DIECISÉIS

La presencia de Vampiros en aquella cueva era palpable, pero de un momento a otro Emily se queda en total oscuridad, su corazón empieza a latir con fuerza, sentía la anormalidad de la situación.

— Silencio loba — aquella voz era hipnotizante para Emily encontrando la calma unos segundos después.

Cuando Emily abre los ojos se encuentra atada por un árbol los ojos verdes de la loba captan la presencia de un lobo blanco, conoce aquel animal era el Alfa, Darko se posiciona por delante de ella, segundos después Eros toma el control cortando la soga con la que Emily estaba atada, la loba estaba muy débil, el Alfa la carga en sus brazos observando todo a su alrededor, pero tal parece que no había ni siquiera una cabaña cerca para resguardarse, Eros mira el cielo que estaba cubierta por nubes iba a llover nuevamente mientras la mujer en sus brazos estaba débil, entonces el Alfa se percata de el hematoma en el cuello de Emily aquello si preocupa al Alfa, para suerte de Eros había una gran roca que podría cubrirlos y de inmediato se mete allí, deja que Emily recupere el conocimiento, pasaron unos 5 minutos en los que el Alfa estuvo mirando a la loba y aquel hematoma que llama la atención del Alfa hasta que Emily se remueve.

—¡Alfa! — susurra ella con suavidad.

— ¿Qué te ha pasado, Emily? — fue la primera pregunta realizada por el Alfa.

— Es todo un misterio Alfa, cuando algo va a suceder perdemos la razón, nada más cuando abrimos los ojos nos damos cuenta de que algo ha ocurrido — los ojos amarillos del Alfa siguen puestos en el hematoma, Emily siente que la intensidad de aquella mirada era tanta que sus manos sudan —¿ocurre algo Alfa?

— Sí, esto — Alfa Eros ejerce fuerza en el cuello de Emily la loba emite un gemido doloroso — Allí tienes un hematoma.

— Y es dolorosa — Agrega Emily llevándose las manos hasta el cuello — Ni siquiera recuerdo lo que ha ocurrido después del ataque al Alfa Rey, han matado a sus guardias, nunca hemos llegado a destino no entiendo que está ocurriendo, mucho menos como tengo este hematoma.

— La Vampiresa no es alguien con quien se pueda jugar, el Alfa Rey ha cometido un error o apoyado un error de sus guardias.

— ¿Por qué me separo? — La loba sentía frío.

— Quizás solo te protegió — Alfa Eros ni siquiera él creía aquello que estaba diciendo, la Vampiresa no iba a salvar a Emily nada más por hacerlo, el Alfa sabe que detrás de esto se esconden muchas cosas, muchas amenazas.

Los ojos de Emili se encuentran con los ojos del Alfa. La conexión entre las miradas de Alfa Eros y Emily era palpable, un puente invisible que unía sus almas en un mundo lleno de riesgos y misterio. En el instante en que sus ojos se encontraron, todo lo demás desapareció; el ruido del entorno, las advertencias que crepitaban en el aire, y la sombra amenazante de la Vampiresa se desvanecieron. Cada parpadeo era un latido compartido, una conversación silenciosa que solo ellos entendían.

Eros, con su corazón latiendo fuertemente en su pecho, sintió cómo una chispa se encendía entre ellos. La intensidad de su mirada reflejaba no solo el deseo, sino también un profundo vínculo emocional, como si en ese instante comprendieran que eran dos mitades de un todo, que sus lobos tenían la conexión entre los dos. Aunque el peso de su responsabilidad lo oprimía, la atracción que sentía por Emily era casi intolerable, un magnetismo que lo mantenía cerca de ella a pesar de los peligros que acechaban en la oscuridad.

Cuando se acercaron, el mundo alrededor de ellos volvió a cobrar vida, pero en su microcosmos todo pareció detenerse. Con cada pequeño movimiento, sus ojos se decían palabras que ni siquiera se atrevían a pronunciar. El deseo de estar juntos palpitaba en el aire, y aunque la mente de Eros le gritaba que se alejase, su corazón lo impulsaba hacia ella, a esa cercanía que ambos anhelaban.

El beso fue un clímax de todo lo que habían sentido, un encuentro ardiente que desbordó las barreras que los separaban. Sin embargo, en el trasfondo de esa intensa conexión, Eros cargaba la angustia del sacrificio que sabía que debía realizar. La desesperada necesidad de la cercanía fusionaba el amor y el dolor, entrelazando sus destinos con un hilo de pasión y temor. Ambos comprendían que, aunque el futuro era incierto y estaba lleno de amenazas, la fuerza de su conexión era un faro que iluminaba sus corazones, recordándoles lo que realmente significaba ser uno en la adversidad, el Alfa lo sabía, lo sentía, era ella, pero entonces antes de expresar alguna palabra los entre los árboles retumban susurros peligrosos, la Vampiresa estaba cerca.