LA NIÑERA DE MIS HIJAS JARDÍN

JARDÍN

Sara

¿Madre?

Dijo con una voz delicada, suave, pero a la vez confusa

Miranda

*sonríe* Veo que tienes los papeles del contrato en mano

Sara

Los estaba leyendo, algunas reglas son algo absurdas

Miranda

No sé que decir ante eso. *sonríe*

Sara

¿Qué haces acá afuera?... Está mucho viento. *preocupada*

Miranda

Necesitaba aire fresco, estar en casa me aburría, pero aquí...

Miranda

Al ver un jardín hermoso, no puedo darme el lujo de pasar encerrada

Sara

Mamá ¿Porqué no entras a tomar una taza de café?

Miranda

*ríe* No es necesario, estoy totalmente llena.

Sara

¿Podemos hablar?

Sara estaba sorprendida.

Nunca vio a su madre actuar de una manera tan calida, además de tener los ánimos para poder dar un paseo por el jardín

¡Era extraño!

Miranda

Claro. *sonríe*

Pero aunque todo era confuso, al mismo tiempo era...

¡Amor!

¡Brillo!

¡Sonrisas!

Muchos sentimientos que su madre había cerrado desde la muerte de su padre.

Así que al ver estos cambias, Sara se dio cuenta que había hecho la elección correcta.

Miranda

Y dime.. ¿De qué quieres hablar?

Sara

Solo quería preguntar. ¿Qué fue eso del desayuno?

Sara

Ya sabes, esa cordialidad y amabilidad con mi jefe

Sara

Como si ya se hubieran conocido.

Sara

*curiosa* ¿Acaso me estás ocultando algo?

Miranda

*ríe* Tienes una imaginación muy grande mi pequeña.

Miranda

Lo del desayuno no fue nada más que un agradecimiento.

Miranda

Ese hombre ah sido tan hospitalario con nosotras.

Sara

No lo sé, mamá...

Miranda

Debes estar tranquila, además él me ayudó a encontrar el comedor. *sonríe*

Sara

¿D-de que estás hablando?

Miranda

El joven hombre hoy en la mañana me ayudó.

Miranda

Me encontraba perdida y él se ofreció a indicarme el camino

Miranda

Eso es todo. *sonríe*

Aunque las palabras de Miranda podrían engañar a cualquier, a su hija no.

Sara aún no estaba del todo segura que fue un simple agradecimiento.

Había algo más oculto bajo esas simples palabras.

Pero poco a poco podría averiguarlo.

Solo era necesario tener.....

¡Paciencia!

Miranda

Creo que deberías irte, después de todo desde ahora eres la niñera de esta casa.

Miranda

Esas pequeñas niñas necesitan el amor de una madre.

Sara

*sorprendida* ¿Cómo de madre?

Miranda

*ríe* Vete ya.

Con un suave empujón, Miranda se separó de Sara.

Ella volvió a donde se encontaba el jardinero y siguió regando agua a las hermosa flores.

Mientra que Sara simplemente caminaba de vuelta a la mansión.

Aún tenía que mezclarse con todos esos libros y materias para poder ayudar a las pequeñas

Además que tenían que terminar de leer ese absurdo contrato.

Sara

¿50 reglas?..

Sara

¿Encerio puede existir un contrato con 50 reglas?

Sara

Esto me va a volver loca *suspiro*.

Sara

Pero... ¡Vamos Sara! ¡Tú puedes! ¡Tú puedes lograrlo todo!

Mientras sua ánimos y buenas vibraciones hacían efecto

No sabía que pronto esa felicidad se iba a acabar.

Recuerden que en cualquier hogar...

"Una rivalidad siempre hay"



