A ver, es duro de explicar. Intentaré no ponerme triste.
Pedri.
Perdona si no me he presentado, soy Pedro, pero me conocen como Pedri.
Gavi.
Por donde empiezo. En primer lugar, estaba yo en Sevilla practicando fútbol para entrar a la Masía. Me dijeron que era muy bueno y demás, me consideraron un niño independiente. Por eso mis padres confiaron en el mí y decidieron dejarme ese fin de semana solo en casa, mientras mis padres estaban de vacaciones. Yo iba a entrenar y todo eso. Hasta que un número extraño llamó a mi casa por el fijo de la casa. Yo lo cogí, era un niño y mi madre me dijo que cualquier número lo cogiera por si acaso.
Hice una pausa al ver que mi voz empezaba a temblar.
Pedri.
Pablo, estoy aquí contigo. Me puedes contar lo que sea.
Gavi.
Pues yo al coger el teléfono les pregunté quién eran, obviamente. Me contestaron que si era familia de los Páez Gavira. Yo dije que sí. Me arrepiento mil y unas veces de coger aquella llamada.
Pedri.
¿Que pasó?
Gavi.
Me decían que edad tenía, qué relación tenía con ellos, etc. Yo estaba flipando, hasta que me dijeron: pequeño, tus padres han fallecido, lo siento muchísimo.
Paré de hablar porque empecé a llorar de nuevo. Aunque no recuerdo haber dejado de hacerlo.
Estaba pensando muchísimas cosas en este momento, ya casi no me entraban aire en mis pulmones. Era una situación agobiadora, estresante y asfixiante. Me sentía culpable por no pasar tiempo con mis padres. El nudo de mi garganta seguía creciendo. Solo quería que ellos estuvieran allí ahora mismo. He pasado por muchas cosas con tan solo 16 años.
Pedri.
Gavi, estoy aquí, estoy contigo. Respira hondo, así mira.
Pedri interpretó la acción que pretendía que hiciera. Yo la traté de imitar pero me ahogaba todavía más de lo que estaba.
Gavi.
No pu-puedo Pe-Pedri, no se q-que hacer.
Me pare para intentar coger aire.
Gavi.
No me lle-llega el a-aire, Pe-Pedri a-ayuda porfavor.
No podía ni hablar, escuchaba voces en mi cabeza de lo que me decían cuando llegué a La Masía. Porque si, me acosaron durante bastante tiempo por no tener a mis padres. Yo sinceramente, estaba a punto de colapsar. Estaba confiando en alguien que no sé ni quién era, le estaba contando mi vida literalmente. Me tenía que presentar todavía al equipo. Tenía que hacer muchas cosas pero en estos momentos sólo pensaba que me desplomaría aquí mismo y no sé qué pasará conmigo pero solo pensaba que podía pasar eso. No podía calmarme con nada.
Pedri.
A ver Gavi, estoy aquí.
Apoyo su mano en mi pecho, eso consiguió relajando un poco.
Pedri.
Estoy aquí para todo lo que necesites, siempre podrás contar conmigo para lo que sea.
Me dijo mientras me abrazaba, yo podía respirar con normalidad pero mis pensamientos seguían igual.
Gavi.
Después de eso, entre en La Masía porque no tenía tutores legales. No tenía abuelos, amistades no los conocí a mis padres ya no estaban. Mi entrenador de fútbol se comunicó a la Masía y me trajeron aquí.
Hice es la única almuerzo una pequeña pausa para asimilar todo. Mi cabeza empezaba a dar vueltas y empezaba a escuchar un pitido.
Pedri.
Lo siento mucho pequeño,¿te puedo llamar así?
Gavi.
Si claro. Pero después de eso, los niños de mi pueblo, se enteraron de lo de mis padres. Se rieron de mí hasta que me fui de Sevilla. Cuando vine, me presentaron y explicaron porque estaba allí. No quise que lo contasen porque tenía un trauma. No quería que se riesen de mí, pero lo hicieron. Me acosaron durante mucho tiempo. Me encerraban en los baños, en el cuarto de materiales. O también me pegaban, me insultaban, me obligaban a hacerles las tareas, etc. Nunca lo comuniqué porque sería peor para mí. Un día recuerdo que tuvieron narices de partirme un brazo de abrirme la casa en varias ocasiones. Solo tenía a Ansu Fati. Era el único que me ayudaba con todo. El único niño que no se rio de mí cuando llegué a La Masía. Pero aun así me esforcé para llegar hasta aquí, aunque también el pánico que tenía de pequeño, fue creciendo y se convirtió en ansiedad constante.
Me pare porque me estaba empezando a marear y a ver borroso.
Pedri.
Pablo, yo si tuviera conocido antes, hubiera estado contigo para todo. Se que por lo de tus padres estás mal. No mereces lo que te hicieron pequeño.
Hizo una pequeña pausa para abrazarme.
Pedri.
Normal que Ansu nos dijera que te cuidásemos bien. Siempre me habla de ti los entrenamientos nos dice que eres una persona de confianza y muy buena persona. Pablo, puedes decirme lo que sea cuando lo necesites, intentaré ayudarte en todo. Al igual que todo el equipo.
Pedri me estaba mirando con cara de circunstancia pero a la vez extrañado.
Pedri.
Pablo,¿te encuentras bien? Te veo muy pálido.
Después de que dijese eso, me tocó la frente.
Pedri.
Gavi, estas helado,¿seguro que te encuentras bien?
Yo estaba empezando a excusar todo con efecto eco a mi alrededor. Lo único que escuchaba era ese pitido repetitivo en mi oído.
Gavi.
Gavi,¿me escuchas?
Era lo que me decía Pedri mientras yo estaba hundido en mis pensamientos.
Pedri.
Pequeño,¿pasa algo más?
Me dijo mientras el pitido desaparecía al igual que mi vista borrosa, sólo tenía el mareo y el miedo encima de mí. Era lo que me apoderaba en esos momentos.
Gavi.
¿Eh? Nono pasa nada más, tranquilo, solo soy un poco mareado y no te escuchaba bien. Perdona.
Le dije mientras me levantaba.
Pedri.
Si se mareas o algo me avisas. Y levántate poco a poco.
Me dijo y procedí a hacerle caso. Y funcionó.
Gavi.
De verdad muchísimas gracias por ayudarme Pedrito.
Le dijo mientras le abrazaba.
Gavi.
Era todo lo que necesitaba. Un poco de apoyo y ayuda. Gracias de verdad.
Pedri.
No hay de qué pequeño. Solo quiero que estés bien. Y te voy a tratar como si fueras de la familia,¿te importa?
Me dijo mientras me tomaba del hombro. Sus palabras fueron inesperadas la verdad.
Comments