Después de que Saito saliera de la enfermería junto a su sensei, ambos se dirigieron a la zona de entrenamiento, ubicada detrás de la academia. Fue allí donde Saito finalmente vio al oponente al que debía enfrentarse.
Gard Lee era un joven de 15 años, con el cabello largo y negro, y ojos del mismo color. Su altura superaba ligeramente la de Saito. Vestía un kimono tradicional japonés de color negro, que le llegaba hasta los pies, y llevaba puestos unos protectores de brazo también negros, que cubrían sus antebrazos.
Gard observó a Saito acercarse y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.
“Ya era hora” —pensó con una mezcla de desdén y emoción— “Finalmente podré darle otra paliza a ese perdedor. Estoy ansioso de que esto empiece."
Saito avanzaba lentamente hacia el campo de entrenamiento, donde alguna vez estuvieron los troncos, tratando de mantener la calma. Su rostro mostraba serenidad, pero por dentro, la ansiedad y el miedo se apoderaban de él. Sabía que lo que venía no sería fácil.
Sin que nadie lo notará, el director de la academia observaba desde su ventana el encuentro inminente entre su discípulo y el genio arrogante de Gard con muchas ganas de que empezará.
Una vez que ambos se colocaron en lados opuestos del área de combate, la sensei habló con firmeza:
—Esta es la última fase del examen de admisión para los equipos de este año. Ustedes dos se enfrentarán en un combate donde podrán utilizar tanto técnicas elementales como técnicas defensivas cuerpo a cuerpo. Sin embargo, está estrictamente prohibido usar movimientos con la intención de matar. Si cualquiera de ustedes lo hace, detendré la pelea inmediatamente y quedará descalificado. ¿Está claro?
Ambos asintieron con seriedad. La sensei continuó:
—El propósito de esta última etapa no es determinar quién gana o pierde, sino evaluar su desempeño. Pueden perder, pero lo importante es que demuestren un nivel de habilidad aceptable para aprobar.
Antes de que la pelea comenzara, Esmeralda se acercó a Gard y le entregó una píldora de reabastecimiento corporal, la misma que le había dado a Saito. Gard la miró con desconcierto y preguntó:
—¿Y esto qué es, sensei?
Esmeralda explicó con calma:
—Es una píldora de reabastecimiento corporal. Le di una a Saito antes de que llegara, y para que sea justo, te doy una a ti también.
Gard observó la píldora con desdén durante unos segundos antes de devolverla, rechazándola con una sonrisa arrogante.
—No la necesito para derrotar a este perdedor. Ya descansé lo suficiente esperando a que este tonto despertara. Quédensela, no la voy a necesitar.
Esmeralda no pudo evitar sentirse irritada por sus palabras, pero se mantuvo tranquila.
—Como quieras. —Con una voz firme, volvió a su lugar y dijo en voz alta—: Entonces, sin más preámbulos... ¡Comiencen!
Saito adoptó una postura de combate que había aprendido en la academia, concentrándose en su oponente. Pensando y analizando a Gard:
“Esto no será fácil. Tendré que dar todo de mí si no quiero que me dé otra paliza como las otras veces.”
Gard, en cambio, no se movió ni un centímetro. Con los brazos cruzados, lo observaba como si Saito fuera un insecto insignificante.
“Vamos a ver si ahora eres lo suficientemente bueno para entretenerme, perdedor" —penso Gard.
Los compañeros de Saito observaban con expectación, deseando ver cómo Gard lo derrotaba. En el otro lado, Esmeralda era la única que realmente le deseaba suerte, observando atentamente mientras Saito parecía ser el único que recibía apoyo de uno solo.
Mientras tanto, Saito analizaba a Gard con detenimiento.
“Gard es un usuario del fuego, y por lo que he visto en los entrenamientos, es mucho más fuerte que yo.
No solo eso, sino que su control elemental es superior al mío. Además, ha dominado técnicas de fuego de alto nivel académico, mientras que yo apenas puedo usar técnicas básicas, de rango F.
Mi única ventaja podría ser la inteligencia y la estrategia táctica. Afortunadamente, no he revelado mis verdaderas habilidades durante los entrenamientos, como me pidió Esmeralda-sensei. Así que probablemente me ve como un perdedor sin talento. Usaré su arrogancia a mi favor.
También, mi velocidad es algo en lo que podría competir, y gracias a la píldora que me dio la sensei, estoy completamente recuperado y lleno de energía. Ahora tengo la oportunidad de superarlo en eso.
Necesito aprovechar todo esto si quiero tener alguna oportunidad de salir bien en este examen."
Gard, claramente impaciente, estiró el brazo y, en un parpadeo, creó una lanza de fuego con una hoja larga y afilada. Su rostro se iluminó con una sonrisa malévola.
—Si no me vas a atacar... ¡entonces lo haré yo!
Con una explosión de velocidad, Gard se lanzó hacia Saito, como un lobo tras su presa. Saito fue sacado de sus pensamientos cuando sus instintos de supervivencia lo alertaron del peligro inminente. Al ver que la lanza de fuego se dirigía hacia su rostro, se agachó rápidamente y retrocedió con agilidad.
“Rayos —pensó—, eso estuvo cerca. No puedo subestimarlo, tendré que ser más cuidadoso si no quiero que esa lanza atraviese mi cabeza.”
Aprovechando el espacio, Saito lanzó un pequeño rayo en dirección a Gard, quien giró rápidamente hacia su izquierda, esquivando el ataque con facilidad.
—¿Eso es todo lo que tienes, perdedor? —dijo Gard, con una sonrisa de arrogancia mientras se preparaba para su siguiente movimiento.
Pero...
...Técnica Elemental de Rayo: Pata de Rayo Imbuido....
Gard recibió una patada de karate en la cara por parte de Saito, quién aprovecho el descuido de Gard para conectar una patada que hizo que se estrellara con el suelo unos metros hacia atrás.
Todos se sorprendieron en gran manera, en especial sus compañeros, quienes nunca pensaron que Saito pudiera moverse así de rápido. Gard estaba furioso y aún más cuando se dió cuánta que si nariz estaba sangrando por el golpe que recibió; y estallando en ira, se paró y gritó:
—¡¡Maldito bastardo, te haré pedazos por esto!!
...Técnica Elemental de Fuego: Llamarada de Fuego....
Gard balanceó su lanza con fuerza, trazando un arco horizontal, y desató una feroz llamarada de fuego que surgió con el impulso de su ataque. Saito reaccionó al instante, desviándose hacia la izquierda para evitar el golpe, pero Gard había anticipado cada movimiento. Sin perder un segundo, se lanzó hacia él con velocidad arrolladora, apuntando a su cráneo con la clara intención de atravesarlo con su lanza.
Antes de que lo alcanzará dicha lanza, Saito se agachó y la esquivó a duras penas, yendo hacía Gard desde frente, pero esté último ya esperaba que esto pasará.
...Técnica Elemental de Rayo: Puño de rayo Imbuido....
Saito intentó golpear a Gard con un puño imbuido de manipulación elemental, cargado con la energía del rayo, directo a su rostro. Sin embargo, fue detenido en seco cuando Gard atrapó su puño con una mano firme.
La sorpresa invadió a Saito, quien pensó atónito:
“¿Detuvo mi puño imbuido con manipulación elemental... con tanta facilidad?”
Gard se burló sin compasión, sus palabras cargadas de desprecio:
—Pff, qué débil. ¿Eso es un golpe de verdad? ¡Déjame mostrarte cómo se golpea de verdad!
Con una fuerza brutal, Gard lanzó una patada al estómago de Saito. El dolor fue tan intenso que Saito creyó que sus costillas se habían roto. El impacto lo lanzó varios metros atrás, haciéndolo aterrizar con violencia en el suelo. Los compañeros de Saito estallaron en aplausos y vítores, elogiando a Gard con entusiasmo. Esmeralda, sin embargo, se mantenía en silencio, con la preocupación visible en su rostro, observando a Saito. A pesar de que deseaba detener la pelea, Esmeralda decidió no intervenir, confiando en que no afectaría negativamente el desempeño de su aprendis.
Saito se abrazó el estómago, luchando por recuperarse del dolor. Gard, sintiendo la oportunidad de terminar con todo, se lanzó hacia él a gran velocidad, con una mirada llena de sed de sangre.
En ese instante, Saito pensó:
“Otra vez no...”
Y con rapidez, se puso de pie y disparó varios rayos pequeños hacia Gard. Pero este los esquivó con facilidad, desviándolos con su lanza. Cuando estuvo a punto de alcanzar a Saito, el joven desesperado disparó un rayo al suelo, creando una cortina de humo. Gard se detuvo por un momento, sin poder ver a su oponente. Fue en ese segundo de confusión que Saito emergió del humo, intentando conectar una patada directa a su rostro. Gard, reaccionando rápidamente, bloqueó la patada con su lanza, aunque con dificultad.
Furioso, Gard decidió terminar con esto. Creó una nueva lanza de fuego en su otra mano mientras estaba en el aire, apuntando a Saito. Sin embargo, al percatarse de las intenciones de su oponente, Saito se impulsó hacia atrás con la lanza de Gard, aterrizando con agilidad sobre el suelo.
Saito, respirando agitadamente, se decía a sí mismo con miedo:
“Si hubiera esperado un segundo más, habría sido mi fin... No pensé que fuera tan fuerte. Su tiempo de reacción es impresionante, y ya no sé si podré acercarme a él otra vez. Mucho menos golpearlo..."
Gard, aún furioso por no haber podido rematar a Saito, se dio cuenta de que no podía subestimarlo más. Con voz retumbante, dijo:
—¿Así que así van a ser las cosas? Parece que tendré que ir en serio contigo. Te voy a mostrar la diferencia entre un mediocre como tú y un maestro elemental como yo.
Finalmente, Gard adoptó una postura de combate inspirada en el sõjutsu que había perfeccionado en la academia, preparado para terminar la pelea de una vez. Con arrogancia, añadió:
Te vas a arrepentir de haber salido de la enfermería.
Saito observó la postura de su oponente, pensativo:
"Parece que ahora va en serio. Si antes era difícil, ahora será casi imposible acercarme a él. Esas lanzas son un verdadero problema. Necesito encontrar una forma de limitar sus movimientos si quiero seguir con vida..."
Entonces, una idea brillante cruzó la mente de Saito:
“¡Limitar! Ya sé lo que debo hacer.”
Con renovado enfoque, Saito formó dos rayos azules, uno en cada mano, y corrió hacia Gard con velocidad, ya con un plan en mente. Gard, sin dudar, se lanzó también al ataque, decidido a acabar con la pelea de una vez por todas. Cuando ambos estaban a punto de chocar, Saito golpeó el suelo con los rayos en sus manos, creando una cortina de humo mucho más densa que la anterior.
Gard, confiado de que Saito aprovecharía el humo para atacarlo desde un ángulo oculto, saltó hacia atrás. Concentró una gran cantidad de su fuego en la punta de una de sus lanzas y lanzó una bola de fuego hacia el humo, que lo disipó parcialmente, creando una nueva cortina de humo aún más densa a varios metros de distancia.
Gard miró a su alrededor, frustrado, pensando:
“¿Dónde se metió ese escurridizo...?”
En ese momento, uno de sus compañeros gritó desde el borde del campo:
—¡Gard, cuidado! ¡Está arriba de ti!
Gard levantó la mirada y vio a Saito, con una sonrisa en el rostro, flotando en el aire. Saito, con rayos azules en ambas manos, dijo en voz alta:
—Ya era hora de que te dieras cuenta, ¿verdad?
Gard, aún sorprendido, reflexionó:
"¿Cómo llegó allí sin que me diera cuenta?"
Pero enseguida comprendió la jugada de Saito: Usó el humo como distracción... Para que no viera cuándo saltaría.
Saito lanzó sus rayos con precisión, pero Gard, confiado, estaba listo para esquivarlos. Sin embargo, para su sorpresa, los rayos no cayeron sobre él. En lugar de eso, aterrizaron a pocos metros de su posición, creando grandes cortinas de humo en el proceso. Sin perder tiempo, Saito volvió a concentrar energía en sus manos, formando nuevos rayos que, al igual que los anteriores, no fueron dirigidos directamente a Gard, sino que impactaron el suelo a su alrededor, generando más humo. Esta táctica se repitió una y otra vez, mientras los compañeros de Gard se burlaban entre sí, murmurando:
"¿Qué le pasa? ¿Acaso se olvidó cómo disparar?"
Saito aterrizó en el suelo, distanciándose de Gard. Este, aún confundido, no pudo evitar burlarse de él:
—¿Eso es todo? Pensé que tu puntería sería mejor que esta basura. Parece que solo tuviste suerte en la segunda fase del examen, ¿verdad?
Saito, en silencio, no respondió. En lugar de eso, concentró un pequeño rayo en su mano derecha y, con una sonrisa confiada, le pregunto:
—¿Tú crees? ¿Por qué no miras dónde estás parado?
Confuso, Gard desvió la mirada, observando su entorno. Fue entonces cuando se dio cuenta de las grandes cortinas de humo que rodeaban su posición. Finalmente, comprendió por qué Saito había estado lanzando los rayos lejos de él. Y pensó para sí mismo, sorprendido:
"Todo tiene sentido ahora. Esos rayos no fueron para atacarme, sino para crear estas cortinas de humo. Pero ¿por qué haría algo así? No tiene sentido... a menos que..."
Gard abrió los ojos con incredulidad cuando comprendió las intenciones de adversario. En ese instante, Saito, al notar la expresión de Gard, supo que su plan había sido descubierto y se dijo:
"Parece que ya se dio cuenta. Tendré que actuar rápido antes de que reaccione."
Con rapidez, Saito lanzó otro rayo, esta vez cayendo cerca de Gard, generando la última cortina de humo que necesitaba. Luego se desvaneció entre la niebla, moviéndose con sigilo.
Gard, frustrado, intentaba localizar a Saito, mirando de un lado a otro. Las cortinas de humo dificultaban su visión, lo que lo irritaba cada vez más. Pensó, entre dientes:
"Maldición... Con este maldito humo, me es imposible ubicarlo. ¡Prometo que cuando lo encuentre, lo voy a...!”
De repente, Gard sintió que algo se acercaba a él por detrás. Por reflejo, se agachó, esquivando un pequeño rayo azul que pasó por encima de su cabeza y se desvaneció entre el humo.
Sus sentidos alertaron nuevamente, esta vez desde su derecha, y vio con horror cómo cuatro rayos pequeños se dirigían hacia él a gran velocidad. Encolerizado, Gard formó dos bolas de fuego en las puntas de sus lanzas, igual que antes.
Con rabia, gritó:
—¡Maldito cobarde! ¡Muéstrame tu cara ahora, para que pueda quemarte hasta los huesos!
Gard lanzó las bolas de fuego hacia los rayos, y el poder de su técnica elemental disipó los ataques de Saito. Pero las bolas de fuego inmensa se dirijieron a los sorprendidos estudiantes y Esmeralda, y está última no dudo en tomar represalias.
...Técnica Elemental de Aire: Barrera de Aire....
Esmeralda protegió a sus alumnos y a ella misma de las peligrosas bolas de fuego, creando una gran barrera de aire de proteccion, y cuando explotaron las bolas de fuego, se provocó una peligrosa explosión que afortunadamente no provocó ningún herido.
La sensei le pregunto a sus alumnos su estaban bien y estos respondieron que si, y Esmeralda vio las cortinas de humo con enojo, y se preguntó:
"¿Que estarán asiendo esos dos ahí dentro? Si esto sucede otra vez, voy a tener que detener el combate por el bien de todos aquí”
A través de sus agudos sentidos, Gard percibió que varios proyectiles se dirigían hacia él desde todas las direcciones posibles. Sin embargo, lejos de intimidarse, utilizó sus dos lanzas de fuego para desviarlos y contrarrestarlos con su gran habilidad. A pesar de su destreza, no se dio cuenta de que dos proyectiles se acercaban con mayor velocidad, dirigidos directamente a sus talones. Los impactos fueron certeros, golpeando con fuerza.
Un gruñido de dolor escapó de Gard mientras se arrodillaba, sujetándose los talones, la intensidad del sufrimiento evidenciada en su rostro. Con furia, le gritó:
—¡Maldito! ¡Vas a pagar por esto, te lo prometo!
Desde fuera de la cortina de humo, los compañeros de Saito y su sensei escucharon la exclamación de Gard, preguntándose qué ocurría dentro de la niebla, ya que no podían ver nada de lo que sucedía. Esmeralda, al escuchar el grito, comprendió de inmediato la estrategia de Saito y pensó, sorprendida:
"Ahora entiendo por qué Saito disparaba esos rayos cerca de Gard. Su objetivo nunca fue herirlo directamente, sino reducir su visión para que no pudiera saber de dónde vendrían sus ataques.
Desde el principio, sabía que no podría ganarle a Gard de frente. Así que ideó este plan para poder enfrentarse a él con más eficacia, aprovechando sus capacidades y sus debilidades. Un gran uso de la estrategia táctica, diría yo."
Gard, con esfuerzo, se levantó del suelo, tambaleándose por el dolor en sus talones. Saito, observando su dificultad, se dijo con determinación:
"Bien, ya logré 'limitar' sus movimientos. Es hora de pasar a la siguiente parte del plan."
Con rapidez, Saito se movió y comenzó a crear y lanzar rayos desde todas las direcciones posibles. Gard, sorprendido por la cantidad de rayos que venían hacia él, reaccionó instintivamente. Sujetó fuertemente sus lanzas con ambas manos y las balanceó con todas sus fuerzas.
...Técnica Elemental de Fuego: Mar de Fuego....
Gard conjuró una enorme llamarada de fuego, tan grande como una ola imparable, que se extendió en todas direcciones, disipando por completo la técnica elemental de Saito y desintegrando las cortinas de humo que lo rodeaban. La sorpresa invadió a todos los presentes. Los chicos no pudieron evitar aplaudir y elogiar a Gard, mientras que Esmeralda, preocupada, observaba a Saito con la esperanza de que estuviera bien.
El uso constante de su control elemental, y especialmente la aplicación de múltiples técnicas de rango D, lo había dejado agotado. La última técnica elemental que había desplegado, en particular, había consumido gran parte de sus fuerzas. Gard, sin aliento, pensó para sí mismo:
“Maldición, casi me quedo sin energía. No esperaba que esa última técnica me drenara tanto... Espero que ese maldito haya quedado reducido a cenizas por mis llamas...”
Fue entonces cuando el dolor lo interrumpió. Un dolor agudo y punzante se apoderó de sus manos, las cuales había usado para sujetar sus lanzas de fuego, lo que hizo que las soltara de inmediato. Las lanzas se desintegraron en el aire.
Gruñendo por el dolor, Gard gritó, visiblemente airado:
— ¡¿Quién fue el maldito que hizo esto?!
La sorpresa recorrió a todos los presentes, y Esmeralda, con agudeza, dedujo lo que había sucedido.
"Esos fueron proyectiles eléctricos que vinieron desde arriba... Eso significa que..."
Esmeralda miró hacia el cielo y vio a Saito suspendido en el aire, su mirada feroz y decidida. Los compañeros de Gard y él mismo no podían creer lo que veían. Al mirar hacia arriba, se sorprendieron aún más y se preguntaron:“¿Cómo demonios llegó hasta ahí?”
Esmeralda esbozó una pequeña sonrisa y pensó, admirada:
“Qué inteligente. Antes de que Gard pudiera lanzar su técnica elemental, Saito saltó en el último momento con toda su fuerza, evitando ser visto. Cuando Gard bajó la guardia, Saito atacó sus manos, desarmándolo y obteniendo así una ventaja crucial. Eres realmente impresionante. ¿Cuál será su próximo movimiento?”
Desde las alturas, Saito se lanzó con rapidez hacia Gard, preparado para asestarle una patada con todas sus fuerzas. Gard, al percatarse de la maniobra, intentó moverse para esquivarla, pero algo no estaba bien. Sus piernas temblaban y no respondían como debía. En ese momento, una ola de frustración y ansiedad lo invadió. Miró a Saito, lleno de odio, y pensó:
“Ese maldito... ¡Esto lo tenía planeado desde el principio!”
...Técnica Elemental de Rayo: Patada de Rayo Imbuido....
La patada de Saito conectó de lleno con el rostro de Gard, quien no pudo hacer nada para evitarla. Con todas sus fuerzas, trató de resistir la tremenda fuerza de la patada, apoyando firmemente la pierna izquierda sobre el suelo para no caer. Sin embargo, Saito rugió con poder y comenzó a ejercer más presión, logrando poco a poco vencer la resistencia de Gard.
Esmeralda y los demás quedaron sorprendidos, algunos incluso pensaron que Gard ya había perdido la pelea. Sus seguidores, que no podían creer lo que ocurría ante sus ojos, observaban atónitos cómo su ídolo, el prodigio de la academia, estaba siendo derrotado por aquel a quien consideraban el "nerd" y el "perdedor" de la clase.
Gard tampoco podía creer lo que estaba pasando y se preguntaba a sí mismo:
“¿Qué demonios está ocurriendo aquí? ¿Cómo puede este perdedor ser tan fuerte? ¿Cómo es capaz de hacer todo esto, cuando fue el último en las clases de control elemental y combate cuerpo a cuerpo? ¿Acaso estuvo fingiendo ser débil todo este tiempo...?”
Los recuerdos de Saito durante su tiempo en la academia comenzaron a invadir la mente de Gard. Reflexionó, como si el tiempo se hubiera detenido:
“No te entiendo. Desde que te conocí, siempre fuiste un perdedor sin talento, sin ninguna habilidad extraordinaria. Lo único en lo que destacabas era en las matemáticas y en esas molestas cosas académicas en las que yo nunca pude sobresalir. Siempre fuiste tan patético. Siempre estuviste solo, sin amigos, ocupado trabajando en la pesca, sin padres que te amaran como a mí...
Pero... ¿por qué, a pesar de todo eso, siempre te recordaba tan feliz? A pesar de que incluso incité a los demás a dejarte como un marginado, para ver si encontraba algún rastro de tristeza o ira en ti, ¿por qué tu sonrisa nunca desaparecía? Esa maldita sonrisa me hacía sentir que siempre estabas un paso adelante, incluso cuando yo era considerado un maestro elemental prometedor. Parecía que ibas a llegar a un lugar donde yo jamás podría alcanzar. ¿Y ahora voy a perder contra alguien que siempre me hizo sentir inferior?”
Un fuego de odio se encendió dentro de Gard mientras miraba a Saito. Pensó, furioso:
"¡¡¡ESO NO LO VOY A PERMITIR JAMÁS!!!"
Gard giró rápidamente su rostro y su cuerpo hacia la izquierda, esquivando con gran dificultad el ataque de Saito. Esta maniobra sorprendió tanto a Saito como a sus compañeros y su sensei. Mientras cargaba su brazo izquierdo con un fuego intenso, Gard le gritó a un Saito en estado de shock:
—¿De verdad pensaste que iba a permitir... QUE ME PISOTEARAS?
...Técnica Elemental de Fuego: Puño de Fuego Ardiente....
Saito no pudo hacer nada para evitar el impacto de la técnica, que golpeó su rostro con gran fuerza, haciendo que volara varios metros hacia atrás. El impacto generó una onda expansiva y levantó una gran nube de polvo sobre el terreno.
Los presentes quedaron boquiabiertos ante lo que presenciaron. No pasó mucho tiempo antes de que los chicos comenzaran a gritar y elogiar el nombre de Gard con alegría, como si fuera un coro. Gard, jadeando con dificultad, pensó:
—Finalmente... se acabó.
Esmeralda se preocupó inmediatamente por el estado de Saito y corrió a verlo, esperando que estuviera bien. Sin embargo, cuando el humo comenzó a disiparse, se detuvo en seco al ver algo que no solo la sorprendió a ella, sino también a todos los presentes, incluido Gard, quien observaba incrédulo.
Cuando el humo se despejó casi por completo, se vio a Saito de pie, con la cabeza agachada, el brazo izquierdo colgando como si estuviera incapaz de pelear, las piernas flexionadas y separadas, y el otro brazo medio flexionado y colocado cerca de su cadera, como si se estuviera preparando para pelear. Sus compañeros murmuraban entre ellos, y Gard, aún incrédulo, pensaba:
—Imposible. Di todo lo que tenía en ese último ataque, no puede ser que haya salido ileso... ¿verdad?
Esmeralda notó que algo no estaba bien con Saito y se dijo a sí misma:
"Su cuerpo está de pie, pero su mente y alma parecen apagadas, como si estuviera en otro lugar... ¡Un momento! ¡¿No será que...?"
Esmeralda pareció darse cuenta de lo que ocurría, pero, por otro lado, Gard estaba enfurecido al pensar que no había acabado con Saito. Decidido, concentró todo el poder elemental que le quedaba en su mano derecha, creando una gran bola de fuego. Este gritó con rabia:
—¡Espero que con esto te mueras de una vez!
...Técnica Elemental de Fuego: Gran Bola de Fuego....
La bola de fuego fue lanzada con toda la fuerza restante de Gard hacia Saito, quien parecía no reaccionar, permaneciendo inmóvil como si esperara que el ataque lo alcanzara de lleno.
La bola de fuego provocó una gran nube de humo al impactar contra algo, y Gard y los demás chicos se alegraron, pensando en sus corazones que la técnica de Gard había cumplido su cometido. Sin embargo, cuando el humo se disipó, lo que vieron los sorprendió y enfureció a muchos. Saito había sido protegido por una barrera esférica de aire que lo salvó de la explosión.
Todos (a excepción de Gard) comenzaron a murmurar entre sí, preguntándose quién había hecho tal cosa. Gard, enfurecido, gritó:
—¡¡¿Quién fue el que protegió al bastardo de Saito?!!
Esmeralda respondió con autoridad, pero al mismo tiempo con calma:
—¡Gard, ya basta! ¡Es suficiente!
Gard miró a su sensei con confusión, y ella continuó de manera más tranquila:
—Quién detuvo tu ataque lleno de malas intenciones fui yo. Te advertí lo que pasaría si alguno de ustedes usaba un movimiento con intenciones asesinas. Detendría la pelea y descalificaría a quien lo hiciera. Además, no sé si te diste cuenta, pero el combate ya terminó.
Gard se quedó más asombrado y confundido, y preguntó:
—¿A qué te refieres, sensei?
Esmeralda no respondió de inmediato. En cambio, se acercó a donde estaba Saito, disipando lentamente la barrera de aire que lo protegía. Se arrodilló, tocó su mejilla sana y, mirando a Gard, le dijo:
—¿No es obvio? Tu compañero ya no puede seguir peleando. La victoria es tuya.
Todos se sorprendieron por lo que dijo Esmeralda, y pronto comprendieron que Saito estaba de pie, pero completamente inconsciente. Los compañeros de Saito comenzaron a celebrar y felicitar a Gard, quien al final sonrió y pensó:
—¡Bien, finalmente pude aplastar a esa basura! ¡Eso le enseñará cuál es su lugar aquí!
Esmeralda, sin prestar atención a los festejos de sus estudiantes, se quedó pensativa:
"En serio no querías perder, ¿verdad? Tus deseos de ganar eran tan grandes que tu cuerpo siguió de pie, aunque ya estabas inconsciente. Diste todo de ti contra un oponente que no podrías derrotar, e incluso me sorprendiste cuando le diste una paliza al que se decía invisible entre sus compañeros."
Mientras recordaba la pelea entre Saito y Gard, continuó pensando con gran tristeza:
"Es una lástima que los resultados no fueran como esperabas. Te merecías algo mejor que esto. Y aunque para otros solo fuiste el perdedor de la batalla, para mí fuiste todo lo contrario."
Esmeralda llevó a Saito entre sus brazos, como si fuera un niño, hacia la enfermería. Sin embargo, se detuvo en la puerta trasera de la academia al escuchar a los chicos rodeando a Gard, elogiándolo:
—¡Eso fue increíble, Gard! ¡En serio lo destruiste por completo!
—¡Es verdad! ¡Te luciste muchísimo en la pelea! Seguro ese perdedor se lo pensará dos veces antes de volverse a enfrentar a ti.
—Con esa pobre demostración de habilidades, seguro ese nerd reprobó el examen para la admisión de equipos. ¿Cómo alguien que no puede hacer una técnica elemental de rango D sin desmayarse podría convertirse en un maestro elemental profesional? Solo pierde su tiempo aquí.
Gard, con su ego por las nubes, respondió con una sonrisa de superioridad:
—Ja, es verdad. Un nerd inútil como él jamás llegará lejos como maestro elemental. Solo tuvo suerte de haber llegado tan lejos en los exámenes de admisión. Es todo.
Al escuchar esas palabras sobre su estudiante más esforzado, Esmeralda se enfureció profundamente. Giró hacia sus estudiantes y gritó con furia:
—¡¡¡Cierren la boca todos ustedes!!!
Al escuchar el grito de su sensei, los chicos se asustaron y se callaron de inmediato. Esmeralda continuó, entre gritos:
—¡¿Qué saben ustedes si él llegará a ser un maestro elemental o no?! ¡¿Qué podrían saber de él?! ¡Él es más trabajador que cualquiera de ustedes! ¡Ustedes, en comparación con él, son unos perezosos que solo buscan el camino fácil!
Las palabras de Esmeralda hirieron a los chicos, como si varias cuchillas afiladas les impactaran. Todos se sintieron culpables, y aunque querían protestar, Esmeralda los fulminó con una mirada que nunca habían visto antes, lo que provocó miedo en sus corazones. Incluso Gard, el primero en querer replicar, se quedó callado al recibir esa mirada tan llena de ira.
Esmeralda continuó, más calmada:
—Desde que los conozco, siempre lo han tratado como a una peste. Lo menospreciaron, envidiaron y odiaron sin motivo alguno. Lo dejaron marginado entre ustedes durante años. Lo único que les faltó fue golpearlo a diario, algo que casi hicieron, aprovechando los días de entrenamiento para "enfrentarse amistosamente" con él, dejándolo en la enfermería en varias ocasiones. ¡¿De verdad pensaron que no me daba cuenta de sus malas intenciones cuando formaban fila para pelear contra él?!
Los chicos, acusados por sus conciencias, agacharon la cabeza avergonzados, excepto Gard, quien se negó a sentir culpabilidad por lo que había hecho.
Esmeralda añadió:
—La razón por la que no los expulsaron a todos fue porque el mismo chico que tanto maltrataron decidió no guardarles rencor. Incluso le sugerí un día que los delatara al director para que los expulsaran, y su respuesta fue, mientras estaba en la enfermería por haber sido golpeado por ustedes: "No, sensei. No lo haga. Muchos de ellos se han esforzado mucho en la academia y no quiero que sus esfuerzos se vayan a la basura por mí. Mejor haga de cuenta que no vio nada y déjelo pasar. Cambiarán algún día, no sé cuándo, pero lo harán. Después de todo, son mis compañeros, ¿verdad?"
Al escuchar esto, todos se sorprendieron profundamente. El peso de la culpa y el remordimiento creció enormemente en sus corazones. Gard, por su parte, se quedó sin palabras y pensó:
“Eso no puede ser... ¿Nunca tuvo rencor hacia nosotros, después de todo lo que le hicimos, ni siquiera un poco?”
Los chicos sentían como si espadas, y no dagas, atravesaran su carne. Esmeralda los miró y dijo:
—Les aconsejo que, cuando su compañero despierte, vayan y se disculpen con él. Es lo menos que pueden hacer si quieren conservar la poca dignidad que les queda.
Esmeralda se disponía a irse, pero se detuvo al recordar algo importante. Miró a Gard y le dijo:
—¡Ah, casi lo olvido! Gard Lee, quedas descalificado del examen para la admisión de equipos.
Todos se sorprendieron enormemente, especialmente Gard, quien pasó de estar sorprendido a furioso y gritó:
—¡¿QUÉ?! ¡¡¿Por qué?!!
Esmeralda respondió:
—Lo que oíste. Usaste una técnica elemental de fuego con la intención de matar a tu compañero. Te advertí lo que sucedería si hacías algo así. Agradece que te muestro misericordia, porque podrás presentar el examen nuevamente al final del año como estudiante de esta academia.
Gard, aún más furioso, exclamó:
—¡Usted no puede hacerme esto a mí!
Esmeralda respondió, con calma pero firmeza:
—Claro que puedo. Soy la administradora del examen, por lo tanto, tengo la última palabra.
Esmeralda se disponía a marcharse, pero Gard, iracundo, dijo en voz alta:
—¡Esto no se quedará así! ¡Llamaré a mis padres y haré que la despidan por lo que acaba de hacer! ¡Lamentará el día en que se convirtió en sensei de esta academia, lo prometo!
De repente, una fuerte intención asesina envolvió el cuerpo de Esmeralda. Todos se estremecieron, incluido Gard, quien de inmediato pensó que había cometido un grave error al decir tales palabras. Delante de él aparecieron agujas de aire, y Esmeralda lo miró con ojos tan fulminantes que parecía que atravesaban su alma. Con voz engañosamente tranquila y fría, le preguntó:
—¿Acaso... acabas de amenazarme, Gard?
Gard, al darse cuenta de su error, agachó la cabeza, temblando, y tartamudeó:
—Lo... lo siento, sensei. No debí hablarle así. Perdóneme.
Esmeralda, aún con esa mirada aterradora, respondió:
—Más te vale que no vuelva a ocurrir. Si lo haces, te romperé las piernas y te obligaré a arrastrarte hasta tu casa desde la academia. ¿Quedó claro?
—Sí, sensei —respondió Gard, entre dientes.
Esmeralda disipó las agujas de aire y se marchó, dejando a los demás aterrados y temblorosos. Los chicos murmuraban entre ellos, algunos callados, otros marchándose rápidamente. Sin embargo, uno de ellos se quedó pensando, con odio en su corazón, como si el miedo nunca hubiera existido. Se decía a sí mismo:
"Esto no se quedará así. ¡Haré que se arrepientan por toda esta humillación, especialmente tú, Saito! Saito... Saito... ¡Saito! ¡TÚ pagarás por esto!"
...Continuará....
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Updated 35 Episodes
Comments
Dora Guzman Pacherres
Éste lo quiere matar a Saito que le habrá hecho o es que su padre lo comparaba en inteligencia y por eso lo odia.
2025-04-20
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