CAPÍTULO 3 Un nuevo cambio se avecina

CAPÍTULO 3

Un nuevo cambio se avecina

Ya había pasado casi un mes desde la coronación y desde sus primeras órdenes como rey Fabio actuaba diferente, ya no era tan agradable y cordial, solo le importaba su opinión y cualquiera que se atreviese a desobedecer sus órdenes desaparecía misteriosamente. Los banquetes comenzaron a darse más seguido y, por algún razón, el rey siempre proporcionaba una carne exquisita y adictiva, libre de toda grasa y roja como el color de la sangre, lo que hacía que muchos se preguntaran de dónde provenía aquella carne tan deliciosa, pero nadie lo sabía, mientras que Fabio solo decía que tenía un buen proveedor extranjero…

«¡Un manjar exótico es un enorme secreto!».

Pronto la guerra entre Texrra y Tox llegó a su fin, a través de pequeños lazos entre ambas naciones en búsqueda de una conciliación que marcaba un camino positivo para lograrlo. La gente no entendía el repentino cambio, qué había llevado al rey Vlad a poner fin a su guerra con el reino de Tox , pero del modo que fuera, se sabía que en cualquier momento aquellos pequeños tratados de paz podrían desvanecerse y ambas naciones podían volver a caer en un período conflictivo. Y esto era predecible, ya que en su nueva faceta Fabio no era un conciliador de la paz, sino que simplemente se estaba dejando guiar por todo lo que pasaba en su mente con aquellos pensamientos que él no podía explicar cómo le llegaban.

Fue entonces cuando en secreto cabalgó hasta lo más profundo del bosque de las lágrimas perdidas, donde —luego de dejar a su caballo en una zona segura, pero oculta— caminó a lo largo de extensas paredes de roca que estaban escondidas, para entonces llegar como a un pequeño búnker construido con los cuerpos de las personas que desaparecieron en dichos bosques. Allí Fabio extrajo una caja que estaba enterrada en la tierra, la cual había sido confeccionada con piel humana.

Esta misteriosa caja contenía un juego de joyas muy extraño y más bien exótico, por así decirlo. Pero Fabio, sin demostrar miedo alguno, se colocó el anillo y el dije contenidos en esa caja y procedió seguidamente a tragarse un broche de oro y otras piedras preciosas que también estaban allí. Entonces sintió su cuerpo llenarse de una fuerza y vitalidad infinitas y sus ojos se oscurecieron profundamente con una mirada tan vacía que helaba la sangre, mientras salía de aquel búnker, vio un pequeño conejo y, sin dudarlo, aplastó su cabeza de un pisotón y siguió su camino como si nada pasara para luego regresar cabalgando de regreso al castillo sin ser detectado por nadie. Más tarde, al amanecer, un cuervo se posó en su ventanal y sin dudarlo lo tomó con su mano, pero después de acariciarlo un par de veces, mordió su cabeza y se lo comió crudo sin dejar ni siquiera una pluma fuera de su alcance.

Al cabo de unas horas, Fabio se dirigió hacia el embarcadero de los pescadores solo para ver que todo estuviera en orden y así continuó durante todo el día, visitando pequeñas aldeas de su reino donde se estaban inspeccionando algunos proyectos que se estaban desarrollando.

Sin embargo, el consejo de ancianos insistía cada vez más en que el rey se casara lo más pronto posible, por lo que este les encargó encontrar ellos mismos a la futura reina y solo le informaran la fecha de su matrimonio y quién sería la afortunada a la que desposaría.

El consejo de ancianos rápidamente se puso en marcha y comenzaron a estudiar quiénes serían las candidatas perfectas y las entrevistaron una a una hasta llegar con la que sería la elegida: Marie Clark. Era hija del comerciante más rico del reino y, sin más que agregar, le fue enviada a su familia una importantísima dote, la cual fue orgullosamente aceptada sin pensarlo dos veces. Lo que nadie sabía era que Marie mantenía un romance clandestino y pasional con Lucas Fox, comandante de las Fuerzas Armadas, de quien, producto de aquellos ardientes encuentros, ella había quedado embarazada y, al verse envuelta entre la persona que amaba con gran devoción y un matrimonio arreglado, decidió callar y guardar el secreto de su embarazo mientras lloraba amargamente las penas de su pobre y triste corazón, lamentando no tener la fuerza necesaria para poder negarse ante semejante compromiso. Por su parte, el comandante al enterarse de que su amada se casaría con el rey sintió un enorme dolor en su corazón, pues realmente la amaba con la mayor sinceridad, pero él era de familia humilde y pobre y, por eso, nunca podría lograr ganar la aceptación de la familia de ella. No obstante, le escribió una carta pocos días antes de partir de regreso a supervisar y comandar el frente de batalla, en calma por los momentos. En dicha misiva, le reconocía el inmenso dolor que había sentido en su alma al enterarse de que su amada ya no le pertenecía, además de confesarle que su corazón había dejado de latir cuando ella lo ignoró mientras paseaba por las calles del reino en camino al castillo. También le escribió que solamente quería guardar en su memoria los versos de un gran amor que vivió las tres etapas de un romance, que tuvo un inicio muy intenso, con un desarrollo excepcionalmente pasional y fuerte, pero con este final silenciosamente trágico y doloroso para su corazón…Y que, por ello, la guardaría en lo más íntimo de su ser como la mujer que más amó en toda su vida y que fue por las diferencias sociales y fundamentales de la época que jamás podría llevarla hasta el altar y hacerla su esposa, por lo cual, se mantendría alejado de la capital para no seguir muriendo en vida como ya lo estaba haciendo, pues ella se llevaba sus sentimientos y su alma en esta despedida.

Aquella joven, al leer en detalle los sentimientos impregnados del desamor en cada línea de aquella carta, únicamente pudo guardarse la tristeza para sí misma y derramar sus lágrimas en silencio para que nadie pudiera notar lo desdichada que era al tener que casarse con un rey que no amaba y que nunca podría llegar a amar.

Los meses pasaron rápidamente y el matrimonio entre aquella joven y el rey Fabio se desarrolló con normalidad, sin embargo, cada vez a ella le dificultaba más ocultar su embarazo, el cual ya tocaba el quinto mes y era algo en lo que su diseñadora de confianza y ella guardaban en silencio, pues ninguna de las dos quería ser vista como una traidora al rey. Por ello, los trajes de Marie eran holgados y cerrados, para que nadie pudiera notar su pequeño vientre abultado.

Fabio, al ver a la mujer que sería su reina, su confidente y su esposa, no dejaba de pensar en lo poca que era su belleza al lado de él y justo cuando ya los había casado oficialmente el sumo pontífice y él tenía que besar a su ahora esposa simplemente la miró de arriba abajo y con un tono de voz profunda, se inclinó y le susurró al oído que no esperara una muestra de afecto de parte de él y que su matrimonió probablemente fuera legal para ella, para el reino y para Dios, pero no lo sería para él. Aquella mujer, al escuchar las crueles palabras, sonrió de lado y caminó con él fuera de la iglesia, donde los esperaba el carruaje que los llevaría directo a la coronación de ella como la reina. El camino se hizo silencioso y ninguno de los dos decía una sola palabra, ella no se atrevía a decir una sola frase y mucho menos a mirarlo por temor a su reacción y él maldecía en su interior que aquella mujer tuviera que ser su esposa.

Una vez en el salón principal del castillo, el sumo pontífice, los ancianos de la corte, algunos invitados y embajadores de otros reinos presenciaron el acto donde aquella mujer se convertía en la reina de Tox y aunque aquel magno evento estaba siendo de aparente alegría y felicidad, ella solamente sentía un vacío muy grande en su interior, pues sabía que aquel título no era realmente suyo y que probablemente el rey estuviera molesto con ella por haber tomado el puesto de alguna de sus supuestas amantes.

Y, aunque este no era el caso, Fabio había notado que el pulso de la reina no era diferente al de una loba y que se había casado con él estando embarazada de otro hombre, por lo cual, en su mente pasó la idea de revelarlo ante todo el reino, pero una pequeña voz en su conciencia le dijo que esperara hasta que el niño naciera para que pudiera tomar venganza sobre esa mujer. De este modo, Fabio comenzó a idear un plan silencioso para que la ahora reina se descubriera ella sola y así, en la noche de bodas, como él supuso, Marie era la que insistía en que ambos debían cumplir con sus obligaciones como marido y mujer, por lo que simplemente él la emborrachó hasta que la hizo perder el conocimiento para luego desabrochar algunas partes de su ropa, con lo cual al despertar ella pensaría que el matrimonio había sido consumado. De manera que, al cabo de un par de horas, Fabio se marchó de la habitación y fue directamente hasta su despacho para continuar con sus obligaciones como rey.

Marie, al despertar y notar su ropa alborotada, lloró las penas de su corazón roto sintiendo asco al pensar que otro hombre había tocado lo que su amado en algún momento tocó. Ese día ella no salió de la alcoba y él no la volvió a visitar nunca más, por lo cual ella pensaba que tal vez él tuviera una amante muy eficiente en la cama y por eso no la necesitó más a ella.

Después de dos meses, la reina le anunció a Fabio, a través de una carta, que estaba a la espera de un hijo suyo, a lo cual el rey simplemente le respondió que estaba bien, que se cuidara y tomara el reposo necesario, que no se esforzara, que comiera saludable y que, por favor, dejara de enviar cartas con los criados comentándole cómo había sido cada uno de sus días, pues aquellas cartas le tomaban pequeñas partes del tiempo que estaba obligado a dedicarle a su reino, que solamente le informara cuando naciera su primogénito y que no esperara nada más a cambio de él, que viviera su vida en silencio y apartada de sus obligaciones, pues él se encargaría de los deberes que ella debería cumplir como reina, que él era autosuficiente para tomar las decisiones por ambos y que solamente debía ser vista si él se lo ordenaba, del resto ella no tenía derecho a más nada.

«¡Las mieles de un profundo amor!».

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