10. Seducción personificada

Karoly mira nuevamente aquel abismo, todo le indica que debe cruzarlo, pero como el día anterior, no podía encontrar la manera, el filo del abismo parece no tener fin, ni manera de rodearlo, suspira de no tener respuesta.

Carpio entrelaza sus dedos con los de ella y le da un beso en la mejilla.

- "No hay ningún mar en todas las tierras de Rojo, pero no quieres escucharme y estás muy segura de avanzar", dijo Carpio.

- "Dijiste que me ayudarías; sin embargo, no puedes confiar en lo que te estoy diciendo; recuerda que estás a prueba rojito", expresó Karoly haciendo un puchero.

- "Por un beso tuyo, voy al fin del mundo, niña", comentó Carpio y la acercó hacia él, empezando a flotar juntos.

El príncipe de Susumira jamás imaginó estar sintiéndose como adolescente una vez más, ella era bastante joven y se estaba contagiando de su especial espontaneidad.

Cuando llegaron a la mitad del camino trazado en el aire con magia, antes de llegar a la montaña; Carpio encuentra una barrera, es extraño es algo parecido al encanto que tiene la puerta creada para el ingreso a la residencia Real de Rojo en Susumira.

- "¿Qué sucede por qué no avanzamos?", preguntó Karoly, sujetándose de Carpio, era para ella muy extraño estar flotando en el aire.

- "¿De dónde obtuviste ese mapa?, Karoly, cuando me dijiste que eras un fuego sin poder, ¿qué significó?", inquirió Carpio, cualquier cosa que estuviera pasando esa barrera; no era magia de Hurmaya.

Karoly respiró profundo, las palabras de Carpio significan que había algo tan extraño que el atrevido príncipe Carpio se tuvo que detener para tomar la decisión de seguir.

- "Dijiste que podías ir al fin del mundo, suena romántico, pero cuando se hace real el amor se desvanece, gracias por intentarlo. Este es el fin del mundo que conozco, y el inicio del mundo de donde provengo", expresó Karoly sintiendo que su corazón le estrujaba fuerte, el príncipe Carpio también tenía que ser alguien a quien dejar atrás, pero dolía aún más.

Carpio pegó su frente a la de ella, él tenía algo claro en la vida, y era ser el próximo rey de Susumira. Había creído que Lurol, su amigo, cometió el peor error de su vida al dejar todo por la mujer de más allá de Hurmaya.

Ahora podía entender el sentimiento que albergaba el antiguo príncipe de Fontana, tan intenso, cálido, frenético, atrevido; podía sentir en Karoly toda la esencia del reino que según las leyendas fue la cuna del Amor, la diosa que se sacrificó para que sus habitantes conocieran el afecto en su máxima expresión y que algún día reencarnaría, justo cuando el dios de la Armonía, que la amaba sin medida, cumpliera con las misiones de los dioses y pudiera ser humano para volverse a encontrar.

Pero a su vez, veía en Karoly algo que nunca pudo explicarse, un fuego abrasador en su mirada; y ahí en el aire, teniéndola en sus brazos, sabía que la amaba, y si ya sabía lo terrible que era perder a una persona maravillosa, no se atrevería a pasar por algo mucho peor, porque aunque no se reconociese a sí mismo, Karoly en ese corto tiempo se había adueñado de su corazón.

- "Soy el príncipe Carpio, yo no me retracto", dijo Carpio sin titubear.

Karoly abrió los ojos de la sorpresa, para luego fundirse en el apasionado beso que Carpio había propiciado, podía reconocer que con él no iba a poder mantener su control, le gustaban su cercanía y sus besos se sentían mágicos, y aún así sentía que eso no era suficiente, que necesitaba más.

Mientras se besaban, se abrió el cielo frente a ellos, mostrando un paisaje de arena y olas, al dejarse de besar, se dieron cuenta de lo que tenían frente. Karoly respiraba agitada, su pecho bajaba y subía sin poder evitarlo.

- "Es como la residencia en Rojo, un lugar con un ingreso oculto; sin embargo, no se siente que sea Hurmaya. Al parecer, si había olas por estos parajes. No voy a soltar tu mano, si decides ingresar", expresó Carpio.

Karoly respiró profundo, aunque muchos la suponen una muchacha fuerte, arrebatada e imprudente; a veces siente que carga demasiada presión sobre ella, porque parece no encajar en ningún lado, por eso quiere saber cuál es su origen y tal vez por fin tener la paz que necesita; aunque hay personas que la quieren mucho y la protegerían sin dudar, nadie parecía compaginar realmente con ella; por fin había alguien a su lado que no soltó sus manos ante sus "locuras", pese a tener sus reparos.

- "Quiero ingresar, por favor no me dejes sola, a veces también tengo miedo", expresó Karoly con una sonrisa nerviosa.

Carpio le sonrió a Karoly, ambos ingresaron a ese nuevo mundo, la entrada se cerró cuando ellos cruzaron. Aquella playa era larga y ancha, de arena negra, muy preciosa, tenía una forma perfecta de media luna; cuando voltearon al escuchar un estruendo, se encontraron con un enorme volcán que parecía querer erupcionar; debajo de aquel coloso volcánico había una cantidad impresionante de palmeras, el viento que las agita perece cantar armoniosamente la palabra Hurmaya, después de todo eso es lo que significa esa palabra palmera.

Vuelven a girar un poco y en el horizonte pueden ver una inmensa formación rocosa, sobre la cual yace un inmenso castillo; aquel que había estado buscando Karoly, ese donde debe habitar su verdadera madre, su corazón se acelera, Carpio puede notar que está nerviosa, pese a ello Karoly empieza a caminar, hacia el castillo que espera le dé respuestas.

Mientras se van acercando al castillo, el oleaje es más fuerte y ensordecedor, ambos se detienen cuando todo se queda en silencio, no hay viento, no hay olas.

- "¿Qué hacen acá?", preguntó Bosszú con voz estruendosa, casi escalofriante; para luego todo se vuelva a mover.

Karoly y Carpio voltean despacio, la mujer frente a ellos los mira con detenimiento, es una mujer definitivamente muy hermosa, ojos que parecen destellar fuego, cabellos negros cual ébano, piel canela, enfundada en una armadura roja.

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Bosszú, reina de los demonios de fuego y reina de los Senmorta por matrimonio ^^^

Mientras que el corazón de la reina se estruja en un instante; ver a su hija tan cerca, en aquel lugar que alguna vez fue un reino poderoso; aún así debe mantenerse ecuánime y alejarla del castillo donde Karoly nació, las paredes están grabadas de una profecía que siente ha sido tan errada, debía nacer una niña capaz de destruir mundos con el fuego, pero su niña nació sin ningún poder, y así incapaz de vivir en un terreno salvaje y mortal.

- "Deben irse pronto, ustedes son de Hurmaya, son intrusos, no me obliguen a expulsarlo", dijo la reina Bosszú.

- "¿Quién eres?", preguntó Karoly.

- "Hueles a Fontana, ser insignificante, no me hagas destruirte", habló Bosszú con autoridad mortal.

Carpio se puso delante de Karoly, esa mujer no era de Hurmaya, su esencia peligrosa podría sentirlo.

- "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi. Sigue tan guapo como entonces, pero eres más provocativo y electrizante, me comías con la mirada entonces y ahora te veo nervioso", expresó Bosszú con mirada seductora.

Carpio pasó saliva cuando la reconoció, han pasado nueve años, no creyó volver a verla, el pasado volvía recordando sus acciones, era aún joven e inexperto entonces; cuando Lurol, Sago y él, quisieron descubrir nuevas emociones.

Karoly lo tomó más fuerte de la mano, cómo buscando una respuesta; al parecer aquella mujer y él sí se conocían; tenía miedo a la respuesta de como fue la forma en qué lo hicieron, pese a todo lo que ocurría en su vida Karoly jamas se sintió intimidada, pero sentía terrible al sentirse insegura ante Carpio, la mirada que le daba esa mujer que parecía la seducción personificada.

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