La Leyenda De Los Seinshuns
La historia comienza con un pequeño niño inconsciente, de aproximadamente seis años, dentro de un pequeño bote flotando en medio del 'Mar Dulce' (denominado así porque sus aguas son dulces, en contraste con las saladas). En este mar suelen embarcarse barcos de pesca, justo frente a lo que parece ser una enorme y hermosa ciudad llamada "Cielo Azul", que es la capital central del país conocido como "El País de los Nueve Clanes".
El niño despierta repentinamente al chocar su cabeza contra el bote, debido a un barco de pesca que pasaba por allí. Al abrir los ojos, se incorporó, sorprendido y asustado, sin saber dónde se encontraba. Al girar la mirada hacia su izquierda, vislumbró una bahía completamente formada por piedras. Al verla, decidió saltar del bote para nadar hasta allí.
Mientras nadaba en el Mar Dulce, que, de hecho, era casi tan vasto como la ciudad, un intenso dolor apareció en su cabeza, lo que lo llevó a detenerse y sujetarse la cabeza con una mano. En ese instante, una imagen de una mujer adulta se proyectó en su mente, y ella le decía: "Te amo, Saito".
Cuando el dolor finalmente se disipó, el niño, cuyo nombre era Saito, se quedó pensativo mientras flotaba en el Mar Dulce. Sin embargo, luego continuó nadando hacia la bahía, asumiendo que su nombre era Saito, aunque no estaba completamente seguro. Tampoco sabía quién era la mujer misteriosa que había visto en su mente, lo que generó una serie de preguntas en su interior: ¿Quién soy? ¿Qué me ha sucedido? ¿Cómo llegué aquí?
Al llegar a la orilla de la bahía, trepó como pudo con su frágil cuerpo de niño, ya que el borde de la bahía era alto. La gente que trabajaba en esa zona de la ciudad se sorprendió al ver a un niño tan adorable como él en aquel lugar.
La apariencia de Saito era tanto encantadora como llamativa. Tenía ojos azules, cabello negro, lacio y brillante, aunque no largo. Su piel era blanca y parecía bien cuidada a simple vista. Vestía un pequeño kimono tradicional japonés de mangas largas de color azul oscuro que llegaba hasta sus talones; era muy cómodo, como si se tratara de una prenda destinada a ser utilizada para dormir.
Saito estaba profundamente confundido; no sabía cómo había llegado allí y ni siquiera tenía claridad sobre su propia identidad, albergando dudas sobre si su verdadero nombre era, de hecho, Saito.
Al girar su cabeza hacia la derecha, vio a algunas personas que parecían ser pescadores. Se acercó tímidamente a uno de ellos y le preguntó si sabía dónde estaban su mamá y su papá. El pescador, cuyo nombre era Yamato Kimura y que parecía tener cerca de 50 años, le respondió: "No sé quiénes son tus padres, hijo. ¿Puedes decirme los nombres de tu mamá y tu papá? Tal vez así recuerde quiénes son".
Saito respondió: "No sé quiénes son mis padres, señor, ni siquiera sé cómo llegué aquí". La respuesta dejó sorprendido a Yamato, ya que resultaba muy extraño que un niño no recordara quiénes eran sus padres ni cómo había llegado a la bahía en primer lugar. Sin más remedio, Yamato le dijo: "Si no sabes ni siquiera tú cómo se llaman tus padres, ¿cómo lo voy a saber yo?".
Saito guardó silencio por algunos segundos tras la respuesta que recibió, y Yamato, algo dudoso, le dijo: "Es extraño. ¿Cómo es que no sabes quiénes son tus padres? ¿Al menos sabes cómo se veían físicamente?".
Saito reflexionó por un momento y respondió a Yamato: "No lo sé, señor. Cuando desperté, no sabía ni quién era para empezar".
Eso sorprendió nuevamente a Yamato, quien le preguntó, desconcertado: "¿A qué te refieres con eso de 'cuando me desperté'? ¿Y cómo es que no sabes quién eres?".
Saito respondió con calma: "Bueno... Desperté en medio del Mar Dulce, en ese pequeño bote de allí, sin saber dónde estaba ni cómo me llamaba, hasta que apareció en mi mente algo que parecía ser un recuerdo de una mujer hablando conmigo. No puedo verla claramente, pero ella me decía: 'Te amo, Saito'. Así que supuse que ese era mi nombre y ahora imagino que esa debió ser mi madre despidiéndose de mí, aunque no entiendo por qué haría algo así o por qué no está conmigo ahora".
Después de unos momentos de reflexión, Yamato decidió hablar: "Lamento mucho lo que te ha sucedido, niño, pero no puedo ayudarte demasiado. Como no puedes recordar a tus padres, no tengo forma de contactarlos".
Saito se limitó a asentir con la cabeza, diciendo: "Está bien, gracias de todos modos". Luego, giró su mirada hacia la hermosa ciudad que se extendía frente a él y quedó maravillado por su magnitud. Las casas de las zonas cercanas al muelle eran, en su mayoría, de madera; las ventanas estaban hechas de papel al estilo tradicional y los tejados tenían formas características.
*(Nota del autor: Ignoren todo lo que no se relacione con la casa que se ve con más claridad; tómenselo como referencia para las casas de la novela cerca de la bahía.)*
Detrás de dichas casas se encontraban aún más edificios, incluyendo restaurantes y otros establecimientos. Al percibir la expresión de asombro en el rostro del niño, Yamato, sonriendo, le dijo: "Es hermosa la ciudad, ¿no lo crees?".
Saito asintió con la cabeza, y Yamato comenzó a explicarle: "Esta ciudad se llama 'Cielo Azul', y es la capital de nuestro país, creado a partir de la cooperación de los nueve clanes fundadores, dando origen a lo que conocemos como 'El País de los Nueve Clanes', donde nos encontramos ahora".
La curiosidad de Saito se despertó al escuchar sobre los nueve clanes, y le preguntó a Yamato al respecto. Este, sorprendido, le cuestionó: "¿No sabes qué son los nueve clanes, niño?".
Saito, asintiendo nuevamente, notó la sorpresa de Yamato al darse cuenta de que el niño no tenía conocimiento sobre algo que la mayoría de los niños, incluso los más pequeños, suelen saber. Yamato entonces le preguntó: "Niño, ¿no serás un extranjero o algo por el estilo?".
El chico se encogió de hombros y respondió: "Tal vez. Oiga, señor, ¿puede enseñarme más sobre los nueve clanes que mencionó antes?".
Yamato pudo ver la emoción reflejada en los ojos del niño y le preguntó si quería que le contara todo acerca de los nueve clanes. Saito asintió con entusiasmo, sus ojos brillando de expectativa. Yamato se rascó la nuca, pensando por dónde empezar.
Finalmente, le dijo: "Bueno, niño, ven". (Señalando su barco con el pulgar) "Iremos a mi barco; allí estaremos más cómodos para hablar".
Saito siguió a Yamato hasta el barco y, una vez adentro, este se dio cuenta de que el estómago del niño rugía de hambre. Le preguntó: "¿Acaso tienes hambre, niño?".
Saito asintió con la cabeza, visiblemente avergonzado.
Yamato, algo extrañado, preguntó: "No eres de hablar mucho, ¿verdad?".
Saito asentía, como era su costumbre.
Suspirando, Yamato continuó: "Bueno, chico, déjame prepararte algo para comer y, mientras comes, te contaré todo lo que sé sobre los nueve clanes. ¿Qué dices?".
Saito asintió felizmente, y tras unos quince minutos, Yamato había cocinado un pescado de tamaño mediano acompañado de algunas verduras y dos limones cortados a la izquierda, que a simple vista se veía delicioso.
Divertido por la baba que caía de la boca del niño al ver el pescado, Yamato le dijo: "Bien, niño, come con cuidado, ya que puede tener espinas".
Saito comenzó a comer el pescado que le habían preparado y se quedó asombrado por lo delicioso que estaba.
Yamato le preguntó si le había gustado el pescado, a lo que Saito respondió, con estrellitas en los ojos y mucha emoción: "¡Está delicioso!".
Yamato se sintió complacido con la respuesta y le preguntó si su nombre era Saito. El niño dejó de comer para responderle amablemente: "No lo sé, señor. Es solo una suposición. No sé si de verdad Saito es mi verdadero nombre, pero si quieres, puedes llamarme así".
El hombre asintió: "Está bien, Saito. Mientras comes, presta mucha atención, porque te contaré una larga historia. Los nueve clanes que conforman nuestro país son: el Clan de la Grulla, conocido como el más débil y menos prestigioso de todos los clanes en la actualidad; luego está el Clan de la Hoja, famoso por criar a sus renombrados maestros elementales del elemento de las plantas; a continuación, el Clan de la Serpiente, conocido por sus asombrosas habilidades de infiltración y recopilación de información importante.
—También está el Clan de la Tortuga, considerado el más cercano a las habilidades defensivas en comparación con otros clanes que son más completos. El Clan de la Tortuga se especializa más en la defensa y el contraataque que en el ataque en sí.
—Después tenemos el Clan de las Sombras, que se especializa fuertemente en el elemento del rayo. Sin embargo, el color de sus rayos es diferente al habitual; en lugar de ser azules o blancos, son de un color negro, más violentos y agresivos en comparación con un rayo común.
—También está el Clan de los Pétalos de Sangre, uno de los más poderosos y privilegiados, junto con el Clan Tigre Blanco y el Clan León del Fuego. Este clan está conformado exclusivamente por mujeres y se especializa en habilidades extrañas pero poderosas, ya que están fuertemente conectadas con los pétalos de sangre derivados del elemento viento, que pueden servir tanto para la defensa como para el ataque. Dicen que la mayoría de estas mujeres son muy hermosas, pero también peligrosas; así que, si te atreves a coquetear con una de ellas, podrías morir.
Yamato expresó esto último con una expresión de preocupación y miedo, mientras Saito lo miraba con atención, terminando de comer el pescado.
Continuó: "Después está el Clan Tigre Blanco, uno de los más fuertes y completos en términos de combate y habilidades, solo por debajo del Clan Seinshun. Las habilidades de los miembros de este clan están conectadas con el agua. Un dato curioso es que el líder de este clan, Yonko Kaneda, tiene como afinidad elemental particular un elemental de fusión conocido como 'elemento del hielo', que es la combinación entre el rayo y el agua.
—A continuación, el Clan León del Fuego, que es igual o incluso más fuerte que el Clan Tigre Blanco. Este clan se centra más en la ofensiva que en la defensiva, aunque también practica técnicas defensivas si la situación lo requiere. La mayoría de sus miembros son maestros elementales del fuego, y es raro encontrar a alguien con otro elemento.
—Y, por último, pero no menos importante, el legendario Clan Seinshun. Este clan, aunque carece de la riqueza o el prestigio de otros, compensa con habilidad. A diferencia de otros clanes, no dispone de tantas riquezas como el Clan de los Pétalos de Sangre o el Clan León del Fuego. Sin embargo, esto no significa que sea débil; al contrario, es, sin duda, el clan más completo y capaz en términos de combate. Este clan es experto en el dominio de todo tipo de armas, como cuchillos, espadas, lanzas y arcos.
—También poseen un gran dominio elemental y es común que los integrantes de este clan tengan dos afinidades elementales en lugar de una. Básicamente, quienes nacen en este clan son guerreros destinados a la lucha. Pero lo que hace famoso al Clan Seinshun no son solo sus habilidades con las armas o su dominio de los elementos naturales, sino una habilidad única que muchos clanes codician: el legendario Raisengan".
Saito se interesó por la palabra "Raisengan", ya que le parecía haberla escuchado en alguna parte. Preguntó al anciano: "¿Qué es el Raisengan, señor Yamato?".
Yamato respondió: "La verdad es que no sé mucho sobre el Raisengan, muchacho. Nunca lo he visto en persona; solo conozco lo básico y, honestamente, no he tenido tiempo de investigarlo a fondo debido a que tenía trabajo que hacer aquí".
Saito se quedó pensativo sobre lo que le había contado Yamato, especialmente acerca del Clan Seinshun y el Raisengan. Por alguna razón, esos nombres le resultaban familiares, aunque no podía recordar de dónde los había oído.
Al ver que no podía recordar, cambió de tema: "Señor Yamato, ¿sabe qué hay dentro de la ciudad?".
Con una sonrisa, Yamato respondió: "Por supuesto, chico. Esta ciudad, aunque no lo creas, se vuelve más hermosa a medida que te acercas al centro. Sin embargo, también puede volverse peligrosa, especialmente de noche, así que te aconsejo que no vayas a la ciudad sin supervisión".
—Bueno, niño, tengo que volver al trabajo, pero si quieres, puedes ayudarme en algo.
Saito se sorprendió de que Yamato lo necesitara para algo y continuó: "Tenía que vender estos peces hace unos minutos, pero mientras charlaba contigo se me fue el tiempo y ahora tengo que sacar algunos peces del agua, así que no tengo tiempo para hacer ambas cosas".
Saito se sintió culpable al escuchar eso, pensando que su conversación había impedido a Yamato cumplir con su tarea.
—Lo lamento mucho, señor Yamato —dijo Saito con tristeza en su voz.
Yamato, confundido, preguntó: "¿Por qué te disculpas, niño?". A lo que Saito respondió: "Es que por mi culpa usted no pudo vender esos peces".
—No te preocupes, niño. De todas maneras, son solo dos minutos de retraso; no es gran cosa. Además, disfruté nuestra pequeña plática, así que no te sientas culpable. Quería pedirte que, mientras yo esté en el Mar Dulce sacando peces, tú puedas llevar estas bolsas de pescado que saqué hace un rato —Yamato dijo esto mientras sacaba dos bolsas con peces ya muertos.
Al escuchar esto, Saito se sintió aliviado y tranquilo, sabiendo que no había problema, y con entusiasmo dijo: "¡Estaré dispuesto a ayudar en lo que pueda, señor Yamato! ¡Estoy emocionado por saber cómo es la ciudad!".
Yamato, con una sonrisa a medias, le dijo: "Está bien, aquí tienes los pescados en estas dos bolsas. Debes llevarlas a un restaurante con un letrero que dice 'Chacos', que está a solo unas calles de aquí. Dile a la dueña que Yamato Kimura te envió y que me disculpe por la tardanza. Solo debes seguir derecho y lo encontrarás".
Saito asintió con la cabeza mientras salía del barco y se dirigía hacia el lugar indicado, sin saber lo que le esperaba.
...Continuara....
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Comments
Dora Guzman Pacherres
Muy interesante siempre he tenido curiosidad sobre esta cultura además de los samurai también de los clanes.
2025-03-03
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