Sofía se despertó con el suave murmullo del tráfico lejano y la luz filtrándose entre las cortinas. Por un momento, no recordó dónde estaba. Luego, la emoción le recorrió el cuerpo como un escalofrío dulce. “Estoy en Corea… en Seúl.”
Se incorporó despacio, aún con el pijama y el cabello enredado por el sueño liviano que había tenido. En realidad, no había dormido bien. La mezcla de emoción, nervios y el nuevo entorno no la dejaron descansar del todo.
—Buenos días —saludó Ji-Young desde la cocina, usando un delantal con dibujos de pandas—. ¿Qué tal dormiste?
—En realidad no he dormido nada… —respondió Sofía entre risas—. Es que no puedo creer que estoy aquí. Parece un sueño, pero gracias por preguntar, Ji-Young.
—Te entiendo. A mí me pasó igual cuando volví de Colombia. El cambio es una locura.
Ji-Young le sirvió un tazón de avena caliente decorado con frutas y nueces, junto a una taza de café negro con un chorrito de leche.
—Come rápido o llegaremos tarde. Hoy toca visitar la oficina de extranjería para que te registres oficialmente. Sin eso, no existes legalmente en Corea —dijo con tono dramático.
—¡Me siento como si fuera a sacar mi pasaporte a otro planeta! —bromeó Sofía.
Después del desayuno, salieron del apartamento y tomaron el metro hacia el centro. Sofía se quedó admirando el orden, la limpieza, las voces suaves, y los anuncios que no lograba leer, aunque algunos caracteres ya le resultaban familiares: “출구” (salida), “화장실” (baño), y su favorito: “커피” (café).
—Estoy aprendiendo, ¿ves? —dijo Sofía, señalando un cartel.
—Muy bien, señorita estudiante de coreano —respondió Ji-Young orgullosa—. ¡Así se habla!
Durante el trayecto, Ji-Young le explicó detalles culturales.
—Aquí es muy importante hacer una ligera reverencia cuando saludas. Nada exagerado, solo inclinas un poco la cabeza. Y siempre usa las dos manos si entregas o recibes algo importante.
—¿Como el pasaporte?
—¡Exacto!
Al llegar a la oficina de extranjería, el ambiente era serio y organizado. Gente de distintos países esperaba en fila. Sofía tragó saliva.
—Ji-Young… estoy nerviosa.
—Hey, tranquila. Estoy aquí. No vas a hacer esto sola.
Con la ayuda de Ji-Young, Sofía completó los formularios, presentó sus documentos y pasó por una breve entrevista. Cuando todo estuvo sellado, Ji-Young alzó los brazos en señal de victoria.
—¡Listo! Ahora eres oficialmente una residente en Corea del Sur. ¡Felicidades!
Sofía soltó una risa nerviosa y abrazó a su amiga.
—Gracias, Ji-Young. De verdad… no podría haberlo hecho sin ti.
—Ay, no exageres. Para eso estamos las amigas. Aunque podrías invitarme un café por mi esfuerzo, ¿eh?
—¡Hecho!
Salieron y caminaron a una cafetería cercana. Era pequeña, con decoración minimalista y una playlist de jazz instrumental. Sofía pidió un café con leche. Ji-Young pidió un latte de vainilla.
—Entonces… ¿celebramos? —preguntó Ji-Young, alzando su vaso.
—¡Claro! Por el primer paso de muchos.
Mientras bebían, Ji-Young comenzó a hablar de su trabajo.
—Estoy en medio de un proyecto publicitario para una marca de cosméticos coreanos. Es un reto porque el cliente quiere algo moderno, pero también tradicional.
—Suena muy interesante —dijo Sofía, con ojos brillantes.
—Y más te vale que te emociones —añadió Ji-Young con una sonrisa astuta—. Porque mañana ya empiezas. Tu ingreso fue aprobado, y oficialmente estás contratada desde hoy.
Sofía parpadeó, sorprendida.
—¿Es en serio?
—¿Qué creías? ¿Que solo te traje a Corea para que me acompañaras a cafés? Te recomendé en la empresa y desde antes de tu llegada estaban esperando tus papeles para darte el puesto. Estoy a cargo de orientarte en tu primer mes. Literalmente soy tu mentora.
Sofía se llevó una mano al pecho.
—No lo puedo creer… Ji-Young, gracias. ¡Gracias en serio!
—Tranquila. Lo mereces. Pero prepárate, no voy a tratarte como a una invitada. Eres parte del equipo ahora.
—¡Acepto el reto!
Regresaron a casa al final de la tarde. El día había sido largo, pero Sofía se sentía ligera, como si por fin estuviera caminando en la dirección correcta.
Al día siguiente, se levantó antes que el despertador. Se vistió con unos pantalones negros de tela suave, una blusa blanca y una chaqueta beige. Maquillaje ligero, cabello suelto. Nada llamativo, pero quería causar buena impresión.
—¿Estás lista? —preguntó Ji-Young mientras se ataba el cabello en una coleta.
—Lista y emocionada.
—Entonces vamos.
Caminaron juntas hacia la estación de metro. Mientras esperaban el tren, Sofía exhaló profundamente.
—Esto se siente como el primer día de clases… pero en otro idioma, en otro país, y con cero idea de lo que me espera.
—Tranquila. Estás en buenas manos. Y además —añadió Ji-Young guiñándole un ojo—, estás a punto de conocer a uno que otro personaje sacado de un dorama.
—Oh, no empieces… —dijo Sofía, riendo.
Y así, entre bromas, nervios y la promesa de algo nuevo, Sofía dio sus primeros pasos en el mundo del diseño gráfico en Seúl.
Continuará...
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 50 Episodes
Comments
Heri Purnomo
No puedo con solo esto 😍
2024-10-31
1