Gerardo estaba en su oficina en la empresa que había fundado. Angel´s Group se encargada de producir y comercializar diferentes textiles y materiales que se distribuían a nivel mundial. Muchos de estos productos, serian destinados para los pedidos que ya comenzaban a recibir de distintos diseñadores de modas, ya que estaba próxima la nueva temporada de desfiles de modas, donde los mejores diseñadores del mundo se reunían para presentar sus nuevas colecciones para está temporada. Asi que la empresa tendría bastante trabajo en estos días.
Lo importante era que el dejaría a cargo a sus asistentes y al vicepresidente de la empresa, mientras atendía en todo a su Ángel, a su Alexandra. Aunque ella dijera que la señora Caro podía atenderla, él quería cuidarla durante su convalecencia luego de su próxima operación. Esperaban que todo saliera bien y que pronto pudiera caminar de nuevo.
Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, mientras estaba de pie, mirando a través de los grandes ventanales de su oficina, ubicada en uno de los pisos más altos del edificio empresarial, la hermosa ciudad que veía alrededor del mismo, que no se dio cuenta cuando su secretaria tocó varias veces a su puerta, y finalmente entro para saber que pasaba.
Lo llamó, y fue que su jefe respondió.
-Dime, Kathy. ¿Qué sucede? – respondió serio, sentándose en su asiento, y revisando los documentos que ella le entregaba.
-Afuera esta el señor Daniel Bastidas. Dice que es amigo de la señorita Alexandra, y que quiere hablar con usted. – le explicó la secretaria de manera amable y formal.
Gerardo levanto una ceja, sorprendido. “¿Qué hace ese muchacho aquí? Que sepa, no tenemos negocios con él” pensó el hombre confundido por la repentina aparición de Daniel en su empresa, y sin cita.
-Gracias, Kathy, por favor, pregúntale al Licenciado Scott si tenemos algún negocio con Skies Industries. Gracias. – solicitó Gerardo a su secretaria. Skies industries era la empresa que pertenecia a la familia de Daniel.
-De acuerdo, señor. – y se retiró Kathy, haciendo pasar a Daniel a la oficina del hombre.
Gerardo le dió la bienvenida al joven, le señaló el asiento delante del escritorio para que se sentará. Y luego de acomodarse y pedir dos cafes.
-¿A qué debo el honor de su visita, joven Daniel? – preguntó Gerardo con curiosidad, mientras bebía un sorbo de su café.
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“Ese viejo es un tonto.” Pensó Daniel recordando la reunión con el padrino de Alexandra.
Luego de los saludos, le había propuesto que realizarán una inversión juntos. Ya sabia que Alexandra se graduaría pronto, así que la propuesta incluía que Alexandra diseñará una línea de ropa, que por supuesto su empresa produciría para luego comercializarla, la materia prima seria proporcionada por Angel´s group. Y por supuesto, esos ingresos se dividirían en porcentajes estimados por los abogados, para que tanto la joven como las empresas salieran beneficiadas.
Hizo hincapié en que solo quería darle un impulso a Alexandra para que fuera haciéndose de un nombre como diseñadora en el mundo de las modas.
- ¿Sabes que nosotros no necesitamos de una inversión externa para realizar un proyecto como el que propones? – preguntó Gerardo con un gesto de duda en su rostro.
Gerardo sabia que ya había una tienda que comercializada ropa diseñada por Alexandra, bajo una marca registrada por la misma joven. Ya que cuando se fue acercando su graduación, él le conto a Alexandra que había registrado esa tienda a su nombre y se la entrego en su cumpleaños numero 19. Así que la chica en realidad no necesitaba una promoción de sus diseños como la que proponía Daniel.
Daniel solo de recordar la negativa de Gerardo se ponía furioso de nuevo. Así que tuvo que sacar el As debajo de su manga.
- Sé que Alexandra debe casarse por la herencia. Así que es mejor que se case con alguien conocido. – propuso con una sonrisa dejando en suspenso la explicación que daba
- ¿Te propones a ti mismo? – preguntó Gerardo sorprendido por lo que le decía. Él pensó que nadie sabia esto. Pero al parecer a alguien se le había escapado esta información.
-Clero. La conozco desde hace muchos años. Así que será fácil para ella aceptarme. Y será fácil la convivencia. – explicó Daniel.
Gerardo lo miro con rabia. Como es posible que este joven le diga eso. Sin embargo, tiene razón. Alexandra conoce a Daniel desde hace muchos años. Es posible que al casarse con él tenga una vida grata.
-Es ciertp. Pero solo daré mi permiso si Alexandra esta de acuerdo. De lo contrario, no. – concluyo Gerardo mirando a Daniel con una mirada fría.
Daniel devolvía la mirada con ojos de furia. Este hombre no cambiaba.
- Le agradecería que lo pensará. Puede ser beneficioso para Alexandra - explicó el joven obligándose a sonreír.
- Lo conversaré con mi ahijada. Si es toda su propuesta, espere nuestra llamada. - concluyó el CEO levantándose para darle la mano, a modo de despedida.
Por lo cual, Daniel se vio obligado a levantarse para despedirse, tomando su mano, y retirándose de la oficina del hombre.
Ya en el auto recordaba toda la conversación entre ambos.
-Me ganaré la confianza de Alexandra de nuevo. Y haré que se case conmigo. – afirmó con frialdad para sí mismo.
Daniel iba solo en el asiento trasero de su auto. El chofer iba conduciendo de forma diestra a través de las calles de la ciudad, había activado una pantalla de cristal entre los asientos trasero y delantero. Lo que le daba privacidad a Daniel.
Esté, enfurecido, apretaba el vaso de cristal en su mano, hasta que se rompió. Dejando una pequeña herida en su mano. La sangre goteo y cayo en la alfombra del vehiculo. Más, Daniel no le presto atención. Ni siquiera le dolía la herida.
- Lograré volver a enamorarla y que se case conmigo. – volvió a afirmar para sí mismo en la soledad del auto.
El vehículo siguió moviéndose por las calles de la ciudad en las horas pico. Daniel observaba a los transeúntes caminar rápidamente por las congestionadas aceras de la ciudad. Muy pronto su plan estaría en marcha. Y tendría lo que deseaba.
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Mientras tanto, Alexandra estaba en su habitación, hablaba por teléfono con una de sus amigas de la universidad.
- Pero Daniel es lindo, amiga. Deberías darle una oportunidad. Le decía la joven emocionada.
Alexandra solo escuchaba. Ella ya no tenía dudas de que estaba enamorada de su padrino, de Gerardo. Aún cuando sintiera que estaba mal. Estaba enamorada de él. Por eso le pidió que se casará con ella, tomando como ventaja la condición de la herencia.
- Sé que es lindo, Laura. Pero … ha pasado mucho tiempo. En realidad, ya no lo conozco. Así que no sé, amiga. – explicaba mordiéndose el labio inferior. En realidad estaba angustiada. No podía manifestar ampliamente lo que sentía hacia su padrino. Al contrario de sus inexistentes sentimientos hacía Daniel. Ya no lo quería, eso fue un enamoramiento adolescente en su momento. Y hasta ahora era un agradable recuerdo. Uno que cambiaría a lo contrario muy rápido.
En ese momento tocaron la puerta.
- Amiga, es mi hora de terapia. Luego hablamos. Gracias por escucharme. – y Alexandra se despidió de su amiga, para luego cortar la llamada.
Entonces paso la señora Caro.
- ¿Como se siente, señorita? –
- Bien. Gracias. ¿Ya llego el fisiatra? –
- Aún no, señorita. Afuera está el joven Daniel. Quiere hablar con usted.-
"¿Daniel? ¿Por qué quiere hablar conmigo?" pensó Alexandra.
- Esta bien. Ayúdame, Caro. Hablaré con él en la sala. –
La señora Caro la ayudó a sentarse en la silla de ruedas. Acomodando su vestido. La misma Alexandra se acomodó el cabello delante del espejo. Y luego salieron del cuarto para bajar por el pequeño ascensor que estaba dispuesto para ella, siempre acompañada de la señora Caro.
¿Que le dirá ahora, Daniel?
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