5

Me di un baño antes de acostarme en la cama. Me sentía muy cansado, luego de haber estado tanto tiempo observando esa atrocidad y casi sin pestañear. Durante la madrugada, sentí un movimiento en la cama y cuando abrí los ojos, una mano me tapó la boca.

—Calladita— vi a Heydri sobre mí, y traté de forcejear con él—. Tranquila, no voy a hacerte nada malo. Voy a soltarte, pero no puedes hacer ruido, ¿De acuerdo? — asentí con mi cabeza, y me quitó la mano.

—¿Qué hace aquí? ¿Damián lo envió?— pregunté en un tono bajo.

—¿Te parezco ser una persona que sigue órdenes de alguien más?— rio.

—Entonces ¿Por qué está aquí? Si Damián lo ve, pensará cosas extrañas.

—Despreocúpate. Él siguió divirtiéndose con las chicas en la otra habitación, ya a esta hora debe estar rendido. Tengo otros motivos para esta visita.

—¿Se podría salir de encima de mi, por favor?

—¿Por qué? ¿No es esta una forma adecuada para conversar plácidamente cuñado con cuñada?

—No, no lo es.

—A mi me gusta. Oye— me encaró repentinamente, y desvié la mirada—, ¿Realmente eres virgen?

—¿Qué tipo de pregunta es esa?— me ruborizó su comentario, y sonrió al notarlo.

—Alguien como tú, con esos nervios y timidez, es imposible que haya tenido alguna experiencia como las que dicen que tuviste. No es difícil darse cuenta.

—¿De qué experiencia habla?

—De haberte casado y haberle sido infiel a tu primer esposo. Tu no eres la hija mayor, ¿Cierto?

—No, yo soy la menor. Tengo dos hermanas mayores, pero ambas están casadas.

—Eso explica muchas cosas. Tengo otra duda, aunque no sé si quieres hablar de eso, pero estoy intrigado.

—¿Qué duda, señor?

—Aún no paso los 30, así que no me llames señor.

—Lo siento.

—¿Usas relleno?

—¿Qué?— pregunté confundido.

—Entre las piernas— levantó la sábana, y le sujeté la mano.

—¿Qué hace? — se la arrebaté de las manos, y sonrió.

—Quiero salir de una duda, ¿Y qué mejor que tocando?

—¡No me toque, depravado!

—Me gusta tocar todo lo que me gusta. ¿Qué hay de malo con eso?— agarró mi pene por encima de la sábana, y le sujeté la muñeca tratando de empujar su brazo. Entonces ¿si se dio cuenta? —. Oh, ¿Qué tenemos aquí? — lo frotó y todo mi cuerpo se estremeció. Solté un quejido que jamás pensé que de mí saldría—. Que linda voz tienes, cuñadita. ¿Hay una explicación para esto? — lo frotó más rápido, y tuve que taparme la boca con ambas manos. Me ha descubierto. Estoy perdido—. ¿Se siente bien? He confirmado varias cosas, y definitivamente tú no eres esa persona que dicen que eres. Eso es algo positivo, aunque tú situación actual es algo compleja— quitó su mano, y se puso de rodillas en la cama.

Estaba luchando para componerme luego de esa sensación inexplicable que estaba experimentando por primera vez en mi cuerpo. Me senté en la cama y junté mis manos.

—Por lo que más quiera, no le diga nada a Damián, por favor.

Se quedó en silencio unos instantes y suspiró.

—En realidad no quisiera estar presente cuando eso suceda. Conociendo a Damián como lo conozco, se va a volver loco.

—¿Y puede estar más loco de lo que es?— Heydri rio.

—¿Tienes una idea de quién es el hombre con el que te casaste?

—No.

—Eres muy honesta. Estás en un aprieto muy grande. Mira que mentirle a alguien como mi hermano, tú y tu familia deben estar buscando la muerte.

—Yo no sabía nada. Le juro que ni siquiera conocía a su hermano, ni su nombre había escuchado.

—Te creo, pero él no lo creerá tan fácilmente.

—¿Puedes ayudarme? Ayúdame a salir de aquí, por favor.

—¿No tienes miedo de pedir eso y que corra a decirle todo a mi hermano? No deberías pedir ese tipo de cosas, y menos a alguien como yo, chiquita.

—Yo solo quiero irme lejos de aquí.

—Ahora que mi hermano tiene a la hija de su más odiado enemigo en las manos, no te dejará ir fácilmente. De hecho, creo que te hará la vida imposible, si es que ya no lo ha hecho.

—¿Qué tipo de problemas tiene con mi familia?

—Tenía unos cuantos, pero ahora se acaban de añadir más. A la que se entere que su esposa tiene— hizo una pausa—, ¿Cómo podría llamarle sin sonar grosero o extraño?

—Soy un hombre, ¿Eso por qué debe ser un problema para él? Puede simplemente divorciarse de mi y dejarme ir. Yo no tengo la culpa de lo que hicieron mis padres. Su hermano debe comprenderlo.

—Mi hermano es de creer en lo que su mente calculadora diga, o en lo que mejor le convenga. Aún si le dices, los problemas con tu familia no se van a arreglar. Mi humilde consejo es que no le digas nada, o estarás firmando tu sentencia de muerte.

—¿Cómo podré ocultar esto por más tiempo?

—Como hasta ahora lo has hecho. Me sorprende que no se haya dado cuenta tan pronto.

—Ese hombre se la pasa encima de mi. Incluso dijo que mañana quiere que consumamos el matrimonio. ¿Cómo podré escapar de eso?

—Dile que estás en los días del mes— rio—. Lo siento, es lo que mayormente se les ocurre a las chicas; aunque en lo personal no me molesta.

—Es usted un descarado.

—Eso dicen— me encaró repentinamente, y desvié la mirada al no poder hacer contacto visual fijo con él—. ¿Te gustan los hombres o las mujeres?

—¿Qué tipo de pregunta es esa?

—Se podría decir que es por un motivo personal.

—Nunca he estado con ninguno de los dos.

—Oh, ¿Nunca has sentido atracción por alguien? ¿Quizá por algún chico o chica de tu escuela?

—Un tutor era quien iba a mi casa. Nunca he estado en contacto con nadie que no hayan sido empleados de la casa o familiares.

—¿Estás haciendo esto intencional?

—¿Por qué lo dice?

—Porque estoy teniendo más interés en ti de lo que creí— rio—. Nunca he estado con un chico, pero tu cuerpo es muy seductor.

—Deje de decir esas cosas. ¿No sé avergüenza? No soy una mujer, soy un hombre como tú.

—No pareces en nada a un chico. ¿Cómo podría verte como tal? Mi cuerpo está reaccionando de la misma manera a cuando tengo a una chica de cerca— acarició mi mejilla, y permanecí en silencio—. Tus labios son muy sensuales y tienes una piel muy suave. Me está tentando probarlos.

—Está muy cerca— llevé mi mano a su pecho para alejarlo, pero se acercó más.

—Quiero estar más cerca. Te diría que dentro, pero sonaría muy indecente y lo más probable te avergüence más de lo que estás— rio, y mi rostro se calentó.

—¡Degenerado!

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