Poner orden

De manera inmediata, las abejas sin que las invoquen hacen acto de presencia, y forman una barrera protectora alrededor de Anastasia, para así impedir que el doctor le haga daño.

Está por su parte, le da orden a las abejas de irse en contra del doctor, y ellas de manera rápida, se van en su contra y lo pican todas al mismo tiempo, por lo que aquel hombre se llevó tremenda picada.

Cuando se cansaron de hacerlo, ellas los elevan y lo mantienen en el aire, Rosina solo ve todo asustada, pues teme que le pase lo mismo que a su amante.

—Doctor, por lo que veo, usted es cómplice de esta mujer despreciable, y como es su aliado, recibirá un castigo— dice ella y hace que su magia de luz se forme en sus manos y luego le da al doctor unos cuantos golpes hasta que este se desmaya.

El hombre estaba todo magullado, y para colmo, estaba hinchado hasta más no poder, parecía una piñata.

Anastasia al ver eso, mandó a las abejas que lleven al doctor fuera del ducado y está de manera asombrosa, hacen un remolino y se pierden rápidamente sin dejar rastro.

La joven estaba asombrada y también agradecida, pues ahora que ve otra función para sus pequeñas amigas, la va a aprovechar al máximo.

En cuanto a Rosina esta mujer estaba en pánico, pues de un día para otro, ella pasó de ser cazadora a presa, y no solo esta niña se está vengando, sino que descubrió que tiene de amante al doctor.

Ella en su mente estaba vacilando que hacer, pero las palabras de Anastasia le sacaron de sus pensamientos.

— En cuanto a ti, tengo planes especiales para ti y tu hijita, pero por ahora, dime dónde está el sello de la duquesa, haré cambios en esta mansión, pues estamos sin empleados— dice ella con malicia, ya que se le acaba de ocurrir algo — Tú y tu hija serán la encargada de limpiar lo que se le diga, y cuidado con hacer algo malo, ya se que fuiste capaz de usar una bruja para hacerme ver como un oso afelpado, pero si intentas algo, mis pequeñas amigas, se harán cargo, así que dame el sello ahora mismo— dice ella y la mujer se puso pálida y rápidamente busca en su mesita de luz el sello de la duquesa y se lo entrega a Anastasia, quien salió de allí y dejo unas cuantas de sus abejas al cuidado de la mujer, quien estaba llorando por cómo se estaban dando los acontecimientos.

En cuanto Anastasia salió de esa habitación, se fue a la oficina del duque en dónde tenía intención de trabajar.

Pero nada más poner un pie en el lugar, recordó que tenía que ver si los guardias estaban a favor de su madrastra, pues no se podía dar a la tarea de tener más traidores a su alrededor.

Por esa razón, ella se va con dirección al lugar en donde están los guardias y allí solo ve como unos trescientos, quienes estaban jugando a las cartas y tomando. Tal parece que estos guardias son aliados de esa mujer, o de otra manera, no se explica su mal comportamiento.

Por ese motivo, ella nada más llegar a ellos, habla fuerte.

—¿Que diantres está pasando aquí, cómo es que usted los guardias de esta mansión están tomando, a esta hora, cuando deberían de estar cuidando la mansión?— pregunta ella furiosa.

Estos al verle no se levantan de sus asientos, y solo se quedaron mirando sin saber qué decir, y tampoco sabían quién era, ya que ellos eran nuevos allí en la mansión ducal, y no la conocían, eso se debe, a qué Rosina había despedido a los antiguos guardias de la mansión, y los había sustituido por nuevos, y estos hacían lo que le dé la gana cuando el duque estaba fuera.

Uno de los guardias de manera arrogante dice.

—¿Quién es usted para llegar a interrumpir nuestro juego? será mejor que se vaya de aquí, y nos deje en paz— dice el hombre, y Anastasia al escuchar semejante cosa, enojó aún más.

—Aquí se le paga no para ser vagos, deben de justificar sus salarios trabajando, pues nadie sabe en qué momento nos vengan a atacar, y por si no me conocen, yo soy la heredera de este ducado, soy la hija del duque Mariano Alborán— dice ella y todos ríen por eso.

—El duque solo tiene una hija fea, y todos sabemos que quien va a heredar sus bienes será la señorita Sabina y la duquesa— dice aquel hombre, quien es el segundo al mando.

Anastasia se ríe por lo dicho por ese hombre, pues le parece ridículo lo que acaba de decir.

—Claro, veamos qué dirá mi padre de todo esto, hoy mismo le mandó una carta, en dónde le cuento cómo se comportan los guardias de su ducado— amanezca ella y se da la espalda, y uno de ellos se levanta y quiso sostener a la joven y las abejas de la nada hacen acto de presencia y lo comienzan a picar sin piedad.

El hombre al ver eso, cae al suelo llorando de dolor lo que hace que Anastasia se dé la vuelta solo para ver la situación.

—Si no quieren terminar como su amigo, será mejor que se pongan a trabajar, de dónde llegaron estás hermosas abejas pueden salir miles como ellas y picarlos a todos hasta la muerte, hablo en serio, si no se ponen a trabajar, me van a conocer— dice ella y continúa su andar, dejando a los guardias asustados, pues las abejas dejaron a su amigo inconsciente y estaba irreconocible, su cara estaba llena de picaduras y la hinchazón era mucha.

Por lo que sin demoras, todos dejaron lo que estaban haciendo y se fueron a sus puestos de trabajo.

En cuanto a Anastasia, ella volvió a la mansión, y allí nuevamente se fue a la oficina de su padre, en dónde vio un montón de documentos por hacer.

Ella al revisar los documentos, ve que se trata del trabajo de la duquesa, lo que significa que aquella señora no solo era una desvergonzada, sino también una floja e inútil.

Ella, al ver ese montón de papeles, se hace una idea de cómo deben de estar los libros de cuenta, por lo que de seguro tendrá mucho trabajo que hacer.

Tras tirar un bufido de fastidio, ella busca en la oficina los libros de cuenta, los cuales estaban no muy lejos de ahí.

Estos nada más por la pinta que tienen, es claro que nada está bien, y se dio cuenta de eso, en la quinta página que leyó, por suerte, ella en su anterior vida, tenia conocimiento sobre temas como eso, puesto que, ella en algún momento, iba a ser la heredera de su familia.

Era tal y como lo pensó y los números estaban alterados y la suma de ellos estaba igual, por lo que es claro que aquella mujer es un inútil que no sabe hacer nada y también es una ladrona, una muy descarada.

Anastasia ese día estudió a fondo los libros de cuenta, y cuando llegó la noche, no había avanzado demasiado, y menos comido, pues nada en esos libros estaba bien y faltaba una suma ridícula de dinero.

Al sumar los gastos de esas dos, se da cuenta de que ellas gastan a manos llenas, y en cambio ella, solo recibe algunos vestidos cada mes, y el resto de dinero se lo quedan para ellas mismas.

La sumatoria de todo, da una cifra como de medio millón, y según ve aquí, el dinero que se usa es en moneda, y aquí falta medio millón en monedas de oro, cosa que es una fortuna.

Ese día, ella deja el trabajo y se va a la cocina a ver qué consigue de comer, y allí no ve nada hecho, parece parece que todos los empleados eran de la misma calaña.

Ella sin dudarlo comenzó a buscar ingredientes para hacer algo sencillo para así preparar algo que sacie su hambre y lo que encontró más fácil, fue hacer una avena, por suerte ella en su tiempo libre también veía programas de cocina y fue bueno, pues gracias a eso, aprendió a cocinar algunas cosas.

Media hora más tarde, Anastasia estaba sirviendo en un plato la avena que preparó y dicha preparación, tiene un delicioso olor.

Cuando se terminó de servir, ella llenó un bol con agua, y en él entró el plato, para que se enfríe un poco.

Unos minutos más tarde, la avena estaba en su punto, y ella comenzó a comer de ella, y estaba deliciosa, al terminar, se levanta de la mesa, lava lo que ensució, y luego en un envase echa el resto de avena y la guarda en una especie de armario de hierro, el cual sirve para preservar los alimentos por más tiempo, eso es gracias a una piedra de frío.

Sin más que hacer, ella se va a su habitación en dónde luego de tomar un baño, se duerme, ya que mañana tiene mucho que hacer.

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