Capítulo 13: Frustración

La santa caminaba de lo más tranquila por los pasillos del inmenso castillo de los reyes, la servidumbre que pasaba la elogiaba a más no poder y eso le encantaba, se sentía una reina aunque no portará la corona, su día era de lo más feliz hasta que vio llegar al rey algo incómodo y molesto, sobre todo noto que Zaiden no estaba con el.

- Majestad se encuentra bien, que ocurrió y donde está el príncipe Zaiden - *Dijo la Santa con una cara preocupada*

- No puede contra el, su maldita esposa no lo dejo irse, debo convocar a mi ejército, así ella no podrá hacerles frente y acabaré con su vida - *Dijo el rey muy molesto*

La Santa Eris quería sacar una sonrisa por lo dicho por el rey, pero su sonrisa no pudo surgir debido a la aparición de la reina Daphne, quien lucía muy molesta.

- Yusei como se te ocurre ir encontrá de nuestro hijo por tus estúpidos caprichos, Zaiden ya es un hombre y el sabe perfectamente lo que hace - *Dijo la reina furiosa por el actuar de su esposo*

- Estúpidos caprichos, eso es lo que crees que hago, trato de salvar a nuestro hijo de esa cosa, tú al ser su madre debes apoyarme y velar por la seguridad de nuestro hijo - *Dijo Yusei molesto e indignado*

- Majestad, el rey tiene razón, nosotros debemos... - *Dijo Eris pero fue interrumpida*

- ¡¡¡CIERRA LA MALDITA BOCA POR UNA VEZ EN TU MALDITA VIDA SANTA DESGRACIADA!!! - *Grito Daphne con gran furia*

Eris se apartó de la reina y fingió miedo al ver así de molesta a la reina, aunque ella quería darle unas buenas cachetadas por su insolencia al hablarle de esa forma, rápidamente Yusei y Daphne volvieron a discutir ahora con más intensidad, por lo que Eris aprovecho en irse lo más rápido posible del lugar hacía su habitación.

Al llegar saco toda su frustración y comenzó a lanzar sus cosas contra el suelo, aunque por ello coloco un hechizo para disipar el ruido, la reina de verdad era una molestia, el rey podría manejarlo fácilmente, pero esa mujer era astuta y siempre la veía de mala gana.

- Ahg que debo hacer - *Dijo Eris con gran frustración*

- Tal vez adelantar la muerte de la cosa que más ama el héroe de este mundo - *Dijo una voz suave pero tenebrosa*

La Santa tembló del miedo al solo oír ese susurro así que volteo la mirada y ahí estaba aquel sistema maligno que le dio la oportunidad de ser ella la protagonista de este mundo y quien debe obedecer a como diera lugar.

- Parece que no puedes con este mundo, me preguntó si era buena idea darte el poder de manejarlo a tu antojo - *Dijo el sistema maligno con una sonrisa espeluznante*

- ¿Qué? No, no, no yo solo tengo unos pequeños problemas, el motivo es que el héroe pone resistencia en regresar y si no vuelve yo no podré controlarlo, es todo - *Dijo la Santa de rodillas en el piso y ocultando su rostro*

- Bueno, entonces desaste de su esposa, ella es el detonante de su locura y solo así el perderá el camino que lo llevará a la salvación de este mundo, si fallas tu alma será mía y te convertirás en otro de mis títeres, entendido - *Dijo el sistema con burla*

- Si entiendo, solo dame tiempo - *Dijo la Santa temblando en el suelo*

- Tómate el tiempo que gustes - *Dijo el sistema desaparece en un instante*

La santa Eris apretó sus manos por la frustración que sentía, su única solución era obedecer, así que no descansaría en acabar con Alisson, no le importa cuántas personas deba sacrificar y a quienes, nadie le importa y ella será la única persona tan poderosa que será considerada una diosa y ella verá a todos bajo sus pies y besando el piso por donde ella pise.

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Alisson se encontraba ya en su hogar, ella curaba las heridas de Zaiden aunque esté le dijo que el mismo podría hacerlo, pero ella se lo impidió porque quería ser ella quien la atienda aunque sea solo una vez.

- Vaya nunca me imaginé que estar juntos fuera algo tan peligroso cariño - *Dijo Alisson con una pequeña sonrisa*

- Jajajaja yo tampoco, me imagina solo el disgusto de nuestros padres, pero solo eso, ahora tú y yo debemos enfrentarnos a múltiples batallas para no alejarnos el uno del otro - *Dijo Zaiden con una sonrisa*

Alisson termino de curarlo y antes de levantarse de la silla en la que estaba Zaiden la sentí en su regazo y sin previo aviso beso los labios de su amada esposa, ella quedó sorprendida, pero no desaprovecharía en tener bajo sus manos a un hombre tan magnífico como el.

Sus labios se acariciaban a cada momento y los suaves toques que Alisson sentía por su espalda, la hacían estremecerse se sentía en un estado de frenesí y no podía detenerse, los labios de Zaiden eran como una droga para ella y antes de pasar a algo más, un estruendo se escuchó en la sala de su hogar.

Ambos fueron en esa dirección y lo que encontraron los dejo en shock, pero a Zaiden no solo fue eso, sino un gran enojo al ver a Casspian enfrente de ellos con una gran sonrisa.

- Es un placer en volver a verte Zaiden y mi bella Alisson - *Dijo Casspian junto aún grupo de 25 magos listos para atacar*

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