Al estar unos minutos en las instalaciones buscando algún cubículo o cuarto para poder ser más tranquilo, encontré lo que deseaba. Un letrero en el que ponía, vestuarios, he indicaba una flecha hacia la izquierda. Cuando vi es el letrero, fui corriendo hacia esa dirección y cerré de un puerto aquella puerta. Por suerte, no había nadie en aquella habitación, así que me dediqué a sentarme en el suelo lentamente, mientras mi espalda resbalaba por aquella puerta de color blanco, y empezó a asistir una y otra vez. Mis suspiros pensaban cada vez más, el nudo que tuve la garganta de pequeño, volvió a crecer sin ton ni son. Mis piernas empezaban a temblar, mis manos temblaban sin parar, la respiración se me complicaba. En esos momentos me permitir llorar, no estaba preparado para este tipo de eventos, siempre he sido muy tímido y ansioso. De pequeño tenía pánico a todo, pero cuando murieron mis padres en aquel accidente de coche, ese miedo se convirtió en ansiedad constante. Mis tutores de la masía me ayudaron en todo lo posible, además de los entrenadores y profesores. Algún amigo también tenía, uno de ellos era Ansu Fati. Me vio pasándolo muy jodido cuando llegué, y no diávanas de hacer nada. Había lograron mi sueño de entrar en La Masía pero,¿cómo lograría que ese nervioso de mí si ya no están conmigo? Me repetía esa pregunta día y noche. Y era esa típica pregunta que enseña respuestas en la vida. En estos momentos solo hiperventilaba, no sentía mi cuerpo, mis lágrimas recorrían una y otra vez por mi cara. Yo me las intentaba limpiar con mis manos temblorosas, en algunos momentos intentaba levantarme y me ponía con la esquina sujetas en el lavamanos y solo me podía mantener de pie con esa poca fuerza que tenía en esos momentos. Después de intentar animarme en frente de un espejo, golpeaba la mamá nos contaban mis fuerzas y grité todo lo que me permite llevar adelante en sus estados. Después me desestabilizaba y caía al suelo una y otra vez. Hasta que por mala suerte, en una de esas se golpeó el lavamanos, sentía que había roto los dedos de mi mano izquierda, estaban sangrando, sin parar. Tenía da miedo y mucho. Tenía miedo de que alguien le criticase por mi ansiedad.
Comments