Sofía no podía negar la emoción que le recorría el cuerpo mientras se acomodaba frente a su computador. Era su primer proyecto oficial, y aunque los nervios estaban presentes, la emoción lo superaba todo.
Ji-Young se acercó con una taza de café en mano y una expresión de entusiasmo genuino.
—Recuerda, Sofía —le dijo mientras se sentaba en el borde del escritorio—, el presidente Ji-Hoon es muy exigente con los diseños. Le gusta lo innovador, atractivo… pero sobre todo profesional. Nada de exageraciones ni cosas recargadas. Claridad, estética y concepto.
Sofía asintió con firmeza, decidida a dar lo mejor de sí.
—Entendido. Pero solo para asegurarme… ¿qué es exactamente lo que necesito entregar?
—Estás a cargo del concepto visual de una nueva campaña publicitaria para una marca de ropa coreana. Quieren captar la atención del público joven-adulto. Es una línea moderna, fresca, y con un toque urbano. Quieren marcar tendencia.
Sofía abrió un nuevo documento en pantalla, mientras abría pestañas para investigar tendencias, referencias visuales y el estilo de la marca.
Después de varias horas sumergida entre imágenes, tipografías y esquemas de color, Sofía tenía algo sólido. Su concepto giraba en torno al contraste entre lo clásico y lo moderno, con modelos caminando en calles tradicionales coreanas pero con prendas urbanas y vanguardistas.
—Ji-Young... ¿puedo mostrarte mi idea? Pero prométeme que serás amable con la crítica —pidió, girando la pantalla hacia ella.
Ji-Young soltó una risita.
—Ay, ni que yo fuera un monstruo, mujer. Claro que sí, enséñame. Estoy curiosa.
Sofía explicó su idea, cada imagen, cada decisión cromática, cada elemento. Cuando terminó, se quedó en silencio, esperando la reacción de su amiga.
Ji-Young se cruzó de brazos y la miró con una ceja levantada… hasta que sonrió ampliamente.
—Wow, Sofía. Esto está increíble. De verdad. Tiene fuerza, estética, intención. Ji-Hoon va a… no, mejor dicho, lo va a amar.
Sofía sonrió aliviada. Estaba por agradecer cuando una voz grave los sobresaltó.
—¿Qué es todo ese entusiasmo que escucho desde el pasillo?
La voz era profunda, seductora y con ese tono suave que podía derretir incluso los nervios más templados. Ji-Hoon Kim acababa de aparecer detrás de ellas, con esa presencia que no necesitaba anunciarse para llenar la sala.
Ambas se giraron de golpe.
—¡Presidente Ji-Hoon! —exclamó Ji-Young—. Qué sorpresa… no lo esperábamos tan pronto.
—Es que quería revisar personalmente el avance del equipo. Y parece que vine en el momento justo —dijo, acercándose al escritorio con las manos en los bolsillos.
Sofía se irguió de inmediato. Su cuerpo entró en modo alerta.
“¿Por qué su voz tiene que sonar tan… tan… ugh. Me dan escalofríos, pero de los buenos.”
—¿Qué es esto? —preguntó Ji-Hoon, mirando la pantalla con interés, sus ojos oscuros clavados en el diseño.
—Mi propuesta para la campaña publicitaria, señor presidente —respondió Sofía, luchando por mantener la voz firme.
—¿Puedo verla en detalle? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia la pantalla.
“No, no te acerques tanto… tu colonia huele demasiado bien. Esto no es justo.” pensó Sofía mientras tragaba saliva discretamente.
—Claro. El concepto busca equilibrar lo tradicional con lo urbano. Quise mostrar cómo la moda puede evolucionar sin perder identidad —explicó, mientras le mostraba cada parte del diseño.
Ji-Hoon no la interrumpió en ningún momento. Solo la miraba. A veces al diseño, a veces directamente a ella.
Y eso… la ponía más nerviosa que cualquier error de ortografía en una presentación.
“Siento como si estuviera bajo un microscopio.”
Cuando terminó su explicación, él asintió lentamente, con expresión concentrada.
—Tiene potencial —dijo finalmente—. La estética es limpia, la propuesta es interesante. Me gusta la idea. Buen trabajo.
—Gracias, señor presidente —respondió Sofía, bajando un poco la mirada para evitar que notara el leve rubor en sus mejillas.
—Pero recuerda —añadió él, con una voz suave pero firme—. Un buen diseño no solo entra por los ojos… también debe quedarse en la mente.
Sofía asintió, grabándose esa frase mentalmente como si fuera un mantra.
Ji-Hoon sonrió levemente, luego miró a Ji-Young.
—Asegúrate de que ella reciba feedback constante. Quiero ver cómo evoluciona esta propuesta en unos días.
—Por supuesto —dijo Ji-Young.
—Buen trabajo, Sofía —dijo él antes de alejarse, su andar elegante y confiado como siempre.
Apenas desapareció por el pasillo, Sofía soltó el aire.
—¿Estoy temblando? ¿Estoy temblando en serio? —murmuró.
Ji-Young se cruzó de brazos y la miró con una sonrisa de medio lado.
—¿Y ahora entiendes por qué no podemos concentrarnos cuando él está cerca? Esa voz… ese rostro… ese todo.
—¿Cómo puede alguien ser así en el mundo real? —susurró Sofía—. Es como si lo hubieran sacado de un dorama… pero le subieron el nivel.
—Cálmate, que esto apenas empieza.
Sofía volvió a mirar su pantalla, tratando de retomar el foco.
“Debo concentrarme en el trabajo.” Se dijo a sí misma. Pero no pudo evitar pensar:
“Es que es irresistible. ¿Cómo se supone que una se mantenga profesional con ese hombre?”
Continuará...
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