido.

—Pensé que no te agradaban los gays.

El otro no respondió, apenas movió los labios, luego se recostó en la silla y soltó un suspiro teatral.

—Mirá, a mí no me importa si sos gay, marciano o coleccionista de cucharitas… pero si te morís de cansancio ahora, ¿quién va a pagar mi parte del alquiler? —dijo, medio en broma, aunque bajó el tono al final.

Hizo una pausa, lo miró de nuevo y agregó con menos sarcasmo:

—No sos útil ni para discutir cuando estás así. Andá a comer algo y dormí.

—Pues lo soy. Es una parte de mí que no puedo, no quiero cambiar. ¿Por qué lo preguntas? ¿Por qué no te agradamos?. clavandole la mirada al moreno.

Marcos se detuvo un momento, su mirada se desvió hacia la ventana, como si buscara escapar de los recuerdos que estaban a punto de aflorar. Su voz tembló ligeramente cuando continuó.

—Mi madre lloraba desconsoladamente. Yo me sentí confundido, no entendía por qué mi padre reaccionaba de esa manera. Joel intentó explicarle que ser gay no era algo que pudiera cambiarse, que era parte de quién era como persona. Pero mi padre no quiso escuchar.

Alex dejó su café a medio tomar, se levantó y se acercó a Marcos, su rostro reflejaba una profunda empatía. Aún así, pensó que la ira debería dirigirse al padre, pero las emociones no siguen una lógica. Le puso una mano en el hombro.

—¿Qué pasó después? —preguntó Alex con suavidad.

Marcos tragó saliva antes de seguir hablando.

—Mi padre comenzó a distanciarse de Joel. Dejaba de hablar con él durante días, semanas incluso. Mi madre intentaba mediar, pero todo empeoraba cada vez más. Un día, mi hermano decidió irse de casa porque no soportaba más la tensión y el rechazo.

La voz de Marcos se quebrantó al recordar aquel momento tan doloroso para él y su familia.

—Recuerdo cómo me sentí solo y confundido después de que Joel se fue. Mi familia ya no era la misma. La relación entre mis padres empeoró aún más hasta que finalmente decidieron divorciarse.

—Lo siento mucho —dijo Alex con sinceridad— Debe haber sido muy difícil para ti —"Y  por sobre todo para tu pobre hermano" pensó, pero se abstuvo de opinar, en su familia le habían enseñado a no juzgar al que está dolido, sino escucharlo.

Marcos asintió con una sonrisa leve, pero su mente todavía estaba envuelta en los recuerdos de su familia y el impacto que tuvo el divorcio de sus padres en su vida.

Alex se dio cuenta de repente, que tenía la mano sobre los hombres de un hombre atlético y atractivo, retiró su mano lentamente, de modo a que el otro no se de cuenta, luego con calma dijo.

—Alexis vendrá hoy. Nos conocimos en una fiesta y —Alex se detuvo un momento, como si estuviera eligiendo las palabras adecuadas— desde entonces, hemos estado pasando tiempo juntos.

La curiosidad de Marcos se despertó.

—¿Es el mismo de la otra vez? —preguntó con un tono neutro, intentando no mostrar demasiado interés.

Alex se rió suavemente, sintió que su compañero de piso ya no estaba tan a la defensiva como antes, se sintió aliviado, podría convivir con él en paz.

—No exactamente. Digamos que estamos explorando cosas. Es complicado explicar. Pero sí, nos llevamos bien y nos divertimos mucho juntos.

Marcos asintió comprendiendo, o al menos intentando hacerlo. La idea de que Alex comparta tiempo con otro, parecía extraña, "supongo que paso demasiado tiempo con él, aunque claro forzosamente" pensó él. Mas que extraño, se semejaba a una sensación de vacío.

—Ponte los audífonos cuando llegue Alexis, ¿de acuerdo? No quiero que te sientas incómodo —repitió Alex por segunda vez, esta vez con un toque de seriedad en su voz, no como la primera vez, que fue con cierto sarcasmo. Realmente no quería incomodarlo.

—Alguien tocó el timbre, debe ser Alexis —dijo con una sonrisa anticipada—. ¿Quieres conocerlo?

Marcos dudó por un instante antes de negar levemente con la cabeza. La curiosidad no le ganará. Se puso los audífonos como había acordado, listo para dejar a Alex y a su invitado disfrutar del tiempo juntos sin sentirse incómodo o como un tercero en discordia.

Era tarde cuando Marcos, aún recostado en el sofá del departamento, vio su teléfono vibrar. Era un mensaje de Esther, su hermana mayor, quien siempre encontraba el momento adecuado para hacer preguntas que sacaban a relucir los temas que él prefería evitar.

Esther: Hola, hermanito. ¿Sigues vivo?

Marcos: Más o menos. Hoy fue un día largo. ¿Qué pasa?

Esther: Nada importante, solo que mamá me llamó. Dice que te escucha distante últimamente. ¿Todo bien?

Marcos se quedó mirando el mensaje. Su madre tenía esa forma particular de hacer que cualquier asunto pareciera más grande de lo que era. Pero sabía que Esther era su aliada en momentos como estos.

Marcos: Estoy bien. Solo mucho trabajo. Dile a mamá que deje de exagerar, como siempre.

Esther: Lo sabes, ¿verdad? No lo hace por molestar. Solo quiere sentir que estamos cerca, aunque no siempre lo sepa expresar.

Marcos: Lo sé, pero a veces es agotador.

Esther tardó un momento en responder, y Marcos aprovechó para tomar un sorbo de agua. Cuando llegó su respuesta, notó un cambio en el tono.

Esther: Hablando de "distante", mamá mencionó algo sobre tu nuevo compañero de departamento. ¿Es cierto lo que me contó?

Marcos: ¿Qué te contó exactamente?

Esther: Que vives con un chico… gay.

Marcos suspiró, sabiendo exactamente cómo había surgido ese comentario. Su madre era buena para conectar detalles e inferir conclusiones, aunque no siempre acertara en el tono.

Marcos: Sí, Alex es gay. ¿Por qué?

Esther: No lo digo con mala intención, solo me sorprendió que no lo mencionaras antes. ¿Te sientes cómodo con eso?

Marcos sintió cómo una punzada de incomodidad lo atravesaba. La pregunta era genuina, pero también implicaba más de lo que Esther decía directamente.

Marcos: ¿Por qué no debería estar cómodo?. Es un buen tipo, mejor que muchos que conozco.

Se sorprendió al decir eso, recordó las veces que le prestó para su pasaje o le traía la cena cuando él no podía, a pesar de sus diferencias notaba una profunda empatía por parte de él hacia los demás.

Esther: ¡Tranquilo! No estoy juzgando, solo preguntaba. Sabes lo que pensaría  papá con estas cosas.

Ese comentario lo hizo fruncir el ceño. Su padre siempre había tenido ideas muy rígidas sobre lo que estaba “bien” o “mal”. Y aunque Marcos nunca había compartido esas opiniones, sabía que la sombra de esas creencias seguía presente en su familia.

Marcos: Papá no vive aquí, Esther. No tiene nada que ver con cómo manejo mi vida.

Esther: Lo sé. Pero no me negarás que a veces es difícil escapar de todo lo que nos inculcó.

Marcos apretó los labios, sintiendo un leve nudo en el pecho. Su hermana tenía razón. La dinámica familiar había estado marcada por el perfeccionismo, las expectativas y los juicios silenciosos.

Marcos: Alex no es el problema, si eso te preocupa. De hecho… creo que he aprendido más de él en estos meses que de muchas personas en toda mi vida.

Esther: ¿Aprendido? ¿Cómo así?

Marcos dudó antes de responder. No quería que Esther pensara mal ni sacara conclusiones raras sobre su compañero de piso. Eligió sus palabras con cuidado.

Marcos: Es difícil de explicar. Solo… me siento escuchado, ¿sabés? Estar lejos de ustedes me pegó más de lo que pensé. A veces me agarra una melancolía rara.

Esther: Wow, eso suena… intenso. ¿Algo más que quieras contarme?

Marcos se permitió sonreír. Su hermana siempre sabía cuándo empujar un poco más y cuándo detenerse. Pero esta vez, decidió abrirse un poco más con ella.

Marcos: Digamos que me hace cuestionar muchas cosas. Y  admito que me asusta, tal vez esté equivocado en ciertas cosas.

Esther: Suena a que este chico no es cualquier compañero de departamento.

Marcos se rió en silencio, sacudiendo la cabeza.

Marcos: No empieces.

Esther: No digo nada. Solo que… tal vez sea momento de escucharte a ti mismo por una vez. Deja de pensar tanto en lo que los demás esperan de ti.

Marcos leyó ese último mensaje varias veces. Era un consejo simple, pero sabía que llevaba mucho peso detrás. Su familia, especialmente Esther, siempre había estado ahí para recordarle lo importante que era no perderse a sí mismo en el proceso de complacer a otros.

Marcos: Gracias, Esther. Lo intentaré.

Tal vez su hermana tenía razón. Tal vez, por primera vez en mucho tiempo, valía la pena dejar de preocuparse tanto por las expectativas de otros y empezar a pensar por sí mismo. Total las cosas entre Alex y él solo hay una amistad conveniente, el de compañeros de piso, ¿no?

Capítulos
1 Encuentro entre dos mundos
2 Descubriendo conexiones
3 El Destello en los Ojos
4 El precio de los sueños
5 Bajo el Velo del Tiempo
6 Reflejos Ocultos
7 Puentes invisibles
8 La Noche de los Secretos
9 El peso de la verdad
10 Alex revela su secreto
11 El vínculo oculto
12 El sueño de Alex
13 El miedo y la confrontación
14 La incertidumbre del corazón
15 ¿Qué somos?
16 La advertencia de Alex
17 Decisiones y contradicciones
18 La cita y la revelación
19 Sueño desconcertante
20 Un muro entre ellos
21 La realidad golpea
22 La confesión y el momento inevitable
23 Revelaciones
24 Conexiones
25 Un nuevo comienzo
26 El Encuentro con la Súcubo
27 Dulces y Demonios
28 No hay vuelta atrás
29 Solo Era Cuestión de Tiempo
30 Pactos y equilibrio perdido
31 El nombre
32 El Descubrimiento de Gabriela
33 Una Presencia en las Sombras
34 La Calma Antes de la Tormenta
35 Un comentario desafortunado
36 El enfrentamiento inevitable
37 Magia negra
38 La Grieta
39 El amuleto
40 Ecos de la oscuridad
41 La dimensión de los sueños
42 El Cambio de Alex: Poder y Peligro
43 El peso del cambio
44 El libro de Salomón
45 El ritual en el mundo de los sueños
46 El ente vigila
47 El misterio del manuscrito
48 La transformación de Alex
49 Arkhan
50 ¡Cuidado con el libro!
51 El misterio de los símbolos
52 La advertencia
53 El cumpleaños de Naara
54 El plan del ente
55 Naara y la grieta
56 Aceite caliente
57 El tiempo se acaba
58 La búsqueda del Sello de Salomón
59 La última traición
60 El Canto de la Luz
61 FIN: Un nuevo comienzo
62 Epílogo
Capítulos

Updated 62 Episodes

1
Encuentro entre dos mundos
2
Descubriendo conexiones
3
El Destello en los Ojos
4
El precio de los sueños
5
Bajo el Velo del Tiempo
6
Reflejos Ocultos
7
Puentes invisibles
8
La Noche de los Secretos
9
El peso de la verdad
10
Alex revela su secreto
11
El vínculo oculto
12
El sueño de Alex
13
El miedo y la confrontación
14
La incertidumbre del corazón
15
¿Qué somos?
16
La advertencia de Alex
17
Decisiones y contradicciones
18
La cita y la revelación
19
Sueño desconcertante
20
Un muro entre ellos
21
La realidad golpea
22
La confesión y el momento inevitable
23
Revelaciones
24
Conexiones
25
Un nuevo comienzo
26
El Encuentro con la Súcubo
27
Dulces y Demonios
28
No hay vuelta atrás
29
Solo Era Cuestión de Tiempo
30
Pactos y equilibrio perdido
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El nombre
32
El Descubrimiento de Gabriela
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Una Presencia en las Sombras
34
La Calma Antes de la Tormenta
35
Un comentario desafortunado
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El enfrentamiento inevitable
37
Magia negra
38
La Grieta
39
El amuleto
40
Ecos de la oscuridad
41
La dimensión de los sueños
42
El Cambio de Alex: Poder y Peligro
43
El peso del cambio
44
El libro de Salomón
45
El ritual en el mundo de los sueños
46
El ente vigila
47
El misterio del manuscrito
48
La transformación de Alex
49
Arkhan
50
¡Cuidado con el libro!
51
El misterio de los símbolos
52
La advertencia
53
El cumpleaños de Naara
54
El plan del ente
55
Naara y la grieta
56
Aceite caliente
57
El tiempo se acaba
58
La búsqueda del Sello de Salomón
59
La última traición
60
El Canto de la Luz
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FIN: Un nuevo comienzo
62
Epílogo

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