Yixin: Podría decir que eres un sirviente de esta casa, pero nunca te he visto. Además, tu rostro me resulta algo familiar.
Qiang: Disculpe, joven amo. Yo no trabajo aquí. Los señores me sorprendieron en una posición muy difícil y me ayudaron. En unos días, me iré.
Yixin lo observa detenidamente de arriba abajo sin decir nada más.
Qiang: Si se perdió, puedo indicarle la salida.
Yixin: No hace falta, yo conozco el camino. Por cierto, esas lesiones que te has hecho en la piel, debes tener cuidado de que no se te vaya a infectar alguna.
Qiang cubrió rápidamente el lugar que Yixin había señalado con la mirada.
retrocediendo un poco debo contarles que:
Chén le llevó el bebé a Qiang durante un tiempo, hasta que este tuvo 3 años. Desde ese día en adelante, optó por llevarle fotos o mostrarle videos divertidos, videos diciendo sus primeras palabras o caminando por primera vez. La ropa que iba dejando, ya que Chén alegaba que era mejor no crearle recuerdos a Feiyu con Qiang y así evitar preguntas incómodas en el futuro. Qiang, a pesar de que esto era una decisión difícil, aceptó. Aun así, él seguía drogándose para poder complacer a Chén cuando este quería tener intimidad con él, pues aún lo odiaba con el alma.
Volviendo al presente.
Mansión de Chén.
Yixin: Buenas tardes, señora Hui Ying. Es un placer volver a verla.
Hui Ying: Sobrino querido, el placer es todo mío. ¿Cómo está tu madre?
Yixin: Ella se encuentra muy bien, gracias por preguntar.
Hui Ying: Yinuo y Yichen aún no vuelven, siguen con sus deberes. Puedes esperar un poco.
Yixin: Está bien. Le entregó este presente.
Hui Ying recibió los presentes, eran unos prendedores de diamantes, los tres eran exactamente iguales.
Yixin: ¿Puedo saber dónde se encuentra Feiyu?
Hui Ying: Como no sabía que venías, no está presentable para verte. Dame unos minutos.
Hui Ying baja a la primera planta de la casa, en donde se encontraba Feiyu haciendo un bordado con piedras lindas.
Hui Ying: Niño (en tono despectivo), el príncipe del norte está aquí. Ponte presentable para la ocasión.
Feiyu: Sí, señora.
Chén llevaba meses fuera de casa y aunque hablaba telefónicamente con Feiyu muy seguido, era inevitable que Hui Ying lo lastimara. Feiyu, por su parte, no dice nada para no causar un conflicto con sus padres.
Luego de unos minutos, Feiyu: Joven señor, dice tímidamente.
Yixin: ¿Por qué sigues llamándome así? le dice dulcemente.
Feiyu: Es la norma.
Yixin: Yo soy tu prometido. En unos años, esas formalidades serán innecesarias.
Feiyu sabía que se casaría, aunque todavía no se había definido quién de los tres sería. Aun así, Feiyu aún no sabía qué era el matrimonio o cuál era el propósito de este, pues Chén siempre se mostraba apático cuando intentaban hablarle del tema.
Feiyu: Entiendo que en unos años será así, pero no puedo afirmar que será con usted.
El rostro de Yixin cambió, se enojó, pero no con Feiyu, sino contra esta realidad que lo traía agobiado desde pequeño. Porque había ganado muchas carreras, exámenes, experimentos, entre otras cosas, pero por primera vez sentía que todo se decidiría por una leve situación o palabra, y le aterraba no ser quien terminara vencedor en esto.
Yixin: Lo sé, pero siempre eres tan cruel. Cualquiera pensaría que una criatura tan tierna y delicada como tú solo diría cosas dulces, y mira nada más lo cruel que eres. Tus palabras son como aguijones envenenados.
Feiyu sonríe.
Feiyu: El joven amo suele ser bastante divertido.
Yixin: Soy alguien con mucho carisma (sonríe). Te traje un presente.
Yixin pone en el pequeño dedo de Feiyu un anillo. El anillo es pequeño y sencillo, pero sus detalles y piedras eran extremadamente finas y costosas.
Feiyu: Siempre que vienes, me das dos obsequios.
Yixin: Tú no eres igual a ellos. A mis ojos, eres y serás lo único que verán. Puedo ser lo que quieras: tu esposo, tu amante, tu escudo, tu espada, incluso seré una alfombra si lo que quieres es no tocar el suelo o volar.
Por muy románticas que parecieran las palabras de Yixin, Feiyu aún no las entendía. Para ser más precisos, no sabía lo que significaban.
Feiyu: Toma.
Yixin toma emocionado el pequeño trozo de tela mal bordado que Feiyu había hecho, aún con manchas de sangre y un dibujo que difícilmente podrías decifrar.
Yixin: ¿Cómo sabías que amo las ranas? (emocionado)
Feiyu: No es una rana, es un conejo.
Yixin: Oh, sabes que también amo los conejos.
Feiyu inclinó un poco la cabeza.
Feiyu: El bordado hace juego con tus ojos.
Este era el primer presente que le daba.
Los otros hijos de Hui Ying entregaban joyas, prendas, aromas, pieles finas, mientras que Feiyu se limitaba a dar las gracias. Nunca había tenido un presente que entregar hasta ese día.
Yinuo: Feiyu, ya se acabó el tiempo.
Feiyu: Me retiro.
Yixin: ¿Por qué ustedes tienen todo el tiempo del mundo y el de él es tan limitado?
Yichen: No es eso. Él tiene más cosas pendientes. Nosotros nos tomamos más en serio nuestras responsabilidades, por eso tenemos más tiempo.
Yixin: Bueno, yo también debo irme.
Ellos ven el desgastado pañuelo que Feiyu le había dado, con manchas de sangre y mal cortado, además de que el dibujo se veía bastante mal.
Yichen: Me disculpo por el presente tan corriente que le acaba de obsequiar Feiyu. Nunca vi algo que se viera tan mal y descuidado.
Yinuo: Feiyu siempre ha sido tan poco educado. ¿Cómo pudo darle algo tan feo?
Yixin: Le están diciendo feo a un regalo que me ha dado mi prometido, el futuro rey consorte del norte. No importa cuál sea la joya más cara y cuidada del mundo, este presente para mí vale más, incluso que mi reino.
Hui Ying: Al parecer, mi sobrino está algo confundido. Aún no está escrito que seas tú quien se casa con él. Y como soy tu tía y te amo tanto, quiero que mires los presentes que mis hijos escogieron con cuidado especialmente para ti. En comparación de un trapo que tomó de la basura, Feiyu, y decidió entregarte... ¿o me vas a decir que no tiene dinero para darte algo mejor?
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