Capitulo II. Cumpleaños.

Gerardo había preparado una pequeña celebración de cumpleaños para Alexandra en horas de la tarde. Así que luego de cantarle cumpleaños, cada quien se dirigió a realizar sus actividades diarias.

Ya Alexandra en la universidad, asistió a sus clases, y converso con algunas de sus compañeras de clases en sus receso. Y llegó la hora de mediodía, de regresar a su casa. Al llegar al auto, el chófer la ayudó a subir al auto y acomodarla en la parte trasera, dónde la señora Caro la esperaba y la ayudó a estar más cómoda. El chófer metió la silla de ruedas en el portaequipaje del vehículo, y subió al asiento del piloto del auto, manejando por las calles y avenidas de la ciudad.

- Hola, señorita. Cómo le fue está mañana? - le pregunto Caro observando el rostro de la joven.

- Muy bien. Mis compañeros me desearon felicitaciones por mi cumpleaños. Y Ana y algunas de los muchachos me dieron unos regalitos - le contó emocionada Alexandra mientras le mostraba una libreta con la presentación de corazones, un lapicero con el mismo motivo y un pequeño bolso, también de corazones, todo en colores rosado, rojo y blanco. - son detalles muy tiernos Caro - concluyó alegre y con expresión tierna.

- Que bueno que sus compañeras recordaron su cumpleaños, señorita - respondió Caro contenta de ver a Alexandra alegre.

- Si. Siempre se han portado muy bien conmigo. Inclusive algunos de los chicos me felicitaron. Y uno me regaló una manzana. - le dijo Alexandra a caro mostrándole la manzana.

Caro tomó la manzana guardando la

- Que bueno, señorita. en casa le haré un dulce con la manzana. -

- Gracias Caro. -

En eso sonó el teléfono celular de Alexandra. Un mensaje de un número desconocido. Abrió el mensaje.

"Felicitaciones, cariño. Que cumplas muchos años más 🎂 Espero verte a mi regreso. Estaré de nuevo en el país, muy pronto. Te recuerdo siempre."

Alexandra se extraño. No tenía el num grabado. El mensaje venía sin nombre. Pero sino fuera porque la felicitaban por su cumpleaños, pensaría que se habían equivocado de número telefónico.

- Que sucede Señorita?- pregunto la sra caro.

- Un mensaje sin nombre. Y el número telefónico no lo tengo grabado. - dijo intrigada

- Tal vez se equivocaron. - comento caro.

- Si pero me desean feliz cumpleaños...-

- recuerde que hoy hay muchas personas de cumpleaños no solo usted, señorita. Casualidad que se equivocaron enviándole el msj a usted - dijo con una sonrisa caro.

- Cierto, señora Caro. No me preocuparé. - dijo con una sonrisa decidiendo olvidar el msj.

En eso entro una llamada. Ya estaban entrando a la urbanización donde vivían- Hola, padrino. Que sucede.? - pregunto Alexandra al teléfono.

- Hola, mi ángel. Ya estás llegando a casa? - pregunto su padrino Gerardo. Alexandra noto un tono urgente en su voz.

- Si, padrino. Ya casi en casa. Que sucedió? - pregunto la joven notando el tono urgente de su padrino.

- Aquí te explico - concluyó Gerardo y colgó la llamada.

Alexandra se quedó pensando mientras guardada su teléfono en su morral.

El auto se detuvo en el estacionamiento de su hogar. El chófer se bajó, para sacar la silla de ruedas del portaequipaje. Y acomodarla a un lado del auto. para luego bajar a Alexandra y sentarla en la silla. Mientras eso sucedia un auto con dos hombres de seguridad, es decir los guardaespaldas de Alexandra llegaban detrás de ellos y se estacionaban.

Ya lista en su silla, la señora Caro empujó la silla con Alexandra sentada en ella, hacia adentro de la casa. Al llegar a la sala, el mayordomo les dijo que el señor Gerardo las esperaba en el despacho.

La señora Caro asintió y se dispuso a llevarla hacia allá. Pero Alexandra se puso alerta y detuvo a caro.

- Espera un momento. Señor Carlos, porque mi padrino me espera en su despacho y no en el comedor? - pregunto Alexandra al mayordomo.

- En realidad no lo sé, señorita. Pero está con el abogado de la familia conversando allí. - explico el mayordomo.

- Entiendo. - dijo Alexandra sería y pensativa. - lleveme Señora Caro. - le pidió Alexandra.

Al llegar a la puerta, la señora Caro abrió la puerta y Alexandra paso sola. La puerta se cerró tras ella.

- Buenas tardes, Licenciado Román, Padrino. cómo están? - saludo alegre Alexandra, ubicándose en su silla de frente pero a un lado del escritorio.

- Buenas tardes, feliz cumpleaños, señorita. Que este año le traiga muchas bendiciones. - la felicito el abogado.

- Hola, Alexandra. cómo te fue en la universidad? - le dijo Gerardo algo serio.

- Muy bien padrino. Que sucede? Porque el licenciado está aquí? Y precisamente hoy - pregunto Alexandra mirando a su padrino fijamente a los ojos.

Alexandra sospechaba que se debía a la herencia de sus padres. por un momento se había olvidado de eso. Ya tenía 20 años, lo que quería decir que debían entregarle la herencia, ella debía firmar los documentos correspondientes.

- Señorita Alexandra, cómo usted ya tiene 20 años de edad es momento de hacer entré de la herencia de sus padres en sus manos. Aquí he traído los documentos para que tanto usted como el señor Gerardo los firmen. Pero quiero que sepan que hay una condición estipulada por su padre. - le explicó el abogado.

- Cuál es esa condición? - pregunto Alexandra muy seria, mientras miraba a su padrino. Gerardo evitaba si mirada. quería decir que el sabía de la condición en el testamento.

- Usted debe casarse al término de un año, a partir de la fecha de hoy. De la firma de los documentos hoy. - explico el abogado.

Alexandra se llevó las manos a su boca con sorpresa.

- No puede ser. De que está hablando? No puedo creer que mi padre haya hecho eso? - dijo Alexandra - Tío sabías de esto? - pregunto molesta Alexandra a Gerardo.

- Si lo sabía, Alexandra. Pero la condición no era válida si te hubieras casado antes de este día, o tuvieras ya un prometido. - explicó Gerardo mirando a su ahijada. - alguna vez pensé que tú noviazgo con Daniel llegaría a algún lado - dijo recordando aquel chico que llevo a Alexandra al baile de graduación de secundaria - pero luego el desapareció de tu vida, y ya no tuviste algún novio o pretendiente. El abogado le dijo que te contara de esto, Pero creí que aún había tiempo para solucionarlo. Pero no fue así ... - dijo mirando con tristeza a su ahijada.

Alexandra no sabía que decir. Esto era injusto. Sobre todo porque para el momento en que se redactó el testamento, ella no estaba en silla de ruedas. ¿Cómo someter a alguien a estar con ella que estaba en silla de ruedas?

- No puedo creer que mi padre haya puesto esa condición. - susurró Alexandra pensativa y triste. Ella miraba a su manos, las cuales se estrujaba con ansiedad. Gerardo la observaba, y no sabía que decirle. Tampoco sabía que era ese dolor en su pecho, en su corazón. Solo de ver a Alexandra tan ansiosa y triste.

- Licenciado, que pasa si sigo que no quiero la herencia? que se la den a alguien más? Que se la den a la caridad? - pregunto la joven.

- Alexandra no puedes hacer eso. aún tienes que operarme. La rehabilitación... - dijo Gerardo. El también podía ayudarla, pero pudiera ser que no fuera suficiente lo que el tenía. podía usar la herencia de los padres de Alexandra era más que suficiente para mantener todo su tratamiento médico de por vida.

Alexandra lo interrumpió, levantando la mano.

- Un momento, Gerardo... Licenciado, puedo hacer eso? - su padrino se sorprendió por la forma en que lo llamó. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre.

- Bueno, señorita. lo puede hacer, Pero primero debe haber realizado el traspaso a su nombre. Y eso no sucederá hasta que se cumpla la condición de matrimonio. - explico el abogado - Lo lamento, señorita - se disculpo el abogado.

- Yo lo lamento más - susurró Alexandra que apenas lo pudo escucho Gerardo.

Gerardo la miró. El rostro de su ángel estaba triste. No sabía en qué pensaba el padre de Alexandra al poner esa condición.

- Licenciado, gracias por venir. Lo llamaras mañana para aclarar mejor está situación. Cómo usted sabe, hoy es el cumpleaños de mi ahijada y es mejor esperar hasta mañana. - explicó Gerardo en un tono conciliador.

- Entiendo, Sr Palacios. No sé preocupe, me llamen en lo que lleguen a un acuerdo. De nuevo, felicidades señorita. Que pase felíz tarde. - expresó sinceramente el abogado y se retiró del despacho, dejando solos a Alexandra pensativa y a Gerardo, que observaba el hermoso rostro de la joven.

- Gerardo... - volvió a llamar al hombre a su lado por su nombre, este la observo atento, sintió que lo que venía era serio - ...quisiera ... Proponerte algo ... - comenzo Alexandra no muy segura de lo que iba a decir.

- Dime, mu angel. Si tú propuesta resuelve está situación, lo pensaré. - le espeeao el con cariño, tomando una silla para sentarse a su lado. Le acaricio la mejilla suavemente. Y siguió mirandola a sus ojos.

- Que pensarías si te digo que prefiero casarme contigo? - la joven hizo una pausa al ver la expresión de sorpresa del hombre - Gerardo, ... Quiero casarme contigo? -

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