Prometo Estar Contigo.

Prometo Estar Contigo.

01.

Nos íbamos de viaje por un partido. Él no dejaba de quejarse, que no quería dormir con nadie, que quería dormir solo, pero el mister ya había dejado claro que era obligatorio dormir por parejas.
Llegamos al hotel bastante cansados, o al menos eso pensaba porque cinco minutos después estaban todos hablando y casi gritando tonterías, pero todos callaron cuando el míster empiezo a repartir llaves.
Me entrego la mía:216. Compañero... No podía estar pasando.
Gavi.
Gavi.
De verdad mister, que necesito dormir solo.
Rogaba mientras me miraba de reojo.
Mister:Ya hemos dicho que nada de habitaciones individuales. Eres importante en este equipo pero eso no te da derechos especiales.
Gavi.
Gavi.
Pero en el anterior equipo...
Pedri.
Pedri.
Mister: En el anterior equipo te tenían un poco mal acostumbrado.
Suspiro y me miró. Cuando llegamos al la habitación corrió a la cama más cercana al balcón y se tumbo. Suspiré, tanto quejarse para terminar en una habitación doble,¿que problema tenía?
Empecé a desempacar y ordenar mis cosas cuando escuché que se levantaba de la cama y salía al balcón. Lo miré con curiosidad y vi que estaba hablando por teléfono. Gesticulaba demasiado, parecía estar discutiendo. No debería escuchar, pero tenía curiosidad... No, no, no, había cerrado la puerta para tener mayor privacidad. Justo cuando me autoconvencí y me giré a colgar una última camiseta en el armario, escuché como la puerta corredera se abría y cerraba.
Pedri.
Pedri.
¿Todo bien?
Gavi.
Gavi.
Todo perfecto.
Contestó borde.
Pareció quedarse pensando un rato parado en medio de la habitación. Yo, en cambio, me tumbé y me puse a mirar el móvil.
Gavi.
Gavi.
Voy a recepción.
Susurró mientras miraba la pantalla.
Pedri.
Pedri.
En veinte minutos tenemos que estar en el comedor cenando.
No se si me escuchó siquiera, pero no podría decir que no le he avisado. El tiempo se me pasó volando y tuve que bajar corriendo. Gavi no había vuelto a la habitación, pero supuse que había ido directamente.
Mister:¿Y tu compañero?
Negué con la cabeza indicando que no sabía dónde estaba y su mirada cambió, parecía un poco preocupado.
Mister:¿Te dijo siquiera a donde iba?
Dijo tratando de no sonar nervioso, sin éxito.
Pedri.
Pedri.
Dijo que bajaba un momento a recepción.
Contesté, pero al ver que se dirigía al sitio mencionado no pude evitar preguntar.
Pedri.
Pedri.
¿Que ocurre, mister?
No me hizo mucho caso así que lo seguí. Tampoco pareció importarle. Llegamos a la recepción y preguntó por él. Dijeron se hacía ya un rato que había salido y que un hombre que ha trajeado lo había recogido. El entrenador agradeció y se giró, ya pero su sonrisa desapareció enseguida. Seguí su mirada en la puerta estaba él. Con una chaqueta gruesa que le iba realmente grande. Llevaba gorra y gafas, como para que no le reconocieran. Él no había salido de la habitación con esas pintas.
Mister: Mierda.
Oí que susurró el mister. Se acercó a él y yo lo seguí. No logré escuchar gran cosa.
Gavi.
Gavi.
Dijo que solo quería hablar... yo no, yo no quería, no sabía...
Empezó a llorar desconsolado.
No entendían nada, pero verle tan pronto me hacía sentir demasiado mal.
Mister: Chaval, ves a cenar, que se te pasa la hora. Dile a los demás que no se olviden de la reunión.
Asentí, no pude evitar echar una última mirada hacia el ascensor por donde aparecieron.
Me costó dejar de pensar en lo ocurrido, pero Ferrán logró distraerme un rato.
Ferran.
Ferran.
Vaya caras me llevas, a alguien le hace falta follar.
Me dijo dándome un codazo.
Me atragante con el agua.
Pedri.
Pedri.
Anda calla un poco.
Toda la mesa río. Continuamos hablando y le devolvió la broma a Ferran.
Pedri.
Pedri.
Bueno, es lo que tiene tener pareja, se folla menos, mejor ir por libre,¿sabes?
Le dije, en mi cabeza sonaba un poco mejor, pero igualmente todos se rieron.
Al cabo de un rato entró el míster. La imagen de antes volvió a mi cabeza. Él no había cenado.
Después de una reunión de cuarenta y cinco minutos nos fuimos a nuestras habitaciones.
Mister: Pedri. Quédate un momento.
Me temia lo peor.
Ferran.
Ferran.
Seguro que quiere que fo...
Le tape la boca con las manos interrumpiéndolo.
Ferran.
Ferran.
Un poco más.
Cuando toda la estancia se quedó vacía se me acercó.
Mister: Lo de antes...
Parecía buscar alguna manera de explicarse.
Mister: Sólo te pido que si tienes preguntas me las hagas a mí, no la presiones.
Asentí, eso solo le da más ganas de preguntar, pero supuso que no era el mejor momento.
Cuando llegué a la habitación y escuchó el señor del agua cayendo. Me cambié y me tumbé. Estaba mirando el móvil mirando cualquier cosa, cuando la puerta del baño se abrió. Inevitablemente lo miré. Ya iba con un pijama muy gracioso puesto.
Gavi.
Gavi.
¿De que te ríes?
Me preguntó curioso. Simplemente lo miré de arriba a abajo y su mejilla se volvieron rojas.
Gavi.
Gavi.
Es que me -me gusta mucho, pero en teoría mi madre no la había metido en la maleta.
Se cubrió aún más rojo.
Gavi.
Gavi.
¡No quiero decir que mi madre me haga la maleta!
En ese momento ya no puede más y me eché a reír como nunca.
Gavi.
Gavi.
¡No te rías, imbécil!
Eso sólo me hizo más gracia. Delante demir tenía a un chaval que, a ojos de todos, era un increíble jugador que se encaraba con cualquiera y, sin embargo, lo tenía insultándome con un viejo de dinosaurios. La imagen de él llorando entre los brazos de Xavi cruzó mi mente. Las ganas de preguntar crecían por segundos. Se formó un ambiente tenso que se rompió con el sonido de unos golpes en la puerta. Ambos miramos a la puerta. Me volví hacia Gavi.
Gavi.
Gavi.
Yo...
Susurró avergonzado.
No entendí nada hasta que abrió la puerta y apareció una mujer del staff del hotel.
Mujer: ¿Pedro González?
Me preguntó. Asentí con la cabeza.
Mujer: Recoja sus cosas, lo vamos a cambiar de habitación.
Me gire hacia Gavi. Lo miré a los ojos y vi como intentaba disculparse.
Pedri.
Pedri.
De acuerdo, enseguida voy.
Pedri.
Pedri.
Contesté sin mirar a la mujer.
Pedri.
Pedri.
Cerré la puerta y empecé a meter bruscamente todas mis cosas en mi maleta, bajo la atenta mirada de mi compañero de equipo.
Gavi.
Gavi.
Oye, lo siento, te juro que le había pedido que yo sería el que se cambiara de habitación.
Dejé de hacer lo que estaba haciendo y lo miré fijamente. Debía verme muy enfadado porque retrocedió un paso.
Pedri.
Pedri.
Mira, no quiero tus disculpas. No que entiendo, de verdad...
Parecía que iba a decir algo más pero no lo dijo. Eso me molestó aún más.
Pedri.
Pedri.
Mucho hablas cuando juegas pero fuera del campo ni una sola palabra,¿no?
A medida que iba hablando me iba acelerando.
Pedri.
Pedri.
¿Necesitas meter goles para que me hables?
El recuerde de las veces de las que marque un tanto y él venía corriendo mis brazos y me besaba el cuello, se me hizo raro pensar en eso. Vi como empezaba a cerrar los puños. Yo mismo no me reconocía, pero realmente no molestaba tener que cambiarme de habitación, aún más en alguna explicación.
Pedri.
Pedri.
No quiero tus disculpas, qué explicaciones. ¿Necesitas que te lo diga más despacio? Ex-pli-ca...
Gavi.
Gavi.
¡No hace falta! No soy un niño pequeño.
Grito cerrando los ojos.
Pedri.
Pedri.
¿Seguro? No sé tú, pero a dos grados en la terraza gritándole a un móvil y,
Empecé a enumerar con los dedos.
Pedri.
Pedri.
Por si no fuera poco, ah desaparecido durante toda la tarde, y cuando te has dignado aparecer te has puesto a llorar en recepción,¿sigo?
Volví a mirarlo y vi que tenía los ojos llorosos. Mierda. Tampoco quería hacerlo llorar. Suspiré, realmente era un niño pequeño. Hace nada estaba jugando con el Barça Atléti.
Pedri.
Pedri.
Perdona, no quería hacerte sentir mal. Entiende y le fastidia tener que irme a estas horas.
Gavi.
Gavi.
Tienes razón, soy un crío y entiendo que te molesto, por eso, dejando hablar con la chica.
No me dejó responder que ya estaba en la puerta. No sé que le debió decir, pero la mujer se marchó.
Gavi.
Gavi.
¿Te ayudó a reordenar las cosas?
Pedri.
Pedri.
No hace falta.
Gavi.
Gavi.
¿Seguro?
Pedri.
Pedri.
Seguro.
Gavi.
Gavi.
Necesito hacer algo por ti, no tenías por qué comerte este mal rato.
En es momento una idea sur conviviente. Podría pedirle que me diera respuestas... No, qué va.
Pedri.
Pedri.
¿Cualquier cosa?
No sé que debió entender porque pareció estremecerse. Aún así asintió.
Pedri.
Pedri.
¿Me puedes contar que te ha pasado esta tarde?
Si cara cambió completamente. Casi parecía aliviado. Supuse que había pensado en alguna broma pesada o algún reto tonto.
Gavi.
Gavi.
Te vas a reír, pero es que mi novia y yo lo hemos dejado.
No me convencía. No tenía ningún tipo de sentido, nadie se pone así de mal por una ruptura,¿no? Además, cuando llegó llegó a ropa distinta, también susurraba incoherencias.
Pedri.
Pedri.
No mientras.
De luego su mirada se oscureció. Me acerqué a él, muy muy lentamente.
Por cada paso que daba yo hacia adelante él lo daba hacia atrás, hasta que la rincón de contra la pared. En su mirada pude ver algo parecido al miedo.
Gavi.
Gavi.
No te estoy mintiendo.
Sólo pude reír de manera burlona. Él se percató y sus mejillas volvieron a enrojecerse. Sus ojos brillaban por la poca luz que atravesaba la cortina. En ese momento, me detuve a admirar su belleza. Sus ojos mostraban tanta pureza y delataban sus sentimientos. Sus labios, ligeramente húmedos, debía de haberlos lamido hace poco. Una herida en el labio inferior. Probablemente de morderse cuando se pone nerviosos. Volví a mirarlo a los ojos en cuando me di cuenta de que lleva algo más de un minuto examinando su rostro.
Pedri.
Pedri.
¿Me lo vas a contar?
Gavi.
Gavi.
He ido a una reunión,¿de acuerdo? Porque mi agente y yo teníamos que hablar.
Concluyó rápidamente apartándome con un leve empujón.
Pedri.
Pedri.
¿Por eso has llorado?
Sus ojos solo pudieron enviarme odio, un odio extremadamente intenso. Decidió apartarme aún más fuerte y tumbarse en la cama. Otra vez la había cagado,¿desde cuándo se me daban tan malas palabras?
Gavi.
Gavi.
¡He llorado porque...
Empezó pero se detuvo.
Gavi.
Gavi.
Vete a la mierda.
Me sentía culpable. Probablemente esa era la razón de mi insomnio. Por otro lado el parecía haberse dormido completamente, o al menos eso parecía.
En algún momento de la noche Pablo se fue de la habitación, porque volví despertarme en la madrugada y él no estaba, aunque sus cosas sí. Iba a levantarme, pero el cansancio no me dejó y terminé por dormirme de nuevo.
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