Bajé las escaleras y él me agarró la mano para presentarme.
—Chicas, ella es Sophie, mi esposa.
—Hola, Sophie— las cuatros chicas me saludaron.
—Las presentaría adecuadamente, pero no suelo preguntar los nombres de las chicas con las que me acuesto— solté Damián con arrogancia.
—Es la mejor manera, así se evita mencionarlo en el momento menos oportuno. Nosotros los hombres nos entendemos— un chico alto, de ojos azules y tez blanca se acercó—. Mi nombre es Heydri, siempre a tus órdenes— me extendió la mano y planeaba saludarlo, cuando Damián se la dio por mi.
—Un placer, idiota— Heydri sonrió, y me miró.
—Siempre has sido celoso con lo tuyo, pero no debes sentirte así por mi. Eres como mi hermano y a la mujer de un hermano se respeta, más no se mira o se desea. Dejemos este ambiente tan aburrido y vamos a divertirnos. Las chicas nos están esperando, ¿Cierto, muchachas?— Heydri se fue con ellas, y Damián me miró de reojo.
—Vamos a la playa.
—¿A esta hora? El agua debe estar muy fría.
—¿Dijiste algo?— cuestionó serio.
—Vayamos a la playa— bajé la cabeza.
Todos salimos y mientras ellos entraban, caminé despacio jugando con la arena. ¿Esta era la felicidad que me esperaba luego de casarme? Si es así, no hubiera querido desear tanto experimentarla.
—Entra— me ordenó Damián extendiéndome su mano.
Entré al agua y estaba helada. No encontraba cómo sumergirme de golpe para que fuera más ligero el proceso de entrar completamente. El haber estado pensando mucho, sentí que me empujaron bruscamente al agua. No sabía cuán hondo estaba, pero el haber sido tan de repente, mi reacción fue tardía. Abrí los ojos, pero obviamente no pude ver nada. Al estar moviendo mis manos con desespero sentí que toqué algo y me aferré a lo que fue para poder salir a la superficie y respirar. No paraba de toser, había tragado mucha agua.
—¿Estás bien?— Heydri estaba delante de mí, y fue el único que se inmutó a ayudarme. Me aferré a él para mantenerme flotando—. Tu mano está tocando algo que no debe. Si ibas a agarrarlo, al menos deberías ser más gentil— murmuró, y me solté de él.
—Lo siento— mi respiración estaba agitada, aún estaba tratando de componerme.
—¿Quién diría que mi esposa no sabría nadar? — preguntó Damián en un tono despreocupado.
—Lo siento, solo fue una broma — la rubia rio, y las demás rieron con ella. ¿Así que fue ella? No le he hecho nada. ¿Por qué lo hizo?
Dos chicas estaban al lado de Damián, uno de ellas era la rubia. Él estaba hablando con ellas y ambas se encontraban aferradas a sus hombros. Algo me tocó por debajo del agua y pude darme cuenta de que era la mano de Heydri.
—¿Te sientes entretenida al ver a tu esposo con otras? — murmuró Heydri—. ¿No harás nada al respecto, o es que acaso no te interesa mi hermano? — su mano fue descendiendo por mi abdomen y quise alejarme, pero se aferró al borde del pantalón—. Si te mueves mucho, pensarán que estamos haciendo cosas raras debajo del agua, y sabes lo que eso significa, ¿Verdad?— sonrió, y su mano continuó su recorrido.
Nunca había estado en una situación así. No sabía si debía decir algo al respecto. Al final, si me quejo, lo más probable para salvar su pellejo diga una mentira y Damián le crea más a él por obvias razones. Cuando me disponía a decirle algo a Damián, su otra mano se colocó entre mis piernas. Pude percibir el roce de su mano en esa área y un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo. Luché para quitársela y avancé a nadar hacia la orilla.
—No me siento bien. Iré a darme un baño— no miré atrás, solo corrí hacia la habitación.
¿Acaso se dio cuenta? ¿Y si dice algo? No debí irme de ahí. Tenía que averiguarlo. ¿Qué hice? Debí evitar que me tocara y decirle a Damián. Ese depravado y descarado me tocó. Aunque ¿Qué podría hacer Damián por mi? No es como que le importe en realidad lo que suceda conmigo. Me tiré en el suelo y me coloqué en posición fetal. Ha sido un día horrible, quiero que ya termine. Cerré los ojos esperando que fuera una pesadilla y que cuando despertara, estuviera en mi casa y que todo esto realmente no hubiera ocurrido.
Desperté ante un sonido constante y quejidos. Aunque no sabía con exactitud cuánto tiempo había transcurrido, me sentía un poco confundido. Al levantarme y mirar hacia donde estaba escuchando tanto alboroto, vi a Damián sentado en el borde de la cama y ambas mujeres estaban entre sus piernas. Retrocedí y eso hizo que Damián se diera cuenta de que estaba despierto.
—¿Qué esperas para acercarte, querida esposa?— me acerqué a la puerta para tratar de salir de ahí, no quería seguir viendo eso—. ¿Vas a alguna parte? ¿Es que acaso no he sido lo suficientemente claro contigo? La paciencia me las estás agotando— escuchar su amenaza me hizo detenerme y cerrar la puerta.
—¿Cuánto más va a humillarme? ¿No le ha sido suficiente?
—¿Humillarte? — se levantó, y empujó a una de las chicas hacia atrás—. Tú no conoces lo que es una humillación. De hecho, aunque no lo veas, te estoy ayudando. Si tú fueras una verdadera esposa, serías tú quien estaría en el lugar de ellas, pero prefieres fingir ser una chica inocente, pura e inexperta. Asegúrate de aprender y grabar en tu cabeza cada expresión que ellas hagan mientras las tomo, porque en su momento, serás tú quien las haga. Tómalo como el segundo y mejor regalo de bodas— tiró a la otra chica a la cama y ella se colocó en cuatro patas frente a él—. Quiero que te metas a la cama y las observes— la penetró delante de mí, y bajé la cabeza—. ¿No vas a mirar? — su tono amenazante me hizo levantar la mirada—. Comencemos con las tutorías. En el día de mañana me lo vas a agradecer— rio descaradamente.
Me sentía asqueado, humillado y sucio. La cama que debía ser compartida con mi "amado" esposo, estaba siendo utilizada por otras mujeres. El esposo del que pensé que iba a recibir respeto, amor, fidelidad, así como lo juramos frente al padre en el altar, no existe y jamás existió. Quería que todo se acabara. No quería seguir mirando. Mi cuerpo por razones desconocidas, se estaba sintiendo extraño. Jamás había visto semejante cosa.
Pasó un largo tiempo y aún ellos continuaban. Me obligó a observar todo lo que hacían. Él no dejaba de mirarme en todo momento. Me atrevería a decir que era para asegurarse de que no desviara la mirada en ningún instante. Cada vez sonreía, como si estuviera disfrutando de hacerme esto.
En el momento que se detuvieron, él se levantó de la cama y buscó un cigarrillo en la gaveta.
—¿Qué tal estuvo la clase? ¿Te ha gustado?
—¿Ha sido todo? ¿Puedo irme a dormir? — bajé la cabeza.
—Vete a otra habitación. Por hoy te daré una oportunidad, pero mañana serás tú quien ocupe este lugar— sonrió, y rechiné los dientes antes de salir de la habitación.
¡Lo odio! Es el hombre más desquiciado y despreciable que pueda existir. ¡Es un maldito monstruo!
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Updated 152 Episodes
Comments
rubi salgado
es un loco
2024-11-22
0
Julissa Jimenez
porque no le dice la verdad. es mejor la muerte 💀 a que lo traten así. que horrible individuo
2022-09-26
4
Yuney Acosta
Que malicia la de esos padres , no saben el dolor y el horror que le han hecho vivir a su hijo el pobre 😥
2022-08-22
1