Amor a primera vista.

No podía quedarse quieto por tanto tiempo, sentía muchas partes de su cuerpo entumecidas por estar acostado todo ese tiempo, era raro para su cuerpo la palabra descanso, nunca había estado en reposo por algo tan vergonzoso en su vida. Recordaba cada minuto el como se había comportado el día anterior, pero ya no podía hacer nada para cambiar ese momento, ahora sería uno de sus recuerdos más vergonzosos de su vida.

-Veo que has despertado ya.

Él solo pudo voltear su cabeza un poco, era la anciana. Observo que traía el desayuno en sus manos, pero no le vio importancia y siguió viendo al techo.

-Es para ti, no te vas a morir de hambre mientras yo esté aquí. - dijo mirando a Tristán.

-No lo necesito, te regañara el amo por eso.- dijo mientras se sentaba en la cama.- Luego de regañarte a mí me castigará con algo horrible y no tendré escapatoria.

La anciana se acercó para dejarle el desayuno en la cama, ella se veía muy feliz por eso, pero él solo pensaba en el castigo que tendría por comer un poco de eso. Decidió rechazar otra vez la comida, pero no verbalmente, solo se acostó esperando que se rindiera, aunque ella no se fue al instante, tuvo que hacerlo por la llamada de atención de su nieta.

-Abuela, ¿Qué crees que haces?, ¡harás que lo castiguen si sigues con esa actitud!.- miró a Tristán por un momento, sabía que necesitaba comer algo, pero tenía que convencer a su amo primero.- Te pido que perdones a mi abuela, ella no sabe todas las reglas de esta casa.

-No hay problema en eso, pero dile que no me moleste más, siento que se burla de mí...

No era lo que quería decir, pero si era lo que necesitaba decir para no meterse en problemas. La anciana se veía triste por esas palabras, solo buscaba cómo arreglar eso. Él se levantó de la cama y se fue cojeando por su pierna rota que tenía un yeso, era incómodo caminar de esa manera, pero así no dolía tanto el caminar. Ágata le alcanzó con una silla de ruedas de madera. Siempre llevaba una túnica negra y su máscara especial para no contagiarse de algo. Cuando se quitaba esas cosas, parecía de otro mundo por sus ojos tan únicos, pero sabía que eso quería decir que era una Wicka. Su pupila estaba rodeada de un amarillo brillante que dibujaba un sol, mientras que alrededor era un verde esmeralda,

-No necesito usar una silla, no debes ayudarme en nada...

-Puedo hacerlo en este lapso de tiempo, el amo lo permite solo para que no tengas pretextos.

-A la mierda... Solo mátame si me quieres ayudar en algo...- no bromeaba, quería morir en ese momento.

Lo subió a la silla a la fuerza, ella era muy fuerte a comparación de él. En unos cuantos segundos ya estaba sentado en la silla.

...****************...

Su amo se veía molesto por los rasguños, podía sentir su mirada asesina penetrando en él. Un gesto lo dijo todo, no quería verlo en esos momentos, pero necesitaba de él para alguna cosa. Podía sentir que no sería una tarea agradable, al menos no para él. Su amo se acercó con una sonrisa macabra, le llevó a una habitación que estaba decorada para una niña, había incluso juguetes para niñas. Era el antiguo cuarto de su hija, pero no sabía por qué llevarlo ahí, ese lugar estaba limpio en su totalidad.

-Ya que no me sirve un esclavo invalido, tendré que ponerlo como la niñera personal de mi pequeña sobrina de cuatro años.- dijo mientras salía de la habitación, dejando encerrado a Tristán.

Su amo tenía dos hermanos, a los dos los conocía al igual que sus hijos, pero todos eran grandes, la hermana de su amo estaba embarazada cuando él solo tenía tres años y apenas había llegado a la mansión. Sin duda la hija de esa mujer era de lo peor como toda su familia. El ser crueles lo tenían en la sangre, al igual que ser asquerosos y feos. Todos eran iguales, siempre engordando por qué no les gustaba mover un músculo a menos que fuera para hacer sufrir a otros. Pudo oír como se abría la puerta principal y personas subiendo hasta el tercer piso en dónde se encontraba él, no solo había venido su hermana, sino el otro también, eso significaba que habría siete chicos adolescentes, la hija de su amo y esa niña que iba a cuidar.

-Queridas sobrinas, les tengo un cuarto muy bonito y decorado, aunque también está el de la cama matrimonial.- se escuchaba decir a su amo.

Se abrió la puerta muy rápido, eran dos niñas, parecía que se llevaban por dos años, La más pequeña observo el cuarto y miró al amo con desprecio.

-¡No me gusta, exijo un cuarto más grande!.- La pequeña se comenzó a retorcer en el suelo y a hacer un berrinche.- ¡¡QUIERO EL CUARTO GRANDE!!

-Está bien mi pequeña sobrina, todo lo que quiera la pequeña Amelia segunda.- Dijo el amo mientras se la llevaba cargando a un cuarto para adultos.

Si la pequeña era así, ya se podía imaginar cómo sería la mayor, solo cerró los ojos para no ver su berrinche, no quería escucharla.

- Disculpa, eres mi niñera personal?...- dijo la pequeña con una voz tan dulce e inocente.

Abrió los ojos para verla, estaba llena de lodo y tierra, sus ojos parecían de un depredador, eran color azul claro, su cabello era negro como la noche, tenía unos colmillos largos y una piel bronceada. Su vestido era largo y color vino. Por un momento su alma se desprendió de su cuerpo, tan mala era su suerte incluso en el amor, tal vez no estaba destinado a estar con su pareja después de todo.

- Oye, ¿Qué te pasó?, estás muy pero muy flaco... Espera un segundo.

La pequeña se fue corriendo por su cofre en dónde tenía su ropa y cosas para sus días de vacaciones. Cerró la puerta con una llave, para ser una niña, tenía mucha fuerza. Sacó una bolsa de tela y se la lanzó sin avisar.

-Es comida.- esperó a que abriera la bolsa desde donde estaba.

-No puedo aceptarlo, me regañan si como algo de aquí.- dijo Tristán mientras veía confundido a la pequeña.

-Yo lo arreglo.- Salió del cuarto por un segundo.- ¡Tío, tu niñera no obedece!, ¡no quiere comer lo que le doy, dile algo!.- gritó como si estuviera bastante molesta por eso.

No tardó mucho en llegar su amo hasta la habitación.- Maldito gusano... ¡Si mi sobrina te dice algo le obedeces!, así que si te dice que te comas algo, le obedeces, si te dice siéntate y ladra como perro, tú lo haces... ¿Entendiste?.

Solo asintió y se quedó callado, lo había hecho a propósito, talvez solo quería ver cómo le llamaban la atención. Su amo se fue a sus aposentos, se le notaba furioso. La pequeña solo sonrío y comenzó a reír discretamente, podía ver qué Tristán no estaba nada contento con lo que había hecho, pero no le importaba en lo absoluto.

- Bueno, ya escuchaste al panzón, así que traga y no me cuestiones.- dijo mientras buscaba más comida en sus cosas.

-No le llames así, podría escucharte.

-Que me oiga, ni que me importará.-dijo mientras le dedicaba una sonrisa.- Tú también ofende si quieres, yo te defiendo si te regaña.

Se acercó para sentarse encima de él, esa niña no tenía miedo del que dirán, era diferente a todas las niñas que conocía. Era salvaje, sintió su corazón palpitar tan rápido, le dio pena al ver lo sucio que estaba, también sintió vergüenza al ver lo que tenía como ropa. Pero no dijo nada y solamente agachó la cabeza e intentó taparse todas sus cicatrices. La pequeña miró lo que intentaba hacer, pero no le gustaba esa actitud.

-¿Por qué te cubres?, no es como si te fuera a juzgar por tu apariencia, además yo tendría que ser la que esté así, estoy llena de lodo por pelearme con un ganso... Solo por una galleta que me robó...

Tristán no le escuchó y siguió tratando de tapar sus cicatrices con sus manos. La pequeña arta de eso, le hizo a un lado sus manos y le besó las cicatrices que tenía en los hombros y brazos. La cara de Tristán se puso tan roja, no pudo reaccionar al instante y solo le miró en busca de una respuesta a lo antes sucedido.

-Te acabo de dar un besito mágica, eso hará que te deje de doler y se cure.- la pequeña era muy inocente, pero tierna.

-¿No te importa si soy un esclavo?... - dijo Tristán mientras le miraba.

-No, lo que importa es quien eres por dentro.- dijo con amabilidad.

Tristán mostraba una sonrisa amigable, pero por dentro estaba gritando de alegría, en su mente ya eran adultos casados, viviendo en una bonita casa con muchos hijos y un perro. Pero no podía apresurarse con ella, al menos ya sabía quién era su pareja, eso era más que suficiente para él. Quería saber todo de ella, sus gustos, sus temores, incluso quería saber sus debilidades y temores. Tuvo que dejar su imaginación por un segundo, la pequeña cuyo nombre no sabía, le estaba mostrando un juego de té de porcelana. Incluso ya había pedido el té para jugar junto a el, si supiera que no le escuchó nada por imaginar una vida con ella en el futuro, tal vez se enojaría demasiado con el.

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Comments

Rata de pared

Rata de pared

SON TAN TIERNOS AHHHH

se me va a partir el corazón cuando pase algo malo, ya me espero de todo en esta historia/Frown/

2024-04-02

1

Amanda

Amanda

Este libro me ha hecho reír, llorar y enamorarme. Necesito más de tus palabras mágicas. 🥰💕

2024-01-26

2

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