Capitulo 10 Aún así

Aurora salió rápidamente del café en dirección a la editorial. No entendía muy bien que era todo eso que había pasado.

En todos los años que tenía conociendo a Julián, jamás había dado señales de que estuviera interesado en ella de forma romántica.

Llegó a la editorial, subio el ascensor tratando de calmarse antes de ir a ver a Ricardo. No quería preocuparlo más de lo que ya estaba.

Llegó, tocó la puerta de la oficina de Ricardo, desde adentro se escuchó la voz de Ricardo pidiendo que pasará.

- Ricardo, ya estoy aquí, quisiera... - se detuvo Aurora al ver que en Ricardo estaba en la oficina con 2 personas más.

- Hola amor - dijo Ricardo levantándose de su silla y caminando hacia Aurora, puso su mano en la cintura y se dirigió a los hombres.

- Les presento a mi esposa, Aurora. Ellos son mi amigo policía James y él será tu nuevo guardaespaldas Guillermo.

Aurora volteó con expresión de asombro a mirar a Ricardo.

- ¿Guardaespaldas? ¿No crees que es algo exagerado? - le dijo Aurora a Ricardo. Luego volteo dónde los caballeros y les dijo. - disculpen, espero no ser grosera.

- No se disculpe Sra. La verdad es que no es exageración, según lo que me ha contado su esposo esa persona la está acosando y no sabemos de lo que sería capaz de hacer.

- Está bien, será como tú digas amor.

- Déjame terminar de hablar con ellos y paso por tu oficina.

- Está bien, fue un placer, señores. - dijo Aurora y se retiró a su oficina.

Aurora salió de la oficina de Ricardo y se dirigió a la suya. Cuando llegó, Verónica se levantó de su asiento y saludo a Aurora.

- Buenos días, Sra. Aurora, aquí tengo los nuevos manuscritos que llegaron hoy para su revisión, a las 11 tiene una reunión con el equipo creativo, y también deje en su oficina una caja que le dejaron en recepción.

- Gracias Verónica. - dijo Aurora, entro a su oficina, se quitó el abrigo y lo coloco en el perchero, junto con su cartera.

Llegó a su escritorio, tomo los manuscritos y los reviso un poco, mientras se preparaba para la reunión. La caja no le prestó mucha atención, ya que estaba muy concentrada en la reunión que debía tener con el equipo creativo en 1 hora.

Paso el tiempo entre papeleo y tocaron la puerta, era Verónica.

- Permiso Sra. Ya es hora de la reunión.

- Gracias por avisarme, ya salgo.

Aurora se levantó, tomo las carpetas y salió de la oficina rumbo a la sala de reunión.

Estuvo allí alrededor de 4 horas, salió de allí. Y la esperaba Ricardo para ir a almorzar.

- Hola nena, ¿mucho trabajo? Pregunto Ricardo mientras la abraza y la besaba.

- Si, la reunión estuvo muy larga, pero salieron excelentes ideas. Pero muero de hambre.

- No puedo dejar que mi bella esposa muera de hambre. Así que vamos, te llevaré a un bello restaurante. Y no voy a aceptar un no. Y después nos tomaremos la tarde y nos iremos a casa.

- Está bien jefe. - dijo Aurora con una gran sonrisa y salieron a almorzar.

Disfrutaron de un delicioso almuerzo, luego se fueron al cine, pasearon. Fue una tarde fantástica.

Luego regresaron a casa, y terminaron la velada con una apasionada noche. Dónde derrocharon amor por toda la casa. No hubo rincón de ella que no fuera testigo de su amor.

A la mañana siguiente, cuando Ricardo se levantó no estaba Aurora en la cama. Se preocupó y al buscarla por la casa la encontró en la cocina, estaba haciendo el desayuno.

Se paró silenciosamente en el umbral de la puerta mientras se derretía de amor al verla tan bella con su sexy pijama haciendo el desayuno, jamás se había sentido tan pleno en su vida.

- Amor!!! Desde cuándo estás allí parado - dijo Aurora con sobresalto.

Ricardo se acercó a ella, la beso dulcemente y le dijo

- Me asusté cuando desperté y no te vi, así que empecé a buscarte y te encontré tan concentrada haciendo el desayuno que no quería interrumpirte.

- Que tierno amor. ¿Listo para desayunar?

- Claro que sí. - dijo Ricardo y se sentaron a disfrutar del rico desayuno que preparo Aurora.

Luego se alistaron y se fueron a la Editorial. Cuando iban llegando a la cafetería, Aurora le dijo que no se estuviera, que la llevará a la editorial. No importaba lo que pensara o dijera la gente.

Ricardo sonrió, entrelazó sus dedos con los de Aurora, beso su mano y le dijo.

- Todo será como tú digas. Te amo.

Llegaron a la editorial, Ricardo estacionó su camioneta en el estacionamiento de la editorial y juntos tomados de la mano subieron al ascensor, las personas que estaban en el ascensor se quedaban impresionados al ver a Ricardo tomado de manos con Aurora, aunque no decían nada.

Llegaron a su piso y bajaron y caminaron aún tomados de la mano. Esto causo una gran impresión a los compañeros de trabajo. En medio de los cubículos se detuvieron y Ricardo dijo en voz alta.

- Buenos días a todos. Quiero darles la noticia que la Srta.Aurora es mi esposa. Así que espero respeto hacia ella y no quiero escuchar chismes y malos comentarios.

Esto dejo a todos con la boca abierta. Aurora se ruborizó, nunca espero que Ricardo hiciera todo eso.

Siguieron su camino hasta la oficina de Ricardo y ya Guillermo los esperaba en la puerta de la oficina de Ricardo.

- Buenos días Sr. Y Sra. Ya estoy listo para empezar mis labores. - dijo Guillermo al encontrarse con Ricardo y Aurora en la puerta de la oficina.

- Buenos días Guillermo, bueno pasemos a mi oficina.

Entraron los 3 a la oficina de Ricardo. Se sentaron para comenzar a hablar.

- Bien Aurora, como no podré estar juntos a ti todo el tiempo, ya sea por qué me tenga que quedar trabajando hasta tarde, o alguna reunión, Guillermo se encargará de llevarte a casa, y cuidarte de tu seguridad hasta que yo llegue.

Aurora escuchaba con mucha atención. Sabía que era por su seguridad, pero igualmente la idea no era muy de su agrado.

- Guillermo mientras estemos en la editorial te puedes instalar en la oficina de seguridad. Yo me mantendré en contacto contigo para darte instrucciones. - le dijo Ricardo a Guillermo.

- De acuerdo Sr. - dijo Guillermo mientras se levantaba de la silla para retirarse. Hizo una pequeña reverencia y salió de la oficina.

Amor, ¿seguro que esto es necesario? - pregunto Aurora.

- Claro que sí amor. Hasta que no encontremos a la persona que te está acosando no podemos descuidarnos.

- Está bien - le dijo Aurora mientras abrazaba y se ponía de puntas de pie para darle un tierno beso a Ricardo.

Luego tomó sus cosas y se fue a su oficina.

Allí la esperaba Verónica con los pendientes de ese día.

- Buenos días Verónica.

- Buenos días Sra. Aurora, aquí en el escritorio le dejé todos los pendientes.

- Muchas gracias, ya te puedes retirar - le dijo Aurora mientras tomaba la caja que no había revisado ayer.

Tomo un cúter, y cuando la abrió se quedó helada al ver el contenido.

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