Capitulo III.

Gerardo... Quiero casarme contigo... - expreso la joven ante la mirada atónita de su padrino.

Gerardo no sabía que decir. "¿Quiere casarse conmigo? ¿pero como?" pensó el hombre. "¿Y por qué me llama por mi nombre?" Esta niña debió haberme visto siempre como un padre, pensó él.

Gerardo miró a Alexandra cómo si fuera un ser fuera de este mundo.

- Por favor, solo confío en ti. Será un matrimonio de papel. Seguiremos siendo padrino y ahijada, si tú quieres. No quiero casarme con nadie más... En este momento es más fácil que se acerquen a mi por la herencia de mis padres que por mi... Nadie va a querer a alguien como yo, en silla de ruedas. Que siempre va a estar dependiendo de todos a su alrededor. Pero contigo, padrino... todo seguirá igual como hasta ahora. Estaré a salvo a tu lado, y con la señora Caro. En esta, que también es mi casa... Por favor ... - concluyó la joven mirando a su padrino, mientras se mordía el labio inferior, y con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas. Para Gerardo, ver el gesto en sus labios, fue muy sensual.

Para la joven, si era sincera consigo misma, desde hace un tiempo para acá, Gerardo había despertado sensaciones en ella muy diferentes al de un pariente de sangre. Sus sentimientos hacía él, eran de un amor adolescente. Pero él siempre la vio como hija o como una hermana, pensaba Alexandra.

La joven al ver la duda en el rostro de su padrino, dijo,

- Por favor, luego que me entreguen la herencia legalmente, firmaré el divorcio, serás libre de hacer tu vida, y yo la mia. No interferire en ella. - dijo la joven emocionada - por favor, si tú no te casas conmigo, tendré que casarme con otro. Y no sabrás cuál será mi destino, por favor, no me dejes sola, Gerardo. - exclamó una Alexandra muy ansiosa... Ella sabía que si su padrino llegaba a casarse con alguien, ella no tendría la misma atención de él, como hasta ahora. Su compromiso con ella terminaría al casarse con otro, ya que no eran parientes consanguíneos.

Gerardo pensó lo que ella había dicho.

"¿Será acaso que yo influi para que todo sucediera así?" fue lo que pensó el padrino.

Está sería una conversación para otro momento.

**********

La fiesta de cumpleaños de Alexandra ya estaba avanzada. La decoración del salón de fiestas era hermosa en tonos rosa y crema. El pastel era muy similar al que Gerardo le había dado en la mañana, pero este era enorme de tres pisos y con muchas rosas en una hermosa decoración.

El vestido de Alexandra dejó embobado a más de uno. Era un vestido largo, un poco más arriba del tobillo con algo vuelo. A pesar de estar sentada en la silla de ruedas, se podía vislumbrar que delineaba su figura de sirena. De tiros, y con escote corazón. De color rosa pastel, y con pequeños cristales en el busto, que brillaban con el movimiento de la tela sobre su piel. El cabello lo llevaba suelto en rizos alrededor de su rostro y hombros. El maquillaje ligero en tonos rosa, solo era para acentuar los hermosos rasgos de la joven. Llevaba unas sandalias color rosa con pequeños cristales brillantes.

La señora Caro la ayudaba con la silla de ruedas, para que tuviera las manos libres para saludar a los invitados a su fiesta. La mayoría eran amigos y conocidos de Gerardo, que trabajaban con él. En algunos casos conocían a Alexandra de cuando era, pequeña, pero tenían tiempo sin verla y quedaron deslumbrados por su belleza.

Estos últimos veían a la hermosa joven, y murmuraban entre si.

"Que hermosa es. Lastima que este en silla ruedas".

"El señor no pensará atarse a ella por siempre, ¿o si? Ya cumplió con su amigo, debería comprarle una casa y hacerla que se mudé. Con que la enfermera se quede con ella es suficiente ". Dijo una mujer que trabajaba con Gerardo. Está mujer era arrogante, y andaba detrás del hombre desde hace bastante tiempo. Pero el no ha querido tener nada con ella, de índole sentimental y menos íntimo. Solo era de trabajo.

"Tan bella, pero quién va a querer casarse con alguien asi?" murmuró otra persona.

Y así seguían los comentarios. Sin tener el menor escrúpulo ni cuidado de quien los escuchará. Irremediablemente, Alexandra escucho algunos de estos comentarios. Intento no hacer mucho caso.

Así que se dirigió a donde estaban las personas a quienes ella había invitado. Eran tres compañeros de clases, un chico y dos chicas.

Las jóvenes emocionadas se acercaron e inclinándose un poco la abrazaron y besaron en la mejillas.

- Feliz cumpleaños, Ale. Te trajimos algunos presentes. - dijo una de las jóvenes emocionada por tanta elegancia a su alrededor y por lo hermosa que estaba su compañera. Le entrego una cajita.

- Feliz cumple. Aquí está el mío, Ale. Espero te guste. - dijo la otra, abrazándola.

- Gracias, chicas. No se hubieran molestado. Para mí lo más importante es su presencia en este momento de mi vida. Gracias por venir. - agradeció Alexandra con una sonrisa.

- Esto es para ti, princesa. Que cumplas muchos más. - avanzó el joven, mientras la abraza y besa su mejilla, entregandole un ramo de rosas rojas y una caja dorada hermosamente adornada. Las chicas suponían que eran bombones.

- Muchas gracias, Óscar. Que lindo presente. - Dijo Alexandra con una sonrisa, con las mejillas sonrojadas.

- Vamos, a comer y a bailar. - dijo una de las chicas, olvidando la condición de Alexandra. Lo que hizo que se llevara la mano a la boca, en un gesto de confusión.

- Lo siento, amiga. Se me olvidaba... - Y en ese momento llegó Gerardo a salvar la situación.

- Mi ángel, ?bailamos está pieza? - pregunto su padrino tomando su mano, con una sonrisa.

- Claro, padrino. - respondió sonriendo Alexandra.

Gerardo levantó en brazos a Alexandra, con cuidado de no lastimarla, y de no desacomodar su hermoso vestido. La cargó estilo princesa, y la llevó al centro del salón de baile, y comenzaron a girar al ritmo de la música. La joven se sostenía del cuello de su padrino, mientras ambos se sonreían mutuamente. Eran sonrisas de complicidad.

Está acción por parte de Gerardo, dejó a los compañeros de clases de Alexandra , sorprendidos. Ni siquiera al joven se le hubiera ocurrido bailar con ella de esa forma.

Luego, de una pieza, Gerardo la volvió a sentar en su silla, dejandola al cuidado de la señora Caro, y con sus compañeros, y volvió con los invitados que hablaban solo de negocios con él.

- Waooo, Alexandra. Tú padrino es un bombón. - comento una de las chicas sorprendida, de forma coqueta.

- Es muy grande para nosotras, pero si es un bombón - dijo la otra chica, también sorprendida, refiriéndose a la edad de Gerardo.

- No lo es tanto... - murmuró Alexandra, sonrojada, más para si misma que para ellos. Debido a la música ellos no la escucharon.

- Vayamos a comer, muchachos - dijo Alexandra, sacando a todo el mundo de su sorpresa. Y todos se dirigieron a la mesa de bocadillos y bebidas, entre sonrisas y halagos para la cumpleañera.

Ya llegando la hora de cantar cumpleaños, Alexandra comenzó a sentir un presentimiento. Algo pasaría, pero que?

Cuando ya el animador de la fiesta llamaba a Gerardo para que diera las palabras de felicitación a la cumpleañera y las gracias a los invitados, entro al salón de fiestas, una persona conocida para Alexandra y para Gerardo también, pero que tenían mucho tiempo sin ver.

El hombre se acercó a Alexandra. Tendría algunos años más que ella, pero era mucho más joven que Gerardo. De hecho se graduó dos años antes que Alexandra. El joven era Daniel Bastidas, aquel que fue a la fiesta de graduación de Alexandra, y que desapareció de su vida sin comunicarse más con ella. Daniel aparecia nuevamente en su vida.

Alexandra al verlo quedo con la boca abierta. "¿Como es posible?" se preguntó.

El joven se detuvo delante de ella con una sonrisa. Estaba impecablemente vestido. De traje y corbata de colores oscuros, y su camisa hacia juego con el vestido de Alexandra, ya que era color rosa pálido. Con el cabello corto, impecablemente peinado. Daniel se acercó y le dio un beso en la mejilla, le entrego un gran ramo de rosas blancas y amarillas. Y una pequeña cajita dorada, con un hermoso lazo.

- Feliz cumpleaños, cariño. Me alegra volver a verte. - le dijo besando su otra mejilla.

Alexandra recibió los presentes. No sabía cómo responder. Las mejillas las tenía más sonrojadas que antes si era posible. Miró a Daniel, se veía mucho más guapo que antes. Y se veía muy bien con ese traje que lo hacía parecer un Playboy de las películas.

- G - gracias, D - Daniel - balbuceo Alexandra sonrojada.

Sus compañeros veían la interacción entre Alexandra y Daniel, las chicas sorprendidas y embelesadas por el atractivo ejemplar delante de ellas, y mucho más joven que Gerardo. Y el hombre lo veía molestó y celoso de la reacción de Alexandra hacia este invitado inesperado.

- ¿Quieres bailar conmigo, cariño mio? - pregunto Daniel tomando su mano, como si el tiempo no hubiera pasado. Y cuando ella iba a responder, Gerardo se acercó con la señora Caro que se había quedado un poco al margen de la situación.

- Mi ángel, vamos a cantarte cumpleaños - dijo con ternura su padrino. Mientras el guiaba la silla de ruedas y la señora Caro los seguía de cerca, Gerardo le dirigió una mirada severa a Daniel.

Este solo bajo la cabeza, en señal de saludo.

Así que cantaron cumpleaños a Alexandra. Sirvieron el pastel. Tomaron muchas fotos. Cuando ya se estaban despidiendo los invitados a la fiesta, Daniel se acercó a Alexandra y Gerardo. Ambos estaban juntos, porque ya despedían a los invitados.

- Ha sido un placer verte de nuevo, Alexandra, y estar contigo en tu cumpleaños número veinte. ¿Cierto? - dijo con una sonrisa, haciendo sonrojar de nuevo a Alexandra - Fue bueno verlo de nuevo Señor Gerardo. Disculpe llegar de improviso y sin ser invitado. Pero regrese hace poco al país y no podía perderme la fiesta de Alexa. Me retiro. Luego nos vemos, cariño - dijo con galantería sin importarle que el padrino estuviera allí.

- Me debes un baile, cariño - dijo cuando ya iba a cruzar la puerta de salida.

Durante toda está interacción, Alexandra no dijo nada, no podía, estaba abrumada por las emociones provenientes de los recuerdos que tenía junto a Daniel. Y Gerardo, solo dijo lo necesario para ser cortés y despedirlo. Estaba serio y presentía que ese muchacho no había ido con buenas intenciones a la fiesta de Alexandra.

**********

Mientras tanto, en el auto donde se trasladaba Daniel, él y su asistente iban en el asiento trasero, y hablaban.

- Está confirmado señor. La herencia será entregada a la señorita Alexandra, una vez que ella se case. Esa es la condición. - explicó el hombre.

Daniel sonrió con superioridad.

- Está es mi oportunidad de salir de las deudas que me dejó mi padre. Y de hacerme con algo de dinero. Le propondré matrimonio a Alexandra. Estoy seguro que aceptará. Ella debe seguir enamorada de mi. Será fácil de convencer. Luego de casarme, y de que pasé sus bienes a mi nombre, la envío a un asilo donde puedan atender su condición. Y me divorcio bajo algún pretexto. No debe ser difícil para los abogados buscar una causa para divorciarme de ella. - explico él más para si mismo que para su asistente - Primero debo convencerla de que se case conmigo - dijo Daniel con una sonrisa arrogante.

**********

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play