Capítulo 4

El sonido del despertador me hizo abrir mis ojos, eran las seis de la mañana y tenía clases a las ocho, así que tenía el tiempo justo para salir, me levanté y me fui a darme una ducha de agua fría, necesitaba sacar de mi mente lo que había pasado ayer.

Después de un baño reconfortante, decido por ponerme un pantalón ajustado, mi camisa de tiras negras y una chaqueta, junto con mis tacones negros que me hacían lucir un poco más alta, en esta profesión la presentación siempre debe ser a la altura.

Baje al salón y no había nadie, agradecí por ello, la verdad no tenía ganas de hablar con nadie de mi familia en estos momentos, así que tome las llaves de mi auto y me dirigí a la universidad.

SOFÍA

Traté de descansar toda la noche, pero me fue imposible, no paraba de dar vueltas en la cama, una cosa era divertirme con Felipe y otra muy distinta era esta, como fui tan tonta de no cuidarme, como pude descuidarme así.

Cuando Mía se enteró de nuestra relación todo se volvió un caos en mi vida, cuando estaba con él no media las consecuencias, no lo amo, solo estábamos para pasar un buen rato y ahora papá quiere que me case.

Tocan a la puerta- ¿Quién es? - pregunto sin energía, en esas mi mamá abre la puerta y se sienta en el borde de la cama

-Como estás hija- me mira con nostalgia

-Bien mamá, solo me siento un poco sin energías, pero debe ser porque no dormí casi.

-Sofía en estos momentos no tienes que pensar solo en ti, sino también en tu hijo- aunque me regañe su voz siempre suena tan dulce. - yo sé que la situación no es la mejor en estos momentos, pero trata de no pensar tanto y enfócate más en cuidarte y cuidar al bebé, porque él Sofía no tiene la culpa

-Mamá, como quieres que no piense en lo que está pasando, si mi papá quiere que me case con Felipe- esta situación me estaba desesperando. - Mamá, yo no amo a Felipe, mi papá tiene que entender que yo no soy una niña y que no puede estar decidiendo por mi vida.

- A ver Sofía tú no eres una niña y en eso estamos claros, pero ese bebé necesita su papá, se pusieron a jugar con fuego y mira en lo que termino todo, cariño te metiste con el novio y prometido de tu hermana, en que carajos estabas pensando. – sus palabras me dolían porque sabía lo que estaba viviendo ella con mi papá.

-Mamá, una cosa era divertirme y otra cosa era quedar embarazada, no medí la situación, no sé cómo se me pudo pasar esto, Mía era la que se iba a casar con Felipe, no yo, yo no me quiero casar con él- mi voz sonó temblorosa en esa última frase.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, nunca había pensado en ser madre y menos con un hombre que no amaba, mamá solo me abrazo y me empezó acariciar el cabello.

MÍA

Llegar a la universidad le daba un mejor aire al día, por lo menos espero que hoy sea mejor que ayer, mi pelirroja favorita venía hacia mí, me saluda de dos besos en la mejilla.

- Me enteré de lo que paso, ¿Cómo estás? -decirle mentiras a Bella era como mentirme a mí.

- La verdad en lo que cabe bien, no ha sido fácil asimilarlo si te soy honesta, pero bien- eso no me lo creía ni yo misma.

- Ayer que me disponía a descansar después del viaje, llego Felipe como loco, que no sabía qué hacer, que él no quería esto, y un poco de cosas más, Mía esta es la cara de una chica que no pudo dormir por las estupideces de su hermano. – sus ocurrencias me sacaban una sonrisa, con Bella se me olvidaban un poco los problemas.

- ¿Cómo lo tomo tu familia?

- De cierta forma no tan mal, al final es un nieto, lo que van a tener, mismo apellido, lo único es que no es la misma madre- no sabía si fulminarla con la mirada o pegarle una palmada – no me mires así yo sé que no sonó bien, pero amiga tú te mereces algo mejor que mi hermano, no sé si te vaya a gustar lo que te voy a decir.

- ¿Qué paso? – su seriedad y el tono de voz que uso no me gusto de a mucho.

- Tu papá fue a la casa de mis padres, hablo con mi papá y con Felipe, te digo como lo dijo mi papá, la boda sigue, pero la novia cambio, tu papá y el mío están de acuerdo en que Felipe y Sofía se casen.

No sabía si llorar, gritar o reír, este día prometía y prometía mucho, ayer me entero de que mi hermana está embarazada de mi exnovio y hoy que se van a casar.

-Yo sé que no querías saberlo, pero como tu amiga me veo en la obligación de hacerlo.

- No te preocupes, antes te lo agradezco, me quiero devolver para Sicilia.

- Yo también, deje unos bombones – sus ocurrencias me hacían reír- sonríe que la vida quita, pero también te da, así que si no es Felipe algo mejor vendrá, un Manolo, por ejemplo.

- Un Manolo sería espectacular, pero mejor seguimos soñando.

De camino al salón seguimos hablando, saludamos a nuestros compañeros y nos sentamos en un costado del salón, hasta que una voz familiar me hizo callar, una voz que no creo olvidar y que no pueden existir dos hombres con la misma.

-Dime que no es lo que estoy pensando – mi voz sonó en forma de suplico, mientras que Bella solo miraba al frente y luego a mí.

-Buenos días, muchachos, mi nombre es Manolo Cortes y seré su nuevo profesor.

No podía creer lo que estaba viendo, el hombre que me hizo pasar la mejor semana de mi vida estaba frente a mí y siendo mi profesor, me brindo una sonrisa tan dulce que me hizo recordar todo lo que me hizo vivir en Sicilia.

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